lunes, 2 de marzo de 2020

La Ciudadanía

Filosofía


Un ciudadano o una ciudadana es el habitante de un Estado que tiene unos derechos políticos y puede ejercerlos. El ciudadano o ciudadana posee un estatus legal que le diferencia del que no lo es.

“Ciudadanía es lo propio del ciudadano, y especialmente el conjunto de los derechos de que disfruta y de los deberes que le incumben. El primer deber consiste en obedecer la ley (aceptar ser ciudadano, no soberano). El primer derecho, en participar en su elaboración o en las relaciones de fuerza que se encaminan a ella (ser ciudadano, no súbdito). Son dos formas de ser libre, en el sentido político del término, y en una ciudad no hay otra forma de serlo (André Comte-Sponville: Diccionario filosófico. Paidós).

Poseer la ciudadanía supone.
*Formar parte de una comunidad de iguales por lo que respecta a los derechos y a los deberes. Todos los ciudadanos y ciudadanas comparten unos mismos derechos y deberes con independencia de su religión, sexo o cultura. Esta comunidad se diferencia, a su vez, de los no ciudadanos.
*Participar en la toma de decisiones que afectan a todos. Ser ciudadano o ciudadana, por tanto, no significa limitarse a satisfacer los deseos personales y ser depositarios pasivos de unos derechos. Esta posibilidad de participación solo se produce en los sistemas políticos democráticos (donde democracia significa el “gobierno del pueblo”); por tanto, la democracia es el sistema político más adecuado para ejercer la condición de ciudadanía.
*Participar en un proyecto común de convivencia de acuerdo a un ideal de conducta cívica. Ser ciudadano y ciudadana significa que, aunque se produzcan situaciones de conflicto, la relación con los demás tiene que estar determinada por el diálogo y la cooperación. La educación para la ciudadanía reflexiona sobre aquellas conductas que permiten la construcción de una sociedad mejor.
*Potenciar lo que es común entre los seres humanos. La ciudadanía es la conciencia de vivir a pesar de nuestras diferencias en un mundo compartido. Como asegura Fernando Savater, “no se progresa creando diferencias, sino igualando derechos, sufragio universal (para pobres y para ricos, para hombres y para mujeres), educación para todos, sanidad para todos, pensiones de jubilación para todos, etc.”.

Constitución, ciudadanía y organización social.
La ciudadanía es una realidad que ha evolucionado alrededor de unos derechos y unos deberes asignados a un conjunto de individuos (a los que se denomina ciudadanos) y que están recogidos en una constitución (la constitución es la norma fundamental de un Estado, que establece las relaciones entre las instituciones, define la organización política del país y señala los derechos y deberes fundamentales que tiene garantizados los ciudadanos).

La ciudadanía solo es posible cuando existe una idea de Estado, un orden al cual el individuo manifiesta lealtad. 

Históricamente, han existido diversas formas de organización social opuestas a la idea de ciudadanía:
-Formas primitivas: vínculos familiares y de dominio por la fuerza física.
-La sociedad feudal. Basada en la relación entre el señor feudal y sus vasallos. Se trata de una relación jerárquica en la que el señor proporciona seguridad a los vasallos, a cambio de su servicio y fidelidad.

-La monarquía absolutista y la tiranía. Son sociedades en las que una única persona, el monarca o el tirano, se encuentra por encima del resto, los súbditos. En el caso de la tiranía, se exige el apoyo activo de todos los individuos.

Aunque los conceptos de ciudadanía y sociedad civil estén relacionados, no hay que confundirlos. La ciudadanía evoca los lazos políticos que existen en el conjunto de la comunidad, mientras que la sociedad civil se refiere a la formación de asociaciones y grupos que no son políticos (asociaciones culturales, etc.). Por otro lado, la participación en este tipo de  agrupaciones supone un aprendizaje a partir del cual uno puede interesarse posteriormente por cuestiones que afectan a toda la comunidad.

Ciudadano estatal y cosmopolita.
La noción de ciudadanía nació en la Antigua Grecia y se aplicó al ciudadano del Estado; también en Grecia surgió el concepto de ciudadano del mundo o del cosmos (de donde procede el término cosmopolita).
-Se habla de ciudadano  y ciudadana estatal como miembro de una comunidad de iguales que participan activamente en la toma de decisiones políticas.
-El concepto de ciudadano y ciudadana cosmopolita supone considerar que todos los miembros de la humanidad son iguales y dignos, y merecen compartir los mismos derechos y deberes. Es un salto cuantitativo de la idea de ciudadano estatal.


El cosmopolitismo se basa en dos aspectos señalados por Anthony Appiah:
*”Tenemos obligaciones que se extienden más allá de aquellos a quienes nos vinculan lazos de parentesco, o incluso los lazos más formales de la ciudadanía compartida”.
*”Debemos tomar en serio el valor, no solo de la vida humana, sino también de las vidas humanas particulares, lo que implica interesarnos en las prácticas y las creencias que les otorgan significado”. El cosmopolita reconoce una diversidad de formas de vida y se interesa por ellas.

El cosmopolitismo se opone al nacionalismo, pero esto no significa que haya que desentenderse de los más próximos:
-“Las fronteras de las naciones son irrelevantes desde el punto de vista moral: accidentes de la historia sin derecho legítimo sobre nuestra conciencia”(Appiah).

-“La sociedad y la unión de los hombres sería perfectamente guardada si aplicáramos principalmente nuestra generosidad a aquellos con quienes más estrechamente estamos unidos”. (Cicerón).


Excelso

El adjetivo excelso, procede del latín “excelsus”, vocablo integrado por el prefijo de separación “ex” y por el verbo “cellere”, que alude a la acción de “sobresalir” o “destacar”.

Significado de excelso

Lo excelso es algo que no resulta común, que no se confunde con otros integrantes de su especie, pues es mejor, notable y de categoría superior. Puede aplicarse a cosas, hechos; o a personas de cualidades inmensas, o que ocupen cargos de enorme relevancia. El Excelso, supremo entre todo lo creado, pues es el creador, es Dios, para las religiones.

Es una calificación, que, en muchos casos, resulta subjetiva, pues alguien o alguien puede conmover a ciertas personas, viéndolo como increíble o extremadamente destacado, mientras que, para otros, puede parecer como normal. No es sinónimo de famoso, ya que alguien puede cobrar fama por razones positivas o negativas; y lo excelso es siempre virtuoso, sea conocido por pocos o por muchos.

Ejemplos

“Me conmovieron las excelsas construcciones que observé en Grecia”, “El excelso paisaje parecía haberse escapado de un cuento de hadas”, “La excelsa figura del Rey apareció por la puerta, y los súbditos se inclinaron ante él” “El excelso libro del hasta ahora desconocido autor, lo lanzará pronto a la fama”, “Su excelsa obra pasará a la historia, por su importancia científica”, El Excelso me guía por la vía, y me evita caer en tentaciones”, “Yo no considero a Pelé un futbolista excelso, creo que hubo otros que lo superaron” o “No es una persona cualquiera, su dedicación, empeño y capacidad lo convirtieron en un excelso académico”.

Gustos excelsos

Los gustos excelsos son aquellos que resultan refinados y educados, no cayendo en la vulgaridad; pudiendo darse en materia de ropas, de comidas, de literatura, de cine, de pintura, etcétera.

En Botánica

La Araucaria heterophylla, es un árbol ornamental, majestuoso por su altura, que puede alcanzar, paulatinamente, pues su crecimiento es lento, los 80 metros. Tiene ramas simétricas, y frutos en formato de conos globosos. Pertenece a las coníferas, pero no es un pino, aunque también se la conozca como pino de Norfolk, por ser este lugar, en Australia, su sitio de origen; y es conocida coloquialmente como araucaria excelsa.

La Bertholletia excelsa, es un árbol muy longevo, que puede alcanzar una altura de 50 metros, de hojas grandes y flores pequeñas, endémico de Amazonia, y común de encontrar en zonas húmedas y boscosas de América del Sur, especialmente en Bolivia, Perú, Colombia y Brasil, cuyas semillas se conocen como castaña del Brasil, nuez boliviana o castaña de monte, y son comestibles, aunque comer muchas nueces de Brasil puede resultar muy dañino por su alto contenido en selenio.

Ser Responsable


Cada uno tiene sus propios problemas y es responsable de su resolución.

En principio nuestros problemas son individuales, nos afectan solo a nosotros.

Cuando formas una familia, cada uno de los miembros asume la responsabilidad, compartida, de los problemas comunes. La familia, como unidad, asume los problemas de todos y se compromete a colaborar en la superación de estos.

El funcionamiento de una familia dependerá del grado de implicación de cada uno de los miembros.
El ser humano, como animal social que es, organiza sus grupos sociales imitando este comportamiento. La tribu, sea cual sea su tamaño, obliga a sus miembros a realizar tareas que repercuten en el buen funcionamiento de esta.

Al igual que en la familia, cada miembro realiza una labor que acaba siendo específica de él. El cazador, el agricultor, el ganadero...Cada uno con su función y cada uno con su responsabilidad. El patriarca, político, asume el papel de gestor y líder del grupo dentro de la organización tribal, y por lo tanto, asume la resolución de los problemas de la tribu.

Si llegas a la política, este debe ser tu compromiso. Como el compromiso de un padre o una madre.

Cuantas veces el amor a nuestros hijos nos hace prohibirles algo, o no dejarles hacer lo que realmente quieren. No por el hecho de negarle un placer sino por prevenir un error.

Muchos políticos, con la idea de perpetuarse en un sillón que no se merecen, toman la postura del padre o madre permisivo, que no niega nada para no enfrentarse a su hijo o parecer un padre enrollado.

Los que somos padres sabemos que este comportamiento lleva a nuestros hijos a cometer errores que, a la larga, resultan más perjudiciales que el placer que reciben.

Tantos años de permisividad, de dejar a los vecinos construir viviendas ilegales, el primero el amigo del político, de dar servicios y de aquí no pasa nada, hicieron creer a los vecinos que la ley terminaba en la entrada del pueblo.

El político tranquilo, durmiendo en su sillón y soñando en que no lo perdería.

Hoy, el político, irresponsable, durmiendo en otro sillón, tranquilo, a él no le pasa nada, no le duele nada.

Hoy he tenido que decir a un vecino, con una multa de seis cifras, que lo suyo no tiene arreglo, que tiene que pagar. Hoy, un vecino, no dormirá tranquilo. Ni él ni su familia. Ni hoy ni en mucho tiempo.

Yo si dormiré. Y me despertaré más de una noche pensando en él. Les aseguro, no es agradable.

 Otros, mientras, haciendo hoyos para seguir enterrando vecinos y de camino, escalar al sillón con el que sueñan en sus plácidas noches.


La Superación

La superación personal es un proceso de cambio a través del cual una persona trata de adquirir una serie de cualidades que aumentarán la calidad de su vida, es decir, conducirán a esa persona a una vida mejor.

 Esta vida mejor no debe entenderse como una vida con más comodidades materiales, aunque éstas también pueden aparecer como un subproducto del cambio personal. Lo que el individuo trata de hallar a través de la superación personal es, en cambio, un estado de satisfacción consigo mismo y con las circunstancias que lo rodean.

 Son muchos los factores que conspiran en contra de un estado de esta naturaleza. Es frecuente encontrar personas que viven oprimidas por sentimientos de angustia, temor o incluso ira contra sí mismas o contra los demás. La causa de esto son creencias erróneas acerca de lo que es la vida, por ejemplo, la creencia de que la manera de alcanzar la felicidad es tener más y consumir más.

 Durante el proceso de cambio la persona en busca de la superación trata de conseguir la liberación de esas creencias erróneas para así poder estar en condiciones de afrontar la vida con otro enfoque, bajo otra perspectiva. Esto se llama el proceso de liberación o de despertar. A esa persona que ha conseguido ese objetivo se la puede llamar una "persona evolucionada", dado que ha experimentado una evolución en su actitud frente a la vida.

 Llegar a convertirse en una persona evolucionada no es un proceso fácil. Implica dejar atrás muchas formas de comportamiento que se han ido adquiriendo como consecuencia de la vida en sociedad y que ya se han convertido en parte integrante de ti. De hecho, lo que se te está pidiendo es que te conviertas en otra persona diferente de la que eras. Por eso a este proceso algunas veces se lo denomina "renacer".

 Ante la magnitud del esfuerzo que esto implica, es comprensible que algunos decidan seguir siendo como son, a pesar de todos los inconvenientes que ello les ocasiona. Para otros es imposible seguir en las condiciones en que se encuentran y solamente les queda tratar de cambiar si es que la vida ha de tener algún significado para ellos.

 La seguridad que proporciona lo conocido y la inseguridad que provoca lo desconocido, son algunos de los motivos por los cuales las personas se resisten al cambio. También es cierto que las cualidades de la persona evolucionada no son precisamente las que promociona la sociedad. 

Generalmente asumir una actitud evolucionada representa enfrentarse con la manera de pensar de la mayoría y esto no suele ser grato para nadie.

 En realidad, iniciar el camino de la superación personal implica tener la intención de adoptar formas de pensamiento que han sido características de las grandes personalidades de la humanidad. Estas grandes personalidades no lo fueron precisamente por haber seguido las instrucciones de algún libro sobre cómo conseguir amigos e influir en las personas.

El camino de la superación personal no es para todo el mundo, sino solamente para aquellos que han decidido hacer el esfuerzo porque están convencidos de que no les queda otra alternativa que aplicarlo en sus  vidas.


Pelos De Gato

Cuenta la leyenda que hace muchos años hubo un trato entre el gato y el diablo y ese trato continúa hasta el día de hoy.... Es sabido que los Gatos nos acompañan y nos protegen, también se sabe que el Diablo está siempre muy interesado en coleccionar almas para llevárselas a su ardiente hogar.

Cuenta la antigua leyenda que hace muchos años existía una amable y bondadosa persona cuya alma era muy codiciada por el demonio, pero tenía muchas dificultades para apropiársela debido a que en la casa había atentos gatos custodiándola. Incentivado por ese desafío, fue el diablo en persona, entró a la casa y al encontrarse con uno de los gatos desplegó todas sus artimañas para convencerlo que le entregara de inmediato el alma de su ocupante.

El gato muy tranquilo y despreocupado le propuso un trato: Si el Diablo le podía contar cuantos pelos tenía en todo su cuerpo, antes del amanecer y decírselo con precisión le entregaría el alma de su dueño. Comenzó el Diablo a contar a toda velocidad y cuando estaba acabando mucho antes de lo pedido por el gato, este se sacudió vigorosamente, perdiendo el diablo la cuenta y desistiendo de volver a comenzar.

Dice la leyenda que el trato continúa, por eso, de vez en cuando vemos a nuestros gatos mirar algo que nosotros no vemos. También podemos ver cuando se quedan quietos como estatuas y de pronto sacudirse sin encontrar motivos para ello. Es que cada tanto desde el Infierno nos mandan a alguno de sus empleados para intentarlo nuevamente.

Lo Que Nos Viene De Afuera

Una persona empática es altamente sensible a los sentimientos, intenciones y motivaciones de los demás. Sienten la energía de otras personas en un nivel profundo que muchos no entienden. Alguien que es empático puede simpatizar con la manera en cómo se sienten los demás, pero ser un empático es más profundo que eso. Una persona sensible de esta manera, puede percibir la energía a su alrededor y sentir las emociones de los demás, quieran o no. Es algo sobre lo que no tienen control.

Señales de que eres capaz de percibir la energía a tu alrededor
Estas son 10 señales de que puedes ser una persona sensible a la energía de los demás y no te has dado cuenta.

1. Eres alguien que piensa demasiado
A menudo puedes encontrarte completamente convencido de que hay algo más profundo que no se puede ver. Esto es porque estás recogiendo las motivaciones, las intenciones y los sentimientos de otros que la mayoría de la gente no son tan sensibles.

2. Siempre te sientes cansado
Es más probable que estés desgastado de todas las emociones que experimentas diariamente. Experimentar los sentimientos de otros más que los tuyos, es a menudo muy agotador.

3. Eres un pacificador
Eres un pacificador natural ya menudo terminas haciendo un compromiso con tus propias necesidades o sentimientos para mantener a los demás felices. Te obligas a mantener tus sentimientos personales en el interior para centrarse en cambio en la felicidad de los demás.

4. Tienes emociones mezcladas
Puedes ser muy sensible en el interior, pero distante y reservado en el exterior. Anhelas intimidad con otros, pero rara vez te permites acercarte a alguien.

5. Eres un solucionador de problemas
Cuando identificas un problema, estás buscando una solución casi de inmediato. Odias ver a otros en el dolor o desesperación. Sientes la necesidad de encontrar una manera de cambiar o arreglar el problema para hacer felices a todo el mundo.

6. Eres creativo
Te atraen las formas creativas de muchas maneras. Ya se trate de la escritura, la pintura, la música o el baile, anhelas una manera de expresar tus emociones. Ser creativo te permite dejar de lado algunas de las emociones que te pesan y te das la oportunidad de relajarte y sentirte libre, incluso por un corto tiempo.

7. Vives experiencias Deja Vu
Experimentas extrañas coincidencias más que la persona promedio y que a menudo tienen la sensación de deja vu. Esto sucede porque tienes la habilidad de percibir la energía de tu entorno y a menudo notas cosas que otros no.

8. No estás cerca de muchas personas
Incluso si tienes una familia grande o un gran grupo de conocidos abundante, estás únicamente cerca de sólo un puñado de personas. Quieres estar más cerca de los demás, pero manejar los problemas y emociones de demasiadas personas puede llegar a ser abrumador, por lo que mejor te juntas con unos pocos elegidos que te entienden.

9. Te sientes en casa en medio de la naturaleza
Estar al aire libre te hace sentir en paz. La luz del sol, la hierba alta, los bosques profundos y los sonidos de la naturaleza relajan tu mente y nutren tu espíritu.

10. Estás constantemente buscando respuestas

Te encuentras siempre buscando un significado más profundo. Constantemente buscas maneras de mejorarte a ti mismo o aprender algo nuevo. Anhela una comprensión profunda de muchos temas diferentes debido a tu impulso interno por el crecimiento personal.

Primero Digerir

Es temerario hacer un elogio de la lentitud. Vivimos en la sociedad de la eficacia, somos personas eficaces. Optimizamos el tiempo, el ordenador, la vida; seleccionamos, filtramos, descartamos, 

comparamos, gestionamos; todo es susceptible de ser ajustado en orden a mejorar nuestra productividad. Planificamos las vacaciones, la familia, las relaciones, el ocio. 

Todo responde a estrategias, objetivos, métricas e indicadores que nos tensionan en un proceso de mejora continua: más sano, más guapo, más rico, más divertido y, sobre todo, más rápido. 

Nos incomodan los tiempos muertos, los descansos y los entreactos, atemperados rápidamente con las melodías, concienzudamente personalizadas, de los mensajes de nuestro móvil, mientras nos quejamos resignados del enésimo jajaja del enésimo grupo al que pertenecemos y al que nos obligamos a responder con el emoticón más original y divertido de nuestro repertorio. 

Somos personas rápidas, brillantes, chisposas y resolutivas, de mente ágil y clara. Nuestras revisiones nunca contemplan la equivocación o el fracaso; siempre hay algún paquete de medidas para el reajuste vital que nos siga haciendo cumplir los objetivos.

Es temerario hacer un elogio de la lentitud, pero al final ni con la ayuda de los consultores de la felicidad nos sale positivo el balance del negocio de la vida. Queda en nuestro debe la imposibilidad de vivir las cosas importantes, siempre ocupadas en dar salida a los asuntos urgentes, que casi nunca son los que más nos importan.

No hay tiempo para llorar a nuestros muertos, para madurar nuestros amores o para ver crecer a nuestros hijos. En la contabilidad de nuestro corazón no termina de cuadrar la caja. La felicidad y el sentido de nuestra vida siguen siendo un plan estratégico a largo plazo.

Es temerario hacer un elogio de la lentitud, pero en 1986 ya éramos conscientes de que no se trata de ir rápido, sino de saber a dónde ir. Cuando el periodista Carlo Petrini asistió a la apertura de un establecimiento de una famosa cadena de comida rápida en la Plaza de España de Roma, se hizo consciente de que algo no iba bien. Había nacido el movimiento slow, cuyo símbolo sería un caracol.

A partir del slow food han ido surgiendo toda una serie de armónicos que configuran la filosofía slow y que constituyen todo un elogio de la lentitud:


domingo, 1 de marzo de 2020

Solidaridad Humana



En general, cuando hablamos de solidaridad, surge la idea de ayuda económica: dar dinero a los necesitados. O cuando menos de ayuda material: dar comida, vestimentas, etc. Pero estas ideas, aunque sí forman parte de la solidaridad, no lo hacen de forma completa. Hay tantas formas de actuar solidariamente como problemas humanos existen, y en cada uno de esos problemas humanos nos podemos entregar para colaborar y tomar por propias las cargas del otro.

Decir que la solidaridad es, en esencia, ayuda material, sería el equivalente a afirmar que todos los problemas se resuelven de esa manera; que el hombre sólo tiene necesidades materiales. Y el ser humano tiene realmente necesidades que no son materiales, como aquellas afectivas, espirituales, morales o sociales. 

Por lo tanto para estas necesidades, también puede y debe existir una actitud solidaria. Por ejemplo: es posible, si no podemos dar dinero para educación, que demos una parte de nuestro tiempo para educar a niños de escasos recursos; o que favorezca la integración social de una comunidad marginada.

Nadie puede amar a otro si no experimenta el amor a sí mismo, y nadie puede estimar a otro si no experimenta primero la necesaria dosis de autoestima; igual que nadie puede respetar la dignidad de los demás si no sabe defender la propia dignidad.
En general, cuando hablamos de solidaridad, surge la idea de ayuda económica: dar dinero a los necesitados. O cuando menos de ayuda material: dar comida, vestimentas, etc. Pero estas ideas, aunque sí forman parte de la solidaridad, no lo hacen de forma completa. Hay tantas formas de actuar solidariamente como problemas humanos existen, y en cada uno de esos problemas humanos nos podemos entregar para colaborar y tomar por propias las cargas del otro.

Decir que la solidaridad es, en esencia, ayuda material, sería el equivalente a afirmar que todos los problemas se resuelven de esa manera; que el hombre sólo tiene necesidades materiales. Y el ser humano tiene realmente necesidades que no son materiales, como aquellas afectivas, espirituales, morales o sociales. 

Por lo tanto para estas necesidades, también puede y debe existir una actitud solidaria. Por ejemplo: es posible, si no podemos dar dinero para educación, que demos una parte de nuestro tiempo para educar a niños de escasos recursos; o que favorezca la integración social de una comunidad marginada.

Nadie puede amar a otro si no experimenta el amor a sí mismo, y nadie puede estimar a otro si no experimenta primero la necesaria dosis de autoestima; igual que nadie puede respetar la dignidad de los demás si no sabe defender la propia dignidad.


Libros Humanos

Unos “libros humanos”, de carne y hueso, están contando sus historias de vida a estudiantes de secundaria de la República Checa que quieren tener información de primera mano sobre la migración y la discriminación, y ahuyentar los prejuicios generados por los estereotipos nocivos.

Erase una vez un niño que vivía en un país muy, muy lejano. Este niño se vio obligado a realizar un peligroso viaje a través de mares y tierras, hasta la República Checa. Ahora ya es un hombre y está sentado aquí, como “libro humano”, contando su historia a un grupo de estudiantes que se informan sobre su viaje y ponen rostro a la migración. Ese país lejano existe, es Angola; y el héroe del cuento, una persona real llamada Leonardo Teca.
Cuando le propusieron ser un “libro humano”, Leonardo aceptó y se lo tomó como una aventura: “No solo estoy dando algo, también estoy recibiendo mucho de esta experiencia: los niños y niñas tienen mucho interés en conocer mi historia y entender por qué vine a la República Checa. Me encanta contarles mi cultura y romper estereotipos. Además, tengo la oportunidad de aprender de otros “libros”, nos hemos convertido en un gran grupo de amigos”, afirma Leonardo.
En la escuela aprendimos que los libros son una fuente inagotable de conocimiento. La vida también nos ha enseñado que podemos aprender igual, o más, conversando con otra persona con curiosidad y respeto. Amnistía Internacional República Checa ha unido lo mejor de ambos mundos en los “libros humanos”, cuenta cuentos como Leonardo que participan en las actividades de bibliotecas vivas que se realizan en los centros escolares.

Cada “libro humano”, una persona con una extraordinaria historia de vida que contar, pertenece a una minoría y vive en la República Checa. Según Jiří Bejček, coordinador de Educación sobre Derechos Humanos de AI República Checa, este país tiene precedentes de discriminación hacia las minorías y, a menudo, las personas discriminadas son de origen romaní, refugiadas, musulmanas, con discapacidad, o extranjeras en general. Las actitudes contra la población romaní son especialmente frecuentes entre los estudiantes de secundaria.
Un buen día de noviembre de 2014, propusieron a un grupo de miembros de Amnistía pertenecientes a distintas minorías que sufren discriminación que fueran a un colegio de Praga para contar sus historias de vida sobre desplazamiento y dolor, pero también sobre activismo y esperanza. Leonardo, al igual que muchos otros “libros humanos”, participó en la actividad.

Los estudiantes, en pequeños grupos, pasaron 20 minutos con cada “libro humano” para que les contara su historia personal. A pesar de estar en un ambiente constructivo, Leonardo les explicó cómo algunas personas no llegan a “vivir felices para siempre” y otras tienen que dejar su tierra para buscar una vida mejor.
Tras participar en la actividad, Ágata, de 14 años, se animó a decir que ya entendía lo duro que había tenido que ser para los refugiados cruzar fronteras para huir de los importantes problemas que había en sus países de origen.

Según Jiří Procházka, otro “libro humano”, “los adolescentes no heterosexuales corren un considerable peligro de suicidio y, gracias a esta actividad, ahora luchamos juntos contra este problema

Ágata dice que ya identifica las actitudes subyacentes tras el racismo y la discriminación, y que entiende su efecto sobre las demás personas. ”Me alegra haber conocido a extranjeros a través del taller Biblioteca Humana; ya no me da miedo hablar con ellos”, añade.
La idea de las bibliotecas humanas se probó primero en unos pocos centros escolares y, tras los primeros éxitos, se ha integrado en un programa educativo más amplio que se implementa en más de 20 colegios del país.

El programa consta de cuatro talleres en los que se conversa con estudiantes sobre las consecuencias nocivas de los estereotipos.

A lo largo de los dos últimos años, Amnistía ha reunido un “catálogo” de más de 40 “libros humanos”, tanto de sus propias redes como en colaboración con otras organizaciones no gubernamentales, que participan en estos talleres.

El año pasado el programa contó con la participación de 10 centros escolares, a los que se han sumado otros 10 durante la primavera de 2015.



El Susurro De Los Dioses





Vivimos a un ritmo frenético. Hay muchas demandas que compiten por nuestra atención y la lista parece ser más larga cada día. No es de extrañar que el estrés y la ansiedad a menudo formen parte de nuestra existencia. No se puede retroceder en el tiempo, pero se puede descubrir una manera de encontrar la calma, de calmar la mente inquieta.

«El silencio es una fuente de gran fuerza»
-Lao Tzu-

Los budistas dicen que la mente se puede comparar a un mono. Al igual que un mono salta de rama en rama, estando continuamente agitado, la mente salta sin parar de un pensamiento a otro, lo que nos deja agitados y confusos.

Pero ¿por qué está la mente inquieta?, ¿cómo se puede calmar y encontrar la quietud de la mente?

Un discípulo y su maestro estaban caminando por el bosque. El discípulo se sintió perturbado por el hecho de que su mente estaba en agitación constante.

El discípulo preguntó a su maestro: «¿Por qué la mayoría de las mentes de la gente están inquietas y solo unos pocos poseen una mente tranquila? ¿Qué se puede hacer para calmar la mente?»

El profesor miró al discípulo, sonrió y dijo: «Voy a contarte una historia».

Un elefante estaba de pie comiendo las hojas de un árbol. Una pequeña mosca llegó y voló junto a él, haciendo un desagradable zumbido cerca de su oído. El elefante agitó sus largas orejas para espantarla. Pero poco después la mosca llegó de nuevo y el elefante volvió a sacudir las orejas. Esto se repitió varias veces.

Tras varios intentos fallidos para espantar definitivamente a la mosca, el elefante se dirigió a ella y le preguntó:

-¿Por qué estás tan inquieta y eres tan ruidosa?, ¿por qué no puedes quedarte por un tiempo en un solo lugar?«

La mosca respondió:

–Me atrae lo que veo, lo que escucho o lo que huelo. Mis cinco sentidos me reclaman con todo lo que sucede a mi alrededor y no puedo resistirme. ¿Cual es tu secreto, elefante? ¿Cómo puedes mantenerte tan tranquilo y quieto?»

El elefante dejó de comer y dijo:

«Mis cinco sentidos no dirigen mi atención. Tengo el control de mi atención y puedo dirigirla a donde quiera. Esto me ayuda a sumergirme en todo lo que hago y, por lo tanto, mantener mi mente centrada y tranquila. Ahora que estoy comiendo, estoy totalmente inmerso en el comer. De esta manera, puedo disfrutar de mi comida y masticar mejor. Yo controlo mi atención y no al revés y esto me ayuda a estar tranquilo».

Para mantener la mente tranquila no hay que distraerse. Desprenderse de lo no esencial es la clave para centrarse en lo que realmente importa. Siendo conscientes del momento presente podremos encontrar la paz y la quietud.

Pero, ¿cómo nos desprendemos de lo no esencial?, ¿qué es lo esencial y qué no?, ¿cómo escuchar en nuestro interior la respuesta en medio de tanto ruido? En realidad, el primer paso es bastante fácil: basta con parar y permanecer en silencio. En esta falta de acción empezaremos a encontrar respuestas.

«Vamos a guardar silencio para que podamos escuchar los susurros de los dioses»
-Ralph Waldo Emerson-


Ojos Bien Abiertos


¿Dónde está la Verdad del ser humano? ¿Dónde está la Verdad de la Vida? Una como otra es una continua búsqueda, donde el ser humano siempre está comprometido. 

El alma humana siempre va unida a la muerte, con constantes renacimientos. Muertes que acompañan a la vida existencial del ser humano, trascendiendo a su Realidad, a la Verdad. 

En el proceso de la vida hay que discernir entre la multitud, con quien compartimos nuestra trayectoria, quienes nos halagan o quienes nos critican, eludiendo cualquier contrariedad: 
simplemente ser uno mismo. 

Cada ser humano debe protegerse y ser él ante cualquier circunstancia, sin engañarse ni dejarse influenciar por nadie. 

La calidad de su corazón es muestra de su naturaleza espiritual, aunque su irracionalidad e imperfección a veces le desorienten y desordenen. 
Pero, ¿qué es más hermoso que un corazón con luz? 

El ser humano debe permanecer vigilante ante su propia evolución: silencioso, discreto, sigiloso y avanzar atento de sí mismo. Debe estar en alerta de su contienda permanentemente, y encontrará su fruto y luz interior. 


La Vida


Filosofía

Los embates de la vida, con sus glorias y derrotas, ocasionan que a veces perdamos el camino. Ante la eterna duda de qué es aquello que motiva nuestra propia existencia y preguntas que rayan en los pensamientos de Meursault en El Extranjero, los seres humanos recurren a aquello que les da una certidumbre. Sea en la religión, la auto-ayuda, el hedonismo o la filosofía, cada uno de nosotros cuenta con un bote salvavidas que alivia esos cuestionamientos, aunque en esta ocasión nos ocuparemos de la filosofía.

Aunque apelemos al reduccionismo para comprender un poco mejor la esencia de los textos filosóficos, ello no demerita el poderoso conocimiento que estos esconden.

La obra de Friedrich Nietzsche puede dividirse en dos capítulos de su vida: el periodo negativo y el positivo. En el primero, el filósofo prusiano critica el cristianismo y los valores promovidos por esta doctrina religiosa, mismos que serán suplantados por la construcción de nuevos valores, en los que Nietzsche ahonda durante la segunda parte de su vida, y en la cual destaca la obra: “Así habló Zaratustra.

En cambio, como parte de su periodo negativo, Nietzsche escribió La gaya ciencia, un título en el cual aborda el concepto de poder, pero sobretodo del 'eterno retorno'; una concepción retomada por múltiples corrientes filosóficas que plantea una repetición del mundo en el cual éste se extingue para volver a crearse.

"¿Qué ocurriría si un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijera: 'Esta vida, como tú ahora la vives y como la has vivido, deberás vivirla aún otra vez, innumerables veces, y no habrá en ella nada nuevo; sino que cada dolor y cada placer, pensamiento, suspiro, y cada cosa pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión -y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas y así también este instante y yo mismo-.¡La eterna clepsidra de la existencia se invierte siempre de nuevo y tú con ella, granito de polvo!?' ¿No te arrojarías al suelo, rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que te ha hablado de esta forma? ¿O quizá has vivido una vez un instante infinito, en que tu respuesta habría sido la siguiente: 'Tú eres un dios y jamás oí nada más divino'? Si ese pensamiento se apoderase de ti, te haría experimentar, tal y como eres ahora, una transformación y tal vez te trituraría; la pregunta: '¿Quieres esto otra vez e innumerables veces más?' pesaría sobre tu obrar como el peso más grande. O también, ¿cuánto deberías amarte a ti mismo y a la vida para no desear ya otra cosa que esta última, eterna sanción, este sello?"

El planteamiento de Nietzsche no versa respecto a la sensación de ver tu vida pasar al final de tu vida, sino que la repetirás eternamente. Resultado de esa condición tras la muerte, ¿repetir tu vida es una condena o un regalo? En función de la respuesta, una persona podrá valorar su vida como buena o mala. Sin embargo, dicha valoración no reside en función de la felicidad, el bien hecho o el deber cumplido, sino en la experiencia de la vida como un gran instante enorme.

Nietzsche ahonda en el planteamiento de que todo sucede siempre al mismo tiempo, no hay presente, pasado o futuro. En realidad, el logro de la felicidad humana consiste en no querer que nada de tu vida sea diferente, de ninguna etapa. Según el filósofo bávaro, cuando aceptas y amas el momento, es que has triunfado. Cada acción y decisión de tu presente determinará un evento que se repetirá eternamente. ¿Disfrutarías repetir aquello que vives hoy? He ahí el cuestionamiento.


Los Fantasmas


Pensar en una huida muchas veces es para todos una forma de sentirnos a salvo en otra parte. Desear alejarse de lo que nos hace daño, nos agobia y nos acorrala por dentro es un deseo que puede ser bastante corriente en nosotros. Sin embargo, si te identificas con ello, sabrás muy bien que huir nunca fue la solución.

Lo dice la canción, la huida no es la respuesta, puesto que siempre que deseamos huir lo hacemos de algo o de alguien, y cualquiera de las dos cosas siempre viene con nosotros allá donde vayamos. Si es algo que nos ha ocurrido, necesitaremos superarlo. Si es alguien lo que nos ha ocurrido, necesitaremos saber qué podemos hacer por nosotros mismos.

Reconocerlo es querer afrontarlo: los miedos, los cambios vertiginosos o las decepciones nos hacen sentirnos cobardes, inseguros y débiles. Querer huir, reconocerlo, es el primer paso para seguir adelante.

“No llames cobarde a alguien que tiene miedo,
solo abrázalo y dile que,
al revés de todo,
los monstruos existen hasta que les pones nombre:
solo los valientes lo hacen.”
-Elvira Sastre-

Así que tú, que has sentido alguna vez que querías marcharte y desaparecer en el mundo, eres un valiente. Has comenzado a afrontar el problema y pronto te darás cuenta de que aplazarlo, ignorarlo y huir de él solo va a posponer el enfrentamiento directo con aquello que duele.

En el momento en el que te das cuenta de que quieres dejar algo atrás e ir a otro lugar, te das cuenta de que no buscas alejarte del lugar donde estás, sino de los recuerdos que tiene dicho lugar. Sin embargo, aprenderás que los recuerdos van contigo y empapan las ciudades donde estés. 

No puedes huir de ti mismo, y si tratas de huir de alguien es porque en esa relación solo quedas tú.

Quizá puede que estés pensando que muchas veces posponer el enfrentamiento también nos ayuda a tomar aire y cambiar de perspectiva, pero entonces deja de ser una huida y se convierte en un periodo de reflexión y supervivencia: habrá que volver allí de donde queremos irnos y hacer lo que no habíamos hecho.

De hecho, lo normal es que, cuando la huida es de algo externo, no lo necesitemos realmente: superamos el problema sin mayor complicación. La que es realmente difícil es la huida de los fantasmas que tenemos dentro. 

A esos fantasmas nunca los vamos a ganar si no les plantamos cara y les ponemos nombre.


Controlar Impulsos

Un comentario mordaz, un insulto, una ironía o un simple desaire son, a veces, motivo suficiente para hacernos estallar. Ante tal situación comienza a invadirnos un calor interno, nuestro corazón se acelera y sentimos la imperiosa necesidad de defendernos. En muchos casos, transcurrido un tiempo y ya más calmados, nos arrepentimos de nuestra actuación previa. Por ello resulta tan necesario aprender a controlar impulsos.

Son muchas las ocasiones en que nos planteamos el firme propósito de adoptar una actitud diferente. No obstante, cuando nos encontramos de nuevo ante una situación similar, no podemos evitar perder el control. ¿Qué sucede que nos lleva a dejar de lado nuestro razonamiento lógico y nuestras intenciones conscientes?. ¿Cómo podemos recuperar las riendas?.

El principal elemento que debemos considerar es que ante situaciones de esta clase no actuamos, reaccionamos. Actuar significa emitir deliberadamente la conducta que deseamos y hemos seleccionado. Desde esta posición nos mantenemos al mando de nuestras emociones y de nuestros actos. Tras sopesar las opciones y las posibles consecuencias derivadas, elegimos qué decir o hacer.

Por el contrario, cuando reaccionamos, renunciamos a nuestro poder personal. Soltamos el timón y quedamos a al deriva de nuestra intensidad emocional. Los actos y las palabras se vuelven incontrolables, porque hemos dejado el poder en manos de un impulso.

Cuando esto ocurre son nuestras heridas las que hablan, son nuestros miedos los que se manifiestan. Es esa parte dañada y oculta de nuestro interior la que halla el momento perfecto para salir a la luz. Curiosamente, nuestros mayores estallidos emocionales ocurren cuando alguien toca nuestro punto débil: aquella parte de nuestro ser que nosotros mismos no aceptamos.

Si la otra persona nos comenta o recrimina algo con lo que nos encontramos en paz, no aparece el impulso. Cuando se trata de un aspecto que reconocemos y hemos aceptado, somos capaces de actuar. Por el contrario, cuando atacan un ámbito que no hemos integrado, reaccionamos para aplacar el miedo.

El primer paso, y esencial, para lograr controlar impulsos como la ira, es hacer las paces contigo mismo. Conócete en profundidad y acéptate como eres. Asume tus errores pasados, tus limitaciones, y abrázalos. Esto no significa que te resignes ni permanezcas estancado; al contrario, si algo en ti o en tu vida te desagrada, busca el modo de modificarlo. Sin embargo, antes de eso, acéptalo plenamente.

Eres humano, tienes virtudes y defectos, aciertos y fallos. Conócete, ámate y acéptate y nada de lo que alguien externo te diga logrará hacerte daño. Pues tú ya serás consciente de ello y lo habrás integrado en tu historia. Quien está en guerra consigo mismo, nunca estará en paz con el mundo.

Es evidente que hay ciertas situaciones intolerables, ante las que es tu derecho y tu deber proteger tu integridad. Nadie debe aceptar faltas de respeto, humillaciones, ni maltrato de ningún tipo. No obstante, a lo largo del día encontramos una gran variedad de situaciones pequeñas y de poca importancia que nos alteran más de lo que nos gustaría.

Aprende a escoger tus batallas. No es necesario que malgastes tu energía en asuntos irrelevantes. Recuerda que cuando alguien te ofende, se está retratando a sí mismo y no a ti. Recuerda que tienes siempre la capacidad de decidir cómo interpretar una situación: los otros no te enfadan, tú decides si les das ese poder. Por tanto, no olvides que es más sano tener paz que tener razón.

No te desgastes tratando de hacerte oír por quien no quiere escucharte. No es tu responsabilidad convencer ni educar a nadie. Priorízate, persigue tu paz y escoge sabiamente tus batallas.

Incluso en aquellas situaciones que no has logrado integrar, o que requieren una respuesta debido a su gravedad, has de tratar de mantenerte al mando. Para ello, intenta tomarte unos segundos antes de actuar: este pequeño espacio de tiempo puede marcar la diferencia entre actuación y reacción.

Ten presente que no es más valiente el que más grita, y que eres completamente capaz de defender tus derechos sin agredir a la otra persona. Trata de comunicarte con firmeza pero con asertividad. No delegues tu poder, que los comentarios ajenos no te controlen.

El Ser Consciente

Tu vida trata de ser vivida, ella procura aprovechar cada momento y no esperar a que lo malo venga para hacer de ella misma un “carpe diem”. Eres tú quien le pone las barreras, eres tú quien le impide ser vida. Disfrutar y aceptar cada momento que vivimos tiene un trasfondo importante que no podemos desestimar y es que parece que hacerlo de forma intensa nos ayuda a saber quienes somos.

Vivir nuestra vida en primera persona y sin inercia es la única manera de conseguir conocernos a nosotros mismos. Pese a la dificultad de alcanzar la habilidad del automanejo, parece que es la única forma de llegar a mantener una estabilidad emocional y un equilibrio psicológico. De la misma manera que el herrero tiene que conocer todo lo necesario sobre metales, herramientas, técnicas, etc., para convertirnos en personas plenas y felices será preciso, primero, que conozcamos cómo somos y cómo queremos llegar a ser. En definitiva, cómo queremos vivir.

Si en verdad queremos apostar por conocernos e incrementar nuestra autoestima debemos elegir la opción de vivir siendo conscientes. Esta afirmación puede resultar vaga e imprecisa pero en realidad vivir conscientemente es algo muy concreto y consiste en cuestionarnos cómo y en qué queremos variar nuestra vida para no fallarnos a nosotros mismos.

Nuestra conciencia favorece que seamos más o menos abiertos, tendamosa ser claros o confusos, podamos ver o no, vivir de forma consciente, semiconsciente o inconsciente, o disponer de múltiples opciones de forma habitual. Optar por la visión, la claridad o la apertura es sumamente importante para autorrealizarnos.

Si nos escondemos de nosotros mismos bajo la manta y nos ocultamos nuestras emociones, sentimientos o creencias interiores poco podemos avanzar hacia el equilibrio y estabilidad que estamos persiguiendo. De hecho, vivir de forma irreflexiva conllevará el fracaso vital antes o después.

Además, para vivir conscientemente es importantísimo que cuidemos nuestra reputación personal, que no es más que la reputación con uno mismo. O sea, la honestidad personal depende del uso que hagamos de nuestra conciencia. Es mucho lo que está en juego, ¿verdad?

Apostar por una vida consciente es apostar por el caballo ganador. Reconocer en nuestra realidad lo que es y lo que no es y dejar de centrarnos solamente en lo que nos gusta es la única forma de ser responsables con nuestra vida.

No es sano que pensemos por los demás, como tampoco es sano que otros piensen por nosotros, hemos de ser independientes, perseguir el autoconocimiento y buscar primero desde nuestro interior, que es probable que nos depare sorpresas positivas que ni siquiera imaginamos.

Si vivimos conscientes de nuestro mundo interior más creeremos en nuestra mente y, por tanto, en nosotros mismos. De esta forma, respetaremos más nuestro valor y nos sentiremos más naturales, lo que apoya el desarrollo de nuestra autoestima.

Vivir conscientemente no es cuestión de un día o dos, sino que implica que usemos cada día, cada relación y cada momento para, sobre todo, buscar el sentido de nuestra vida y no fallarnos. En realidad, vivir de forma consciente nos hace entender que hay un tiempo para dejar que sucedan las cosas y otro tiempo para hacer que las cosas sucedan, lo cual no resulta fácil.

Al fin y al cabo, es hora de dejar de vivir de forma irreflexiva puesto que gran parte de nuestros problemas derivan de evitar pensar sobre lo que estamos haciendo con nuestra vida y con nuestros ideales y, como dijo Einstein, “no podemos resolver un problema desde el mismo nivel de comprensión en el que lo creamos”. 

Algo tiene que cambiar y quizás el cambio comience cuando empecemos a cazar las respuestas dejándonos llevar por ellas.
Raquel Aldana

Saber Que No Se Sabe

Saber que no se sabe: ¿un conocer teórico?

A la pitonisa de Delfos se le preguntó una vez: «¿Quién es el hombre más sabio de Grecia?». Ella respondió lacónicamente: «Sócrates». A su vez Platón, en la Apología de Sócrates, pone en boca de su genial maestro la siguiente frase: «Este hombre cree que sabe algo, mientras que no sabe nada. Y yo, que igualmente no sé, tampoco creo saber».

De ahí pasó a la tradición occidental la importancia del no-saber: «scio me nihil scire», «scio me nescire» (sólo sé que no sé nada).

Puede hacerse sobre esta frase una consideración teórica; pero también otra práctica. Según la primera, el hombre conoce por conocer, por penetrar en la verdad universal y necesaria de las cosas, sin atender a nada más. Según las segunda, el hombre conoce para obrar, especialmente para obrar bien o moralmente: se trata de un conocer que no está dirigido a las cosas universales, sino a las singulares y contingentes de nuestra existencia, con las que tenemos que hacer una vida buena.

Comenzaré por la teórica. Muchos autores han indicado normalmente que Sócrates no quiso decir que no sabía nada de nada, sino que aquello que sabía no lo conocía con certeza cabal. Sócrates pretendía cambiar el enfoque de quienes se aferraban a su propia opinión, sin buscar argumentos más sólidos y convincentes, o sea, sin abrirse a una búsqueda inteligente y progresiva de la verdad de las cosas humanas.

Por tanto, esa frase –saber que no se sabe– indicaría el principio de un buen aprendizaje. Primero, porque empezamos a reconocer que sobre cualquier cosa no lo sabemos todo: siempre hay aspectos que se nos escapan o que, por la movilidad de lo finito, tardan en aparecer y hay que esperar pacientemente que se manifiesten. Si no se es paciente, o si uno es avasallador, suple ese hueco con el autoengaño, con la superioridad del que se cree saberlo todo: ése cataloga las cosas con los clichés de su propio interés. Así se ahorra el esfuerzo y la sorpresa. Frente a ese actitud dominadora, sólo cabe la frase socrática: “sólo sé que no sé nada”. El que ignora que no sabe acaba engañándose a sí mismo, sin ver sus propias carencias.

Reconocer nuestros límites y enderezar la mente hacia nuevos horizontes es el principio del que quiere aprender, poniendo los errores y los fracasos al servicio de la propia experiencia abierta y llana. La frase socrática le permite ir aprendiendo teóricamente. De él deberíamos decir que ejerce un aspecto de la virtud de la «estudiosidad». Por eso, el Diccionario de la Lengua dice que la «inclinación y aplicación al estudio» se llama estudiosidad.

Conceder La Duda

Filosofía

Cuestionarse el origen de todo, el objetivo último de nuestras vidas, el más allá y todo lo que de ello se deriva, ha formado siempre parte de la existencia humana, más o menos pensante. 

Para ello, históricamente se han abierto siempre dos caminos divergentes, dos caminos que han separado durante siglos, dramática e irreconciliablemente, a la humanidad: el místico, puramente mágico, especulativo, irracional, intuitivo, ingenuo, feliz y esperanzador de las religiones, y por otro el cognitivo, experimental, científico, pensante, laborioso, mucho mas frustrante, de la filosofía. 

Dos concepciones opuestas, aun cuando tantos que pretenden jugar a dos bandas se empeñen en hacerlos compatibles, algo filosóficamente imposible ya que por concepto, si algo hay contrario a la ciencia es la fe, al menos en este campo. Para la fe la existencia de Dios es incuestionable, para la ciencia es simplemente desconocida.

La vertiente religiosa en el ser humano parece tener su origen hace al menos unos 60.000 años, sobre todo en cuanto a la relación de los vivos con sus antepasados, con otras vidas y en la existencia de un ente superior que dé salida a todos sus interrogantes.

Un ser todopoderoso, temible, a quien conviene calmar en su ira hacia los humanos, evitando así las catástrofes que permanentemente les asolan. Religiones politeístas o monoteístas de corte primario, como los adoradores del sol, casi todos relacionados con aspectos cosmológicos, justificaban e incluso impedían otra búsqueda más racional a sus preocupaciones.

Hacia 1.500 a.c., en Mesopotamia, concretamente en Ur, a orillas del golfo pérsico, un personaje llamado Abraham dice haber firmado un pacto con Dios que habría de convertirse en el nacimiento del judaísmo, la religión monoteísta de la que nacerían el cristianismo y el islamismo, las tres religiones más asentadas una vez descartada por el conocimiento cualquier creencia divina de tipo cosmológico.

En el fondo del Mediterráneo, el amplio mundo que hoy conocemos como la culta Grecia, que abarcaba entonces hasta Persia, duda y comienza a hacerse preguntas desde otra vertiente, desde la del conocimiento, desde la sabiduría, desde la libertad de sus pensadores, desde la filosofía, buscando explicaciones menos mágicas a las preguntas eternas, iniciando con ello un camino que poco a poco irá rompiendo tabúes, el camino de la razón, aportando a la humanidad por esa senda los mas amplios logros del conocimiento, la convivencia y la cultura.

Ciento cincuenta años antes, alrededor del 600 a.c. y en un corto periodo de 50 años, nacen en oriente Lao-tsé, Buda y Confucio, cuando en Persia imperaba el mazdeismo, la religión monoteísta-dualista (bien y mal) de Zoroastro.

Grecia, Roma, India, China y Persia, protagonizaron los inicios de la filosofía, el auge de los pensadores. A partir de ahí, paso a paso, el mundo mágico empieza a perder fundamentos en pro de la experimentación, el estudio y el conocimiento, dando con ello explicación, no sin grandes sacrificios, a la mayor parte de los dogmas hasta entonces acuñados.

La ciencia, una mezcla de observación, hipótesis, experimentación y teoría a través de la lógica y la razón, comienza a ser el instrumento para tratar de comprender y explicar el mundo que nos rodea. 

El mundo mágico, cargado de mitos, leyendas, tradiciones orales, las mas de las veces sin el mínimo rigor histórico, aun ejerciendo un poder extraordinario, empieza a dar paso al pensamiento racional, floreciendo así la filosofía, la mas alta manifestación de la capacidad del ser humano, un camino abierto a las distintas ciencias que han posibilitado que la humanidad, en un soplo de su existencia, haya florecido infinitamente mas que en los miles de años de su aparición en la tierra.

Desde entonces, religión y filosofía se han paseado por la historia en discordante vecindad, con errores, intransigencias mutuas, abiertas batallas las más de las veces y millones de víctimas de la intolerancia en el camino.

Ahora que todos nos deseamos lo mejor para nuestro futuro cercano, bien estaría que ello nos llevara a respetarnos más y a respetar las opciones personales de cada uno en mayor medida.

La religiones son una opción para muchos que todos debemos respetar, al igual que han de hacer quienes se sienten creyentes de algo o de alguien hacia quienes no ven en la fe la solución a sus inquietudes. Algunos se sienten tan afortunados por su carencia de fe en Dios alguno, como otros lo son por su absoluta e inquebrantable fe en su Dios. 

Si la historia no hubiera girado en torno a la intolerancia de unos y de otros, hoy el mundo sería más humano.

Mis mejores deseos de un mundo más libre y tolerante para todos.