viernes, 17 de noviembre de 2017

Cuando Nos hierve La Sangre


Las emociones son universales y también lo son las sensaciones que nos producen en el cuerpo, sea cual sea nuestra cultura. A un occidental consumista le hierve la sangre cuando presencia algo que le molesta profundamente de igual manera que a un asiático espiritual zen. A todos se nos enciende o apaga el cuerpo de la misma manera cuando nos emocionamos:

Hoy en día, emociones como la alegría, la tristeza o el miedo se aceptan sin inconveniente, mientras que el enfado tiende a disimularse porque molesta. Si demostramos la ira, los que nos rodean muy probablemente nos tacharán de histéricos. Así que la reprimimos. Y sin embargo, la vida está llena de situaciones que nos cabrean. 

Agarrarse una rabieta es una emoción excelente, afirman los psicoterapeutas. Es, a la vez, una señal de alarma y un límite que debe ser respetado. Indica, en definitiva, un deseo de cambio. Según la psicóloga americana Harrite Goldhor Lerner, “la ira es una reacción fuerte de descontento, consecuencia de una frustración, de una situación que se juzga injusta”. Es decir, aparece cuando las necesidades o los deseos no se ven satisfechos. 

Escuchar el enfado propio es un impulso de vitalidad, sobre todo porque ocultarlo puede salirnos caro. 

Enfadarse en silencio es malo para la salud. Cuando almacenamos ira corremos el riesgo de vernos desbordados por el estrés y, en última instancia, deprimirnos. Expresándola liberamos montones de hormonas, entre ellas adrenalina, que favorece la acción.

Correr, meditar, morderse la lengua o contar hasta diez… Cualquier acción sirve para controlar la ira. La dificultad consiste en encontrar el justo medio entre contenerse y resultar agresivo. Hemos de saber que expresar la cólera requiere aprendizaje. 

Cuando nos enfadamos, lo mejor –antes de proferir una sarta de improperios– es reflexionar bien acerca de la nueva situación que queremos establecer. Por su naturaleza impulsiva, la ira nos empuja a actuar rápidamente, lo que no siempre es aconsejable. De manera que antes de montar una escena, jerarquicemos las quejas y preguntémonos: ¿qué es lo que de verdad nos enfada?, ¿qué deseamos? 

En lugar de sonreír y lanzar indirectas, pronuncia tus quejas y hazlo siempre en primera persona. 

Utiliza el “yo” y, sobre todo, no metas a un tercero. En vez de decirle a tu colega de oficina que el ruido que hace en las reuniones “es desquiciante”, dile que “no soportas su comportamiento”. Las críticas anónimas no hacen más que aumentar el sentimiento de frustración. 


Asumir Las Consecuencias


Aceptar la responsabilidad de los errores, fracasos y principalmente las consecuencias, prepara a la persona a entender el para qué de lo que ocurre en su vida

Los seres humanos, algunos en ciertas etapas, otros en todas las etapas de desarrollo de la personalidad, presentamos un patrón de comportamiento mediante el cual tendemos a evadir y no asumir responsabilidad sobre las consecuencias de nuestros actos, adjudicando dicha responsabilidad a otras personas.

Cuántas veces hemos sido testigos de situaciones en las cuales un(a) estudiante, independiente del nivel que curse, cuando las calificaciones son bajas o reprueba, se justifica argumentando que el o la docente le tenía inquina o no explicaba bien. En vez de reconocer que no había estudiado o no dedicó la atención debida a la clase, recurre a la justificación y responsabilizar al o la docente.

Cuando una persona no tiene empleo, quizá busca y no encuentra, o cuando es despedida de su trabajo, en ambos casos muy difícilmente acepta que ello se debe a que no cumple los requerimientos del cargo que busca, o no llenaba las expectativas de los empleadores. En estas circunstancias recurre a señalar a otras personas, argumentando que gestionan para que no les den empleo o para que los despidan.

Los ejemplos son innumerables, porque este patrón de comportamiento se manifiesta independiente de raza, credo religioso, sexo, edad, capacidad económica, preparación académica, etc., es decir, no tiene fronteras. Pareciera que tiene raíces genéticas y es afinado en la vida cotidiana.
           
En la vida las decisiones que se toman y las acciones que se ejecutan son innumerables, y en muchas de ellas se rehúye asumir responsabilidad sobre las consecuencias y se opta por achacar culpabilidades a terceras personas, muchas veces por temor a señalamientos, represalias o castigos.

Culpabilizar no permite enmendar errores, en el tanto, es un mecanismo mediante el cual las personas se tapan los ojos para no ver y negarse a aceptar la autoría de los desaciertos cometidos.

Cada quien es responsable por su presente y su futuro. Hay que tener presente que las actuaciones, correctas o incorrectas, no son más que una siembra, la cual, a la corta o a la larga, dará fruto bueno o malo.

Aceptar la responsabilidad de los errores, fracasos y principalmente las consecuencias, prepara a la persona a entender el para qué de lo que ocurre en su vida, así mismo, fortalece el carácter con humildad y  crea condiciones para nuevos retos y ser asertivo(a) en lo que se emprende.


Si se pidiera que levanten la mano quienes han presentado ese patrón de comportamiento, 
posiblemente la gran mayoría las levantaríamos. Por lo tanto, dispongámonos al cambio y erradicarlo de nuestro comportamiento. sustituyéndolo por uno nuevo que nos edifique para asumir las consecuencias de nuestros actos y entonces ser mejor persona.

El Desafío Exclusivamente Nuestro


Nuestra mente trabaja continuamente (esperemos que así sea). El problema es que la mente, como ya hemos dicho en otras ocasiones, puede ser nuestra mayor aliada o nuestro peor enemigo. En ocasiones no tenemos éxito en nuestra carrera e incluso no sabemos qué hacer, y el problema no tiene nada que ver con el ámbito profesional, sino porque nuestra mente está en otro lugar, dedicada a ciertos pensamientos improductivos que únicamente nos restan potencia para seguir avanzando.

Somos lo que pensamos, y actuamos en función de cómo pensamos. Por tanto, ¿está nuestro pensamiento realmente enfocado, o por el contrario, debemos ajustar el enfoque?

Existen gran cantidad de pensamientos que únicamente sirven para agotarte y auto-sabotearte en todos los aspectos de tu vida. Y la buena noticia es que todos y cada uno de esos pensamientos se pueden cambiar si somos conscientes y trabajamos en ello.

Es ahora cuando algunos pueden preguntarse... ¿y qué tiene que ver la temática de la mente con el éxito profesional, negocios o finanzas?

Y la respuesta es sencilla. La mente es tan jodidamente perversa que un único pensamiento podrido puede pudrir cualquier decisión que tomemos. Es más, grandes empresarios y grandes inversores, probablemente hayan tomado las peores decisiones de sus carreras, porque en un momento dado tuvieron un problema externo que acabó contagiando negativamente su capacidad de tomar buenas decisiones en su trabajo.

Pero... ¿cuáles serían esos pensamientos tóxicos a los que dedicamos más tiempo del que realmente deberíamos dedicarles?

Si tuviera que elegir los más importantes, aquellos en los que las personas más tiempo se estacan y que incluso te pueden hacer caer en una especie de estado depresivo impidiendo avanzar y viéndolo todo negro, sin duda una sería la siguiente:

Las viejas heridas del pasado.

El pasado, con sus alegrías y quebraderos de cabeza, te ha hecho la persona que hoy día eres. Para eso sirve el pasado; hay que dejarlo ir. El pasado es un recuerdo, no un sitio donde vivir. Y supongo que todos tenemos recuerdos dolorosos, pero como decía Marc Chernoff en uno de sus post, algunos recuerdos del pasado siempre los llevaremos como cicatrices, y las cicatrices son una señal de sanación. Deja cicatrizar las heridas, y a otra cosa.

Pero no sólo hablamos del pasado de largo plazo, sino que personalmente, añadiría incluso el pasado más reciente.

Supongo que la mayoría de las personas habrán experimentado algo así; no tener ganas de nada, ir a trabajar como un zombie vegetariano, no divertirte en las reuniones sociales, no ser capaz de quitarte a esa persona de la cabeza, y después de 20 días, aprovechar el fin de semana para quedarte en casa, porque tu amargura es tal que es lo único que te pide el cuerpo.

Todo el mundo te dice que salgas, que te diviertas, que eso se pasa, y que cuanto antes comiences a asumirlo, antes se te pasará... pero es tan difícil...
¿Sabías que muchos emprendedores inician su propio negocio únicamente porque les gustaría impresionar a los demás con su posible éxito? Otras personas se dedican a una profesión concreta, no porque les guste, sino porque está mejor vista por los demás, y piensan que así podrán impresionar a otras personas.

Pero lo cierto es que esta competición mental por impresionar a los demás, suele terminar mal, porque en última instancia, nosotros sólo competimos contra nosotros mismos.

 El hecho de que otras personas estén haciendo algo, no significa realmente que esa opción sea la adecuada para nosotros.

Era Steve Jobs quien decía que "no vivas la vida de otros". Vive esa vida con la que te sientas bien, y haz lo que realmente quieres hacer. Algunas personas sin una vida propia a la que prestar atención, te adorarán o criticarán.


Pero al final, eres tú el que decide si te sientes feliz con la vida que estás llevando y haciendo aquello que estás haciendo.

Motivación


La motivación personal te permite mantener el espíritu sin importar qué tan desalentadora pueda llegar a ser la situación.

Realmente la automotivación es el antídoto más fuerte ante los problemas y las dificultades de la vida. Cuando tenemos problemas, usualmente perdemos la motivación y nos dejamos llevar por el conformismo, la pereza y la procrastinación.

Quienes permiten que las situaciones los desmotiven en la mitad del camino, pierden la batalla antes de siquiera vivirla.

La pregunta entonces es ¿Cómo Puede Uno Lograr Motivarse A Sí Mismo?

Hoy quisiera compartir algunos tips que me han sido de ayuda durante mucho tiempo.

Empecemos por decir que nuestra motivación va completamente ligada a ciertas actividades que debemos realizar. Cuando nos desmotivamos, perdemos el deseo  de realizar dichas actividades.

Tales actividades están originalmente pensadas para tener un impacto positivo en nuestras vidas, y generalmente producir resultados destacables de alguna u otra manera.

Contar Con Una Causa
Por tanto, lo primero que debemos considerar cuando nos enfrentamos al problema de la automotivación es contar con una causa por la cual debamos actuar.

Un objetivo claro en la vida, una meta, una razón que te brinde el “Por Qué” necesario para moverte. Si no cuentas  con una causa en tu vida, difícilmente podrás enfocarte y motivarte cuando sea necesario.

Empieza entonces (si no lo has hecho ya) por definir lo que quieres lograr y por contar con una buena razón por la cual sientas que debes actuar a pesar de las adversidades.

Creo que es pertinente citar una gran frase desconocida para muchos:
“Tan alto como llegue, puedo llegar a crecer. Tanto como busque, puedo llegar a encontrar. Tan lejos como mire, puedo llegar a ver. Y tan grande como sueñe, puedo llegar a ser”
Karen Ravn

Siempre y cuando apuntes alto en la vida, lograrás buenas cosas. Si caes en la trampa del conformismo y aceptas que con poco eres feliz, eventualmente dejarás de ser feliz y con ello, te será casi imposible motivarte.


jueves, 16 de noviembre de 2017

Ciencia E Historia



Sin duda este es la pregunta central de la ciencia histórica, en este apartado, advertimos, no será nuestro objeto de reflexión la historia en cuanto devenir, sino en cuanto a ciencia que estudia la vida de las sociedades, y junto a ello el compromiso social , político y generador de conciencia que tiene la historia. Lo primero que me gustaría despejar es que la historia, no es la historia del hombre, es de la mujer y el hombre, o si se quiere del ser humano, ya no es posible el uso de un lenguaje sexista que deje fuera como sujeto histórico a las mujeres, como tampoco es admisible los que siguen parapetados en que el uso del concepto hombre es genérico, nos parece a esta altura una imbecilidad tal argumento.

La ciencia de la Historia es transversal en el tiempo, es decir ya no es solo el estudio del pasado, sino que es la comprensión del presente y la generación de información para la toma de decisiones de cara al futuro, ella, se encarga de estudia la vida de las sociedades y como estas han ido modificándose a través del tiempo, para lograr estados distintos y en lo posible mejores en cuanto a calidad y condiciones de vida. 

Marc Bloch, el historiador más visionario y talentoso del siglo XX, entrego la semilla para esta nueva concepción historia cuando planteo: Se ha dicho alguna vez. la Historia es la ciencia del pasado. Me parece una forma impropia de hablar. Ciencias de los hombres, hemos dicho. La frase es demasiado vaga todavía. Hemos de agregar de los hombres en el tiempo. . A partir de este momento la ciencia histórica entraba en conversaciones con otras ciencias, con el fin de buscar la esencia de la historia y su rol en la vida del ser humano y la comunidad. 

Algunos historiadores respecto al tópico analizado han sido mucho más incisivos, tal es el caso de Tuñón de Lara, que ha planteado que: Es evidente que si un pueblo no ha comprendido su pasado y no sabe cómo y por qué ha llegado a ser lo que es, ese pueblo no podrá prever ni afrontar el futuro . Todo ello nos parece le entrega a la ciencia histórica un mayor campo temporal y social para su actuación. 

Ahora analicemos otras aristas que le dan a la historia su carácter científico y de alguna manera nos acercan al porqué de la historia. 

Dada la multiplicidad de factores que impulsan los hechos y procesos humanos, y que la cultura, por definición engloba todo el producto del quehacer humano. , concluimos que la historia y sus fenómenos también son multivariables, a esto se debe agregar la lejanía temporal, escasez de noticias, archivos , la yuxtaposición y deterioro de las fuentes y la oscuridad de muchos antecedentes de la historia, , y lo más importante de todo, la multiplicidad de interpretaciones sobre un mismo hecho, nos encontramos con una ciencia mal llamada blanda . 

La historia en cuanto a Ciencia Social no genera leyes ni explicaciones únicas e inmutables, pero si debe necesariamente intentar realizar generalizaciones o lo que es lo mismo extender sus observaciones, y conclusiones a la mayor cantidad de casos posibles.

¿ Cómo llegar a este momento seria entonces la pregunta? Esta generalización surge del buscar similitudes en los procesos políticos, sociales y económicos, nace del verificar las relaciones o influencias en el trato económico y de comercio, los intercambios y aportes mutuos entre individuos y sociedades, en suma de una serie de elementos comunes que permiten esbozar análisis extensibles al estudio de la historia. Allí está la historia como ciencia en cuanto esencia, trabajar desde lo individual hasta llegar a la conclusión de universalidad. 

Desde la perspectiva de pensar en los análisis y estudios de los hitos y procesos que se dan a lo largo de la historia, aceptamos la afirmación de Topolsky, en cuanto a que: El historiador debería saber cómo hacer llegar a los diversos destinatarios los resultados de su investigación: no puede limitarse al círculo de los iniciados, sino que debe popularizar el conocimiento de la historia.


Creatividad



La especie humana presenta multitud de facetas en las que destaca sobremanera cada vez que la comparamos con cualquier otra especie de este planeta, y casi todas ellas se encuentran en un único órgano, el órgano que "nos hace humanos”, el cerebro. Entre las tan traídas y llevadas diferencias respecto a otras especies, casi siempre se habla del lenguaje, pero también de la capacidad de razonamiento, del pensamiento abstracto o de la planificación, de la inteligencia al fin y al cabo.

Sin embargo, normalmente no parecemos darle importancia a algo que podría ser la base de todo, el origen de todas esas capacidades tan especiales del ser humano. Porque hasta el lenguaje podría ser fruto de la creatividad. A pesar de su potencial importancia para entender de verdad al ser humano, la atención recibida por esta faceta de nuestro comportamiento ha sido siempre escasa desde el ámbito académico. Quizá sea consecuencia de su naturaleza esquiva, tanto a la hora de ser definida como a la hora de ser susceptible de ser estudiada en un laboratorio. Esta situación está cambiando, principalmente gracias a la mejora constante en las técnicas para visualizar la actividad cerebral y al ingenio de unos cuantos científicos.

La consecuencia de esta nueva situación no se ha hecho esperar, y estamos asistiendo a un creciente interés desde diversos foros, tanto científicos como de la sociedad en general, por la creatividad. Fruto de este interés ha sido el reciente curso sobre Creatividad y Neurociencia Cognitiva, auspiciado por la Fundación Tomás Pascual, en el que se encontraron científicos de las más diversas disciplinas. Psiquiatras, psicólogos, biólogos, paleontólogos y arqueólogos, entre otros, expusieron sus trabajos y e intercambiaron reflexiones. La poetisa y escritora Menchu Gutiérrez también representó directamente a las mentes creadoras. Conectando ideas. Si algo quedó claro de dicho encuentro es que este campo científico está en plena ebullición, lleno de curiosidades y enconados debates. Por un lado, la definición más actual de creatividad coincide curiosamente con la que ya antes habían propuesto filósofos como Teilhard de Chardind o Fernando Savater. Para éstos, la creatividad consiste en conectar, en tender puentes entre dos ideas antes nunca conectadas. Por otro, y a día de hoy, no queda claro si la creatividad es sinónimo de inteligencia o son dos cosas distintas.

Para algunos, la creatividad sería un rasgo más de las personas con cocientes intelectuales excepcionales. Para otros, sin embargo, la creatividad se puede encontrar independientemente del cociente intelectual, y hasta en el mundo animal podríamos encontrar comportamientos creativos. Si aceptamos este segundo punto de vista, estudiar la creatividad en el laboratorio no sería tan difícil, pues no habría que buscar sujetos de estudio entre las muy escasas mentes creativas. Cualquier persona nos podría valer, y bastaría sólo con pedirle que sea creativa para estudiar qué pasa en su cerebro en esos momentos. Una de las pruebas más frecuentes a las que son sometidos los participantes de los estudios sobre creatividad es la de encontrar funciones nuevas para objetos o utensilios ya conocidos. Sirva de ejemplo el de una lata de refresco, ¿qué podemos hacer con ella que sea creativo? Respuestas como la de convertirla en un florero o hacer de ella un pequeño invernadero, se consideran creativas. Lo que demuestran los diversos estudios es que durante estos momentos "creativos” se activan áreas del cerebro que muchas veces tienen que ver con la tarea manual o perceptiva concreta que se esté llevando a cabo. Dicho de otra forma, cuando creamos una idea que implica la manipulación manual, nuestras áreas motoras y de orientación espacial se ponen en marcha. Si de lo que se trata es de generar nuevas imágenes o sonidos, nuestras zonas cerebrales encargadas de procesar la visión y el oído son de las más importantes. De ahí que se pueda concluir que la creatividad, en realidad, estaría repartida por todo el cerebro, que no hay una zona especialmente relevante para su desarrollo, al menos no una zona que sólo se encargue de generar ideas creativas. Todo el cerebro, por definición, podría considerarse creativo.

Campo para la Neuroestética. Y es que la creatividad es en realidad un campo muy extenso. La mayoría de las veces creemos que sólo se da en el arte, que sólo los artistas son "creadores”. De ahí que en numerosas ocasiones se confundan y entremezclen estos estudios con los de la valoración de una obra artística, presuntamente creativa. En realidad, en este tipo de situaciones cabría más hablar de estética, quizá mejor de Neuroestética, término acuñado por el neurólogo Semir Zeki para describir los estudios neurocientíficos sobre la apreciación de la belleza; o de la fealdad.

La artística es sólo una entre las muchas facetas de la creatividad que, como ha expuesto el arqueólogo Hipólito Collado, parece haber dejado su huella desde hace al menos 290 mil años, tiempos anteriores a nuestra propia especie. Pero como decimos, la creatividad puede darse en prácticamente todos los ámbitos del comportamiento humano. Ahí tenemos a Einstein o a Newton como ejemplos de mentes altamente creativas en el ámbito científico. Otro paradigma sería también aquel Homo erectus/ergaster que tuvo la genial idea, hace más de un millón de años, de tallar una herramienta con simétrica tridimensional, el bifaz, auténtica "navaja suiza” a mitad de camino entre la tecnología y la obra artística.

Y creativo sería también Ferran Adrià, como en el mismo ámbito lo sería aquel ancestro nuestro que descubrió que la comida cocinada podía digerirse mejor y más fácilmente. Fue aquél no sólo un magnífico invento que ha perdurado en el tiempo, sino que modificó la evolución de nuestro propio aparato digestivo y, como consecuencia, de nuestro propio cerebro. Y con éste, también mejoró a su vez nuestra propia capacidad creativa.


Desechar El Rencor


Tener sentimientos de rencor es algo natural en el ser humano. Todo hemos sentido alguna vez rencor, pero lo que realmente no debemos permitir es que se nos quede enquistado en nuestro corazón, como una flecha envenenada: lo único que hace es herirnos, causándonos aún más daño que el que nos produjo la propia acción que hizo que generásemos rencor.

Somos responsables de nuestra felicidad, tenemos derecho a ser felices. Sin embargo, la felicidad es una decisión personal, tú decides si quieres seguir viviendo con sentimientos negativos, como el rencor, o si quieres ser feliz despojándote de ellos, como una cebolla de todas esas capas que estaban insanas y que no nos dejaban ver que había en el interior.

El rencor es un sentimiento que nos aporta beneficios cuando lo generamos en sus dosis justas (Ej: impide que volvamos a confiar en una persona que nos ha traicionado a menos que se vuelva a ganar nuestra confianza). Pero, cuando hacemos del rencor nuestro aliado, concediéndole que domine nuestra personalidad, nos generamos un problema que no teníamos y que a menudo no tiene una solución fácil. Por otro lado, si ya lo hemos generado debemos enfrentarnos a él con sabiduría: como si de nuestro contrincante se tratara. No es nuestro amigo y no queremos que lo sea.

Una persona rencorosa es reconocible porque manifiesta algunos de los siguientes rasgos:

*Su principal sentimiento es la rabia por el daño que siente, que piensa y que no expresa.
*No desea hablar de o con la persona que les causa rencor.
*Suele hablar con la persona de manera seca y/o tosca.
*No miran a los ojos a la/s personas que les causan el sentimiento de rencor.
*Desprecian por sistema cualquier idea o sugerencia que realicen las personas hacia las que guarda rencor, incluso aunque en su interior sepan que es buena. Así, prefieren pagar le precio de no seguirla a darles la razón. Por otro lado, se dirigen a estas personas para lo imprescindible, con pocas palabras y directas.
*Manifiestan su rencor en su comunicación no verbal, activando el sistema nervioso de la misma forma que si nos enfrentásemos a un peligro y tuviéramos que luchar o huir.
*Van anotando en su libreta mental todas las afrentas que ellos interpretan, desde el momento que se produjo la primera. Son sus armas por si alguna vez el silencio tenso pasa a convertirse en una batalla declarada.

Rencor viene del latín y significa “rancio”, es decir nada que está rancio puede estar o puede traer nada bueno, por lo tanto una persona con rencor en primer lugar se genera más daño a sí misma que a los demás, por otro lado el rencor dispara la presión arterial y el ritmo cardíaco produciendo estrés, ansiedad…y el estrés y la ansiedad llevan aparejados mareos, tensión muscular, sensación de ahogo etc.

Una auténtica espiral parecida a la rueda de la que nunca sale el ratoncillo de la jaula y que no nos conduce a nada. Por lo tanto, tenemos que aprender a manejar nuestras emociones, a utilizar “la inteligencia emocional” y a quitarnos sentimientos dañinos para nuestro cuerpo y nuestra mente. 

Tenemos que conseguir quitarnos esas pesadas armaduras que no consiguen otra cosa que perjudicarnos, haciéndonos infelices innecesariamente.

¿CÓMO PUEDE APRENDER UNA PERSONA QUE TIENDE A SER RENCOROSA A SUPERAR SU RENCOR?
1. En primer lugar, siendo consciente de que tiene rencor. Si no admitimos que tenemos un problema nunca podremos superarlo.
2. Aprendiendo a expresar nuestras emociones, hablar de lo que nos molesta con las personas a las que se dirige nuestro rencor.
3. Aprendiendo a perdonar. Todos cometemos errores, ¡ojo! nosotros también, tenemos que aprender a ser más indulgentes con los demás y con nosotros mismos.
4. Aprendiendo a pensar de forma positiva. Sí, no es fácil, cuesta trabajo pero es un trabajo enriquecedor; si empezamos a cambiar nuestra forma de pensamiento y empezamos a ver las cosas de otra manera, lo notaremos en nuestra mente, en  nuestro descanso y en nuestra salud. Si nos tomamos las cosas con más calma, si empezamos a relativizar todo un poco y a dejar las cosas correr por nuestro beneficio personal, todo será mejor.
Nada es fácil, pero con esfuerzo podemos ayudarnos y liberarnos de sentimientos negativos como el rencor. Utiliza la inteligencia emocional, ríete, escucha a profesionales y empieza a cambiar poquito a poco. La mayoría de las veces, querer es poder.


Sentires Humanos


“Quien es  muy alegre debe ser un hombre bueno, pero quizá no sea el más inteligente, aunque logra aquello a lo que el más inteligente aspira con toda su inteligencia”
Nietzsche

El origen de la sonrisa, según la explicación de los etólogos, proviene del hecho de mostrar los dientes en señal de inconformidad ante la presencia de un  adversario, como  cuando un perro de la calle, por ejemplo, quiere apropiarse del lugar, la  conquista o el alimento de otro que por cuestión del azar llegó primero. La sonrisa no tiene un origen enaltecedor, es la expresión emotiva de quien sabe que va a triunfar incluso antes de haber comenzado la competencia o  se halla en  posición de superioridad  y quiere parecer indulgente. Cuanta más ventaja  o mayor rango más prodigalidad en la concesión de sonrisas, si  se gruñe  o no se  sonríe es porque todavía  no  hay apropiación cabal de posición dominante o simplemente el portador del rostro -la máscara, la personalidad- no ha descubierto los beneficios que aporta el hecho de desplegar una amplia sonrisa.

En un libro que se titulara Cómo tratar a sus subordinados con toda seguridad se aconsejará al ejecutivo que sonría cuando llegue a la oficina para que los demás entiendan de una vez por todas quién es el capitán del barco.

Sonreír parece un acto noble,  expresión cabal  de  tolerancia, respeto y aceptación, pero puede ser también desafío,  superioridad manifiesta ante quien recibe las muestras de afecto. Si uno se presenta como un regalo ante los demás y la naturaleza lo ha dotado con cualidades físicas, morales o intelectuales excepcionales, la sensación de suficiencia o  aplomo que sugiere la actitud puede resultar incómoda o irritante para aquellos a quienes  el azar no les brinda ni siquiera la ilusión de llegar a soñar con ser la caricatura de aquello que los deslumbra.

La risa y el llanto son confirmación del vacío de la vida, pero es preferible soportar una risa desenfrenada que una amargura mal justificada:

Produce a la verdad un singular efecto el pasearse tan tranquilamente  por los restos de tantas agitaciones; encontrar a cada paso males previstos que no sobrevinieron, bienes esperados que no se realizaron, y para colmo de miserias las huellas de violentas preocupaciones  a propósito de hechos ignorados, que no están indicados, y cuya memoria misma, si se encuentra, no nos dice nada. 

Semejante paseo debería ser suficiente para enseñarnos a sobrellevar con calma el vaivén de todas las cosas de este mundo (Tocqueville. 1985: 24).
Un acto heroico: ser consciente de las calamidades de la vida, la imposibilidad de saber nada con certeza, la inestabilidad de todo a nuestro alrededor y, sin embargo,  asumir una actitud valerosa, no dejar de perseverar en la búsqueda de curiosidades intelectuales, acoger el siguiente consejo: "No hay cosa mejor para el hombre  que coma y beba y que su alma se alegre en su trabajo (Eclesiastés 2-24), que su trabajo se constituya en el cultivo de la sabiduría:

Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino... No la dejes y ella te guardará; Amala y te conservará. Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
 “Engrandécela, y ella te engrandecerá. Ella te honrará cuando tú la hayas abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará” (Proverbios. 3-4).

El régimen de la alegría
El régimen de la alegría es del todo o nada: sólo hay alegría total o no hay ninguna alegría.
Clément Rosset

Si  se acepta que nadie es imprescindible y la única verdad consiste en saber que estamos condenados a repetirnos generación tras generación será fácil convertir la vida en una tragedia  o reírse de ella, vivir el instante como lo único real y digno de atención, tratando de  buscar grandeza en lo banal, en lo cotidiano:

Hay algunos que creen que la estampa deslumbrante de los fuertes y los sabios perdura más que la de los humildes y desgraciados... Basta con que mires el firmamento, para que el horizonte despierte en ti la certeza de la futilidad de aquellos que se creen eternos revelándote su tonta pedantería... Cada hombre sobresaliente es la imagen renovada de otro ya muerto y las acciones sorprendentes de algunos sólo son el recuerdo de las valientes y bellas empresas de nuestros ancestros (Serrano. 2003: 175).

Tampoco hay nada nuevo que se pueda decir para comprender o explicar el mundo o la realidad:
Hay verdades que son eternas; lo que cambia, a mi entender, es el momento en que se plantean y la manera como se plantean. La primera consecuencia de ello es la de volver a lo que quizá sea la primera virtud intelectual, o por lo menos aquello que en sus comienzos era el trasfondo del pensamiento filosófico: la prudencia. La prudencia contra la arrogancia, contra el orgullo, contra la pretensión, contra la paranoia que puede verse como una  de las características intelectuales de hoy. La prudencia siempre ha estado orgánicamente anclada sobre la vida cotidiana, sobre la vida banal. De ahí la necesidad, a veces, de volver a lo banal (Maffessoli.  1993: 21).

Así como es más razonable evitar el dolor que buscar la  felicidad, tiene más sentido desear la alegría que cultivar la tristeza. La alegría resulta de la plenitud y la tristeza de la carencia, se trata de estados de ánimo  motivados uno por exceso de presencia y el otro por ausencia  total de algo que no se sabe explicar. Aunque ninguno  de los dos estados de ánimo transforma la realidad, es más peligrosa, seductora y contagiosa la tristeza que la alegría, y, sin embargo, se  supone que el triste es superior, más inteligente  y capaz que el alegre. La risa se condena por ser considerada como manifestación de estupidez, ignorancia o superficialidad.

A partir de los planteamientos de Aristóteles  en su Problema XXX,1 se ha enaltecido de manera excesiva el valor del silencio, la soledad y la tristeza como rasgos propios de los espíritus refinados, seres destinados a sobresalir  como  artistas, guerreros o filósofos. Si se observa con detenimiento la historia del arte  o de la filosofía se puede  constatar que la melancolía no es un requisito fundamental para desarrollar una obra, el proceso espiritual o intelectual  no se hace más efectivo si el artista es triste, en muchas ocasiones   la tristeza se halla más relacionada con  frustración, timidez o  indignación:

La alegría y la tristeza son estados de ánimo creados, artificiales,  construidos a partir del deseo de quien experimenta la sensación de tenerlo todo o de estar falto de algo:

Así como el alegre es incapaz de decir el motivo de su alegría y expresar la naturaleza de lo que le colma, el melancólico no sabe precisar el motivo de su tristeza ni la naturaleza de lo que le falta -salvo que se repita con Baudelaire que su melancolía carece de contenidos y lo que le falta no figura en el registro de las cosas existentes... De ahí la diferencia fundamental entre el vacío romántico y el vacío alegre: el primero fracasa al describir lo que no existe, el segundo al hacer el recorrido completo de lo que existe. En otras palabras, la alegría siempre anda relacionada con lo real, mientras que la tristeza se debate sin cesar, y ahí reside su propia desdicha, en lo irreal (Rosset. 2000: 14).

Baudelaire soñaba con lo que  logró a través de la escritura y por eso es tan vital. Para el famoso prefacio  a Las flores del mal quiso "una mezcla de misticismo y travesura"; consideraba que "la absoluta franqueza es el procedimiento más original para un artista"; se propuso "relatar pomposamente los asuntos más cómicos" y fantaseaba con  "una amplia sonrisa en un hermoso rostro de gigante". Dos cualidades literarias: "sobrenaturalismo e ironía". Considera que "lo que existe de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de disgustar" y seguramente uno de sus plegarias más frecuentes fue: "Señor y Dios mío, concédeme la gracia de escribir algunos buenos versos que me prueben a mí mismo que no soy el último de los hombres, que no soy inferior a aquellos  a quienes desprecio" (Baudelaire. 1995: 20-36).

En una de sus cartas escribió, refiriéndose a Las flores del mal:
Debo deciros, ya que no lo habéis adivinado más que los demás, que en ese libro atroz he puesto todo mi corazón, toda mi ternura,  toda mi religión (enmascarada), todo mi odio, toda mi mala suerte. Verdad es que escribiré lo contrario, que juraré por todos mis dioses que es un libro de arte puro, de monerías, de malabarismos, y mentiré como un sacamuelas (Citado por Bataille. 1971: 58).

Sobre la franqueza como el mejor recurso estético Flaubert también es enfático. "Cualquier hombre que supiera escribir correctamente crearía un libro soberbio al redactar sus Memorias, si las expusiera con sinceridad y de manera completa... Lo que vuelve tan hermosas las figuras de la Antigüedad es que eran originales: ahí está todo, el sacar de uno mismo" (Flaubert. 1989: 95-190). 

También reflexionó, como Baudelaire, Sobre la relación entre estética, estoicismo y misticismo, siempre en función de un mejor ejercicio como artista: 

No presumo de ir hacia un falso ideal de estoicismo, pero evito las ocasiones de sufrimiento y las atracciones peligrosas de las que ya no se vuelve... No he podido llegar al estoicismo, al que nada afecta, y que no se rebela  más ante la estupidez que ante el crimen; pero he conseguido librarme completamente de todo cuanto puede mostrarme la estupidez humana... Me oriento hacia una especie de misticismo estético (si ambas palabras pueden ir juntas), y querría que fuese más fuerte. 

Cuando ningún estímulo nos viene de los demás, cuando el mundo exterior nos asquea, nos vuelve lánguidos, nos corrompe y nos embrutece, las personas honradas y delicadas se ven forzadas a buscar en sí mismas, en algún lugar, un sitio más limpio para vivir (Flaubert. 1989).



La Necesidad De Cambiar



¿Cuántas veces nos hemos dicho esto a nosotros mismos? ¡Quiero cambiar! Ya sea una rutina, un hábito, un aspecto de nuestra personalidad o forma de ser, nuestra forma de afrontar una determinada situación, etc. Vemos el problema, analizamos la situación que siempre se repite y que no queremos continuar, hasta sabemos objetiva y racionalmente qué deberíamos hacer para cambiarlo y no parece tan complicado… ¿no? Sin embargo, cada día que lo intentamos no lo conseguimos, o si lo conseguimos suele ser un cambio temporal, duramos unos días, conseguimos afrontar varias situaciones del modo que nos hemos propuesto pero al final volvemos a caer en lo mismo de siempre y que queríamos dejar atrás.

Y aquí llega lo que también conocemos: ese sentimiento de frustración, culpa e incluso rabia hacia nosotros mismos por no conseguir avanzar del modo que racionalmente sabemos que nos beneficiaría cuando en principio es “fácil”, ¿por qué entonces no lo hago?

Para colmo, la respuesta que nos damos a esa pregunta suele estar relacionada con el cuestionamiento de nuestro valor y capacidad personal: es que soy un vago/a, es que no puedo hacer nada, no soy capaz, soy un desastre, los demás pueden pero yo no, etc. O si el aspecto que queremos cambiar está relacionado con la interacción con otras personas o reacciones que nos dañan a nosotros y a los demás, es fácil confirmar el que somos ese tipo de persona sin opción a cambiar.

¿Entonces? ¿Qué está pasando para que aunque sepamos qué podemos hacer diferente no lo hagamos? Esta no es precisamente una pregunta que se pueda responder generalizando precisamente, cada uno tenemos nuestra historia y nuestros motivos para comportarnos del modo en el que lo hacemos, pero lo que sí puedo decir es que toda conducta tiene una razón de ser, una finalidad y una utilidad primaria, la entendamos en un principio o no, y es muy difícil modificarla sólo a base de fuerza de voluntad como solemos intentar hacerlo. ¿Por qué? Tenemos varias teorías al respecto:

Por un lado, las personas somos un todo y por tanto, nuestras emociones, pensamiento y conducta van a tener un sentido conjunto y congruente. Por ejemplo, una persona que tiende a huir, ya sea de un problema, una obligación o incluso de una oportunidad: la conducta sería la huida, pero esa conducta está justificada de algún modo (“para empeorar más las cosas mejor desaparezco”, “de todos modos no podría haber hecho nada”, “es que en realidad no es lo mío, no habría podido”, etc.), ese pensamiento a su vez está sustentado en otro más profundo y más difícil de ver, como por ejemplo: no valgo, fallar está mal, no merezco que las cosas me salgan bien, si no soy perfecto no soy nada… Todos estos pensamientos y la conducta que les sigue, están a su vez sustentados por emociones que surgen cuando se da la situación de la que huye: miedo, tristeza, rabia… Que a su vez están conectadas con emociones más profundas, y complejas. Así, cuando a esta persona se enfrenta a un problema, se dispara, por ejemplo, un miedo profundo (y no siempre fácil de ver conscientemente) a mostrar que no es válido y que le rechacen, eso genera emociones y sentimientos más fáciles de ver, como miedo a afrontarlo y lanzarse, angustia, tristeza, frustración, etc. Unidos a ese pensamiento más profundo en el que se dice que es que tiene que ser perfecto y si falla ¿qué pasará después?, o que en realidad no vale, no puede, etc.

De modo que esta persona acabará llevando a cabo esa conducta de huida basándose en pensamientos como los que expuse antes: “si en realidad es que otros lo harán mejor”, o “yo es que no tengo esta capacidad, no podría aunque lo intentara”, “Sólo empeoraría las cosas así que mejor me voy”.

¿Cómo funcionaría esto en poder o no cambiar? Si sólo intentamos cambiar la conducta y los pensamientos de “no puedo”, “sólo lo estropearía todo” por los ahora tan famosos “pensamientos positivos”, estamos sólo cambiando las capas más superficiales de nosotros, mientras que todos esos pensamientos, miedos y emociones más profundas se mantienen como base de nuestro ser, por lo que al final es fácil que el supuesto cambio sólo sea temporal y que al final volvamos a caer en la misma conducta o sustituyamos por otra que siga siendo congruente con esa base que tenemos. Es decir, que si no profundizamos y buscamos modificar la base del problema y sólo cambiamos lo externo, los síntomas, al final volveremos a desarrollar una superficie que vaya acorde con esa base que no hemos modificado.

Con todo esto, quiero animar a que no seamos tan duros con nosotros mismos cuando nos pongamos objetivos y cambios que luego nos cuestan alcanzar, puesto que todo lo que hacemos tiene bases más profundas y complejas de las cuales no solemos ser siquiera conscientes y que a veces no podemos afrontar solos…  

Que además de algo nos está sirviendo, ayudando, salvando, todo tiene su función y eso complica el cambio, así que quizás, en lugar de encima fustigarnos y culparnos aún más, estaría bien mirarnos con más amor, paciencia y honestidad que nos permita entendernos sin juzgarnos, ver qué es lo que nos pasa realmente y qué es lo que de verdad necesitamos.


lunes, 13 de noviembre de 2017

Más Allá De La Mente



En la luz, visión y realidad son una misma cosa. Tú estás allí sentado y yo estoy aquí de pie. Digamos que yo soy la visión y tú la realidad. Tengo que mirarte y entrar en ti para conocerte. Pero en la meditación más elevada, la realidad y la visión son una misma cosa. Donde tú estás, estoy yo también; donde yo estoy, estás tú. Somos uno. Por eso en la meditación más elevada no necesitamos pensamientos. En la meditación más elevada el conocedor y lo conocido son uno.

Incluso la reflexión, que es un tipo de pensamiento introspectivo, está lejos de la disciplinada vastedad de la meditación. En cuanto empezamos a pensar, jugamos con la limitación y la atadura. 

Nuestros pensamientos, no importa lo dulces o deleitables que sean de momento, a largo plazo son dolorosos y destructivos, porque nos limitan y nos atan. 

En la mente pensante no hay realidad. En cada momento estamos construyendo un mundo, y al momento siguiente lo estamos destruyendo. La mente tiene su propósito, pero en la vida espiritual tenemos que ir más allá de la mente, hacia donde hay paz eterna, sabiduría eterna y luz eterna. Sólo cuando vamos más allá del pensar con la ayuda de nuestra aspiración y nuestra meditación, podemos ver y disfrutar juntas la Realidad de Dios y la Visión de Dios.

Hugo W Arostegui




El Ser Responsable II



¿Qué es la irresponsabilidad? Es la conducta de una persona que se caracteriza por el desorden, la poca medición de la consecuencia de sus actos y el incumplimiento de los deberes.

En el mundo se han observado muchos actos de irresponsabilidad con consecuencias fatales, tal y como ocurre en los accidentes, donde en su mayoría suceden por fallas humanas. A veces un pequeño descuido es suficiente para que una catástrofe ocurra.

Se va perdiendo el control de la vida:
Debes cuidarte de los actos irresponsables, porque las reiteradas fallas personales van ocasionando una tendencia a hacer de la negligencia un estilo de vida. Esto es similar a lo que ocurre con las adicciones, todo puede comenzar como un juego, de seguir en lo mismo, se va cayendo gradas, hasta tocar fondo.

Es uno de los venenos para el desarrollo personal:
La gente irresponsable, definitivamente no puede avanzar en sus metas de desarrollo personal, porque sus mentes están tan ancladas a la mediocridad que no son capaces de ver la luz, a menos que se pueda despertar del letargo y tomar la decisión de un cambio.

¿Cómo superar la irresponsabilidad?
Aceptando que se ha caído en la irresponsabilidad:
A veces resulta difícil determinar las fronteras entre la responsabilidad e irresponsabilidad, porque no existe un modelo de conducta perfecto y siempre ocurren pequeñas fallas. Sin embargo un buen parámetro es hacer una comparación positiva en las condiciones de vida y observar qué están logrando las otras personas, especialmente las ideas vinculadas con tu misión de vida. Es bueno tener algunos modelos en los cuales quieras reflejarte. Quizás ahí puedas llegar a la conclusión que has sido irresponsable en algunas acciones.

Define los propósitos en tu vida:
Define un proyecto de vida que abarque todas tus facetas, cuando tienes un panorama claro de la vida que deseas para el futuro, es mucho más fácil ir trabajando en el refinamiento personal y progresivamente podrás superar los malos hábitos. La experiencia ha demostrado que la mayoría de gente que cae en la irresponsabilidad es porque están desmotivadas, no les gusta la labor que hacen o no poseen objetivos.



domingo, 12 de noviembre de 2017

Qué es la Intolerancia:



La intolerancia es la capacidad o habilidad que posee una persona de no soportar las opiniones diferentes a las de él. La palabra intolerancia es de origen latín intolerantia.

La intolerancia es sinónimo de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez por no respetar a las personas que poseen pensamientos diferentes bien sea en el ámbito político, religioso, cultural, sexual, racial, etcétera. En referencia a lo anterior, se puede deducir que la intolerancia es un antivalor que no permite una buena convivencia entre las personas. 

El término intolerable es un adjetivo que describe una cosa o alguien que no se puede tolerar, por ejemplo: cuando se observa una situación de maltrato infantil, la misma se torna intolerable para quien vive la situación como para quien la observa o, el individuo que no acepta ideas distintas a las de él se puede decir “es intolerable estar con él” o "¡que intolerante es!".

Asimismo, una persona intolerante puede cometer otras faltas como: la discriminación, la agresión, el irrespeto, producto de la falta de tolerancia a las ideas diferentes de sí. Por ende, la intolerancia es una actitud negativa que afecta las relaciones entre los prójimos.

Por otro lado, la intolerancia es un conjunto de reacciones opuestas a la acción de un producto, bien sea alimentos, bebidas o medicinas. En referencia a este punto, ciertas personas no pueden ingerir un determinado alimento o medicamento porque le produce reacciones adversas y se puede observar a través de ciertos síntomas como: vómitos, dolor de gastritis, entre otros.


La intolerancia es el marco mental, la raíz de donde brotan actitudes sociales, políticas, económicas o culturales, y conductas que perjudican a grupos o personas, dificultando las relaciones humanas. Se podría, en consecuencia, definir como todo comportamiento, forma de expresión o actitud que viola o denigra los derechos del prójimo, o incita a violarlos o negarlos.

A menudo la intolerancia está ligada a manifestaciones de odio racial, nacional, sexual, étnico, religioso o a otras formas de comportamiento que discriminan a ciertas personas o categorías de personas. En sus encarnaciones o manifestaciones, consagran como valor superior, no a la persona con sus propias y diversas identidades, sino a la propia identidad enfrentada a la de los demás.

La Intolerancia se fundamenta en el prejuicio, un juicio previo que está basado en una generalización defectuosa e inflexible, estereotipo, que puede ser sentida o expresada y puede ser dirigida al grupo como un todo o a un individuo como miembro de dicho grupo; entre sus manifestaciones destacan la heterofobia o rechazo y exclusión del diferente, la subalternidad o categorización de inferioridad del considerado distinto y el etnocentrismo o consideración de superioridad cultural o étnico de un grupo frente a otros.

Nos Concierne A Todos


Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.

Se trata de solo dos palabras, derecho y humano, y de las más variadas interpretaciones en función de intereses, generalmente de quienes pretenden erigirse como paradigmas en su respeto y que resultan sus mayores violadores.

Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Así se describe en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, quizá el documento más mal usado para, en su nombre, invadir países, hacer guerras, asesinar a civiles, mujeres y niños; o bloquear económicamente a naciones con el solo fin de rendir a su pueblo por hambre.

No es de extrañar entonces que también para Cuba, la po­tencia que nos ha agredido y nos bloquea por más de cinco décadas, haya usado las palabras derechos humanos, como patrón mediático para una política que hasta el propio mandatario norteamericano, Barack Oba­ma, reconoce como ob­soleta y errada.

También de ellas se han valido los mercenarios que hacen comparsa al lado de las peores causas y se alían a intereses foráneos, no im­porta de dónde provengan.

Sería recomendable para quienes así actúan, recordarles, solo como botones de muestra, algunos ejemplos: en nombre de los derechos humanos se bombardeó y desintegró a la ex República Federativa de Yugos­lavia por tropas de Estados Unidos y la OTAN. Para “proteger” a la población civil se bombardeó e invadió a Irak, donde suman más de un millón los muertos y heridos. Con igual pretexto se encarcelaron cientos de personas en Abu Ghraib, Irak y en la ilegal base en Guan­tána­mo, 
Cuba, donde se aplicaron las más salvajes torturas. 

También fue la justificación para invadir Afganistán; matar al presidente de Libia y convertir a ese país en un ente ingobernable, entre otros.

Pero, de lo que poco o nada hablan o escriben los grandes medios de comunicación al servicio de Washington, es del insólito hecho de que Estados Unidos es el único país del mundo que no se ha adherido a la Con­vención de la ONU sobre Derechos del Niño, el principal derecho dentro de todos los existentes.

Hasta hace muy poco tiempo Somalia compartía esta ne­fasta lista, pero ya el país africano lo ha firmado, dejando a Es­tados Unidos en solitario.

La situación en la que viven millones de niños norteamericanos puede ilustrar la incongruencia política de que, siendo el país más rico del mundo, uno de cada seis menores de edad viva en la pobreza.

Según la agencia IPS, en importantes indicadores sociales, los niños estadounidenses están rezagados con respecto a los países más industrializados. 

En esa liga, Estados Unidos ocupa los últimos lugares con respecto a la pobreza infantil relativa, la brecha entre ricos y pobres, partos de madres adolescentes, bajo peso al nacer, niños víctimas de la violencia armada y el número de menores de edad en la cárcel.

A nivel político se muestra al mundo que este tratado, como otros, debe ser cumplido por los demás países, pero no por Washington porque “podría generar obligaciones internacionales no deseadas”.

¿DE QUÉ DERECHOS HUMANOS ESTAMOS HABLANDO?

Cuánta aberración y manipulación mediática supone ponerse al lado de los que internacionalmente se autoproclaman como guar­­dianes de esos derechos y tienen en su haber el más extenso expediente violatorio.

Se han preguntado los supuestos paladines de esas prácticas cuántos niños no tienen posibilidades de ir a la escuela porque tienen que trabajar para ayudar al sostén de sus familias, o cuántos se acuestan cada noche sin ingerir alimentos porque forman parte de esa mayoría empobrecida de más de 800 millones de personas; mientras la opulencia es exhibida como un triunfo para la minoría rica, la que lo tiene todo en detrimento de los pobres.

Acudo a las estadísticas oficiales y veo que, según un informe de la ONU, cada 15 segundos muere de hambre un niño en el mundo. De igual forma, según un estudio publicado en The Lancet, los investigadores determinan que, como promedio, cada año mueren más de tres millones de niños por esa causa.

¿Es que el hambre que mata a menores no es una violación de los derechos humanos que los ricos debían comprometerse a resolver?


¿Cuáles son, en realidad, los verdaderos derechos humanos? ¿Quiénes los cumplen y quienes lo usan para sus intereses hegemónicos?

sábado, 11 de noviembre de 2017

Sobre Juicios Y Condenas


Sobre Barrabás se han escrito muchas obras ficticias que pululan entre los relatos de Semana Santa, 
tal vez por la forma en que llama la atención el personaje, de modo que se han generado una variedad de mitos y leyendas sin fundamento. A fin de separar la realidad de la fantasía y conocer la verdadera historia de Barrabás y entender el papel que jugó en el juicio de Jesús tenemos que basarnos en fuentes auténticas.

La verdad es que, debido a que no existe ninguna documentación externa sobre este personaje, todo lo que podemos conocer sobre su vida es lo que se encuentra en los evangelios. De manera que la manera correcta para conocer a Barrabás es abordar un estudio bíblico sencillo, comparando los diferentes versículos para entender al personaje. En este artículo nos limitaremos a estudiar la historia de Barrabas en la Biblia.

Antes que nada es bueno diluir cualquier falsa expectativa. La información que nos proveen los evangelios es muy escueta, limitándose a señalar los aspectos que tienen que ver más directamente con el juicio de Jesús. No sabemos de dónde era Barrabás (como para decir cómo comienza su historia), ni cómo murió Barrabás, ni sabemos con quién se relacionaba. No tenemos, en fin, datos suficientes para construir una historia completa de Barrabas. Una completa biografía de Barrabas es, con los datos actuales, sencillamente imposible.

Los cuatro evangelios destacan el trágico episodio en que se libera a Barrabás y se condena a muerte a Jesucristo. Cada evangelista nos proporciona en su relato un aspecto diferente de este personaje. El Barrabas de la Biblia se construye a partir de estos diferentes aspectos. Las “pistas” que nos brinda cada evangelista se complementan entre sí.

El apóstol Juan es sumamente breve en su tratamiento de este personaje, indicando solamente que se trataba de un ladrón (Juan 18:40). Nota que el epíteto “ladrón”, o el de “bandido”, no se empleaba sólo para designar a quien robaba, sino al que asaltaba en general.

El apóstol Mateo indica, además, que era un preso famoso (Mateo 27:16). La multitud tendría que haberlo reconocido cuando les fue presentado su nombre por Poncio Pilato.

Marcos, el evangelista, señala que era un rebelde. Había tomado parte con otros, que también se encontraban presos, en un motín, y habían cometido homicidio (Marcos 15:7).

Finalmente, Lucas confirma lo dicho por Marcos, indicando que el motivo del motín había sido la sedición. También ratifica que había cometido homicidio (Lucas 23:19; Lucas 23:25).

De modo que tenemos el cuadro completo de nuestro personaje. Se trataba de un revolucionario, un insurrecto, que se había rebelado contra el gobierno y cuyos actos violentos habían culminado en al menos un homicidio, por el cual él y su grupo ahora se encontraban apresados.

Los evangelios sinópticos muestran con claridad que Pilato no deseaba tener nada que ver con la muerte de Jesús (ver Mateo 27:18-19), pero que estaba enfrentado a una fuerte presión. 

Aunque no se tiene claro su origen (si era judía o romana), existía la costumbre de liberar en la Pascua a un prisionero (Marcos 15:6), y Pilato vio la oportunidad de calmar a la multitud, agitada por los líderes judíos, y liberar a Jesús (Marcos 15:8-10; Mateo 27:16-17; Lucas 23:20;).

No obstante, los líderes judíos instigaron a la multitud a solicitar que más bien que a Jesús (Mateo 17:20-23; Marcos 15:11-14; Lucas 23:18). Pilato hizo aún más intentos por liberar a Jesús (Lucas 23:22-23). Ante la reacia negativa pública, Pilato se lavó las manos, simbolizando que se exculpaba por el resultado de esta obstinación. Fue este el punto en que el pueblo declaró: “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:24-25).

El relato termina con la declaración de que Pilato, entonces, “soltó a Barrabás, y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado” (Mateo 27:26; Marcos 15:15; Lucas 23:24-25). Esta es la última declaración que tenemos sobre la historia de Barrabás.

Es interesante saber que Barrabás y Jesús, siendo personajes totalmente diferentes, compartieron en realidad el mismo nombre. En los manuscritos anteriores al siglo III d.C. que provienen de Siria, Cesárea y el Sinaí, como también en los escritos de Orígenes, el nombre de este ladrón en Mateo 27:7 aparece como  ”Iesous ho Barabbas“, que, traducido al castellano, significa “Jesús Barrabás”. 

Este sería el verdadero nombre de Barrabás, según estos escritos. También aparece como Jesús Bar Abba, que significa “Jesús, hijo del Padre”. La coincidencia de los nombres establece un contraste radical entre “Jesús, llamado el Cristo” (según el mismo Pilato le nombra) y este otro Jesús Barrabás, representante de los resultados de la maldad posible en el hombre. El contraste es estremecedor, al considerar que Jesús de Nazaret es el verdadero “Hijo del Padre” y el verdadero libertador y Salvador.

Un mito popular, una de esas historias frecuentemente repetidas (y uno nunca termina de saber por qué), es el de que Barrabas fue crucificado con Jesús. Como antes hemos dicho, simplemente no sabemos como murió el ladrón liberado. Tampoco conocemos nada sobre su historia después de la muerte de Jesús. El mito debió generarse al confundir a Barrabas, a quien se señala como ladrón, con los dos ladrones que fueron crucificados ese mismo día, lado a lado con Jesús. Lo último que sabemos de Barrabás es que fue liberado, de modo que él no fue crucificado junto con Jesús.

Lo que sin duda ha sucedido es que puestos en la disyuntiva de escoger, lo que seguramente sucedería, es que tal como lo venimos haciendo desde entonces, la reacción nuestra y la de “las organizaciones celestiales” que nos representan, es que  volveríamos a anteponer los intereses corporativos de “la organización” volviendo a crucificar una y mil veces a nuestro Salvador y Redentor.

Hugo W Arostegui

Lo Que La Mente Recepciona


El cerebro no entiende la palabra "NO"

Cuando hablamos de las afirmaciones insistimos mucho en la importancia de ser asertivos y tener claro qué deseamos para nuestra vida. Nuestra mente tiene un lenguaje diferente al que usamos con palabras. Nuestro cerebro traduce toda palabra en símbolos e imágenes.

En esta era de auge de las comunicaciones virtuales, la comunicación más importante ocurre en el interior de nuestra mente, porque de ella depende en gran parte el éxito o el fracaso que experimentemos en nuestra vida. Aprender el lenguaje de nuestra mente es vital, porque es allí donde residen algunos de los poderes que pueden cambiar nuestra vida.

Tu mente siempre necesitará una imagen para asociar a tus pensamientos. Sea lo que sea que tu expreses con palabras, aunque sean absurdas y sin sentido, tu cerebro forma inmediatamente una imagen.

De la misma manera hay palabras que nuestra mente no puede traducir en una imagen. Es el NO. 

La expresión negativa no tiene una representación en imágenes para el cerebro. Por eso, cuando tu dices “no quiero tal cosa”, lo que tu cerebro ve es “la tal cosa”. Si dices “no quiero deudas”, el no, no tiene representación, tu cerebro sólo ve deudas y que? atraes más deudas.

Dice Bob Doyle en “El Secreto”: A la ley de la atracción no le importa si tu percibes algo como bueno o como malo, si lo quieres o si no lo quieres. Sólo responde a tus pensamientos. De modo que si estás contemplando tu montaña de deudas y te sientes fatal por ello, ésa será la señal que estarás emitiendo al Universo: "Me siento fatal por todas las deudas que tengo”. Te lo estás afirmando a ti mismo. Lo sientes en todos los planos de tu existencia. Por lo tanto, obtendrás más de lo mismo.

Agrega Lisa Nichols a continuación: “Cuando te enfocas en las cosas que no quieres- “No quiero llegar tarde, no quiero llegar tarde” – La ley de atracción no oye el “no quiero”. Manifiesta lo que estás pensando y lo hará una y otra vez. La ley de la atracción no sabe de “quieros y no quieros”. Cuando te enfocas en algo, sea lo que sea, estás provocando que se manifieste”

Cada vez que pronunciamos negaciones, nuestra mente solo puede traducir en imagen la parte que expresa el pensamiento, pero no su negación. “No quiero deudas”, para tu mente es “Quiero deudas". Tal vez te preguntes, ¿cómo que el cerebro no entiende la palabra “no”? Nosotros entendemos el NO,
porque la mente no lo entiende? Es fácil, como nuestro cerebro solo piensa en imágenes cuando utilizamos una expresión en la que se encuentra la palabra “no”, lo único que conseguimos es dibujar en la mente aquello que pretendemos negar. Al traducir el cerebro todo en imágenes, solo se enfoca en la parte positiva de la expresión.

Si deseas haz este ejercicio: Imagina un árbol, verde, frondoso. Ahora, no quiero que veas una manzana roja colgando de él. No veas ninguna manzana roja. Haz un esfuerzo no veas una manzana roja en el árbol! ¿Qué pasó? Pues, que estoy segura que viste una manzana roja.

Con los niños se aprecia fácilmente este punto, porque tendemos a utilizar con ellos a menudo la palabra NO. “No grites”, no corras, no toques el enchufe, no des portazos. etc.

Cuando le dices a un niño “no debes gritar”, su mente solo entiende el “debes gritar”. Eso te explica porque la mayoría de los niños tienden a hacer o repetir lo que les dijimos que no hicieran. Es que en realidad, su mente solo capta la parte afirmativa de la orden. En lugar de decir “no corras dentro de la casa”, puedes decirle al niño: “quiero que camines despacio cuando estás dentro de la casa”, el cerebro del niño formará rápidamente la imagen de caminar lento.

De manera que en nuestra práctica mental de algo que deseamos realizar, no utilicemos el “NO”, porque lo único que lograremos es justamente lo que queremos evitar. Cuando vas a una entrevista de trabajo o a un examen, en lugar de decir “ojalá no me ponga nervioso”, di “me siento calmado y seguro”.

No permitas que tu diálogo interno se convierta en un obstáculo en tu camino. Cuando fijes metas, deseos, aspiraciones, evita la palabra NO. Procura utilizar los términos y palabras que dibujen las imágenes de los resultados que quieres lograr. Recuerda que atraemos lo que podemos visualizar y el no, no puedes visualizarlo. No quiero sufrir se visualiza con sufrimiento y sufrimiento no es lo que quieres, entonces, visualiza felicidad, alegría. 

Cuando alguna cosa no te hace feliz, o mejor dicho sufres por ello, no te enfoques más en ella, visualiza lo que te hace feliz.



Cuando Conduces Tu Vida



Seguro que tienes miles de planes sobre lo que quieres en tu vida. Cosas que hacer, metas que cumplir y personas con quienes convivir. Pero a veces pasa que no tienes tiempo para lograr todo… o quizás solo parece eso.  ¿Has pensado que quizás estás malgastando tu vida?

Puede que algunas cosas en las que te veas inmerso no sean necesarias o que te encuentres perdiendo demasiado tiempo sin ni siquiera saberlo, ¿realmente te falta tiempo o solo lo inviertes en cosas que no te llevan a ningún lado? Sigue leyendo y descúbrelo.

“Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”.
-Proverbio árabe-

Necesitas momentos para desconectar de las obligaciones laborales y distraerte. Pero si la mayor parte de tu tiempo lo destinas a distractores, terminas sintiendo que no has hecho nada. No te digo que elimines todas las actividades recreativas de tu vida, sino que dejes aquellas que te aportan algo y reduzcas las demás.

Entre las actividades que te harán sentir que malgastas tu vida están beber en exceso, pasar horas viendo televisión o perderte en las redes sociales. Si quieres estar con tus amigos, busca alternativas como salir a acampar o cenar en casa y charlar a gusto. Elige alternativas que te sirvan para mejorar tus relaciones y tener la vida que deseas.

Los seres humanos estamos programados para aprender cosas nuevas. Una forma de malgastar tu vida es no dándote la oportunidad de aprender y crecer siempre que puedas.  ¿Recuerdas que antes mencioné que debes evitar las actividades que no aportan nada? Bueno, una excelente alternativa es usar los tiempos muertos para practicar juegos mentales.

Haz que tu mente trabaje y desafíate siempre que puedas. Opciones como crucigramas y sudokus te ayudarán y en poco tiempo te harás adicto a sus retos. Otra excelente alternativa para hacer que tu mente se desarrolle es aprender nuevas habilidades. Desde tocar un instrumentos musical hasta aprender un nuevo idioma. Si quieres algo que represente menos esfuerzo, lee.

“Aprender a aprender es la habilidad más importante de la educación, y debe ser explicada desde los primeros cursos”.
-John Seymour-

¿Cómo te imaginas en diez años? ¿Qué te gustaría estar haciendo en ese momento? ¿Con qué recursos lo harás? Aunque es cierto que debes vivir el presente, nunca debes olvidarte del futuro.  

Las metas te dan un motivo para continuar y evitan que malgastes tu vida sin sentido. Te permiten crear un camino y te hacen sentir que realmente tienes algo por lo que mejorar y continuar.

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”.

-Victor Hugo-