martes, 15 de marzo de 2016

Difusión Libre


Todos los días recibo a través de las redes sociales un caudal enorme de expresiones referentes a distintas situaciones que el diario vivir nos impone en su constante deambular por los diversos escenarios en los cuales la vida misma desarrolla su protagonismo.


Existe una manifiesta voluntad de compartir, de difundir a los cuatro vientos de nuestro universo virtual todo aquello que nos agobia, que nos impide inhalar el aire fresco vital que necesitamos para insuflarnos nuevamente de una renovada capacidad.


Los periódicos contactos que vamos intercambiando con nuestros amigos de las redes sociales van elaborando un entramado solidario para los cuales han desaparecido las distancias como también las ocasionales diferencias de orden social o político, digamos que lo que prima en estos encuentros es la necesidad intrínseca que anida en cada uno de decirnos cosas y de esta manera darle un sacudón emocional a nuestras vidas alejando los fantasmas y los miedos que suelen acecharnos en el día a día.


Es por eso que responder preguntas y compartir una opinión con quien nos la solicita forma parte de nuestra razón de ser, en el cultivo de la solidaridad y la necesaria puesta en práctica de los valores que nos identifican con el sentido de dar de nosotros mismos lo mejor que tenemos sin esperar en el ejercicio de nuestra solidaridad otra recompensa que no fuese el deseo de compartir experiencias que no se cotizan en ningún mercado de valores.


Este es el sentido de nuestro aporte el cual no es otro que el intentar abrir de par en par los ventanales de nuestras vidas para recibir el aire fresco de quienes, al igual que nosotros, nos manifiestan su genuino interés en lo que pueda estar sucediendo  aquí, en el otro extremo de nuestros ordenadores.


Hugo W Arostegui







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