martes, 10 de diciembre de 2019

Congruentes

Seguramente muchas veces han oído hablar de la congruencia y de lo que implica ser alguien congruente. O quizá han escuchado el típico comentario de “¡Es un incongruente! Hace una cosa y dice otra, ¡no hay quién le entienda!”


Pues bien… parece que ser congruente está ligado a una cierta transparencia tanto interna (de una persona consigo misma) como externa (en la que lo que uno refleja es lo que uno ES). Uno no muestra nada más que su verdad, sin camuflajes ni máscaras.

En cambio, las personas que actúan de manera incongruente son aquellas que generan ciertos quebraderos de cabeza tanto para ellos mismos como para los demás. Se alejan de lo que SON, se comportan de una manera diferente a como se sienten o a cómo piensan.

La congruencia es la correspondencia entre lo que uno siente y expresa
Por tanto, podemos definir la congruencia como ese equilibrio que existe entre el estado más visceral de uno (lo que uno siente en sus “tripas”) y la exteriorización que uno hace de ello en su comportamiento, tanto verbal como no verbal. Es decir, cuando uno es congruente no existe una falta de sintonía entre lo que uno siente y lo que uno exterioriza.

“Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es”
-Jean Paul Sartre-

Por ejemplo, si me siento traicionada por mi amiga, no lo camuflaré ni haré como si no hubiera pasado nada. Reflejaré como me siento, ya que es mucho el dolor que he recibido y me gustaría que ella pudiera ver cómo me ha hecho sentir. Seré congruente con mi dolor y con mis sentimientos.
Las personas congruentes generan confianza hacia los demás

Las personas congruentes suelen generar confianza en los demás, ya que no muestran otra cara diferente a la que sienten, ni se esfuerzan por fingir o disimular su estado interno. Saben escuchar lo que sienten por dentro y son capaces de aceptarlo, sin engañarse a sí mismos ni a los demás.
La congruencia habla de la correspondencia entre pensamientos y acciones

También hablamos de congruencia cuando nos referimos a esa sintonía que existe entre nuestras acciones o comportamientos y nuestra forma de pensar. Muchas veces, probablemente, nos habremos descubierto a nosotros mismos actuando de una manera que se contrapone a nuestros pensamientos y valores. Ello nos produce una mezcla de extrañeza y vergüenza.

Si yo presumo de lo tolerante y paciente que soy con los demás, pero luego, a la primera de cambio, soy incapaz de asumir otros puntos de vista diferentes al mío; si me enfado y me crispo… probablemente tenga que replantearme esta idea de mí mismo. Ya que creer que uno es de una manera, pero luego en verdad ser de una forma contraria a la que se cree produce una sensación nada agradable. Por lo tanto, esta incongruencia se tiende a eliminar: a favor de un lado o de otro.

Por ello iniciarse en el camino de la congruencia no es ninguna “tontería”: implica un pacto de honestidad con uno mismo muy importante.


Confiantes

Hasta no hace tanto, muchos de nosotros fuimos aquello que pudimos o que otros nos dejaron ser. Sin embargo, con el tiempo, el corazón se enciende y la mirada se vuelve valiente. Atrás quedaron los miedos, porque hoy, por fin, somos todo lo que queremos, sin restricciones ni reservas y sin miedo al qué dirán.


Lograrlo no siempre es fácil, es resultado de un viaje para el que no siempre compramos los billetes correctos. La realización personal no llega con los años, como lo hacen las primeras canas o las primeras arrugas. Alcanzar la plenitud y esa sensación de bienestar y de equilibrio interno no es algo normativo, ni tampoco un programa que podamos instalar en nuestro cerebro como quien se descarga una aplicación nueva en su teléfono móvil.

“La felicidad es cuando lo que piensas, haces y dices está en armonía”
-Ghandi

Por otro lado, hay algo curioso en todo esto. Cuando en ocasiones pasamos por delante de una cafetería y escuchamos al vuelo alguna que otra conversación, hay una frase que casi siempre se repite. Es como un leitmotiv, como un especie de lamento o casi como una invocación: “Yo lo único que quiero es ser feliz”.

En esta frase se contiene cierta gota de desesperación y una tonelada de anhelos. Es como si muchos de nosotros sintiéramos una especie de “despersonalización”, como si estuviéramos enfrascados en una realidad en la que no nos identificamos, que no nos pertenece porque sencillamente, no nos confiere una felicidad real.

Te proponemos reflexionar sobre ello, te invitamos a hacer cambios para construir una nueva realidad más satisfactoria.

Lo que era ayer y lo que soy en este momento

Hay quien se enorgullece cual regio titán de no haber cambiado nunca. De mantener siempre un mismo estilo de pensamiento, unas mismas actitudes y unas mismas esencias. Hemos de tener cuidado con este tipo de personalidades porque el ser humano, lo queramos o no, está obligado a avanzar como persona, a crecer, a ser flexible y a adaptarse a esta compleja realidad para construir una felicidad más íntegra, real y satisfactoria.

Ahora bien, la felicidad no debería ser una meta sino una consecuencia, un subproducto de cada una de las acciones que hacemos al cabo del día, esas por las que merece la pena vivir.


lunes, 9 de diciembre de 2019

Con La Mira En Las Cumbres


“El hombre es una caña, la más débil de todas, pero una caña que  piensa.”                                                                                        Blas Pascal

Dicen que empieza cuando dos semi células se encuentran y se hacen una. Y es maravillosa la forma como esta una cumple su laboriosa, perfecta,  tarea de multiplicarse. Y a las pocas semanas un nuevo corazón habita en el planeta y con cada apresurado latido proclama que la sorprendente aventura humana continúa.

Las personas acostumbramos a ser muy exigentes con la vida e incluso con nosotros mismos. Nos marcamos pautas, objetivos y múltiples sueños por cumplir. Y desde luego, todo esto no solo está bien, sino que es necesario. Todos necesitamos proyectos a corto y largo plazo que poder cumplir para enorgullecernos de nosotros mismos, para adquirir capacidades y habilidades personales.

Ahora bien, en ocasiones, quien se marca altas expectativas corre el riesgo de no deleitarse de los triunfos cotidianos, los más humildes y que solo las personas sencillas pueden apreciar: como el cariño, la amistad, la tranquilidad…

Ser exigente y buscar la perfección en cada cosa que hacemos es en muchas ocasiones el reverso de una moneda. La exigencia nos hace desarrollar múltiples capacidades, pero a su vez, quien se aplica una alta autoexigencia raras veces se siente satisfecho.

En realidad, la perfección no es más que una quimera, una aspiración intangible. No existen las vidas perfectas y sin altibajos. La existencia es un carrusel de emociones intensas donde el billete sólo tiene un objetivo: aprender cada día de nuestra vida.

La vida son instantes que se inscriben en el día a día con sutil serenidad. Es un lenguaje propio que lleva su ritmo y que no todos saben apreciar, porque hay quien va a contracorriente, con demasiadas prisas, con el corazón desafinado y la mente alborotada.

La vida es maravillosa sin necesidad de ser perfecta, porque lo que es perfecto carece de error o de equívoco, y entonces no hay aprendizaje.

La existencia es a veces un duro maestro, y ahí está su grandeza, y también su locura, ahí su caos y sus placeres, esos que debemos vivir a contrapelo sin buscar la perfección, sólo los instantes que disfrutar con el máximo de nuestras fuerzas.

¿Necesitas triunfar?

No necesitas triunfar, lo que necesitas es vivir. Nadie nos mandó a este mundo para que triunfásemos y los demás nos aplaudieran, eso solo está en nuestras cabezas fantasiosas. Estamos aquí para ser felices, para interactuar con nuestro alrededor y disfrutar con ello. El éxito no es una necesidad para el ser humano y quien cree eso se autoprovocará al final bastantes dolores de cabeza y quizá alguna que otra úlcera de estómago.



Obsesivos

Los pensamientos pueden ser una parte muy importante de nuestra vida porque nos permiten darnos cuenta de cómo sentimos y actuamos. Nos ayudan a reflexionar y dan sentido a nuestra experiencia diaria. El problema viene cuando estos pensamientos se convierten en obsesivos y limitan nuestras acciones. No todo lo que pensamos nos ayuda, de hecho, hay veces que los pensamientos pueden llegar a ser tóxicos.

Hay ciertos pensamientos que en vez de ayudarnos nos bloquean y producen sensaciones como pueden ser ansiedad y agobio. Por ejemplo, imagina a un chico que duda si ha cerrado la puerta del coche y no para de darle vueltas al asunto, a pesar de haberlo comprobado en el momento. 

Aprender a manejar los pensamientos repetitivos puede ser clave para recuperar tu bienestar emocional.

Pensar demasiado es agotador
Normalmente reflexionamos sobre nuestras preocupaciones intentando encontrar soluciones a nuestros problemas. De esta manera, llegamos a descubrir nuevos puntos de vista que nos ayudan a manejar de una forma más llevadera lo que nos sucede. Pero, este proceso natural de reflexión interna, no siempre sale cómo esperamos  y en vez de proporcionarnos mayor claridad, nubla nuestro juicio, entrando en una espiral de pensamientos negativos que se repiten una y otra vez
.
Los pensamientos se vuelven intrusos de nuestra mente, y si les hacemos caso, pueden acabar convirtiéndose en obsesiones que limitan nuestras actuaciones. Esta necesidad de rumiar sobre lo que nos preocupa puede ocurrir en cualquier situación. Por ejemplo, cuando estamos en el trabajo, haciendo la compra o lavándonos los dientes. Sin darnos cuenta, pueden ocupar todo nuestro espacio mental, afectando también al estado de ánimo.

¿Qué son los pensamientos obsesivos?
Los pensamientos obsesivos son ideas repetitivas, recurrentes e involuntarias normalmente centradas en preocupaciones, miedos y angustias que te impiden enfocar tu atención en el presente. La ansiedad y el estrés son la causa principal de este tipo de pensamientos, que pueden afectar también a tus comportamientos.

Imagina a una persona que no puede quitarse de la cabeza la obsesión de que está contaminada. Esta idea hará que probablemente se limpie más a menudo y evitar así ciertos lugares que considera sucios. Este tipo de pensamientos negativos pueden aparecer también en forma de imágenes mentales que se repiten una y otra vez, sin control alguno. Se crea una especie de círculo repetitivo del cual nos puede ser muy difícil salir.

Es como si quedaras atrapado en un huracán de pensamientos que da vueltas sobre sí mismo con una fuerza arrolladora. La rumiación es tan intensa que puede ser incluso adictiva: cuánto más intentamos dejar de pensar, más pensamientos obsesivos aparecen.

Cada vez que intentas que los pensamientos obsesivos se marchen les das más fuerza para que sigan repitiéndose sin cesar. Imagina que puedes observarlos desde la distancia como si fueran coches pasando por una carretera. De esta manera, no te quedas apegado a ellos sino que puedes dejar que se marchen, a través de la aceptación.

Por tanto, los pensamientos obsesivos pueden interferir en nuestra vida, haciendo que la controlen totalmente. Si empezamos a aceptarlos y a cuestionarlos va a ser más fácil que los podamos gestionar. Recuerda somos mucho más que nuestros pensamientos: si aprendemos a desapegarnos de ellos, seremos libres de ataduras y preocupaciones excesivas que solo nos amargan la vida.

La Realidad Aborigen


Hace referencia a todo aquel ser que es originario del lugar donde vive, indistintamente de que sea humano, animal o vegetal. El vocablo, como tal, es el singular formado a partir del plural latino aborigĭnes, que significa ‘desde los orígenes’.

Aborigen también es un término usual para contrastar al morador que es descendiente de los habitantes originales de un país, región o lugar, en comparación con aquellos que se han establecido posteriormente, ya por procesos de colonización, invasión o intrusión.

Este tipo de diferenciación es común en países que han vivido situaciones de colonización, donde una cultura ha sido desplazada, ya de manera violenta, ya por asimilación de la nueva cultura, ya debido a cualquier otro proceso, por otra cultura que ha pasado a ser la dominante.

En dicho caso, tanto la lengua como la cultura, costumbres y tradiciones de los habitantes originarios pasará a denominarse aborigen. Es el caso, por ejemplo, de los aborígenes australianos, norteamericanos, neozelandeses, mexicanos, etc.

Aborígenes americanos

Con el nombre de aborígenes americanos se ha tendido a designar a los descendientes de los pueblos originarios del continente, es decir, aquellos que lo habitaban desde antes de la llegada del hombre europeo, también llamados indios (debido a una confusión geográfica de Cristóbal Colón, quien pensó hasta su muerte que había arribado a la India) o indígenas, aunque la manera más acertada de llamar a los aborígenes americanos es amerindios o indoamericanos.
Aborigen hace referencia a todo aquel ser que es originario del lugar donde vive, indistintamente de que sea humano, animal o vegetal. El vocablo, como tal, es el singular formado a partir del plural latino aborigĭnes, que significa ‘desde los orígenes’.

Aborigen también es un término usual para contrastar al morador que es descendiente de los habitantes originales de un país, región o lugar, en comparación con aquellos que se han establecido posteriormente, ya por procesos de colonización, invasión o intrusión.

Este tipo de diferenciación es común en países que han vivido situaciones de colonización, donde una cultura ha sido desplazada, ya de manera violenta, ya por asimilación de la nueva cultura, ya debido a cualquier otro proceso, por otra cultura que ha pasado a ser la dominante.

En dicho caso, tanto la lengua como la cultura, costumbres y tradiciones de los habitantes originarios pasará a denominarse aborigen. Es el caso, por ejemplo, de los aborígenes australianos, norteamericanos, neozelandeses, mexicanos, etc.

Aborígenes americanos

Con el nombre de aborígenes americanos se ha tendido a designar a los descendientes de los pueblos originarios del continente, es decir, aquellos que lo habitaban desde antes de la llegada del hombre europeo, también llamados indios (debido a una confusión geográfica de Cristóbal Colón, quien pensó hasta su muerte que había arribado a la India) o indígenas, aunque la manera más acertada de llamar a los aborígenes americanos es amerindios o indoamericanos.



Aprendiendo

Gozar de una buena autoestima y de fuerzas de motivación que guíen nuestras vidas hacia un propósito resulta esencial para tener una vida más feliz. En ocasiones necesitamos buscar apoyo para poder vernos con mejores ojos o encontrar una interpretación más optimista y significativa acerca de nuestras vivencias, y esta ayuda puede encontrarse en las palabras de los que nos animan.


Como terapeuta gestáltico y escritor, Jorge Bucay muestra una manera de ver las cosas muy influidas por el humanismo, lo cual le ha llevado a ser mundialmente conocido por sus libros, que se centran en la autoayuda, la compresión y la superación.

Bucay se ha autodefinido como “ayudador profesional”, y con su trabajo, escritura y conferencias busca animar a las personas a alcanzar la felicidad por ellos mismo. No es de extrañar, pues, que un autor de la calidad de Jorge Bucay, haya dejado infinidad de citas y frases para reflexionar que nos invitan a cambiar nuestra forma de vivir.

1. La cultura del consumo ha creado como consecuencia una actitud de rivalidad y comparación que nos educa a confrontarnos con otros
Una reflexión sobre la actual sociedad del consumo que, en vez de llevarnos a la felicidad, nos hace enfrentarnos entre nosotros.

2. La felicidad es la certeza de no sentirse perdido
Proponernos alcanzar la felicidad nos ayuda a tener un camino a seguir
.
3. Tú eliges hacia dónde y tú decides hasta cuándo, porque tu camino es un asunto exclusivamente tuyo
Las decisiones la hace uno, y estas no deberían ser controladas por los demás.

4. El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es

5. Déjame valerme por mí mismo. Si lo haces todo por mí, nunca podré aprender. Por si lo olvidaste, sólo se aprende de los errores

La mejor educación nace de la auto-motivación y la autosuficiencia; aunque se haga mal, de los errores se aprende.

6. El deseo solamente sirve mientras este se dirija hacia la acción que lo satisfaga
El deseo es una herramienta que usamos para poder alcanzar nuestros objetivos. De otro modo, no resulta útil.

7. Hacer el amor implica una conexión con el amor que no se da todo el tiempo, ni siquiera entre dos personas que se aman
Con esta frase de Jorge Bucay quiere decirnos que las relaciones íntimas son una expresión del amor, algo que depende de los momentos y de lo que ocurre en los pequeños detalles cuando nos relacionamos.

8. Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes
Cada persona es relativamente independiente y tiene que ser consciente de ello y valerse por sí misma.

9. Sólo si me siento valioso por ser como soy, puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero
La autoestima es un elemento que merece ser cuidado para encontrarse mejor con uno mismo.

10. Cada vez que algo se va, deja lugar a lo que sigue
Que termine algo no significa que sea el final; la vida continúa.

11. Equivocarse es parte importante del aprendizaje, pues sin equivocaciones no hay crecimiento
Es parte de aprender el cometer errores para que no vuelvan a pasar.


Solos En La Muchedumbre


Si las personas dirigidas por los otros descubren qué cantidad de trabajo innecesario realizan, que sus propios pensamientos y sus propias vidas son tan interesantes como las del prójimo, y que, sin duda no mitigan la soledad en medio de una muchedumbre de iguales más de lo que pueden mitigar la sed bebiendo agua salada, entonces cabe esperar que se vuelvan más atentos a sus propios sentimientos y aspiraciones”
David Riesman
La muchedumbre solitaria

El otro que nos hace 
No nacemos hechos; vamos haciéndonos. Más preciso aún: los otros, que desde el comienzo vamos encontrando en el mundo, van haciéndonos. Nadie llega a la existencia diciendo "yo soy yo". Más bien se llegará a decir "yo" gracias a la intervención de los otros, que, con su presencia, 
su palabra, su deseo, sus leyes, sus hábitos, determinarán, en el proceso de una historia siempre personal, desplegada, claro está, en el contexto de una colectiva, la constitución de ese yo al que advenimos. 

Está de más decir que ese carácter desnaturalizado de lo humano hace girar el centro de gravedad de nuestro ser sobre el lenguaje, destinándonos, por tanto, a la incertidumbre de una historia que nada nos garantiza por principio y de la cual no podemos sustraer nuestra responsabilidad.

 Es la mirada del otro lo que nos constituye, lo que nos provee la forma como nos reconocemos y lo que, antes que nada, nos certifica: ¡eres! Así, pues, esa forma que nos viene de la mirada del otro recorta la imagen en que nos reconocemos, la misma que, sin embargo, nunca es completa y estará siempre inacabada, no pudiendo, por consiguiente, colmar jamás la cabalidad de nuestro ser.

 El otro, al reconocernos, nos depara cuatro confirmaciones: como existente, como ser, como singularidad y como valor. De aquí que permanentemente requiramos que este reconocimiento nos sea ratificado, lo que delata, por un lado, que estamos poseídos por una sed insaciable de ser reconocidos y, por otro, el lugar imprescindible que el otro tiene en nuestra vida, lugar que lo hace necesario siempre y algunas veces deseable. 

Pero no cualquiera nos gratifica en esa necesidad esencial y, por tanto, no todo desconocimiento nos aniquila. En consecuencia, necesitamos o deseamos el reconocimiento de alguien que es reconocido por nosotros como un ser significativo y valioso, con lo cual es claro que no podemos ser sin el otro.


Siempre Adelante


1. “Nunca te rindas tratando de hacer lo que realmente deseas hacer. Donde hay amor e inspiración, nada te puede salir mal”- Ella Fitzgerald

2. “En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida:  Sigue adelante“- Robert Frost

3. “Yo creo bastante en la suerte. Y he constatado que, cuanto más duro trabajo, más suerte tengo”- Thomas Jefferson

4. “Si te caes siete veces, levántate ocho“- Proverbio japonés

5. “La diferencia entre ganar y perder, frecuentemente, es no rendirse“- Walt Disney

6. “Nunca tires la toalla. Úsala para limpiarte la frente y sigue avanzando“- Desconocido
7. “Sigue tus sueños, trabaja duro, practica y persevera”- Sasha Cohen.

8. “Incluso la noche más oscura terminará con la salida del sol“- Victor Hugo

9. “Nuestra gloria más grande no consiste en no haberse caído nunca, sino en haberse levantado después de cada caída”– Confucio

10. “El único lugar en el cual ‘éxito’ viene antes de ‘trabajo’ es en el diccionario”–                       Vincent Lombardi

11. “El secreto de salir adelante es comenzar”-Mark Twain

12. “Es duro fracasar, pero es peor nunca haber intentado triunfar“- Theodore Roosevelt.

13. “Siempre parece imposible hasta que se hace”- Nelson Mandela.

14. “Es difícil superar a una persona que nunca se rinde”- Babe Ruth.

15. “Tus circunstancias pueden no ser de tu agrado, pero no han de seguir siendo las mismas si concibes un ideal y luchas por alcanzarlo”- James Allen

16. “No se sale adelante celebrando éxitos sino superando fracasos”- Orison Swett Marden

17. Iré a cualquier parte, siempre que sea hacia adelante”– Dr. Livingstone

18. “Escucha a tu voz interior y sigue adelante, aún cuando las personas te digan que no puedes hacerlo”- Mary Lou Cook

19. “No cuentes los días, haz que los días cuenten“- Muhammad Ali

20. “Afronta tu camino con coraje, no tengas miedo de las críticas de los demás. Y, sobre todo, no te dejes paralizar por tus propias críticas”- Paulo Coelho



domingo, 8 de diciembre de 2019

Solidaridad



En general, cuando hablamos de solidaridad, surge la idea de ayuda económica: dar dinero a los necesitados. O cuando menos de ayuda material: dar comida, vestimentas, etc. Pero estas ideas, aunque sí forman parte de la solidaridad, no lo hacen de forma completa. Hay tantas formas de actuar solidariamente como problemas humanos existen, y en cada uno de esos problemas humanos nos podemos entregar para colaborar y tomar por propias las cargas del otro
.
Decir que la solidaridad es, en esencia, ayuda material, sería el equivalente a afirmar que todos los problemas se resuelven de esa manera; que el hombre sólo tiene necesidades materiales. Y el ser humano tiene realmente necesidades que no son materiales, como aquellas afectivas, espirituales, morales o sociales. Por lo tanto para estas necesidades, también puede y debe existir una actitud solidaria. Por ejemplo: es posible, si no podemos dar dinero para educación, que demos una parte de nuestro tiempo para educar a niños de escasos recursos; o que favorezca la integración social de una comunidad marginada.

Ser solidario es ser caritativo, y ser, al mismo tiempo, desinteresado.

El solo acto de dar, o ayudar, no es lo más difícil. La parte difícil comienza cuando se nos presenta el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio; de ayudar aunque nadie se entere, ni aún la persona a la que ayudamos. Es difícil ser caritativos, solidarios, entregados, y ser, al mismo tiempo, totalmente desinteresados. Aquél que da una billete de cien pesos a un indigente, materialmente hace algo bueno: por ejemplo la persona necesitada podrá comer con el dinero; pero si este acto lo hace para que otras personas lo vean, para aparentar caridad, entonces ese acto, que es materialmente bueno y solidario, se convierte no sólo en un acto deplorable y egoísta, que lejos de engrandecer a la persona, la empobrece.

Ser solidario es una actitud y disposición  personal, constante y perpetua.
La solidaridad es activa, perseverante, constante y no debe ser confundida con un sentimiento de malestar ante la desgracia de los demás. Ni tampoco es una serie de actos aislados encaminados a ayudar al prójimo. Ser solidario debe convertirse en hábito, en virtud, y en una forma de vivir para cada ser humano.

Ser solidario implica poseer un adecuado nivel de autoestima.
Nadie puede amar a otro si no experimenta el amor a sí mismo, y nadie puede estimar a otro si no experimenta primero la necesaria dosis de autoestima; igual que nadie puede respetar la dignidad de los demás si no sabe defender la propia dignidad.



Siempre Se Puede



 lo largo de nuestra vida nos encontramos en situaciones o momentos que nos obligan a cuestionar el camino que seguimos. A veces solo nos queda una opción: volver a empezar.

Aunque cierres los ojos sentirás con el corazón. Recuerda que aunque no hay más ciego que el que no quiere ver, esto no implica que el dolor, la tristeza o la angustia desaparezcan por arte de magia, que sea suficiente con cerrar los ojos. No es cuestión de chasquear los dedos y que todo cambie.

Es empezar a aceptar que aquello que nos daña existe y aprender a enfrentarnos a ello.
Aunque esto te asuste, aunque pienses que sentirás el horror en tu vida, normalmente nada es tan malo como imaginamos que será. Uno de nuestros mayores monstruos es nuestro pensamiento catastrofista (ese que algunos alimentan porque así se supone que se protegen de las decepciones). Y contra nuestros mayores monstruos solo cabe la valentía de hacerles frente.

Pero, ¿cómo voy a enfrentarme a aquello que más temo? Paso a paso, siendo el primer paso admitir nuestra propia guerra interna, esa que niega todo lo que nos hace sufrir, esa que nos repite continuamente que no ocurre nada malo aunque estemos gritando por dentro. Entonces, una vez admitido el malestar, destaparemos a nuestros mayores miedos; desenmascarados estaremos en posición de elegir las mejores armas para enfrentarnos a ellos.

El mundo es un lugar hostil para todos, pero solo aquellos que lo afrontan sin miedo, viven plenamente su vida
.
Sentirás el peso del mundo
Al principio sentirás el peso del mundo sobre tu pecho o sentirás que todo se está apagando a tu alrededor, pero entenderás que solo hay que ponerle nombre al pánico o la depresión que anidan en tu interior. Una vez que tienen un nombre se alejan los temores, porque sabes qué ocurre y puedes pedir ayuda para hacer frente a aquello que consideras una amenaza.

Ponerle nombre a aquello que sentirás no implica reducir tu realidad a los pocos detalles que caben en una etiqueta. Tampoco será una excusa válida en la que escudarte cada vez que te equivoques ni una definición completa de ti mismo. Será una parte, una pequeña parte que te integra, pero no que te define, porque tú eres mucho más.

Poner un nombre no implica olvidar el contexto en el que surge el problema, los apoyos con los que cuentas o tus propios recursos ante ellos. Se trata de una manera de acotar de forma sencilla un cúmulo de emociones, pensamientos y conductas que de otra manera resultaría más complicado de entender.

Eso sí, simplificar tampoco implica que olvidemos que detrás de cada nombre, cada miedo, cada monstruo, hay una persona con sus propias singularidades. Una persona que sufre y que también es valiente, una persona que ante todo necesitará apoyo y comprensión.

“No ames lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser”.

-Miguel de Cervantes-


Seamos Y Estemos


Cada vez estoy más convencido de que la vida es maravillosa. Y lo es, o se manifiesta así, a ratos; en unos momentos concretos, como al disfrutar de un amanecer o cuando conduces una mañana soleada de sábado por la avenida Marítima. Claro, que hay reveses y adversidades por el camino; ¿quién no los ha saboreado? Incluso, de cuando en cuando algún que otro palo que te destartala. Pero la vida sigue siendo maravillosa, apasionante y rica en vivencias. Merece ser vivida.

Es habitual que proliferen fórmulas sobre cómo alcanzar la felicidad. Como si fuera un estadio abstracto por atrapar en el que luego te quedas instalado por siempre. No, la felicidad no es eso. Es otra cosa. Solo podemos aspirar a la felicidad razonable. Y lo mejor de todo, es que solo depende de nosotros mismos. Nadie nos la da y nadie nos la quita. Y a medida que vas forjando tu personalidad, adquieres entereza y te adecuas a la madurez como soporte. El horizonte de la vida se abre del todo. Queda a tu disposición, para que bregues en ella
.
Todos conocemos testimonios valiosos, de una sola pieza que despiertan nuestra admiración. Por eso los referentes, especialmente en la adolescencia, son fundamentales; ya que sirven de lucero en unos años siempre delicados en los que te vas definiendo. Y, por desgracia, los referentes en la sociedad actual (los auténticos) no sobran; y se expande la banalidad, el reino del chisme o el superficial éxito (que no la brillantez) de los que hacen de su existencia un viraje constante y voluble en función del ego. De ese modo, no cunden proyectos de largo recorrido. 

En fin, en la voluntad tenaz y la inquietud personal reside gran parte de la mejora creciente en nuestras vidas. Un buen libro, una tarde de cine de provecho o una conversación placentera con alguien que realmente merezca la pena; son esos momentos en los que gozamos y hacemos de nuestra vida un sendero jalonado nutrido de convicciones y valores anclados en la seguridad de la existencia. Y entonces, el resto ya está hecho.


Describiendo


Es tremendamente difícil escribir cuando estas feliz, solamente sientes la necesidad de aspirar el aire y recuperar el aliento que faltó durante tanto tiempo sin apenas percibirlo.

Es complicado describirlo cuando se ha sentido por tan breves momentos en la vida, que en ocasiones, tan solo eran un suspiro. En cambio en  otras, se prolonga durante días, semanas, meses…
Poco se escribe sobre la sensación de felicidad, es tan rara… tan fugaz… Se relaciona con el éxito, el amor, la prosperidad… En cambio conocemos quien todo lo posee y no la alcanza, hay algo más, ¿cómo describir la felicidad?

¿Por dónde comienzas?, quizás por la ausencia del agotamiento, por no sentir que una parte de ti es física, el cuerpo dicen que flota, se evapora en sensaciones que solo te llevan a respirar profundamente, la mente parece vacía. 

Es tremendamente complicado describirlo. Es posible que tan solo la expresión de la mirada y la sonrisa dibujada permanentemente en el rostro sean capaces. La energía emana, rebosa, sobrepasa todas las expectativas, no se agota. La relajación llega a su punto máximo, el tiempo se detiene aunque pasen las horas como siempre pasaron.

Cómo explicar que este debería ser el estado natural. Hasta puedo deducir que ni los niños se sienten de ese modo. La serenidad invade todo tu ser, no se necesita nada más, se tiene todo, sobra casi todo, y puedes con todo.

No es la felicidad que depositas en un triunfo, ni en una persona determinada, ni en una meta alcanzada, es el conjunto de todo ello, que durante tanto tiempo creemos que estamos condenados a vivir fugazmente. Realmente pasamos la vida buscándola, probando formas de alcanzarla, guiados por patrones que vivimos y observamos desde que nacemos, imitando, copiando lo que creemos que puede llevarnos a ella
.
Sin embargo, es mucho más sencillo cuando nos observamos, nos amamos como somos y el respeto se interioriza, se vuelca en nosotros y en los demás. La patada al ego, a no llevar a cabo ninguna acción provocada por el reconocimiento, por la admiración o por el miedo, simplemente viviendo acorde a lo que somos, a lo que sentimos.

Aprender a ser un niño curioso que tiene todo por descubrir, a dejar pasar y olvidar. Aprender que el rencor y la rabia se vuelve contra nosotros y hay que eliminarlos. Aprender a disfrutar siendo responsables, a dormir cada noche con la misión cumplida.

Aprender a vivir con lo que necesitas. Valorar quien te rodea, y rodearte de quien te valora, compartir. Aprender a decir no, aprender a apreciar los segundos que la vida te regala, pensar en el hoy, en el ahora.
¿Te has sentido así alguna vez?


Enfrentar Lo Que Sea




Contra viento y marea desafiemos la sombra a la luz de una idea con el alma encendida hay que andar por la vida contra viento y marea. Y aunque el mar sea adverso y estemos inmersos en aguas muy feas continuemos el viaje que a nuestro coraje la fe lo acarrea. 

Contra viento y marea cada sol se repite, cada día alborea y florece a porfía un jardín de poesía contra viento y marea si llevamos ardientes la estrella en la frente igual que una tea entre un monte de pinos se abrirá algún camino contra viento y marea. Contra viento y marea la sonrisa de un niño es la gran panacea y una mano tendida la ternura crecida contra viento y marea. El amor tiene un duende que ríe, que enciende, que crea y recrea y aunque al diablo le pese retoña y florece y al mal lo voltea. 

Contra viento y marea hay montones de manos para hacer la tarea y esas pilas de ganas de llegar a mañana contra viento y marea lo que importa es la gente del sur y del norte de allí donde sea y ganar la partida porque triunfe la vida contra viento y marea. Contra viento y marea propongamos sin miedo una gran asamblea donde allí se proclame que la gente se ame contra viento y marea desterrar la codicia, tirar la injusticia desde una azotea y colgar un letrero que diga te quiero y todos lo vean contra viento y marea avancemos con todo sin mancharnos con brea si hace falta en la piedra plantaremos la hiedra contra viento y marea. 

Esta fue mi propuesta, tal vez lo que resta y todos desean es estar donde vibre la ansiedad de ser libres contra viento y marea. Quiera dios que así sea.... Contra viento y marea desafiemos la sombra a la luz de una idea con el alma encendida hay que andar por la vida contra viento y marea. Y aunque el mar sea adverso y estemos inmersos en aguas muy feas continuemos el viaje que a nuestro coraje la fe lo acarrea. 

Contra viento y marea cada sol se repite, cada día alborea y florece a porfía un jardín de poesía contra viento y marea si llevamos ardientes la estrella en la frente igual que una tea entre un monte de pinos se abrirá algún camino contra viento y marea. Contra viento y marea la sonrisa de un niño es la gran panacea y una mano tendida la ternura crecida contra viento y marea. El amor tiene un duende que ríe, que enciende, que crea y recrea y aunque al diablo le pese retoña y florece y al mal lo voltea. 

Contra viento y marea hay montones de manos para hacer la tarea y esas pilas de ganas de llegar a mañana contra viento y marea lo que importa es la gente del sur y del norte de allí donde sea y ganar la partida porque triunfe la vida contra viento y marea. Contra viento y marea propongamos sin miedo una gran asamblea donde allí se proclame que la gente se ame contra viento y marea desterrar la codicia, tirar la injusticia desde una azotea y colgar un letrero que diga te quiero y todos lo vean contra viento y marea avancemos con todo sin mancharnos con brea si hace falta en la piedra plantaremos la hiedra contra viento y marea. Esta fue mi propuesta, tal vez lo que resta y todos desean es estar donde vibre la ansiedad de ser libres contra viento y marea. 
Quiera dios que así sea....

Marilina Ross Letras