martes, 8 de octubre de 2019

Convivir Con Nuestro Yo


Hay una historia detrás de cada persona, unos pensamientos detrás de sus expresiones, unas emociones detrás de su sentir y un alma bajo su piel.

Cada uno de nosotros, a lo largo de este camino que es la vida, atraviesa momentos, vive experiencias y se encuentra con personas, que inevitablemente dejaran huella en alguna parte de nosotros. Incluso, aquellas circunstancias o personas que creíamos que pasarían inadvertidas, parecen resurgir más tarde de algún modo en nuestras vidas.

Estamos hechos de matices

Todo aquello cuanto acontece, matiza nuestra experiencia y nuestro sentir, de la manera que sea, a veces intensamente y otras tan solo de pasada; a veces conscientemente, y otras sin darnos cuenta… nos dan luces y sombras, y también tonos a medias

Por eso, cuando a veces observamos a alguien y pensamos que tiene un comportamiento inesperado o inexplicable, ¿de qué nos sirve darle nuestra interpretación o nuestro sentido?

Nosotros tan solo lo entenderemos desde nuestra visión, que no es más que aquella que se compone de nuestras experiencias y vivencias, pero ¿Qué sabemos acerca del otro?, ¿qué sabemos de su sentir?
Si ya de por sí es complicado adentrarse en las profundidades de uno mismo e intentar conocerse, ¿Cómo vamos a saber cuáles son las intenciones o motivaciones de los demás?, o cómo esa persona está viviendo esa situación.

Lo que se trata es de pensar la persona como tal: de no reducir la persona a una cosa, de no tratar al hombre como cosa – porque el hombre es cosa también naturalmente, tiene un organismo, tiene una realidad psicofísica que es cosa y, repito, no muy diferente de los animales superiores. 

Ahora se están utilizando órganos de animales para sustituir a los órganos enfermos de los hombres, las diferencias orgánicamente no son muy grandes y serán menores todavía cuando se avancen las técnicas. Pero la realidad del quien, la realidad del yo, la realidad del tu, del cual yo soy otro tu... esto no se parece nada a las cosas, es algo profundamente distinto de toda cosa, incluso de la cosa animal, de la realidad meramente biológica.
Hay una historia detrás de cada persona, unos pensamientos detrás de sus expresiones, unas emociones detrás de su sentir y un alma bajo su piel.

Cada uno de nosotros, a lo largo de este camino que es la vida, atraviesa momentos, vive experiencias y se encuentra con personas, que inevitablemente dejaran huella en alguna parte de nosotros. Incluso, aquellas circunstancias o personas que creíamos que pasarían inadvertidas, parecen resurgir más tarde de algún modo en nuestras vidas.

Estamos hechos de matices

Todo aquello cuanto acontece, matiza nuestra experiencia y nuestro sentir, de la manera que sea, a veces intensamente y otras tan solo de pasada; a veces conscientemente, y otras sin darnos cuenta… nos dan luces y sombras, y también tonos a medias

Por eso, cuando a veces observamos a alguien y pensamos que tiene un comportamiento inesperado o inexplicable, ¿de qué nos sirve darle nuestra interpretación o nuestro sentido?

Nosotros tan solo lo entenderemos desde nuestra visión, que no es más que aquella que se compone de nuestras experiencias y vivencias, pero ¿Qué sabemos acerca del otro?, ¿qué sabemos de su sentir?
Si ya de por sí es complicado adentrarse en las profundidades de uno mismo e intentar conocerse, ¿Cómo vamos a saber cuáles son las intenciones o motivaciones de los demás?, o cómo esa persona está viviendo esa situación.

Lo que se trata es de pensar la persona como tal: de no reducir la persona a una cosa, de no tratar al hombre como cosa – porque el hombre es cosa también naturalmente, tiene un organismo, tiene una realidad psicofísica que es cosa y, repito, no muy diferente de los animales superiores. 

Ahora se están utilizando órganos de animales para sustituir a los órganos enfermos de los hombres, las diferencias orgánicamente no son muy grandes y serán menores todavía cuando se avancen las técnicas. Pero la realidad del quien, la realidad del yo, la realidad del tu, del cual yo soy otro tu... esto no se parece nada a las cosas, es algo profundamente distinto de toda cosa, incluso de la cosa animal, de la realidad meramente biológica.


El Ser Discreto


La noción de discreción se relaciona casi exclusivamente con el modo de comunicación que se puede establecer entre dos partes.

Entendemos por discreción a la práctica mediante la cual determinado tipo de información es mantenida en secreto o transmitida de manera prudente y cautelosa de acuerdo a lo que solicite la fuente de información.


La discreción es un elemento de gran importancia a la hora de establecer vínculos de confianza entre dos personas que se conocen y comunican entre sí.

Seguramente si un amigo nos cuenta algo que quiere se mantenga en reserva hasta que el decida, y nosotros lo contamos, se molestará, pero además sentirá que hemos herido su confianza y ya jamás nos contará nada importante porque no confía en que somos capaces de guardar el secreto.

La mayoría de las relaciones de amistad demandan confianza y muchas veces la base de esa confianza es ser reservado con algunas informaciones que se conocen.

Ser discreto es ser una persona que no comunica aquellos datos o informaciones que han sido especialmente catalogadas como secretas por otra persona.

En muchos casos, la discreción tiene que ver quizás no con una solicitud explícita de una de las partes si no con el criterio particular de cada individuo que supone la no transmisión de ciertos datos debido a razones éticas y morales (por ejemplo, la enfermedad de una persona).

Claramente, la discreción permite que se establezcan lazos de confianza entre las diferentes partes ya que de no existir la misma se pueden generar confusiones, entredichos y discusiones fácilmente.

Hoy en día, gracias a los avances comunicativos (que permiten el traspaso de información en cuestión de segundos) se vuelve significativamente difícil el mantenimiento de niveles de discreción en determinados espacios como lo puede ser por ejemplo el espacio laboral o profesional.

Sin dudas, la tecnología cambió de plano la manera de actuar y comportarse en algunos contextos que, por la relevancia que ostentan y la alarma que pueden generar, requieren de discreción y prudencia.

Discreción es el valor de las personas reservadas en el buen sentido de las palabras.

A veces somos tan abiertos con otras personas, que incurrimos en riesgos que ni siquiera sabemos que existen.


lunes, 7 de octubre de 2019

Lo Que Aspiramos


La aspiración es una palabra que tiene varias acepciones, una de ellas es la que se encuentra relacionada con la de idea personal, las personas tienen metas y objetivos que quieren cumplir, que se encuentra muy ligado a la idea de los deseos que tiene una persona para si misma. 

En este sentido las aspiraciones pueden ser de diferentes temas, como por ejemplo en las salariales, que tal vez es en la que más se escucha al momento de ir a una entrevista de trabaja, que la persona que está pensando en contratar suele preguntar cuáles son las aspiraciones salariales que tiene el postulante; y es allí donde la persona tiene la responsabilidad de ser sincero consigo mismo y decidir si sus aspiraciones salariales se encuentran realmente relacionadas con lo que la empresa se encuentra proponiendo.

Pero las aspiraciones también pueden ser de otra índole, como cuando una persona tiene ganas de mejor su trabajo, su lugar de vivienda, o cualquier tema en su vida personal, y es allí donde las personas deben decidir y plantearse metas y tiempos reales para poder cumplirlas en un plazo determinado. Las personas irán evolucionando en su vida y cada vez irán encontrando nuevas aspiraciones.


El progreso científico y tecnológico característico de la sociedad postmoderna ha hecho posible la producción a gran escala de cualquier tipo de satisfactores de necesidades.

Este fenómeno ha influido para que, en todos los estratos socioeconómicos, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, se incrementen de manera sustancial las aspiraciones de consumo en comparación con otros momentos de la historia de la civilización humana
.
Otro elemento, éste de orden subjetivo, que contribuye al incremento de las aspiraciones de consumo es la creencia, muy común en la cultura postmoderna, de que obtener el mayor ingreso monetario posible contribuye a la felicidad ya que permite alcanzar las aspiraciones de consumo. No obstante, la abundante investigación científica sobre el tema de la relación entre ingreso y felicidad no permite aceptar o rechazar de manera definitiva esta creencia popular.

Pero en última instancia, la televisión no hace más que retratar el estilo de vida de la sociedad postmoderna, en la que el acto de consumo ya no tiene por finalidad única ni inmediata la satisfacción de necesidades físicas de supervivencia de la especie; ahora el consumo se presenta como una experiencia placentera que contribuye a la felicidad de las personas.

Esta idea es muy fuerte y predomina en todos los estratos socioeconómicos no obstante que algunos estudios, como los de O'Guinn y Shrum (1997) y Belk y Pollay (1985), han demostrado que el bienestar derivado de un mayor consumo es, en el mejor de los casos, pasajero.

Schopenhauer (2003: 176–177 y 312), dice que la voluntad:


“En sí, implica la ausencia de todo fin, de todo límite, porque es una aspiración sin término. Cada fin realizado es el punto de partida de un nuevo deseo, y así indefinidamente. La manifestación de la Voluntad es un perpetuo fluir de deseos. La Voluntad, en todos los grados de su manifestación, desde el más bajo hasta el más alto, carece de objetivo final, porque su esencia es querer, sin que este querer tenga nunca un fin, y que, por lo tanto, no alcanza una satisfacción definitiva. El querer va hasta lo infinito”


Distraídos



La distracción puede ser un fenómeno absolutamente mecánico, y puede ser causado por una inhabilidad de prestar atención, una falta de interés en el objeto de la atención, un mayor interés o atracción hacia algo diferente al objeto de la atención o bien por trastornos de la atención.

Cuando hablamos de distracciones, hay que tener claro que existen muchas y en muy diversos campos. No obstante, de manera frecuente de las que más se suele hablar es de las que se llevan a cabo cuando se está al volante de un vehículo. 

Estas pueden originar no sólo la salida de la carretera del coche sino también un choque con otro automóvil, el acometer un atropello o incluso sufrir otro tipo de grave accidente. Situaciones todas ellas que pueden traer consigo desde daños materiales hasta lesiones físicas de gran alcance e incluso la muerte de las personas implicadas.

La distracción, por lo tanto, es algo que atrae la atención de una persona. Cuando alguien se distrae, deja de prestar atención a algo y la deriva hacia el nuevo punto de interés. Hay distracciones buscadas adrede, distracciones inofensivas y distracciones con consecuencias que pueden ser muy peligrosas.

En el primer grupo, podemos mencionar a los juegos o espectáculos que permiten la relajación y el descanso. En este caso, la persona busca, de manera conciente, distraerse para dejar de lado las preocupaciones cotidianas, al menos por un rato. Asistir a una obra de teatro, ver televisión o leer una revista son distracciones habituales.

En el conjunto de las distracciones involuntarias, podemos encontrar distintas acciones que no tienen mayores consecuencias. Lavar dos veces un mismo pantalón, dejar el televisor encendido al salir de la casa o no saber dónde está guardada una camisa son distracciones menores. Otras distracciones, en cambio, pueden resultar riesgosas y hasta fatales, como hablar por teléfono mientras se conduce un coche o dejar solo a un bebé en una bañera con agua.
Las redes sociales, el correo electrónico, el celular, los estímulos publicitarios, la música en distintas partes, los mensajes de texto, la televisión…
¡Estamos sometidos ante cientos o quizás miles de distracciones al día!
No es difícil pensar en que sencillamente muchas personas se distraen de sus metas y objetivos rápidamente. Cómo no distraerse con un mundo que ofrece tantas alternativas y posibilidades.

Cuando una persona quiere triunfar y ser muy exitosa, por lo regular empieza por plantearse un objetivo o una meta.

Luego, si deja que las distracciones la dominen, acabará realizando actividades no acordes con dicho objetivo, y hasta olvidando sus sueños por completo.

Esto es terrible para la vida de las personas, y mucho más lo es, para la humanidad en general. Los grandes éxitos de personas como Albert Einstein, Alan Turing y Thomas Alva Edison, trascendieron a la raza humana y sus legados se aprovechan hoy día tras día.

Tu éxito no se encuentra ajeno a esta situación. Que triunfes en la vida, puede significar en un futuro, el beneficio o perjuicio de muchas personas… Quizás millones.

El principal enemigo del éxito, es la distracción. Distraerse y desconcentrarse causa procrastinación (perder el tiempo, postergar y dilatar actividades).

Y la persona que procrastina, tiene en sus manos las llaves que le abren la puerta al fracaso  total. Es más, parece que en vez de llaves y puertas, tuviesen un teletransportador hacia la mayor miseria.


Cosas De Genios


Unos dicen que nacen, otros que se hacen. Lo cierto es que los genios siempre han intrigado a los investigadores, que han escrito cientos de páginas alrededor de ellos. 

Durante el siglo XIX, en pleno auge del romanticismo, la figura del genio adquirió una connotación casi sobrenatural. Se decía que eran seres superdotados, predestinados. Que hablaban en secreto con las musas o que tenían una inspiración divina en sus descubrimientos y creaciones.

Con los avances de la neurología, la genética y la psicología, entre otras disciplinas, algunos de estos conceptos fueron revaluados.

Se comprendió que las características hereditarias, pero sobretodo la estimulación temprana y una educación adecuada, formaban personas con notable inteligencia. Si llegaban a la genialidad o no, dependía de su perseverancia.

En 1998 el profesor Mihaly Csikszentmihalyi escribió el libro “Creatividad”. Para elaborar el texto entrevistó a 91 personas que eran considerados “genios” en su entorno. La muestra incluía a 14 Premios Nobel. Sobre esa base pudo definir cinco características que estaban presentes en todos ellos y que tenían que ver más con rasgos de la personalidad que con habilidades intelectuales específicas. Enseguida te contamos cuáles son esos rasgos.

1. Curiosidad y determinación
Todos los entrevistados por Csikszentmihalyi mostraron tener un profundo apasionamiento por el trabajo que realizaban. Esa característica se dejaba ver en la curiosidad que los invadía constantemente. Siempre querían saber más acerca de la materia sobre la que estaban trabajando. Y eran capaces de sacrificar muchas cosas con tal de mantenerse en su labor. Todo indica que un profundo deseo de lograr sus objetivos intelectuales era el principal motor de su esfuerzo.

2. Autodidáctas o semi-autodidáctas
Con base en un estudio del profesor Dean Keith Simonton, de la Universidad de California, pudo concluirse que el grado educativo no es determinante en la vida de los llamados “genios”. De hecho, sobre una muestra de 300 casos se estableció que por regla general los más inteligentes no tenían grandes títulos, ni una educación formal prolongada. La mayoría tenía apenas títulos medios.
Lo que sí resultó revelador es que todos estos hombres y mujeres dedican gran parte de su tiempo al estudio de su materia de interés. Lo hacen por su cuenta, sin instituciones, ni calificaciones de por medio. Simplemente porque les gusta hasta el límite de lo razonable.

3. Son metódicos y autocríticos
Para el psicólogo Howard Gardner, los grandes genios de la historia tienen un patrón de trabajo similar. Son experimentales: todo lo someten a prueba y cuestionan sus propios hallazgos por más esfuerzo que les hayan costado. Siguen un esquema de ensayo error y lo llevan al extremo. Reflexionan mucho acerca de lo que hacen y siempre quieren llegar más lejos.

4. Solitarios, aburridos y hasta deprimentes
La mayoría de los genios pasan por etapas en donde son marginados de su entorno, especialmente durante la adolescencia. Al estar tan focalizados en lo que constituye su centro de interés, generalmente no desarrollan grandes habilidades sociales ni participan mucho de las actividades de grupo. A veces se vuelven obsesivos y huraños. Muchos de ellos son intratables, egoístas y maniáticos.

5. El dinero no les interesa
Los genios no actúan motivados por los premios o castigos que reciben de su entorno. Están embelesados con algún tema y su mayor gratificación es poder avanzar en la comprensión o el manejo de éste. Gran parte de ellos ha tenido que pasar por tiempos de miseria, pues se resisten a trabajar por dinero. Lo hacen solamente por convicción, por amor. Si eso supone la pobreza, finalmente no importa para ellos.
Imagen cortesía de Nere Lorco

¿De qué depende la genialidad?
Definir y delimitar en qué consiste la genialidad es uno de los conceptos más antiguos, complejos y fascinantes en la historia de la psicología. ¿Qué es lo que permite que algunos elegidos lleguen a ser grandes científicos, escritores inmortales o grandes filósofos?. Todo indica que no existe una clave única. Los estudios revelan que influyen una amalgama de factores diversos, como el talento innato,  la creatividad  y variables de personalidad como la tenacidad, perseverancia y la motivación, que en conjunto configuran las características distintivas de un genio.


Responsables


La responsabilidad es el cumplimiento de las obligaciones o cuidado al hacer o decidir algo, o bien una forma de responder que implica el claro conocimiento de que los resultados de cumplir o no las obligaciones, recaen sobre uno mismo.

La responsabilidad se puede ver como la conciencia acerca de las consecuencias que tiene todo lo que hacemos o dejamos de hacer sobre nosotros mismos o sobre los demás.

En el campo del estudio o del trabajo; por ejemplo, el que es responsable lleva a cabo sus tareas con diligencia, seriedad y prudencia porque sabe que las cosas deben hacerse bien desde el principio hasta el final y que solo así se saca verdadera enseñanza y provecho de ellas.

Con la responsabilidad el individuo aprende a comportarse de manera que puedan confiar en él, ya que ésta garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera confianza y tranquilidad entre las personas.

El ser responsable reflexiona seriamente antes de tomar cualquier decisión, pensando en los resultados y efectos que pueda afectar la propia vida o la de otros; es capaz de sentir lo que otros sienten y entender las necesidades de los demás; reconoce los errores cometidos y se muestra dispuesto a repararlos.

Todo lo expuesto es referido a la responsabilidad ética, moral y social, ésta última tienen gran relevancia en una comunidad familiar, en donde los padres tienen el deber de ser responsables en la formación de sus hijos y en la contribución de ellos en la sociedad, con el aporte de su misma experiencia de comunión y participación.

Existe otra responsabilidad que es la jurídica, donde toda persona es legalmente responsable de determinada conducta y que en parte es referida a la obligación de reparar daño moral o material causado por alguna violación.

La responsabilidad social tiene muchas interpretaciones como consecuencia de las distintas visiones que condicionan su actuar, las acciones asociadas a esta práctica se direccionan generalmente a empresas, olvidando que este enfoque resulta ser un tema estratégico para repensar en las intervenciones de desarrollo social y bienestar integral de las comunidades.

La responsabilidad social resulta ser una nueva visión, que debe estructurarse con criterios, metodologías y prácticas que permitan a las empresas, la sociedad civil y el estado, accionar de manera co-participativa en el desarrollo de los pueblos y el país. 

Algunas definiciones:

“La amplitud y la irreversibilidad de las interdependencias que se han creado entre los seres humanos, entre las sociedades y la humanidad y la biosfera constituyen una situación radicalmente nueva en la historia de la humanidad, transformándola de manera irrevocable en una comunidad de destino”.

“Sostener de manera indefinida los modos de vida y de desarrollo actuales, acompañados de una tendencia a limitar sus propias responsabilidades es incompatible con la armonía entre las sociedades, la preservación de la integridad del planeta y la salvaguarda de los intereses de las generaciones futuras.”

“La envergadura de los cambios necesarios hoy está fuera del alcance de cada uno de nosotros y ello implica el compromiso de todas las personas y de todas las instituciones públicas o privadas.”



domingo, 6 de octubre de 2019

Hacer Lo Que Queremos


“Crear tu día” es el poder de decisión que cada individuo posee sobre sí mismo, significa estructurar el marco idóneo a través del cual queremos que transcurra nuestro día.

La filosofía de “Crear tu día”, apela a observar nuestras reacciones y decidir qué pensar, es decir ser conscientes de cómo queremos que sucedan las cosas, no solo actuar intuitivamente sino asignarle un patrón determinado a cada incidente. Se trata de asumir la responsabilidad de nuestro proceder, tomar un papel activo y no solo circunstancial.

Esto funciona con base en formulaciones que se hacen al amanecer, es decir al despertar. 

La importancia de que sea al inicio es que las primeras horas construyen el día y determinan nuestro estado de ánimo. 

Estas formulaciones deben ser positivas y factibles, previendo escenarios que pudieran modificar nuestra rutina.

Al crear tu día, decides cómo quieres que transcurra, el significado que le darás a los eventos y encuentros que tengas, cabe recordar que no son deseos sino formulaciones factibles. 

De algún modo es una manera de puntuar nuestras experiencias, asignarles un valor, con la diferencia de que este cada día debe ser más positivo para tener una rutina más armónica y productiva.

Crear tu día es un ejercicio que requiere de disciplina, es una actividad que necesita de repetición y  constancia para obtener los dividendos deseados. 

Las formulaciones no siempre serán las mismas, estas se irán adaptando a nuestras necesidades y conforme al sentimiento que nos provoquen, la conexión emocional es el principal elemento a tomar en cuenta para tener un día ideal.



Sobrevivir


Todos tenemos Umbrales que cruzar. Todos tenemos máscaras que arrancar, velos que rasgar, y cargas que dejar atrás en el camino. Tú que lees estas palabras, yo que las escribo, cada persona que nos acompaña en esta aventura humana; Nuestras sociedades, nuestra civilización global, este pequeño y hermoso planeta en el que vivimos.

En esta época convulsa, cambiante y llena de oportunidades, un Gran Umbral se yergue ante nosotros.

Si logramos cruzarlo... habremos regresado a Casa.

¿El principio es el principio?
El individuo llega al mundo y es recreado en un entorno social, religioso y familiar concreto. Por ello responderá a unos códigos y estímulos concretos, de los cuales se nutrirá. A priori serán necesarios para su supervivencia. 

Más adelante y también para su supervivencia, decidirá con buen criterio deshacerse de aquello que le sirvió  para sobrevivir a una realidad de un presente pasado. 

La inconformidad del ser humano permite sus avances, el conformismo erosiona, y la erosión transforma, es en cualquiera de sus formas que el avance es inevitable, la transformación siempre está latente. La erosión tarda años, siglos quizá. La inconformidad crea rutas de acceso.

Aflorar a la superficie laceraciones profundas que fueron sumergidas para la autoprotección del individuo, favorecerá  la toma de consciencia de lo humano en cada uno.

¿Quién no se ha preguntado alguna vez si el mundo que percibimos con nuestros sentidos, lo que podemos ver, tocar, oler... es lo único que verdaderamente existe a nuestro alrededor? Nuestros sentidos marcan los límites de la realidad que percibimos cada día, más allá de lo que nuestra percepción sensorial nos muestra no parece existir nada. 

Sin embargo todo un mundo se extiende más allá de esos límites, un mundo no perceptible por medio de los sentidos de nuestro cuerpo físico (pues no se trata de un mundo físico, con las cualidades que conocemos y sujeto a las reglas que rigen el mundo de los sentidos), un universo que sin darnos cuenta visita cada noche una parte de nuestro ser.

“De ahora en adelante, cuando cruces el umbral, a ti mismo se te revelarán todos los aspectos buenos y malos de lo que hiciste. Han estado entretejidos hasta ahora en tu propio ser; estaban dentro de ti y tú no podías verlos, como no puedes ver tu propio cerebro con los ojos físicos. Mas ahora se liberarán de ti, se separarán de tu personalidad; asumirán una forma independiente que te será visible, tal como puedes ver las piedras y las plantas del mundo exterior. Y ese mismo ser, que modeló un cuerpo físico con tus acciones nobles y viles.

Esta forma que te identifica está tejida con la substancia del libro de cuentas de tu propia vida.

Eso sucederá cuando tenga que suceder, no habrá un antes como tampoco un después, al fin y al cabo no lo necesitas tú lo tienes todo.


Cuando Nos Toca Partir

Sobrellevar con la pérdida de un amigo cercano o un familiar podría ser uno de los mayores retos que podemos enfrentar. La muerte de la pareja, un hermano o un padre puede causar un dolor especialmente profundo. 


Podemos ver la pérdida como una parte natural de la vida, pero aun así nos pueden embargar el golpe y la confusión, lo que puede dar lugar a largos períodos de tristeza y depresión.

Todos reaccionamos de forma diferente a la muerte y echamos mano de nuestros propios mecanismos para sobrellevar con el dolor que ésta conlleva. Las investigaciones indican que el paso del tiempo les permite a la mayoría de las personas recuperarse de la pérdida si pueda contar con apoyo de su entorno social y mantenga hábitos saludables. Aceptar la muerte de alguien cercano puede tomar desde meses hasta un año. 

No hay una duración “normal” de duelo. Usted tampoco debe anticipar que va a pasar por “fases de duelo” – investigaciones recientes han surgido que la mayoría de las personas no pasan por estas fases de forma progresiva.

Si usted ha tenido una relación difícil con la persona fallecida, esto puede añadir otra dimensión al proceso de duelo. Podría necesitar reflexionar por algún tiempo antes de lograr mirar la relación con nuevos ojos y acostumbrarse a la pérdida.

Si tomamos en cuenta que la mayoría de nosotros puede superar la pérdida y continuar con nuestras vidas, nos damos cuenta de que los seres humanos, por naturaleza, tenemos una gran capacidad de resiliencia. Pero algunas personas lidian con el duelo por más tiempo y se sienten incapaces de llevar a cabo sus actividades cotidianas. Estas personas podrían pasar por lo que se conoce como duelo complicado y les podría beneficiar la ayuda de un profesional de salud mental calificado como un psicólogo que se especialice en el duelo.

¿Se ha sentido alguna vez impotente, sin saber cómo ayudar a alguien que ha perdido a un ser querido? Quizás no sepa qué decir o qué hacer, así que al final ni dice ni hace nada. Pero hay cosas que sí puede hacer para ayudar.

A veces, es suficiente con estar presente y decir “lo lamento”. En muchas culturas dar un abrazo o un apretón de manos es un modo de expresar interés. Si quien está de duelo quiere hablar, escúchelo con atención. O mejor aún, haga algo por la familia, algo que quizás ellos no puedan hacer, como cocinar o cuidar de los niños, o ayude con los preparativos del funeral si a ellos les parece bien. Esas acciones dicen más que muchas palabras.

Algunos especialistas dicen que los dolientes reciben mucha ayuda al principio, pero después de un tiempo, cuando sus amigos vuelven a la rutina, se olvidan de que siguen teniendo necesidades. Por lo tanto, mantenga la comunicación con quienes están pasando por ese trance. 

Muchos que están de duelo agradecen poder hablar de sus sentimientos cuando ya ha pasado algún tiempo.



sábado, 5 de octubre de 2019

Semilla Ancestral


En una valoración de las posibilidades de la naturaleza, el escritor Wayne Dyer expresó:

 "ES MUY FÁCIL CALCULAR EL NÚMERO DE SEMILLAS QUE HAY EN UNA MANZANA. PERO, ¿QUIÉN ENTRE NOSOTROS ES CAPAZ DE DECIR CUÁNTAS MANZANAS HAY EN UNA SEMILLA?"
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Del mismo modo pensamos y nos interrogamos: ¿cuántas posibilidades hay en el espíritu humano de fructificar en bondad, en conocimiento, en impulso, en creatividad? El ser humano tiene en su condición espiritual la facultad del pensamiento, del sentimiento y de la acción... Semillas divinas germinando y desarrollándose en cada existencia.

Y esta, que hoy vivimos, con todo un contexto problematizado y difícil, reclama de cada uno, un nuevo enfoque para superar interiormente las dificultades. Necesita de otras capacidades y potencialidades como el desarrollo de la serenidad y la creatividad, motores dinamizadores del pensamiento y sentimiento.

Serenidad como un estado de comprensión, aceptación y reflexión de las situaciones que se nos presentan. La serenidad predispone a la creatividad en el pensamiento elaborador de ideas, favoreciendo la solución de las cuestiones de una manera efectiva. Estos dos valores (comprensión, aceptación), forman parte de la naturaleza espiritual del ser humano.

LA SERENIDAD NO ES INDIFERENCIA NI POSTERGACIÓN: SERENIDAD IMPLICA PAUSA, CESE DE VIOLENCIA, DE DESCONTROL, DE ARREBATOS. 

Es un detenerse física y mentalmente a comprender la situación, con un pensamiento de aceptación hacia la vida, hacia los seres que nos rodean, sintiendo y sabiendo que seremos capaces de encontrar el camino adecuado.

En ese momento de tranquilidad, el pensamiento trabaja aplacando el impulso que pueda ser negativo, creando en la mente un campo propicio para intuir los pasos a seguir.

Las potencialidades del espíritu se completan con la determinación de la voluntad al servicio del bien y de la evolución. De esta manera, la acción es el impulso dinamizador necesario para concretar lo gestado en los pensamientos y sentimientos.

Sería conveniente, para comenzar, direccionar las potencialidades espirituales en el desarrollo de la valoración de uno mismo y de los demás. 

Cada uno de nosotros es un ser importante en la Creación. Estamos en la vida luchando por nuestra superación, trabajamos por nuestra familia, nos preocupamos por ella, tratamos de ser buenas personas.

Con todo este buen hacer, estamos al amparo de las leyes Universales y ese amparo se manifiesta en fuerzas imponderables que fortifican nuestra mente y nuestro organismo.

Valorarnos como personas no es una postura de soberbia ni vanidad. Es saber y creer que todo ese esfuerzo cotidiano de la vida, con sus aciertos, con sus dificultades, es un aprendizaje importante y valioso.

Esta valoración necesita luego expandirse hacia otros seres, aquellos que conforman y enriquecen nuestra vida con su apoyo y compañía.

Generalmente reclamamos de ellos respuestas acordes con nuestras demandas o deseos, nos formamos juicios, mantenemos posturas de exigencias, esperamos que obren según nuestro criterio. 

Esta posición personalista e intolerante sólo da lugar a desarmonías, alejamientos afectivos y desencuentros.

Toda esta dinámica reflexiva y valorativa de uno mismo y de los demás, necesita tener un espacio en los pensamientos, dedicarle un tiempo diario para el desarrollo de nuestra vida interior, proyectando así nuestros compromisos morales.

Intentemos dedicar un momento del día a esta actividad que facilitará seguramente, el acercamiento de seres espirituales que nos asisten, que nos aman, que están dispuestos a través de la intuición a darnos ideas que nos ayuden, porque el pensamiento en reflexión y serenidad es campo propicio para ello.

Este es un sábado en que es el momento indicado y oportuno para compartir todo lo que poseemos, lo que nos es legado desde una impronta que desconocemos pero que seguramente sentimos, lo que nos “hace diferentes” todo aquello que “nutre y germina” desde lo profundo de nuestro ser, que constituye nuestra “esencia divina” y se manifiesta en nuestra inconmensurable capacidad “de dar vida”, de permitir la abertura al mundo de lo mejor de nuestro sentir en un “toque creativo” tan singular que solamente lo humano que llevamos dentro permita aflorar.


Inquietud

La inquietud o desasosiego es, según una teoría postulada por Liebert y Morris en 1967, uno de los componentes principales de la ansiedad. El otro componente sería la emocionalidad. Esta última se refiere a los síntomas fisiológicos tales como sudar, sufrir palpitaciones o tener alta la presión arterial.


Inquietudes al azar:

"Aburrirse es siempre responsabilidad de uno mismo, basta con un buen libro para matar el aburrimiento y alimentar el espíritu"
"Hay que ponerse grandes objetivos, pues con esfuerzo y constancia, podemos llegar a conseguir aún más de lo que nos propongamos"
"Hasta lo más aburrido se puede llegar a aprender casi sin esfuerzo de forma creativa y divertida"
"Nunca debemos dejar de aprender ni pensar que ya lo sabemos todo"

Sin Embargo…
Es habitual ver a personas que basan su día a día en perder el tiempo en nimiedades. Aburridos, sin curiosidades, algunos hasta se encierran en una relación de pareja y se aíslan del mundo, a dar sueño a las paredes mientras que, más que refugiarse en esa persona, se apoyan entre sí sin interés de crecer, de conocer, sencillamente conformándose con no caer.

Enganchados al wassap, escuchando todo el día música de discoteca, reuniéndose a tomar el sol, jugar a las cartas, fumar, salir "de fiesta"... Pero sin inquietudes. De hecho, creo que es eso lo que me ha llevado a esta reflexión. Las palabras "falta de inquietudes" son exactamente las que encajan con lo que necesitaba para definir a la inmensa mayoría de personas que conozco. Escuchar los cuatro grupos de música del momento, comprarse un móvil potente cuando no vas ir más allá del Twitter, hacerse con el último iPhone, sumarse a todas las modas absurdas que se expanden viralmente por internet... 

Compran camisetas de grupos que apenas han escuchado, porque así te las puedes dar de "rockero", de "diferente", porque inconscientemente saben que ahí están las inquietudes que te llevan a expandir tus horizontes y poder tener una charla interesante sobre estos temas con otras personas. Pero no lo comprenden. Se limitan a comprarse las camisetas y dárselas de algo que no alcanzan a comprender, a sabiendas de que "por ahí van los tiros", pero que precisamente, por falta de inquietudes, no profundizan. Pasan los años para ellos, entierran las camisetas, las pulseras, las pulseras de cuero, y a vivir una vida insulsa, con medio cerebro secándose irremediablemente sin encontrar nada que les satisfaga.

En mi opinión, son personas sencillas de manipular, que claramente, en algún momento cayeron en la masificación, y que no supieron darse cuenta, y ahora no saben como salir, porque realmente no han aprendido nada en los años más activos de nuestras vidas, y se quedan como zombies. 

Con esto de "la sociedad de la comunicación", se ha acelerado aún más esto de "madurar antes", o mejor dicho, hacer "cosas de mayores" antes de lo que deberían, ¿por qué? Por pura imitación de los mayores, como ha sido siempre.

Sencillamente en algún punto de nuestra historia, la sociedad de consumo hizo "crack", se descontroló y se llevó de un plumazo a los mayores, y poco a poco, los menores empezaron a "imitar", a aprender de sus mayores, a aprender... ¿Qué? 

viernes, 4 de octubre de 2019

Las Infulas


Decimos que alguien “tiene ínfulas” cuando muestra presunción, vanidad o aires de grandeza de una manera desproporcionada y generalmente sin motivo alguno; aparentando cierto “estatus social” o importancia que no le corresponde.

Las ínfulas eran unas cintas que se usaban en la antigua Roma y que los personajes de alta clase se colocaban en la cabeza a modo de diadema, de la que colgaban otras dos tiras conocidas como “vittae” (de color púrpura o blanco).

A mayor número de tiras y mejor calidad en el acabado de las mismas, más importancia, prestigio o relevancia del personaje que las vestía dentro de la sociedad.

El significado de esta expresión es tener mucho orgullo o vanidad. Según José Mª Iribarren: 

"La ínfula era una venda o tira a manera de diadema, de la cual pendían, una por cada lado, dos cintas llamadas vittae. Solía ser ancha, de color blanco y de púrpura, retorcida a manera de guirnalda, y con ella se cubría toda aquella parte de cabeza en que hay cabellos hasta las sienes, atándosela últimamente por detrás con las vittae. Los sacerdotes paganos y los reyes la usaban como distintivo de su dignidad, o a modo de diadema".

También nos explica en su libro que: "con las ínfulas se adornaban los altares y los templos, y particularmente las víctimas que conducían al sacrificio, y se graduaba la importancia de ellas por el número y riqueza de las ínfulas que llevaban. De donde se formó el proverbio primitivo de víctima de muchas ínfulas, que luego se aplicó a los hombres."

Iribarren, José Mª; El porqué de los dichos. Gobierno de Navarra. Departamento de Educación, Cultura, Deporte y Juventud. Novena edición. Octubre 1996, pg. 22.

Podemos aspirar a ser grandes, pero debemos lograrlo con y entre la gente. La verdadera grandeza no necesita la humillación del resto.

El problema de tener ínfulas de grandeza es que nos pone en el plano de la competencia o en una absurda rivalidad.

Nuestros retos son con cada uno de nosotros. La misión no consiste en subir a la cima solo para gritarlo a todos los vientos. Si nos ponemos a alardear, lo único ‘grande’ que conseguimos es caer en el error de la prepotencia.

Brillar siempre será bueno, pero no podemos “encasillarnos”.

Muchas veces alguien lucha de manera desmedida por llegar a ser el jefe de la oficina, por tener el mayor número de millones en sus cuentas bancarias o por vestir con los últimos ‘gritos’ de la moda.

Suele suceder que cuando se alcanzan tales instancias, los únicos ‘alaridos’ que escuchamos son los de nuestras conciencias, las cuales nos ponen frente a los espejos de la soledad, la tristeza o la depresión misma.

Deberíamos saber que con el solo hecho de tener salud, ya tenemos el brillo terrenal ganado. Lo demás, entiéndase el trabajo, el dinero, el amor o la estabilidad, llegan por añadidura.