Filosofía
Los embates de la vida, con sus glorias y derrotas, ocasionan que a
veces perdamos el camino. Ante la eterna duda de qué es aquello que motiva
nuestra propia existencia y preguntas que rayan en los pensamientos de
Meursault en El Extranjero, los seres humanos recurren a aquello
que les da una certidumbre. Sea en la religión, la auto-ayuda, el hedonismo o
la filosofía, cada uno de nosotros cuenta con un bote salvavidas que alivia
esos cuestionamientos, aunque en esta ocasión nos ocuparemos de la filosofía.
Aunque apelemos al reduccionismo para comprender un poco mejor la esencia de los textos filosóficos, ello no demerita el poderoso conocimiento que estos esconden.
Aunque apelemos al reduccionismo para comprender un poco mejor la esencia de los textos filosóficos, ello no demerita el poderoso conocimiento que estos esconden.
La obra de Friedrich Nietzsche puede dividirse en dos capítulos de su
vida: el periodo negativo y el positivo. En el primero, el filósofo
prusiano critica el cristianismo y los valores promovidos por esta doctrina
religiosa, mismos que serán suplantados por la construcción de nuevos valores,
en los que Nietzsche ahonda durante la segunda parte de su vida, y en la
cual destaca la obra: “Así habló Zaratustra.”
En cambio, como parte de su periodo negativo, Nietzsche escribió La gaya ciencia, un título en el cual aborda el
concepto de poder, pero sobretodo del 'eterno retorno'; una concepción retomada
por múltiples corrientes filosóficas que plantea una repetición del mundo en el
cual éste se extingue para volver a crearse.
"¿Qué ocurriría si un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijera: 'Esta vida, como tú ahora la vives y como la has vivido, deberás vivirla aún otra vez, innumerables veces, y no habrá en ella nada nuevo; sino que cada dolor y cada placer, pensamiento, suspiro, y cada cosa pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión -y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas y así también este instante y yo mismo-.¡La eterna clepsidra de la existencia se invierte siempre de nuevo y tú con ella, granito de polvo!?' ¿No te arrojarías al suelo, rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que te ha hablado de esta forma? ¿O quizá has vivido una vez un instante infinito, en que tu respuesta habría sido la siguiente: 'Tú eres un dios y jamás oí nada más divino'? Si ese pensamiento se apoderase de ti, te haría experimentar, tal y como eres ahora, una transformación y tal vez te trituraría; la pregunta: '¿Quieres esto otra vez e innumerables veces más?' pesaría sobre tu obrar como el peso más grande. O también, ¿cuánto deberías amarte a ti mismo y a la vida para no desear ya otra cosa que esta última, eterna sanción, este sello?"
"¿Qué ocurriría si un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijera: 'Esta vida, como tú ahora la vives y como la has vivido, deberás vivirla aún otra vez, innumerables veces, y no habrá en ella nada nuevo; sino que cada dolor y cada placer, pensamiento, suspiro, y cada cosa pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión -y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas y así también este instante y yo mismo-.¡La eterna clepsidra de la existencia se invierte siempre de nuevo y tú con ella, granito de polvo!?' ¿No te arrojarías al suelo, rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que te ha hablado de esta forma? ¿O quizá has vivido una vez un instante infinito, en que tu respuesta habría sido la siguiente: 'Tú eres un dios y jamás oí nada más divino'? Si ese pensamiento se apoderase de ti, te haría experimentar, tal y como eres ahora, una transformación y tal vez te trituraría; la pregunta: '¿Quieres esto otra vez e innumerables veces más?' pesaría sobre tu obrar como el peso más grande. O también, ¿cuánto deberías amarte a ti mismo y a la vida para no desear ya otra cosa que esta última, eterna sanción, este sello?"
El planteamiento de Nietzsche no versa respecto a la sensación de ver tu vida pasar al final de tu vida, sino que la repetirás eternamente. Resultado de esa condición tras la muerte, ¿repetir tu vida es una condena o un regalo? En función de la respuesta, una persona podrá valorar su vida como buena o mala. Sin embargo, dicha valoración no reside en función de la felicidad, el bien hecho o el deber cumplido, sino en la experiencia de la vida como un gran instante enorme.
Nietzsche ahonda en el planteamiento de que todo sucede siempre al mismo tiempo, no hay presente, pasado o futuro. En realidad, el logro de la felicidad humana consiste en no querer que nada de tu vida sea diferente, de ninguna etapa. Según el filósofo bávaro, cuando aceptas y amas el momento, es que has triunfado. Cada acción y decisión de tu presente determinará un evento que se repetirá eternamente. ¿Disfrutarías repetir aquello que vives hoy? He ahí el cuestionamiento.
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