Resulta que en
ocasión de estar estacionado con el automóvil a unos tres metros de distancia
del vehículo que estaba más al frente dejé a mi hijo-que en aquel entonces
tendría unos once años-con la intención de que me esperara mientras yo hacía rápidamente
unos trámites, cuando retorné observé el auto estacionado en el frente y le
pregunté al muchacho: ves la matrícula de ese auto? Repito que estaba a
escasamente unos tres metros de distancia, la sorpresa fue que me responde:
papá no alcanzo a divisar la matrícula, tal respuesta me dejó atónito pues si
bien yo soy bastante corto de vista y uso lentes, la visualización de la tal
matrícula era algo sumamente fácil de percibir por lo menos para mi criterio de
visión normal.
De esta manera pude
descubrir que mi hijo tenía dificultades para observar su entorno y decidimos
concurrir a un oftalmólogo para informarnos mejor de lo que estaba pasando.
Cuando el médico le
realizó los exámenes correspondientes nos comentó que la visión de mi hijo
estaba muy afectada y que necesitaba el uso inmediato de lentes permanentes,
agregando: seguramente la noción del mundo que le rodea tendrá un sentido muy
diferente para él sobre todo en lo que atañe a la percepción de las formas
y los colores.
Esa experiencia nos
ayudó a comprender mejor el concepto de “visión normal” que habíamos
utilizado hasta entonces y darnos cuenta
de que no todos percibíamos las cosas de la misma manera, que lo que definimos
como “visión normal” era algo estrechamente ligado a cada persona y a su particular
forma de percibir aquello que está al alcance de su vista y que no existen “reglas
generales” que puedan determinar lo que pueda ser considerado como “visión
normal”.
He aquí algunas
definiciones que nos pueden orientar al respecto:
La visión personal es individual. Requiere ser delineada por cada quien
en sintonía con sus intereses, sus recursos, sus fortalezas y debilidades.
Tiene que ver con las metas y los objetivos que se quieren lograr y será el
origen de para qué alguien hace lo que hace.
Aquellos que corren todo el día haciendo infinidad de cosas, quienes no
saben decir que no a ningún pedido, los que odian su trabajo o
quienes se encuentran a disgusto con las decisiones que se ven obligados a
tomar , seguramente carecen de una visión personal o si la tienen, no la están
respetando.
Cómo crear la propia visión
¿Quién quiero ser?; ¿A dónde quiero llegar? ; ¿Qué quiero tener? ;¿Qué
tipo de gente quiero tener a mi lado?; ¿En cuánto tiempo lo puedo lograr? Son
algunas de las preguntas cuyas respuestas pueden ir delineando la visión
personal.
Al hacerlo. sin embargo, es muy importante no confundir los medios con
los fines. Si el fin que se plantea es tener, se está
equivocando la meta. Si se busca tener fama, tener dinero, tener una pareja,
tener lo que otros tienen o lo que otros dicen que hay que tener, en cualquier
caso nada será suficiente. Cuando se tiene un poco, se quiere más. ¿Cuánto
dinero es suficiente?, ¿Cuánta fama?, ¿Se está dispuesto a vivir en la
indiferencia, el desamor o el maltrato con tal de estar en pareja?
La visión tiene que ver con aquellos logros que le dan sentido a la vida
de una persona porque la enriquecen y mejoran el mundo donde esa persona se
desarrolla. El amor, la cooperación, la empatía y la creatividad son algunos
valores que cuando se alcanzan producen sentido en la vida de las personas.
Escribir un diario, enviar cartas, mantener conversaciones
profundas, son algunas actividades que contribuyen a poner en claro lo que se
quiere y así diseñar la visión personal. Lo importante es que las respuestas
vengan de adentro de la persona y no del afuera. No todos necesitan lo mismo.
Beneficios de vivir atento a la visión
personal
Tener una visión es como tener un Norte hacia dónde dirigirse sin dudar.
Todas las acciones de la vida pueden entonces valorarse de acuerdo a cómo se
ajusten a la visión personal. Actuar en consecuencia produce no sólo el estar
más cerca de la meta sino también una gran tranquilidad espiritual.
Por otra parte, vivir en pos de la meta planteada le otorga a la vida
sentido y hace que las dificultades se tomen como transitorias y sea más fácil
superarlas. El Psicólogo Alemán Víktor Frankl, en su
libro El Hombre en Busca de Sentido escribe "Lo
que el hombre realmente necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y
luchar por una meta que le merezca la pena. Lo que precisa no es eliminar la
tensión a toda costa, sino sentir la llamada de un sentido potencial que está
esperando a que él lo cumpla." Así, cuando se tiene una meta
superior, las dificultades son en realidad oportunidades para sacar lo mejor de
cada uno en el intento de superarlas.
Síntomas de que está faltando definir la
visión
La sensación de insatisfacción, de que nada es suficiente, lleva muchas
veces al consumo de psicofármacos y la búsqueda de respuestas que sean dadas
por el afuera. Y es ahí más que nunca cuando es necesario buscar el sentido de
la propia vida, la razón para vivir. Muchas personas lo descubren luego de
pasar por experiencias extremas, como haber estado cerca de la muerte. Sería
deseable poder experimentarlo sin tener que llegar tan lejos.
Diseñar la propia vida es el trabajo más importante que una persona
viene a realizar, pues abarca todo lo demás que le va a pasar. El producto de
su obra pueden ser hijos felices, un buen hogar, un legado creativo, una
sociedad dónde valga la pena vivir y sobre todo el hecho de convertirse en un
ser único, valioso y especial.
Todo
esto que les estoy comentando ha surgido en la constatación de que no tenemos
una misma visión aunque lo que estemos observando se encuentre a unos tres
metros de distancia.
Hugo
W Arostegui
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