lunes, 9 de marzo de 2020

El Miedo A Morir


El miedo a morir es el único miedo a una certeza que sabemos inevitable. Unos lo temen más que otros, pero a todos se les pasa alguna vez por la cabeza.

Esto afecta a nuestra personalidad, según diferentes estudios realizados desde el punto de vista psicológico. El psicólogo Matthew Gailliot y colegas de la Society for Personality and Social Phycology concluyen que el temor a la muerte puede tener consecuencias beneficiosas en nuestro comportamiento, haciéndonos más comprensivos, empáticos y pacifistas, tal y como recogen desde Buena Vida.

Es un temor a lo desconocido y a algo que no podemos controlar que provoca efectos positivos en nuestra psique. El respeto a la muerte provoca a su vez otros miedos, como al dolor, la soledad o la enfermedad. Todo ello condiciona nuestro comportamiento.

Estudios realizados en la Universidad de Harvard y la Universidad de Kansas concluyen que este miedo provoca, incluso comportamientos de mayor tolerancia a otras creencias (como la religiosa) y de respeto al medioambiente (haciendo que las personas, por ejemplo, reciclen más). Este miedo crece cuando sufrimos la pérdida de un ser cercano. Algo que suele rompernos varios esquemas replantearnos cuestiones que acabamos relativizando.

Tras el shock producido por la muerte del ser cercano, la mente humana pasa por un proceso de re-evaluación vital, en el que se cambian prioridades y decisiones. En esta re-evaluación entran una serie de pensamientos que pueden modificar nuestra conducta futura a corto plazo: no haber cumplido los propios deseos y haber buscado la felicidad, haber trabajado demasiado, haber dedicado poco tiempo a lo importante y no haber expresado los sentimientos. La muerte crea en la mente humana el sentimiento de lo que se puede controlar (lo anteriormente citado) y lo que no (la propia muerte).

Si la pérdida de un ser cercano es reciente, esta hace que pasemos por cinco estadios: negación (no me puede estar pasando a mí), ira, regateo (recurrir a todo aquello que pueda alargar nuestra vida), depresión y aceptación.

Todas estas etapas también se suelen relacionar con nuestra edad, de manera que la negación sería más habitual a edades tempranas y la aceptación en la vejez. Por este motivo, cuando se produce una muerte cercana de alguien joven, sus allegados tardan más en asimilar lo ocurrido
El miedo a morir es el único miedo a una certeza que sabemos inevitable. Unos lo temen más que otros, pero a todos se les pasa alguna vez por la cabeza.

Esto afecta a nuestra personalidad, según diferentes estudios realizados desde el punto de vista psicológico. El psicólogo Matthew Gailliot y colegas de la Society for Personality and Social Phycology concluyen que el temor a la muerte puede tener consecuencias beneficiosas en nuestro comportamiento, haciéndonos más comprensivos, empáticos y pacifistas, tal y como recogen desde Buena Vida.

Es un temor a lo desconocido y a algo que no podemos controlar que provoca efectos positivos en nuestra psique. El respeto a la muerte provoca a su vez otros miedos, como al dolor, la soledad o la enfermedad. Todo ello condiciona nuestro comportamiento.

Estudios realizados en la Universidad de Harvard y la Universidad de Kansas concluyen que este miedo provoca, incluso comportamientos de mayor tolerancia a otras creencias (como la religiosa) y de respeto al medioambiente (haciendo que las personas, por ejemplo, reciclen más). Este miedo crece cuando sufrimos la pérdida de un ser cercano. Algo que suele rompernos varios esquemas replantearnos cuestiones que acabamos relativizando.

Tras el shock producido por la muerte del ser cercano, la mente humana pasa por un proceso de re-evaluación vital, en el que se cambian prioridades y decisiones. En esta re-evaluación entran una serie de pensamientos que pueden modificar nuestra conducta futura a corto plazo: no haber cumplido los propios deseos y haber buscado la felicidad, haber trabajado demasiado, haber dedicado poco tiempo a lo importante y no haber expresado los sentimientos. La muerte crea en la mente humana el sentimiento de lo que se puede controlar (lo anteriormente citado) y lo que no (la propia muerte).

Si la pérdida de un ser cercano es reciente, esta hace que pasemos por cinco estadios: negación (no me puede estar pasando a mí), ira, regateo (recurrir a todo aquello que pueda alargar nuestra vida), depresión y aceptación.

Todas estas etapas también se suelen relacionar con nuestra edad, de manera que la negación sería más habitual a edades tempranas y la aceptación en la vejez. Por este motivo, cuando se produce una muerte cercana de alguien joven, sus allegados tardan más en asimilar lo ocurrido

Automarginación


El fuerte descontento ciudadano con la clase política ha ido tomando distintas formas: desde la legitimación del fraude social como la evasión al pago del transporte público, los robos “a los ricos” hasta la muy alta abstención registrada desde la instauración del voto voluntario. Sobre esto último, sus defensores esgrimen desde que es una forma de protesta que le quitará poder a la autoridad, hasta que no sirve de nada, pues de igual manera saldrá electa una autoridad que no marque la diferencia positivamente sobre cualquier otra administración por lo que no tendría sentido ir a votar. 

Parece que desde el primer argumento se creyera que la obligatoriedad de cumplir una norma con la que no se está de acuerdo por no haber participado de la elección, disminuye, pero no.

Una abstención o un voto nulo/blanco no es un voto de protesta, es la auto marginación del cuerpo ciudadano. Las leyes (y a propósito de la próxima elección, las elecciones municipales) son igual de vinculantes se haya votado por la autoridad en ejercicio, o por el opositor, o no se haya votado o marcado nulo/blanco; la fuerza pública está igualmente facultada para exigirnos su cumplimiento pues la democracia lo ha dictaminado así, aunque sólo una pequeña parte los haya elegido, todos podemos participar. Democracia es el gobierno del pueblo, pero del pueblo que vota.

El otro argumento lo he escuchado mucho en la gente de a pie recorriendo ferias -en campaña por un candidato joven a concejal- que todos los candidatos, por el hecho de ser candidatos (políticos) tienen inherentemente una serie de condiciones negativas (“ladrones, corruptos, traidores”) por lo que no tiene sentido votar por ninguno.

Otros piensan que el voto individual no hará la diferencia en una elección “ya corrida”, una “colusión entre políticos” que sea quien sea la autoridad mantendrá igual todo, y que no vale la pena levantarse un domingo y tomar la micro para ir a votar.

Eso también es falso. La variopinta gama de candidatos, tanto en la última elección presidencial así como especialmente en esta municipal (con comunas que tienen hasta 100 candidatos a concejales) demuestra que hay opciones, que se puede castigar a las malas autoridades apoyando a algunos de quienes quieren ser escuchados.

¿Cómo es posible que cientos de miles de personas se levanten temprano varios domingos para protestar pero encuentren que hacer lo mismo para ir a votar en su propia comuna es demasiado esfuerzo?

Si los grupos que protestan no votan, no van a ser de interés de ninguna autoridad democrática -como los jóvenes con las demandas estudiantiles- y serán invisibles salvo que tengan de altavoz entre los que sí votan.

Pero aún con voto voluntario o nulo no podemos escapar de elegir a las autoridades. Si sólo vota un tercio del padrón electoral y yo voy a votar, entonces mi voto valdrá por tres: por el mío y por el de los dos que por cada votante como yo no fueron a votar: en la práctica otro vota por ellos; otro que puede no compartir –y normalmente no comparte-las preferencias de quienes no votaron.

Las grandes mayorías no son tales, el 60% de votos válidos hacia la presidenta Bachelet en la última elección eran sólo un quinto de la población que podía votar, y el optimismo inicial de refundar el país con ese respaldo de 60% de “nueva mayoría” se esfumó cuando apareció la resistencia a las reformas de ese 75% real que no votó por ella.

Incluso si una autoridad igualmente es elegida, no es lo mismo salir elegido alcalde con un 75% que con un 25% de los votos -como saben los entendidos en la materia- la baja base de apoyo le pondrá coto a sus ambiciones y deberá negociar sabiendo que es minoría con los demás actores que en conjunto sí son mayoría.

El no ir a votar porque “la elección ya está corrida” es una profecía auto cumplida, un perverso incentivo para los “corruptos” a los que la abstención de sus opositores es su mejor aliado. Si no pregúntenle a los británicos europeístas que veían improbable el Brexit así como los lamentos de los partidarios del Sí en Colombia.

¿Entonces qué podemos hacer? Como ya vimos, hay muchos candidatos desconocidos, jóvenes, independientes o de movimientos emergentes que no han entrado en las perversas lógicas maquiavélicas de la clase política, que tienen ideas y propuestas concretas para la comuna.

A ellos hay que escucharlos, informarse más allá de los candidatos mediáticamente fuertes y, aunque incluso no salgan electos, juntos serán la señal oficial que si no cambian, los políticos tradicionales simplemente desaparecerán del mapa.

Si vamos todos a votar, podemos volcar las falsas mayorías, nuevas o antiguas. Es hora de participar.

Mente Y Objetividad

Se dice que la información objetiva está basada en la ausencia de prejuicios e intereses personales y que en ella, los hechos y los conceptos son tratados como objetos. En contrapartida, la información subjetiva se supone que es aquella que contiene el punto de vista de la persona que la expone y está influida por sus intereses y deseos.

Pero parece que no todo es tan así. Y que es imposible liberar de prejuicios y experiencias previas todos nuestros dichos y actos.

Tal como publicó la revista PloS Computational Biology, lograr la objetividad completa parece ser algo inaccesible para los humanos. A esa conclusión llegaron especialistas que realizaron un estudio liderado por Stefano Palminteri, de la Escuela Normal Superior de París (Francia) y el University College de Londres (Reino Unido).

La investigación puso de manifiesto que los prejuicios tienen más peso del que se imaginaba y son capaces de enturbiar el raciocinio y no tener en consideración hechos reales y concretos

Estudios previos sugerían que el aprendizaje factual, es decir, el aprendizaje a partir de los resultados obtenidos, está sesgado, de modo que los participantes prefieren tener en cuenta los errores de predicción positivos en comparación con los negativos.

Los expertos realizaron dos experimentos para llegar a este extremo. Primero, querían descubrir si los prejuicios están tan anclados en las personas que las vuelve incapaces de expulsarlos de sus determinaciones, incluso si estos prejuicios entran en contradicción con la realidad.

Para el estudio contaron con la participación de 20 personas a las que pidieron que realizaran la misma tarea -elegir parejas de símbolos abstractos, cada uno de ellos con valor en puntos- pero de forma diferente. Con el transcurso de la experiencia, los voluntarios se dieron cuenta de que algunos símbolos valían más que otros y comenzaron a escoger los más valiosos por encima de los demás.

En el segundo ejercicio, fueron informados de los valores de cada uno de los símbolos, exponiéndoles que esta vez sólo podrían seleccionar uno. Los participantes volvieron a escoger los mismos símbolos que habían escogido la primera vez, a pesar de que ya sabían que valían menos.

El ser humano cuenta con una extraordinaria capacidad para ignorar hechos que no se corresponden con sus prejuicios

El hecho de que los participantes no hayan cambiado sus preferencias a pesar de que los símbolos que no escogieron podrían ser incluso más valiosos determina, según los expertos, que el ser humano cuenta con una extraordinaria capacidad para ignorar hechos que no se corresponden con sus prejuicios porque tienden a escoger el camino más fácil, aunque no sea el mejor.

Por ello, insistieron los expertos, algunas personas jamás llegarán a cambiar de opinión, ni aun teniendo la evidencia más aplastante delante de sus ojos, pues la nueva información que contrarresta sus creencias, es ignorada.

"Es como si no escucharas las voces en tu cabeza diciéndote que estás equivocado, incluso si pierdes dinero", observó Stefano Palminteri, líder del trabajo.

"La objetividad completa es probablemente algo que nunca lograremos plenamente", aseguró el experto, y finalizó: "Al final, las personas tendrán la impresión de que son mejores de lo que realmente son. Eso podría aumentar la confianza en uno mismo, y proporcionar un impulso motivacional".

El Ser Y El Deber Ser

¿Es la ética una “gran palabra”?, ¿por qué? Y ¿qué significa la ética?, ¿qué engloba la ética? Sin duda, la ética puede considerarse una “gran palabra” en tanto refiere a algo importantísimo en la vida de los seres humanos, una condición ineludible para la conducción y consolidación de la vida entre diversas y muchas personas. 

Se dice, pues, que la ética es uno de los ejes de la vida en sociedad y siempre se reitera su necesidad en las acciones de cada ser humano, en tanto estas repercuten en la vida de muchos más. De ahí que la ética tenga ganado un “sitial” en la regulación de los comportamientos, a pesar de que no deje de ser problemático describir conductas éticas, reconocerlas y asegurar su permanencia. En este sentido, la ética no es algo sencillo, no es una noción que tenga una expresión práctica segura y acabada. 

La ética es muy importante pero también es algo difícil de formular, de presentar como concepto y, con ello, de asegurar su permanencia, sobre todo en contextos y coyunturas tan cambiantes como las de la escena actual. Ello explica la comprensión de la ética también como algo difícil de alcanzar o como algo que se alcanza parcialmente, cuya presencia continua en la vida de las personas es un reto.

De ahí que la ética se reafirme como una “gran palabra” y pueda adquirir cierto carácter solemne y trascendental; pero ello, a su vez, la puede alejar de su fuente, esto es, del acontecer cotidiano del ser humano. La “gran palabra” que puede ser la ética no debe distanciarse de aquello que la funda y sostiene, es decir, las acciones del ser humano. De lo contrario, la palabra puede devenir en un gran concepto sin expresión real, lo que atentaría contra el carácter vivencial de la ética, perdiendo de vista el sin fin de experiencias humanas que le dan sentido y la sostienen.

Ser Mucho Y Ser Nada

Filosofía

 Expresa en forma general, la filosofía existencial del autor, es un voluminoso ensayo publicado en 1943.

El tema central de la teoría es una exploración de la realidad humana, como conciencia “ser por si” entendida como huida, negación, falta de ser y libertad.

El hombre es un proyecto y solo esta metamorfosis le confiere una esencia. Sartre recorre el camino que va de la ontología de la ética, del análisis del “ser del parecer” o el existir, hacia un reconocimiento positiva de la tarea humana como forma de libertad.

Sartre se centra en el hombre exclusivamente y lio concibo como un solo dinamismo actuando en un vacío solitario de la libertad sin fondo; la concepción de la nada en Sartre es distinta a otros autores. No es para él un complemento del ser sino lo constituyente de lo real, y el ser en cuanta existencia humana, es un continuo arrancarse de sí.

Esta conciencia puede cuestionarlo todo y para cumplir esta función debe tener libertad absoluta y poder de modificar sus propios modos de existencia. A si Sartre llega a la afirmación de que el hombre es un ser “condenado a la libertad”.

Aquí se analiza la relación entre el prójimo que nos condiciona debido al conocimiento que de nosotros tiene y con el cual, “nos roba”, sin embargo, necesitamos del otro para captar plenamente todas las estructuras del prójimo.

La primera tarea del existencialismo es hacer consiente al hombre de lo que es y responsabilizarlo de su existencia, todos los valores se hallan afectados por este carácter radicalmente ambiguo: “ser incondicionalmente” y “no ser”, en cuanto a su “único” fundamento, es la libertad humana.

En esta obra Sartre critica al marxismo cono “reificación “del hombre; pues los principios de la dialéctica fueron tomados del mundo de los objetos, pero no es posible aplicarlos a la esfera personal. 

El ser y la nada presenta una visión nueva de la realidad humana y plantea más interrogantes de los que soluciona.

¿Está el ser humano condenado a la mala fe, al absurdo? ¡El ser-hombre se ajusta con toda clase de valores?. Algunos críticos han dicho que no hay una sola sonrisa en sus escritos, ni un perfume, ni una flor
.
Es un jardín agostado, un desierto de arena pesada sin camino, Sartre en la “critica de la razón dialéctica “hace un examen de la “situación” y del ser “ser para otro” analizando allí la acción humana colectiva.



Conducir


Seguro que tienes miles de planes sobre lo que quieres en tu vida. Cosas que hacer, metas que cumplir y personas con quienes convivir. Pero a veces pasa que no tienes tiempo para lograr todo… o quizás solo parece eso.  ¿Has pensado que quizás estás malgastando tu vida?

Puede que algunas cosas en las que te veas inmerso no sean necesarias o que te encuentres perdiendo demasiado tiempo sin ni siquiera saberlo, ¿realmente te falta tiempo o solo lo inviertes en cosas que no te llevan a ningún lado? Sigue leyendo y descúbrelo.

“Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”.
-Proverbio árabe-

Necesitas momentos para desconectar de las obligaciones laborales y distraerte. Pero si la mayor parte de tu tiempo lo destinas a distractores, terminas sintiendo que no has hecho nada. No te digo que elimines todas las actividades recreativas de tu vida, sino que dejes aquellas que te aportan algo y reduzcas las demás.

Entre las actividades que te harán sentir que malgastas tu vida están beber en exceso, pasar horas viendo televisión o perderte en las redes sociales. Si quieres estar con tus amigos, busca alternativas como salir a acampar o cenar en casa y charlar a gusto. Elige alternativas que te sirvan para mejorar tus relaciones y tener la vida que deseas.

Los seres humanos estamos programados para aprender cosas nuevas. Una forma de malgastar tu vida es no dándote la oportunidad de aprender y crecer siempre que puedas.  ¿Recuerdas que antes mencioné que debes evitar las actividades que no aportan nada? Bueno, una excelente alternativa es usar los tiempos muertos para practicar juegos mentales.

Haz que tu mente trabaje y desafíate siempre que puedas. Opciones como crucigramas y sudokus te ayudarán y en poco tiempo te harás adicto a sus retos. Otra excelente alternativa para hacer que tu mente se desarrolle es aprender nuevas habilidades. Desde tocar un instrumentos musical hasta aprender un nuevo idioma. Si quieres algo que represente menos esfuerzo, lee.

“Aprender a aprender es la habilidad más importante de la educación, y debe ser explicada desde los primeros cursos”.
-John Seymour-

¿Cómo te imaginas en diez años? ¿Qué te gustaría estar haciendo en ese momento? ¿Con qué recursos lo harás? Aunque es cierto que debes vivir el presente, nunca debes olvidarte del futuro.  

Las metas te dan un motivo para continuar y evitan que malgastes tu vida sin sentido. Te permiten crear un camino y te hacen sentir que realmente tienes algo por lo que mejorar y continuar.

“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”.


Recepción De La Mente


El cerebro no entiende la palabra "NO"

Cuando hablamos de las afirmaciones insistimos mucho en la importancia de ser asertivos y tener claro qué deseamos para nuestra vida. Nuestra mente tiene un lenguaje diferente al que usamos con palabras. Nuestro cerebro traduce toda palabra en símbolos e imágenes.

En esta era de auge de las comunicaciones virtuales, la comunicación más importante ocurre en el interior de nuestra mente, porque de ella depende en gran parte el éxito o el fracaso que experimentemos en nuestra vida. Aprender el lenguaje de nuestra mente es vital, porque es allí donde residen algunos de los poderes que pueden cambiar nuestra vida.

Tu mente siempre necesitará una imagen para asociar a tus pensamientos. Sea lo que sea que tu expreses con palabras, aunque sean absurdas y sin sentido, tu cerebro forma inmediatamente una imagen.

De la misma manera hay palabras que nuestra mente no puede traducir en una imagen. Es el NO. 

La expresión negativa no tiene una representación en imágenes para el cerebro. Por eso, cuando tu dices “no quiero tal cosa”, lo que tu cerebro ve es “la tal cosa”. Si dices “no quiero deudas”, el no, no tiene representación, tu cerebro sólo ve deudas y que? atraes más deudas.

Dice Bob Doyle en “El Secreto”: A la ley de la atracción no le importa si tu percibes algo como bueno o como malo, si lo quieres o si no lo quieres. Sólo responde a tus pensamientos. De modo que si estás contemplando tu montaña de deudas y te sientes fatal por ello, ésa será la señal que estarás emitiendo al Universo: "Me siento fatal por todas las deudas que tengo”. Te lo estás afirmando a ti mismo. Lo sientes en todos los planos de tu existencia. Por lo tanto, obtendrás más de lo mismo.

Agrega Lisa Nichols a continuación: “Cuando te enfocas en las cosas que no quieres- “No quiero llegar tarde, no quiero llegar tarde” – La ley de atracción no oye el “no quiero”. Manifiesta lo que estás pensando y lo hará una y otra vez. La ley de la atracción no sabe de “quieros y no quieros”. Cuando te enfocas en algo, sea lo que sea, estás provocando que se manifieste”

Cada vez que pronunciamos negaciones, nuestra mente solo puede traducir en imagen la parte que expresa el pensamiento, pero no su negación. “No quiero deudas”, para tu mente es “Quiero deudas". Tal vez te preguntes, ¿cómo que el cerebro no entiende la palabra “no”? Nosotros entendemos el NO,
porque la mente no lo entiende? Es fácil, como nuestro cerebro solo piensa en imágenes cuando utilizamos una expresión en la que se encuentra la palabra “no”, lo único que conseguimos es dibujar en la mente aquello que pretendemos negar. Al traducir el cerebro todo en imágenes, solo se enfoca en la parte positiva de la expresión.

Si deseas haz este ejercicio: Imagina un árbol, verde, frondoso. Ahora, no quiero que veas una manzana roja colgando de él. No veas ninguna manzana roja. Haz un esfuerzo no veas una manzana roja en el árbol! ¿Qué pasó? Pues, que estoy segura que viste una manzana roja.

Con los niños se aprecia fácilmente este punto, porque tendemos a utilizar con ellos a menudo la palabra NO. “No grites”, no corras, no toques el enchufe, no des portazos. etc.

Cuando le dices a un niño “no debes gritar”, su mente solo entiende el “debes gritar”. Eso te explica porque la mayoría de los niños tienden a hacer o repetir lo que les dijimos que no hicieran. Es que en realidad, su mente solo capta la parte afirmativa de la orden. En lugar de decir “no corras dentro de la casa”, puedes decirle al niño: “quiero que camines despacio cuando estás dentro de la casa”, el cerebro del niño formará rápidamente la imagen de caminar lento.

De manera que en nuestra práctica mental de algo que deseamos realizar, no utilicemos el “NO”, porque lo único que lograremos es justamente lo que queremos evitar. Cuando vas a una entrevista de trabajo o a un examen, en lugar de decir “ojalá no me ponga nervioso”, di “me siento calmado y seguro”.

No permitas que tu diálogo interno se convierta en un obstáculo en tu camino. Cuando fijes metas, deseos, aspiraciones, evita la palabra NO. Procura utilizar los términos y palabras que dibujen las imágenes de los resultados que quieres lograr. Recuerda que atraemos lo que podemos visualizar y el no, no puedes visualizarlo. No quiero sufrir se visualiza con sufrimiento y sufrimiento no es lo que quieres, entonces, visualiza felicidad, alegría. 

Cuando alguna cosa no te hace feliz, o mejor dicho sufres por ello, no te enfoques más en ella, visualiza lo que te hace feliz.


domingo, 8 de marzo de 2020

Juicio Y Condena


Sobre Barrabás se han escrito muchas obras ficticias que pululan entre los relatos de Semana Santa, 
tal vez por la forma en que llama la atención el personaje, de modo que se han generado una variedad de mitos y leyendas sin fundamento. A fin de separar la realidad de la fantasía y conocer la verdadera historia de Barrabás y entender el papel que jugó en el juicio de Jesús tenemos que basarnos en fuentes auténticas.

La verdad es que, debido a que no existe ninguna documentación externa sobre este personaje, todo lo que podemos conocer sobre su vida es lo que se encuentra en los evangelios. De manera que la manera correcta para conocer a Barrabás es abordar un estudio bíblico sencillo, comparando los diferentes versículos para entender al personaje. En este artículo nos limitaremos a estudiar la historia de Barrabas en la Biblia.

Antes que nada es bueno diluir cualquier falsa expectativa. La información que nos proveen los evangelios es muy escueta, limitándose a señalar los aspectos que tienen que ver más directamente con el juicio de Jesús. No sabemos de dónde era Barrabás (como para decir cómo comienza su historia), ni cómo murió Barrabás, ni sabemos con quién se relacionaba. No tenemos, en fin, datos suficientes para construir una historia completa de Barrabas. Una completa biografía de Barrabas es, con los datos actuales, sencillamente imposible.

Los cuatro evangelios destacan el trágico episodio en que se libera a Barrabás y se condena a muerte a Jesucristo. Cada evangelista nos proporciona en su relato un aspecto diferente de este personaje. El Barrabas de la Biblia se construye a partir de estos diferentes aspectos. Las “pistas” que nos brinda cada evangelista se complementan entre sí.

El apóstol Juan es sumamente breve en su tratamiento de este personaje, indicando solamente que se trataba de un ladrón (Juan 18:40). Nota que el epíteto “ladrón”, o el de “bandido”, no se empleaba sólo para designar a quien robaba, sino al que asaltaba en general.

El apóstol Mateo indica, además, que era un preso famoso (Mateo 27:16). La multitud tendría que haberlo reconocido cuando les fue presentado su nombre por Poncio Pilato.

Marcos, el evangelista, señala que era un rebelde. Había tomado parte con otros, que también se encontraban presos, en un motín, y habían cometido homicidio (Marcos 15:7).

Finalmente, Lucas confirma lo dicho por Marcos, indicando que el motivo del motín había sido la sedición. También ratifica que había cometido homicidio (Lucas 23:19; Lucas 23:25).

De modo que tenemos el cuadro completo de nuestro personaje. Se trataba de un revolucionario, un insurrecto, que se había rebelado contra el gobierno y cuyos actos violentos habían culminado en al menos un homicidio, por el cual él y su grupo ahora se encontraban apresados.

Los evangelios sinópticos muestran con claridad que Pilato no deseaba tener nada que ver con la muerte de Jesús (ver Mateo 27:18-19), pero que estaba enfrentado a una fuerte presión. 

Aunque no se tiene claro su origen (si era judía o romana), existía la costumbre de liberar en la Pascua a un prisionero (Marcos 15:6), y Pilato vio la oportunidad de calmar a la multitud, agitada por los líderes judíos, y liberar a Jesús (Marcos 15:8-10; Mateo 27:16-17; Lucas 23:20;).

No obstante, los líderes judíos instigaron a la multitud a solicitar que más bien que a Jesús (Mateo 17:20-23; Marcos 15:11-14; Lucas 23:18). Pilato hizo aún más intentos por liberar a Jesús (Lucas 23:22-23). Ante la reacia negativa pública, Pilato se lavó las manos, simbolizando que se exculpaba por el resultado de esta obstinación. Fue este el punto en que el pueblo declaró: “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:24-25).

El relato termina con la declaración de que Pilato, entonces, “soltó a Barrabás, y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado” (Mateo 27:26; Marcos 15:15; Lucas 23:24-25). Esta es la última declaración que tenemos sobre la historia de Barrabás.

Es interesante saber que Barrabás y Jesús, siendo personajes totalmente diferentes, compartieron en realidad el mismo nombre. En los manuscritos anteriores al siglo III d.C. que provienen de Siria, Cesárea y el Sinaí, como también en los escritos de Orígenes, el nombre de este ladrón en Mateo 27:7 aparece como  ”Iesous ho Barabbas“, que, traducido al castellano, significa “Jesús Barrabás”. 

Este sería el verdadero nombre de Barrabás, según estos escritos. También aparece como Jesús Bar Abba, que significa “Jesús, hijo del Padre”. La coincidencia de los nombres establece un contraste radical entre “Jesús, llamado el Cristo” (según el mismo Pilato le nombra) y este otro Jesús Barrabás, representante de los resultados de la maldad posible en el hombre. El contraste es estremecedor, al considerar que Jesús de Nazaret es el verdadero “Hijo del Padre” y el verdadero libertador y Salvador.

Un mito popular, una de esas historias frecuentemente repetidas (y uno nunca termina de saber por qué), es el de que Barrabas fue crucificado con Jesús. Como antes hemos dicho, simplemente no sabemos como murió el ladrón liberado. Tampoco conocemos nada sobre su historia después de la muerte de Jesús. El mito debió generarse al confundir a Barrabas, a quien se señala como ladrón, con los dos ladrones que fueron crucificados ese mismo día, lado a lado con Jesús. Lo último que sabemos de Barrabás es que fue liberado, de modo que él no fue crucificado junto con Jesús.

Lo que sin duda ha sucedido es que puestos en la disyuntiva de escoger, lo que seguramente sucedería, es que tal como lo venimos haciendo desde entonces, la reacción nuestra y la de “las organizaciones celestiales” que nos representan, es que  volveríamos a anteponer los intereses corporativos de “la organización” volviendo a crucificar una y mil veces a nuestro Salvador y Redentor.


Mal De Todos


Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.

Se trata de solo dos palabras, derecho y humano, y de las más variadas interpretaciones en función de intereses, generalmente de quienes pretenden erigirse como paradigmas en su respeto y que resultan sus mayores violadores.

Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Así se describe en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, quizá el documento más mal usado para, en su nombre, invadir países, hacer guerras, asesinar a civiles, mujeres y niños; o bloquear económicamente a naciones con el solo fin de rendir a su pueblo por hambre.

No es de extrañar entonces que también para Cuba, la po­tencia que nos ha agredido y nos bloquea por más de cinco décadas, haya usado las palabras derechos humanos, como patrón mediático para una política que hasta el propio mandatario norteamericano, Barack Oba­ma, reconoce como ob­soleta y errada.

También de ellas se han valido los mercenarios que hacen comparsa al lado de las peores causas y se alían a intereses foráneos, no im­porta de dónde provengan.

Sería recomendable para quienes así actúan, recordarles, solo como botones de muestra, algunos ejemplos: en nombre de los derechos humanos se bombardeó y desintegró a la ex República Federativa de Yugos­lavia por tropas de Estados Unidos y la OTAN. Para “proteger” a la población civil se bombardeó e invadió a Irak, donde suman más de un millón los muertos y heridos. Con igual pretexto se encarcelaron cientos de personas en Abu Ghraib, Irak y en la ilegal base en Guan­tána­mo, 
Cuba, donde se aplicaron las más salvajes torturas. 

También fue la justificación para invadir Afganistán; matar al presidente de Libia y convertir a ese país en un ente ingobernable, entre otros.

Pero, de lo que poco o nada hablan o escriben los grandes medios de comunicación al servicio de Washington, es del insólito hecho de que Estados Unidos es el único país del mundo que no se ha adherido a la Con­vención de la ONU sobre Derechos del Niño, el principal derecho dentro de todos los existentes.

Hasta hace muy poco tiempo Somalia compartía esta ne­fasta lista, pero ya el país africano lo ha firmado, dejando a Es­tados Unidos en solitario.

La situación en la que viven millones de niños norteamericanos puede ilustrar la incongruencia política de que, siendo el país más rico del mundo, uno de cada seis menores de edad viva en la pobreza.

Según la agencia IPS, en importantes indicadores sociales, los niños estadounidenses están rezagados con respecto a los países más industrializados. 

En esa liga, Estados Unidos ocupa los últimos lugares con respecto a la pobreza infantil relativa, la brecha entre ricos y pobres, partos de madres adolescentes, bajo peso al nacer, niños víctimas de la violencia armada y el número de menores de edad en la cárcel.

A nivel político se muestra al mundo que este tratado, como otros, debe ser cumplido por los demás países, pero no por Washington porque “podría generar obligaciones internacionales no deseadas”.

¿DE QUÉ DERECHOS HUMANOS ESTAMOS HABLANDO?

Cuánta aberración y manipulación mediática supone ponerse al lado de los que internacionalmente se autoproclaman como guar­­dianes de esos derechos y tienen en su haber el más extenso expediente violatorio.

Se han preguntado los supuestos paladines de esas prácticas cuántos niños no tienen posibilidades de ir a la escuela porque tienen que trabajar para ayudar al sostén de sus familias, o cuántos se acuestan cada noche sin ingerir alimentos porque forman parte de esa mayoría empobrecida de más de 800 millones de personas; mientras la opulencia es exhibida como un triunfo para la minoría rica, la que lo tiene todo en detrimento de los pobres.

Acudo a las estadísticas oficiales y veo que, según un informe de la ONU, cada 15 segundos muere de hambre un niño en el mundo. De igual forma, según un estudio publicado en The Lancet, los investigadores determinan que, como promedio, cada año mueren más de tres millones de niños por esa causa.

¿Es que el hambre que mata a menores no es una violación de los derechos humanos que los ricos debían comprometerse a resolver?


¿Cuáles son, en realidad, los verdaderos derechos humanos? ¿Quiénes los cumplen y quienes lo usan para sus intereses hegemónicos?



La Intolerancia

La intolerancia es la capacidad o habilidad que posee una persona de no soportar las opiniones diferentes a las de él. La palabra intolerancia es de origen latín intolerantia.


La intolerancia es sinónimo de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez por no respetar a las personas que poseen pensamientos diferentes bien sea en el ámbito político, religioso, cultural, sexual, racial, etcétera. En referencia a lo anterior, se puede deducir que la intolerancia es un antivalor que no permite una buena convivencia entre las personas. 

El término intolerable es un adjetivo que describe una cosa o alguien que no se puede tolerar, por ejemplo: cuando se observa una situación de maltrato infantil, la misma se torna intolerable para quien vive la situación como para quien la observa o, el individuo que no acepta ideas distintas a las de él se puede decir “es intolerable estar con él” o "¡que intolerante es!".

Asimismo, una persona intolerante puede cometer otras faltas como: la discriminación, la agresión, el irrespeto, producto de la falta de tolerancia a las ideas diferentes de sí. Por ende, la intolerancia es una actitud negativa que afecta las relaciones entre los prójimos.

Por otro lado, la intolerancia es un conjunto de reacciones opuestas a la acción de un producto, bien sea alimentos, bebidas o medicinas. En referencia a este punto, ciertas personas no pueden ingerir un determinado alimento o medicamento porque le produce reacciones adversas y se puede observar a través de ciertos síntomas como: vómitos, dolor de gastritis, entre otros.

La intolerancia es el marco mental, la raíz de donde brotan actitudes sociales, políticas, económicas o culturales, y conductas que perjudican a grupos o personas, dificultando las relaciones humanas. Se podría, en consecuencia, definir como todo comportamiento, forma de expresión o actitud que viola o denigra los derechos del prójimo, o incita a violarlos o negarlos.

A menudo la intolerancia está ligada a manifestaciones de odio racial, nacional, sexual, étnico, religioso o a otras formas de comportamiento que discriminan a ciertas personas o categorías de personas. En sus encarnaciones o manifestaciones, consagran como valor superior, no a la persona con sus propias y diversas identidades, sino a la propia identidad enfrentada a la de los demás.

La Intolerancia se fundamenta en el prejuicio, un juicio previo que está basado en una generalización defectuosa e inflexible, estereotipo, que puede ser sentida o expresada y puede ser dirigida al grupo como un todo o a un individuo como miembro de dicho grupo; entre sus manifestaciones destacan la heterofobia o rechazo y exclusión del diferente, la subalternidad o categorización de inferioridad del considerado distinto y el etnocentrismo o consideración de superioridad cultural o étnico de un grupo frente a otros.

Seamos Responsables

Qué es la irresponsabilidad? Es la conducta de una persona que se caracteriza por el desorden, la poca medición de la consecuencia de sus actos y el incumplimiento de los deberes.

En el mundo se han observado muchos actos de irresponsabilidad con consecuencias fatales, tal y como ocurre en los accidentes, donde en su mayoría suceden por fallas humanas. A veces un pequeño descuido es suficiente para que una catástrofe ocurra.

Se va perdiendo el control de la vida:
Debes cuidarte de los actos irresponsables, porque las reiteradas fallas personales van ocasionando una tendencia a hacer de la negligencia un estilo de vida. Esto es similar a lo que ocurre con las adicciones, todo puede comenzar como un juego, de seguir en lo mismo, se va cayendo gradas, hasta tocar fondo.

Es uno de los venenos para el desarrollo personal:
La gente irresponsable, definitivamente no puede avanzar en sus metas de desarrollo personal, porque sus mentes están tan ancladas a la mediocridad que no son capaces de ver la luz, a menos que se pueda despertar del letargo y tomar la decisión de un cambio.

¿Cómo superar la irresponsabilidad?
Aceptando que se ha caído en la irresponsabilidad:
A veces resulta difícil determinar las fronteras entre la responsabilidad e irresponsabilidad, porque no existe un modelo de conducta perfecto y siempre ocurren pequeñas fallas. Sin embargo un buen parámetro es hacer una comparación positiva en las condiciones de vida y observar qué están logrando las otras personas, especialmente las ideas vinculadas con tu misión de vida. Es bueno tener algunos modelos en los cuales quieras reflejarte. Quizás ahí puedas llegar a la conclusión que has sido irresponsable en algunas acciones.

Define los propósitos en tu vida:
Define un proyecto de vida que abarque todas tus facetas, cuando tienes un panorama claro de la vida que deseas para el futuro, es mucho más fácil ir trabajando en el refinamiento personal y progresivamente podrás superar los malos hábitos. La experiencia ha demostrado que la mayoría de gente que cae en la irresponsabilidad es porque están desmotivadas, no les gusta la labor que hacen o no poseen objetivos.
¿Qué es la irresponsabilidad? Es la conducta de una persona que se caracteriza por el desorden, la poca medición de la consecuencia de sus actos y el incumplimiento de los deberes.

En el mundo se han observado muchos actos de irresponsabilidad con consecuencias fatales, tal y como ocurre en los accidentes, donde en su mayoría suceden por fallas humanas. A veces un pequeño descuido es suficiente para que una catástrofe ocurra.

Se va perdiendo el control de la vida:
Debes cuidarte de los actos irresponsables, porque las reiteradas fallas personales van ocasionando una tendencia a hacer de la negligencia un estilo de vida. Esto es similar a lo que ocurre con las adicciones, todo puede comenzar como un juego, de seguir en lo mismo, se va cayendo gradas, hasta tocar fondo.

Es uno de los venenos para el desarrollo personal:
La gente irresponsable, definitivamente no puede avanzar en sus metas de desarrollo personal, porque sus mentes están tan ancladas a la mediocridad que no son capaces de ver la luz, a menos que se pueda despertar del letargo y tomar la decisión de un cambio.

¿Cómo superar la irresponsabilidad?
Aceptando que se ha caído en la irresponsabilidad:
A veces resulta difícil determinar las fronteras entre la responsabilidad e irresponsabilidad, porque no existe un modelo de conducta perfecto y siempre ocurren pequeñas fallas. Sin embargo un buen parámetro es hacer una comparación positiva en las condiciones de vida y observar qué están logrando las otras personas, especialmente las ideas vinculadas con tu misión de vida. Es bueno tener algunos modelos en los cuales quieras reflejarte. Quizás ahí puedas llegar a la conclusión que has sido irresponsable en algunas acciones.

Define los propósitos en tu vida:
Define un proyecto de vida que abarque todas tus facetas, cuando tienes un panorama claro de la vida que deseas para el futuro, es mucho más fácil ir trabajando en el refinamiento personal y progresivamente podrás superar los malos hábitos. La experiencia ha demostrado que la mayoría de gente que cae en la irresponsabilidad es porque están desmotivadas, no les gusta la labor que hacen o no poseen objetivos.




La Mente Y Más Allá

En la luz, visión y realidad son una misma cosa. Tú estás allí sentado y yo estoy aquí de pie. Digamos que yo soy la visión y tú la realidad. Tengo que mirarte y entrar en ti para conocerte. Pero en la meditación más elevada, la realidad y la visión son una misma cosa. Donde tú estás, estoy yo también; donde yo estoy, estás tú. Somos uno. Por eso en la meditación más elevada no necesitamos pensamientos. En la meditación más elevada el conocedor y lo conocido son uno.

Incluso la reflexión, que es un tipo de pensamiento introspectivo, está lejos de la disciplinada vastedad de la meditación. En cuanto empezamos a pensar, jugamos con la limitación y la atadura. 

Nuestros pensamientos, no importa lo dulces o deleitables que sean de momento, a largo plazo son dolorosos y destructivos, porque nos limitan y nos atan. 

En la mente pensante no hay realidad. En cada momento estamos construyendo un mundo, y al momento siguiente lo estamos destruyendo. La mente tiene su propósito, pero en la vida espiritual tenemos que ir más allá de la mente, hacia donde hay paz eterna, sabiduría eterna y luz eterna. Sólo cuando vamos más allá del pensar con la ayuda de nuestra aspiración y nuestra meditación, podemos ver y disfrutar juntas la Realidad de Dios y la Visión de Dios.



El Ser Constante

Imagina tener mucho dinero, un negocio rentable, una pareja que te quiere, hijos, buenos amigos…

Son los ingredientes principales en las definiciones de éxito más comunes, aunque para todas las personas el orden de estos temas varíen, el punto en común es sentirse satisfecho a nivel personal y profesional.

Hay un dicho que dice que:

“Los humanos nos hacemos viejos demasiado pronto y sabios demasiado tarde”.

He comprobado al hablar con muchas personas que se consideran exitosas que no se necesita ser muy inteligente, demasiado rápido o popular, para alcanzar lo que se quiere, que lo único realmente esencial es ser constante y aprender.

Si tienes una meta entonces ve por ella y si no la consigues tienes dos opciones: aprendes y mejoras porque no la conseguiste o desistes del objetivo y lo vuelves un fracaso.

El cambio constante de objetivos por alcanzar solo agota tu energía y entusiasmo. Las personas vivimos haciendo lo que estamos acostumbrados a hacer, nuestros hábitos nos dan los resultados que tenemos y al ser constantes aplicando una acción determinada la convertimos en hábito.

El reto está en ser constantes el tiempo necesario, entender que todo es un proceso y que los resultados son el final de ese proceso te ayuda a mantenerte allí.

Muchos dicen que lo que se necesita para alcanzar las metas es disciplina, yo digo que necesitamos más autoestima. Sin darse cuenta, muchas personas no se creen realmente merecedoras de lo que desean y por lo tanto, nunca lo alcanzan.

Cuando inviertes tiempo en ti, para darte cuenta de que eres más de lo que piensas entonces el ser constante es más sencillo. Al final, las personas te verán como tu mismo te ves porque tu decides lo que quieres aún si decides no ser nada.

Es como en ventas decimos que debes “venderte tu producto a ti mismo primero” porque nadie te va a comprar nada si tu no crees que el producto es bueno. No vas a lograr tus metas si no crees que realmente las mereces. Ser constante no es tan complicado como lo pintan y al final los hábitos siempre ganan.