jueves, 7 de mayo de 2020

Programados


A veces vivimos inmersos en una vida caótica y no sabemos cuál es la mejor manera para gestionar nuestro día a día, ni cómo organizar mejor nuestro trabajo. Para poner solución a esto existen técnicas que nos ayudarán a ser más productivos tanto en lo que hacemos como en lo que pensamos.

Entre una de ellas están los mapas mentales. Una herramienta increíblemente flexible que te permite manipular ideas, conocimiento o información con mucha libertad. Se representa mediante un diagrama donde representamos ideas, tareas o conceptos ligados a una palabra central.

Este diagrama es tan sencillo que te permitirá tener una visión de conjunto sobre un tema en concreto, y a su vez una visión más detallada de cualquier elemento del mismo documento.

¿En qué te puede ayudar hacer mapas mentales?

 1.- OBTENER MAYOR CLARIDAD. Si de cualquier tema que tengas en mente haces una lluvia de ideas y reordenas esas ideas, te permitirá verlas desde un contexto diferente y más objetivo.
2.-TOMAR LA DECISIÓN ACERTADA. Al ver toda la situación a la que te enfrentas de una forma visual, hará que puedas generar ideas sobre cómo solucionarlo de la mejor forma. Viendo y analizando los pros y los contras de cada uno de los temas que integran ese mapa.
3.- PLANIFICAR. Ver la idea en su conjunto te permitirá planificar mejor todo lo que tienes por delante sin que te dejes atrás ningún paso importante en tu decisión.
4.- POTENCIAL ORGANIZADOR. Los mapas mentales te permiten contener enlaces a páginas web o ficheros de forma que al revisarlos rápidamente empleas menos tiempo buscando información.
5.-RESOLVER PROBLEMAS CREATIVOS. Hacer un mapa visual de la información, dado que nuestro cerebro trabaja por asociación, te ayudará a generar nuevas ideas y ser más creativo a la hora de solucionar problemas.
6.- TOMAR NOTAS. Si una vez que hayas terminado tu mapa mental se te ocurren nuevas ideas puedes agregarlas sin problema. Esto hará que agrupes con facilidad la información y captures ideas al vuelo.

Un mapa mental es tan personal como las ideas y proyectos que reflejan. Por ello puedes hacerlo a mano, mientras más colorido y visual mejor. O utilizando una de las aplicaciones y herramientas de software que permiten hacerlo de forma dinámica.


Saber Lo Que Sabes

Filosofía


¿Has pensado alguna vez cómo sabes las cosas que sabes? Algunas las sabemos porque alguien nos lo contó, otras porque las hemos visto, otras porque las hemos pensado... ¿Cuántas cosas podemos saber? Por lo que respecta a cuánto podemos saber, es decir, a los grados de conocimiento, Platón diferencia dos grados. Y lo hace atendiendo a su definición del mundo en dos regiones. 

¿Recuerdas? Mundo de las ideas y mundo de las cosas. Al mundo de las cosas corresponde la opinión y al de las ideas la ciencia.

¿Es posible que alguna vez alguien sepa absolutamente todo, referido a todo? ¿Y si alguien te preguntara que le digas qué es una idea? ¿Qué dirías? Entre otras cosas, de las condiciones, límites y posibilidad de lo que podemos conocer se ocupa la teoría del conocimiento. Vamos a ver aquí, que decía Platón de este asunto.

Y a Platón se le planteaba un problema: ¿cómo conocemos las ideas si pertenecen a un mundo (el inteligible) en el que el hombre no está porque vive en el sensible? Para responder a esto, Platón lo explicó gracias a dos conceptos que son importantes: la reminiscencia o recuerdo, y la dialéctica.

¿Cómo conocemos las ideas si están en el mundo inteligible? Básicamente Platón sostiene que podemos conocerlas recordando. Pero puede recordarlas a través de las cosas del mundo sensible. Se trata de recordar lo que hay en el alma y que ésta conoció cuando estuvo en el mundo inteligible. 

Según Platón, solamente la contemplación directa de las ideas en el mundo inteligible nos permite conocerlas. Y el alma humana vivió en ese mundo, contemplándolas allí. Cuando nuestra alma cayó al mundo sensible y se unió al cuerpo las olvidó. La reminiscencia, por tanto, es recordar.

¿A qué te recuerda esto? La religión cristiana, siglos después de Platón, también habló de un paraíso original perdido, de un alma que es "castigada" a vivir en la tierra... Son muchas las semejanzas que hay entre el pensamiento platónico y la religión cristiana.


O dicho de otra manera, el cristianismo asumió y transformó en religión conceptos filosóficos de Platón.


Saber Y Conocer


El conocimiento sirve para resolver problemas, crear nuevas realidades e impulsar el progreso. Es poderoso y necesario. Sin embargo, el conocimiento también puede usarse para abusar de otros y fabricar una ilusión de certeza para esconder nuestra incapacidad de manejar la incertidumbre. En estos casos, el conocimiento se hace inútil, incluso contraproducente. De hecho, se transforma en un rudimentario vehículo para expresar nuestra soberbia y nuestro miedo.

No en vano la primera metáfora bíblica sobre la desdicha humana narra que Adán y Eva perdieron el paraíso cuando tomaron el fruto del árbol del conocimiento. Por supuesto que el conocimiento no tiene nada de malo. El problema es lo que le sucede al ser humano cuando se aferra a él como si fuese una verdad absoluta. El conocimiento es solo una aproximación a la realidad, no la realidad misma. Es relativo, no absoluto. Lo que ayer era considerado conocimiento, hoy es considerado ignorancia, y así será siempre. 

Por lo tanto, cuando nos aferramos a nuestro conocimiento actual como si fuese una verdad absoluta, estamos al mismo tiempo sembrando la semilla de la ignorancia y el conflicto del mañana. Por ello, el conocimiento, tal como lo demuestra la historia humana, es una espada de doble filo.

Es incomprensible que, a pesar de todo el conocimiento que hemos acumulado a lo largo de la historia, la humanidad esté hoy más amenazada que nunca. 

El calentamiento global, pobreza injustificable y guerras interminables afligen al mundo como si no tuviéramos el conocimiento para detenerlos; pero sí lo tenemos. El conocimiento parece haber caído prisionero de un círculo vicioso en el que sólo se producen soluciones incompletas a problemas creados usando ese mismo conocimiento. 

Esta es una trampa de la que sólo podemos salir con el despertar de la conciencia: un sentido de identidad y propósito más allá del conocimiento. Nuestra evolución ya no depende de la ciencia y la tecnología, depende de lo que podemos ver y sentir cuando cerramos los ojos. Necesitamos recuperar el paraíso, y el paraíso está dentro de nosotros.

La humanidad tiene una gran confusión entre dos conceptos fundamentales: conocimiento y conciencia. El conocimiento no es otra cosa que un conjunto de juicios compartidos sobre el universo, que han pasado la prueba de validación de terceros. Cuanto más se valida el conocimiento, más robusto y útil se torna. Tal validación, sin embargo, siempre está fundamentada en evidencia circunstancial, ya que es imposible validar una hipótesis en todos los escenarios posibles. 

Por ello, tal como se estableció anteriormente, lo que ayer era considerado conocimiento, hoy es considerado ignorancia.

La conciencia, por otro lado, es la capacidad de distinguir entre nuestro ego y nuestro ser interior de manera de no hacernos esclavos de nuestro conocimiento actual. La conciencia nos permite evolucionar cuando el conocimiento actual se hace obsoleto. La conciencia también nos permite descubrir nuestro propósito de vida, el cual es la referencia más valiosa para el uso del conocimiento actual y futuro.

El conocimiento es fundamental para la expansión de nuestro intelecto, el mejoramiento de nuestra calidad de vida y la evolución de la civilización. De hecho, si se usa apropiadamente, el conocimiento puede también ayudar al despertar de la conciencia. Sin embargo, después de cierto punto, todo conocimiento se hace insuficiente ante la grandeza y el misterio del espíritu humano. 

Sólo mediante el desarrollo de nuestra conciencia podemos conquistar nuestra naturaleza humana y darle solución definitiva a los problemas que amenazan nuestra supervivencia. Como dijo Carl Gustav Jung: “quien mira hacia fuera sueña; quien mira hacia adentro despierta”. El conocimiento está afuera; la conciencia está adentro. 

Adquiramos conocimiento, pero, más importante aún, seamos conscientes. ¡Despertemos!


Nuestros Límites


No aceptar nuestras propias carencias tiene consecuencias limitantes en nuestra relación con los demás y con nosotros mismos.

Nuestra valía como personas desde la exigencia, se sostiene con alfileres y nos orienta hacia una imagen idealizada de lo que “deberíamos ser”. Esto produce un gran desgaste, ya que la relación que establecemos con nosotros mismos se convierte en una lucha incesante en la que no hay tregua: “deberías de…” “tendrías que…” “si no haces esto o aquello eres un…”,….

Con respecto a la relación que establecemos con los demás, esta entelequia nos lleva a manifestarnos como alguien que no somos, escondiendo aquello que no aceptamos de nosotros mismos. Desde esta perspectiva limitante, cuando tenemos frente a nosotros alguien que posee aquello de lo que nosotros carecemos, se despierta la envidia y el rechazo. Por tanto, ni somos honestos al no mostrar nuestra verdadera naturaleza, ni vemos al otro (sólo vemos aquello de lo que carecemos).

Quienes no pueden aceptar sus carencias están presos de la lógica del todo o nada, es decir, si no puedo todo, no valgo nada. En cambio, quienes aceptan sus carencias, están en paz consigo mismos y pueden disfrutar de más ocasiones de placer. No invierten todas sus energías en mostrase “perfectos” (tarea imposible), sino que aprenden a buscar la satisfacción en otras fuentes, aquellas que les permiten explotar sus potencialidades. La parcialidad posible siempre es más satisfactoria que pretender lo absoluto inalcanzable.

Las víctimas del ideal de perfección son personas que viven la vida con ansiedad, que no cesan en su empeño por tener una “silueta diez”, poseer más y más conocimientos, más bienes, más poder,… La frase que resume este estado de búsqueda incesante de la perfección es “nunca es suficiente”. Cuando se llega al objetivo marcado (perder 5 kg, hacer un nuevo máster, ganar un sueldo extra,….) de nuevo la meta se aleja para dejar una sensación de frustración y vacío enorme. Esta es una búsqueda sin final, porque la verdad es que la perfección no existe, es un ideal, no una realidad. Miento… la perfección es precisamente saberse y conocerse, y aceptar esta realidad “perfecta”, sin aditivos ni conservantes.

Todo esto no quiere decir que renunciemos a evolucionar, a mejorar ciertos aspectos de nosotros mismos. Pero, evolucionar como personas es diametralmente opuesto a destruirnos por un ideal. Esto último es algo impuesto. Impuesto por nosotros mismos, para satisfacer a una sociedad que predica ideales de perfección, para satisfacer a nuestros padres, a nuestros amigos,…, en definitiva, para sentirnos aceptados. La aceptación…., a veces se parece tanto a sentirnos queridos…, que nos volvemos adictos a ella. ¿Cuál es el coste?

Nos esclavizamos cuando decretamos que no somos suficientemente bellos si no pesamos x kilos, o que no somos suficientemente buenos en nuestro trabajo si no ganamos x dinero,… La libertad se obtiene desde la elección, no desde la imposición de cánones establecidos.

Reconocer nuestros propios límites y que no podemos con todo, no nos convierte en menos valiosos, sino que nos capacita para pedir y aceptar ayuda sin sufrir por ello. Quienes luchan por abarcarlo todo y pretenden hacerlo además maquillados con una sonrisa, están condenados a la frustración y la impotencia. El ideal de omnipotencia limita a la persona y la aleja de la realidad, empobreciéndola, al dejarla constreñida en su propia fantasía.

Quien es exigente consigo mismo, también lo es con los demás. Esto se hace muy evidente en las relaciones de pareja. Así, quienes tienen un concepto idealizado de cómo habrían de ser ellos mismos, también lo tienen respecto a la pareja. Y aquí es donde le exigimos al otro que cambie para que pueda encajar en nuestro ideal.


En este caso, igualmente, matizamos que en una relación siempre se generan ajustes, pero es esencial que se haga desde la libertad de cada uno.

Somos O Parecemos?

Ser y parecer. En la experiencia moral hay, entre otras, dos clases de individuos. Quienes se ocupan de las acciones y los que se preocupan por las actuaciones.


Jean-Jacques Rousseau se lamentaba, en su tiempo, del triste espectáculo que a su parecer ofrecía la humanidad, deslumbrada por las Luces del gran carnaval de la historia, mientras él, cegado por ellas, advertía conturbado como el civismo «pérfido» y las costumbres sociales sólo dibujaban máscaras y proyectaban sombras deformantes: «Nadie se atreve ya a parecer lo que es».{*} 

Apariencia y realidad forman acaso la pareja conceptual más convocada en la historia de la filosofía, desde sus inicios hasta el presente; sin desmerecer el valor de otros combinados no menos potentes: ser y devenir; razón y pasión; el bien y el mal; verdad y falsedad; Dios y hombre; naturaleza y cultura; 

Ser o parecer. En la vida hay dos clases de individuos. Están quienes, conscientes de sus carencias, no las contemplan como faltas, sino más bien como espacios libres, siendo capaces de actuar -aplicarse a la acción- a fin de prosperar en ese inabarcable itinerario que es la existencia. Pero, también los hay que no parecen de este mundo, porque no se reconocen en él (ni tampoco a sí mismos), su actuar -abandonarse a la representación- no brota de la energía propia de la acción, y hacen estragos con su mareante aparecer y desaparecer en el escenario de la vida, consumando una interpretación de personajes tan variados que no sabemos en realidad quién de entre todos es en verdad, y resulta que ellos tampoco desean saberlo, pues temen ser y que sepamos lo que son.

En el fondo, los hombres somos todos tan parecidos entre sí que no nos reconocemos. Surgimos del mismo punto y nos perdemos en líneas de recorridos tan dispares que terminan extraviándose en el horizonte, porque jamás se encuentran. Unos con acciones, otros con actuaciones (a veces con ambas), todos, criaturas del tiempo, deseamos dejar una herencia: la herencia del recuerdo. 

Todos, sí, sin excepción, queriendo dejar un rastro de nuestro transcurrir, perpetuando la memoria para así, tal vez, hacerla eterna.

¿Cómo construimos la memoria, la de cada cual? Memorizamos la vida haciendo memoria y haciéndola memoria. De este modo, creemos haber sintetizado el pasado y el futuro. Con vistas a esa necesidad de ser recordado, algunos olvidan un requisito básico sin el cual las intenciones y los proyectos son fútiles: la vida es vivida por uno mismo con los demás (compartiéndola con ellos), pero no para los demás (mirando por ellos, para que nos miren a su vez).

Comprobamos así que en la memoria de la existencia hay, pues, dos modos de conducirse: 1) entendiendo nuestra vida y nuestro ser como queremos que sea vivida, y cómo nos vemos en ella; 2) haciendo de nuestra vida una función para que los demás nos vean y juzguen, asumiendo sin recato que somos lo que los otros resuelven que seamos. 

Es posible encontrar un correlato inocultable en este enfrentado duelo: la percepción de la muerte. Sucede que quien vive para sí odia la muerte porque clausura la vida; el que vive para el otro teme la muerte porque tras ella sospecha ser borrado (vale decir también, «enterrado») por ellos. 

Dedicar la vida a levantar la memoria o empeñar la vida en que los otros nos recuerden. He aquí la bifurcación existencial que conduce al mérito de la gloria o al crédito de la fama.

Unos cobran la fama y otros cardan la lana. Todo tiene un precio, y aquél que fomenta la simulación, actúa en nombre de la fama, la vocea y la publicita, de ella y en ella vive; es el que promueve la suplantación y la representación escénica; es el que cobra la fama. Porque están los que disfrutan la fama y quienes la padecen: tienen mala fama. Aquel que se limita a laborar y a ocuparse de sus asuntos, sigue los pasos de la discreción y la coherencia, sin abandonarse a la estéril explicación redundante o la justificación lisonjera, más que ganarse la fama, suele pagar por ella. El sólo trabajar y hacer, corre el riesgo de contraer mala fama, al dar (mal) ejemplo y poner en evidencia a los demás; es el que carda la lana.


En nuestros días, la inmortalidad es más breve que antaño. También la eternidad se ha vuelto menos duradera. Son estos tiempos tan veloces que no dan tiempo ni para poder captarlos con un mínimo de fijeza. 

Y es que la auténtica atención precisa (sin prisa) de la detención de los acontecimientos para poder concentrarse en lo que uno hace.

Disfrutar Cada Día


Hay veces en las que la vida se convierte en un círculo vicioso, un espiral infinito, una serpiente que se muerde la cola y se envenena una y otra vez. 

Esos errores que cometemos que se convierten en rutina porque no nos paramos a pensar en que puede que haya otra manera de ver las cosas. Puede que aquella puerta que creímos ver cerrada, en realidad siempre estuvo entre abiertaEsas pequeñas cosas de la vida que te hacen sonreír sin ningún motivo aparente, son a las que deberíamos aferrarnos.

Sin embargo, huimos, corremos, desaparecemos, escapamos y sobre todo abandonamos. Esquivamos todo aquello que nos hace feliz, por miedo a que un día se desvanezca. Vivimos afianzados de un miedo irrazonable por el cual somos perseguidos a cada minuto que pasa y a cada momento feliz que presenciamos. 

Caminamos en un cuerpo fusiforme luchando contra sí mismo en busca de la felicidad, pero al mismo tiempo erradicándolaSomos dignos de nuestro instinto animal dado que por mucho que nuestro ego nos diga que somos la especie más inteligenteutilizamos estos recursos para así hacernos la vida más fácil.

La sencillez es monotonía hoy en día. Simplemente, avanzamos creando y destruyendo a cada paso. Nuestro instinto animal a pesar de estar reprimido lo utilizamos más que aquella inteligencia divina de la que alardeamos. 

Vagamos por este mundo creyéndonos superiores pero al mismo tiempo no hacemos nada para corroborarlo

La felicidad y el amor son cosas que con el tiempo se han ido desgastando en nuestra sociedad. 

Aquella persona que ama con locura sin pensar en lo que pueda ocurrir, es marginada por no pertenecer a este grupo de gente con corazones fríos y mentes vacías. 

Aquella persona que es feliz con poco o sin ningún motivo, es rechazada hasta que se convierte en una persona amargada y pesimista para así poder encajar.

Respiramos y pasamos el tiempo viviendo sin pasarnos a pensar en que es lo que conlleva “vivir”. Vivir no es solo caminar hasta el final. Vivir significa un mundo para cada persona.

No estoy escribiendo para decirte cómo has de vivir la vida, ni cuál es la mejor manera para hacerlo. Sin embargo, lo que sí se es que siempre se puede mejorar.

Nos centramos en cosas insignificantes que pensamos que tendrán un impacto desmesurado en nuestra vida. Pero no es así. Sólo decir que lo más importante es que hagas de tu vida un viaje inolvidable, crea un cambio, comienza algo para luego no terminarlo, escapa de la rutina siempre que puedas, simplemente vive.


Combos Que Inquietan

Generalmente la ignorancia se suele acompañar de soberbia, porque el arrogante trata de minimizar sus carencias de sabiduría y autoestima usando la arrogante soberbia como mecanismo de defensa. "Yo no quiero saber nada de política", "todos son iguales" o "aquí no hay nada que hacer", afirma el ignorante pontificando por encima del bien y del mal, o mejor dicho escondiendo su propia incapacidad, su propia ignorancia y su propia falta de autoestima.


En realidad alguien definió la ignorancia no como la falta de conocimientos sino como la negativa a adquirirlos. Pero al ignorante su propia soberbia le impide experimentar mínimamente lo ignorante que es y, por tanto, darse cuenta de su situación y de poner algún remedio a la misma. El soberbio ignorante se hunde él solo cada vez más en un círculo vicioso.

Al no poseer herramientas mentales de cierto calado, tampoco es capaz de percibir las que sí poseen los demás, y de las que se podría servir para salir de su lamentable estado. Se encastilla en sus propias creencias y conclusiones y tan pronto ve que algún razonamiento le puede llegar a apartarse de las mismas -o, ¡qué digo yo!, siquiera fuera a sembrar algún mínimo atisbo de duda-, sencillamente lo ignora, lo deja de atender. Se niega a aprender. Le falta humildad para aprender y aquello que no comprende es una paparrucha o un cuento.

El soberbio ignorante no es capaz de entender que las posturas que él defiende no sean asumidas por el resto y no sean vistas por los demás con la misma claridad que él. ¡Son tan evidentes!. Mitifica y se agarra al sentido literal de las cosas, sin preocuparse de si están actualizadas o siguen siendo válidas a día de hoy. 

Los que no asumen y comparten sus puntos de vista lo hacen, según él, por razones extrañas y malvadas: son de otro bando, buscan hacer daño, están financiados por la CIA o por los Illuminati, son traidores. Toda idea o proyecto que él no entienda, le parece mala y digna de ser derribada.

Pero no solo compagina la ignorancia con la soberbia, también lo hace con el narcicismo,.. y que hay más narcisista que la típica frase "A mí nadie me dice lo que tengo que hacer". Evidentemente el narcicismo postmoderno se rebela ante cualquier idea de profundidad o jerarquía.

Empieza diciendo que todas las opiniones son válidas y termina diciendo que todas las opiniones valen lo mismo, como si todos tuviésemos el mismo grado de conciencia, de experiencia y de conocimientos.

De las leyes que describen y tipifican la conducta humana podemos enunciar algo así como la Ley de la Conservación de la Ignorancia, "Es casi imposible cambiar un estado de cosas arraigado. Y es tanto más difícil cuanto menos sabe la persona o personas de la cuestión." O dicho de otro modo, que cuanto más ignorante se es, más resistencia se ofrece a salir de esa ignorancia.

Decía Alcott que la enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia. El que además es soberbio une a ese mal un efecto contagioso al que se vuelca con toda su devoción: el de tratar de envilecer todo lo que no comprende.


miércoles, 6 de mayo de 2020

La Limpieza Consensuada

Un día, de pronto, te invade esa sensación que te hace recordar todo el tiempo perdido, minutos desperdiciados que jamás recuperarás… El fantasma del pasado emocional sale a escena. Y es entonces cuando uno comprende que el tiempo es nuestro bien más preciado. Porque el tiempo es la vida. Lo único que no vuelve.

Es normal que recordemos nuestro pasado, lo que es dañino es vivir con sus heridas emocionales abiertas. Son esas heridas las que nos impiden caminar, las que no nos dejan amarrar con fuerza el presente y disfrutar de lo que tenemos

. “Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo.

Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando

. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!”
-Paulo Coelho-

Albergar la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor asegura que suframos el dolor emocional en el presente. Nos impide soltar, dejar ir. Y nos sume en el pánico a un abismo que nuestros ojos se empeñan en ver demasiado profundo de golpearnos donde nos duele.

Hay gente que piensa que mirar hacia el pasado es una pérdida de tiempo, que no necesitan limpiar su interior y que lo importante es vivir el presente. De esta forma, la suciedad del pasado emocional se va acumulando y acumulando creando una montaña de dolor cada vez mayor. Para hacernos una idea, es como si un alérgico metiese debajo de la alfombra todo el polvo de su casa pensando que así no le afectará.

Por todo esto, estamos de acuerdo en que tenemos que soltar las cadenas de nuestro pasemocional que nos hieren e impedir que sigan haciendo más profundas nuestras heridas. De alguna forma, lo que eres y lo que tienes hoy se lo debes a tu pasado. Tanto lo bueno como lo malo.

Y date cuenta de que dejando de revisar tu interior no consigues escapar de él, sino permitir que las partes negativas de tu pasado emocional se hagan dueñas de tu vida presente. Y esto, por supuesto, resta espacio a lo positivo y, además, duele. Duele mucho.

La Movilidad Humana


El concepto de movilidad humana se refiere a todas aquellas formas posibles de desplazamiento de un grupo humano de un lugar a otro en el ejercicio de su derecho a la libre circulación. Entre sus formas principales, se encuentra la trata de personas, el tráfico ilícito de migrantes, la situación de desplazamiento forzado a nivel interno e internacional y la migración por motivos laborales, familiares, desastres naturales, entre otros.


El Idehpucp viene trabajando en fortalecer el conocimiento y la difusión de los estándares de derechos humanos en materia de movilidad, promover espacios de reflexión sobre la situación de la movilidad en el país y acompañar a los actores públicos en la elaboración de instrumentos de políticas públicas desde el enfoque de derechos humanos.

Con este compromiso coorganizamos en junio de 2017 el V Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de personas como espacio de reflexión en torno a los avances y retos en la región.


La Política Y Su Show


 Siempre que veo el comienzo de una campaña política, pienso: Política, 
políticos que vergüenza de personas, que pobre y deslegitimada es la política y me viene a la memoria el mundo de las fieras, el mundo de la depredación, la constante de esos días, más para olvidar que  para recordar. 

Más que una franca lid, es una batalla dialéctica, no siempre manejada con dignidad y respeto, pues la ofensa y el vituperio son su constante y más parecieran jefes mafiosos enfrentados en las calles por un territorio desde el cual delinquir con impunidad, que aspirantes a ser nuestros representantes, por esa razón es que digo que, debería dar vergüenza ser político, pariente de político y ya amigo, es como subir al patíbulo de manera voluntaria a sabiendas de lo que conlleva.

Escuchándolos hablar, entiendo porque el de los políticos es el  grupo más polémico que hay aunque paradójicamente siendo tal, aparentemente respetado, que no lo es, más bien es temido porque dada la baja condición moral, la ignorancia y la estupidez de sus miembros, infunden miedo y los ejemplos de las atrocidades que han cometido y que cometen  en todos los lugares del planeta, hacen que se les trate con deferencia aunque  esa deferencia sea fingida. El miedo, obra milagros y ellos lo saben.

Llegado a este punto, por fuerza, me tengo que remontar a los tiempos de mi niñez, cuando los veía llegar a la plaza de mi pueblo, con su actitud desafiante, su retórica florida, no exenta de acusaciones contra su rival y pensaba que eran diferentes a nosotros, los comunes mortales e inalcanzables también
.
Con el paso del tiempo, cuando he recibido golpes de la vida y he madurado, concluyo que en lo de ser distintos no me equivoqué. Y…Digo en un principio, porque el tiempo me ha hecho profundizar en mis apreciaciones y concluir que…Si, si me equivoqué pues pensaba que eran distintos, pero mejores personas comparados con los demás. Total que…Distintos si, mejores no, peores sí
.
En lo de ser inalcanzables, no me equivoqué, lo eran en aquellos tiempos pasados de mi niñez y lo son ahora en mi madurez, pero además veo más allá y saco en claro que  son corruptos hasta la médula, mentirosos, tan mentirosos como el que más,  oportunistas como no existe nadie en otro gremio y peligrosos,
muy peligrosos  tanto que encarnan perfectamente las palabras de Dan Brown en su libro, El Código Da Vinci: “El hombre va más lejos para evitar lo que teme que para conseguir lo que quiere” y de estos bandidos se puede esperar cualquier cosa porque no tienen frenos morales, tienen intereses, avaricia y corrupción y no existe poder o ley que les pueda cobrar sus fechorías porque como dice el dicho popular: “el que hace la ley, hace la trampa” y para nuestra desgracia, las leyes, las hacen ellos.


Ya para terminar,  repito: Política, políticos que vergüenza y lo peor de todo es que la mayoría de quienes sufrimos las consecuencias de sus malos actos, los legitimamos con nuestra indiferencia, nuestra ignorancia voluntaria, nuestra aceptación y la manera de actuar respecto de ellos que les trasmite que están a salvo, que nada malo les puede pasar y que si por algún motivo algún “desadaptado social” osa levantar su mano contra ellos, tienen un nutrido grupo de guardaespaldas para contrarrestar tal eventualidad y de “por añadidura”, pagados por sus víctimas que soy yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos, mejor dicho todos sus tontos útiles y si fallaran sus guardaespaldas, siempre quedan los cuerpos de seguridad del estado que con mucha vergüenza tengo que decir, están a su incondicional servicio.


El Desafío Diario

Controlar El Tiempo

Nos apasiona. Nos gusta medirlo y hablar de él. A veces anhelamos que llegue un tiempo concreto y otras veces odiamos verlo pasar. Lo que está claro es que nuestra percepción del correr del segundero es imprecisa, basta estar disfrutando para que corra o sufriendo para que parezca estático. El segundo que dura una caída parece eterno, los diez minutos que dura su atracción favorita para tu hijo no son nada. El movimiento se vive más veloz que el estatismo, la ida es más lenta que la vuelta, la vida acelera conforme envejecemos… El tiempo es una ciencia compleja
.
El «efecto viaje de vuelta», se refiere a la percepción de que en el mismo recorrido, en un sentido y al contrario pero con la misma longitud y bajo las mismas condiciones, el viaje de ida siempre nos parecerá más largo. Los investigadores han demostrado la relación entre la percepción del tiempo y los índices fisiológicos. Los resultados sugieren que el efecto viaje de vuelta es causado por el sistema nervioso autónomo, en particular por el sistema nervioso simpático.

El psicólogo Niels van de Ven, quien ya había experimentado lo mismo en el pasado, cree que el efecto viaje de regreso se origina a partir de "una violación de las expectativas”. "La gente es demasiado optimistas acerca de un viaje, después de lo cual, cuando efectivamente lo hace, siente que fue bastante largo. Entonces, al regresar, ya va con la percepción contraria: ‘va a tomar mucho tiempo de nuevo' y bajo esa percepción después resulta que no se siente tan malo”.

Sin embargo, hay miles de formas menos conocidas en las que nuestra percepción del tiempo se modifica también, y los científicos están descubriendo más todo el tiempo. Por ejemplo, en un estudio publicado en 2011, Sylvie Droit-Volet, un neuropsicólogo de la Université Blaise Pascal, en Clermont-Ferrand, Francia, y otros tres coautores, mostraron imágenes de los dos bailarinas a un grupo de voluntarios. 

Los resultados fueron consistentes: la bailarina en arabesque —una posición de ballet—, la más dinámica de las dos, parecían durar más tiempo en la pantalla, aunque tanto la estática como la dinámica permaneciesen lo mismo. En posteriores estudios también han probado con el movimiento, no figurado sino efectivo, descubriendo que cuanto más rápido se mueven las formas, más grande es la distorsión del supuesto tiempo que permanecen.

En cuanto al paso de la vida en general, hay unas pocas teorías. Quizá sea lo que dice Maximiliano Kiener. Utilizó una línea de tiempo interactiva para argumentar que cuantos más años estamos vivos, menor es el porcentaje que un año representa en comparación con el total.

También existe un libro titulado “Why Life Speeds Up As You Get Older: How Memory Shapes our Past”, cuyo tema es por qué la vida se acelera a medida que nos hacemos mayores. 

Según Douwe Draaisma, el efecto parece causado por las experiencias, pero no por la proporción que representan sino porque llega un punto donde ya no hay nuevas. Del mismo modo que al visitar lugares de la infancia, comprobamos que antes nos parecían enormes y ahora nos parecen pequeños, probablemente porque nosotros somos el doble de grandes, la misma analogía explica por qué los veranos ahora pasan volando mientras que a los quince resultaban largos. Un efecto colateral de la «falta de novedades». Sostiene que se graban solo las novedades, y en ausencia de estímulos novedosos el tiempo se graba muy fraccionadamente, lo que nos da la impresión de que corrió rápido y no pasó nada. 

Aunque, por supuesto, los minutos y las horas siguen pareciéndonos más o menos igual de largos, la teoría sostiene que vivir en una constante búsqueda de nuevas experiencias alarga la vida, aunque sea en apreciación.

Si bien, no obstante, también parece que hay un mecanismo más grande y más preocupante para que las acciones voluntarias influyan en la percepción del tiempo. Por lo general, surgen distorsiones de duración debido a la forma en que perciben ciertas propiedades físicas del estímulo. Si se observa una luz que parpadea cada décima de segundo y al mismo tiempo se escuchan una serie de sonidos un poco más lentos que esa velocidad, parecerá que la luz parpadea al ritmo de la música lenta. Esta distorsión podría ser culpa de la forma en que nuestras neuronas se conectan: muchas ilusiones temporales son en realidad ilusiones audiovisuales.

Bajo esta premisa, hay una reciente serie de experimentos más. Sujetos observaron imágenes de caras, cada una de las cuales era neutral o expresaban una emoción básica —como felicidad o ira—. Se les dijo que cada imagen permanecía en una pantalla un tiempo determinado: o 0,4 o 1,6 segundos, y se pidió al espectador que dijera si la imagen se prolongó durante el tiempo "corto" o "largo”. Consistentemente, los espectadores decían que las caras felices parecían durar más que las neutras y las enojadas o temerosas más tiempo todavía. Para los niños, además, las caras enfadadas duraban aún más que para los adultos. Sin embargo, todas las imágenes duraron lo mismo.
El ingrediente clave parece ser una respuesta fisiológica denominada “excitación” en psicología, que se refiere al grado en el que el cuerpo se está preparando para actuar de alguna manera. El estándar es que la ira es la emoción más excitante, tanto si se observa como si es el mismo sujeto el que está enfadado, va seguida por el miedo, la felicidad y la tristeza. La excitación se cree que acelerar nuestro metrónomo interno y hace que las imágenes emocionalmente cargadas parezcan durar más tiempo.

Dije peligroso porque, si extrapolamos esta situación, explicaría por qué unos pocos meses de catástrofe familiar representan un cacho tan grande en nuestra memoria y nos marca más que años y años de otras cosas. Es más, indicaría que rodearnos de unas personas u otras, modifica nuestra percepción temporal. Está diciendo que el tiempo es contagioso
.
Ya hemos hablado de que nuestras expresiones nos construyen, nos sentimos como aparentamos sentirnos, pero también varios estudios han encontrado que los sujetos imitan la expresión facial que tienen delante, incluso cuando, a través de engaños de laboratorio, no son conscientes de que están viendo una cara.

Este mimetismo induce a la activación fisiológica y nos ayuda a percibir las emociones de los demás, es el componente básico de la empatía. Si ves a un amigo enfadado, literalmente, sientes lo mismo. Y, sí, lo mismo ocurre con su sentido del tiempo.


En los últimos años, Droit-Volet y otros han demostrado que cuando encarnamos la emoción de otra persona, encarnamos las distorsiones temporales que vienen con él también.








Discernir


Pocas cosas hay tan importantes en el desarrollo personal como la capacidad de discernimiento, de análisis, como el pensamiento crítico, en suma, que a través de la reflexión y el cuestionamiento nos permite avanzar en la construcción de nuestro conocimiento, evitando falacias, sorteando sofismas, afinando nuestros juicios sobre los hechos y las circunstancias que nos rodean.

En un mundo en el que las informaciones fluyen a velocidad de vértigo, no tener capacidad de discernimiento es como ir “al garete” en una embarcación que se ha quedado sin medios de propulsión y gobierno.

Y es que la capacidad crítica está íntimamente relacionada con la prudencia, esa cualidad que nos lleva a «actuar en el acto», después de haber ponderado las circunstancias.

¿A dónde te conducen tus esfuerzos y en qué preferirías trabajar para crear tu futuro? ¿Cuál es tu visión del futuro y cuáles son los pequeños objetivos puedes lograr sobre la marcha para obtener la vida que quieres? Aunque puedas descubrir lo que realmente quieres mediante ensayo y error, cuanto más firme sea el panorama de tus metas, mejo


Los Límites


Con demasiada frecuencia cuando deciden poner un negocio, los emprendedores se centran solo en los números. No me entiendas mal, hacer proyecciones es muy importante. Sin embargo, creo que la preparación psicológica es aún más relevante porque a menudo es una barrera mental que nos paraliza.

Es fácil identificar a los emprendedores que tienen ese “extra”, pues son aquellos que poseen las cualidades intangibles: fortaleza mental para establecer metas, capacidad de superar la adversidad y un deseo de querer aprender más.

Aquí hay tres maneras para trabajar en el desarrollo de estos atributos mentales.

1. Lee: la lectura es uno de los hábitos más importantes que puedes desarrollar para mantener tu mente aguda. Con toda la tecnología disponible, es fácil olvidar que el mejor entretenimiento se puede encontrar en tu propia cabeza. Leer te permite crear un espacio en tu mente.
Esta práctica también inspira el pensamiento creativo y te obliga a ejercitar tu imaginación. Tómate el tiempo para leer una variedad de libros que te inspiraren y te lleven a ampliar tu mente.
Una de las metas que me propuse es leer tres libros cada 90 días, uno para mi empresa, una biografía y otro de placer. Encuentra algo que te guste y comienza a leer, incluso si es solo 10 minutos cada día. Quedarás gratamente sorprendido por la diferencia que hace en tu perspectiva mental.

2. Escribe: la lectura y la escritura van de la mano. La lectura crea un espacio en tu mente e inspira el pensamiento creativo lo que hará que surjan nuevas ideas. Para implementarlas, ya sea en tu empresa o en tu vida personal, debes ser claro acerca de lo que estás tratando de lograr. Escribir crea claridad, y ésta precede al cambio.
Además, el plasmar tus ideas en papel, en especial tus objetivos, los hace reales. Cuando tienes un pedazo de papel con tus metas escritas, cobran importancia. Puede parecer una tontería, pero es muy poderoso.
Así que después de leer, toma un tiempo para escribir. Escribe tus pensamientos, ideas, objetivos, quejas, cualquier cosa, no importa, simplemente escribe.

3. Medita: ¿No es eso para los monjes? Bueno, sí. Los monjes meditan, pero tú también puedes.


Un mentor me dijo una vez que el único camino equivocado para meditar es no meditar. El mundo en que vivimos está en constante movimiento, especialmente para los emprendedores. Tienen que dividir su tiempo entre mantenerse actualizados, la empresa, la familia y los amigos (en algunas ocasiones una relación amorosa). El constante bombardeo de obligaciones crea un alto nivel de estrés y ansiedad, tanto física como mentalmente. Este estrés y ansiedad son acumulativos, y con el tiempo pueden causar problemas e incluso enfermedades.

Es importante tomarse el tiempo para eliminar el estrés y relajarse.


La Facultad De Pensar


Los seres humanos tenemos  a diferencia de otros seres vivos la habilidad de pensar, planear,  discernir. Esto se debe a que nuestro cerebro ha desarrollado la  corteza cerebral, zona en la que se dan los procesos de pensamiento superior exclusivos de los humanos.

La psicología desde tiempos remotos y con mayor insistencia actualmente, ha recalcado la importancia de saber darle el lugar que tiene a nuestros pensamientos. Nuestros pensamientos no son la verdad absoluta ni la forma exclusiva que tenemos de relacionarnos y vivir. Somos seres humanos compuestos de cuerpo, emociones y pensamientos y necesitamos utilizar todo lo que somos para conocer el mundo
.
Es por esta sobrevaloración hacia el pensamiento que comúnmente descuidamos nuestro cuerpo y aquello que lo  nutre, es por esta sobrevaloración que ante las distintas situaciones de la vida no tomamos en cuenta lo que sentimos para tomar decisiones. Nuestras emociones también son guías que si sabemos reconocerlas y utilizarlas nos pueden ser de mucha utilidad para conocernos a nosotros mismos y el mundo que nos rodea.

Cuando aprendemos a darle al pensamiento la dimensión que tiene, reconocemos nuestra capacidad de tomar a nuestro favor los pensamientos que nos benefician, desertar los que nos hacen daño y crear los que nos permiten sentirnos bien y orientarnos hacia nuestros objetivos. Cuando logramos este manejo, sabemos que un pensamiento es positivo para nosotros porque es congruente con nuestras emociones y nuestro cuerpo reacciona saludablemente.

La habilidad de pensar es un arma de doble filo ya que nos puede llevar a tomarla como única guía y perdernos de todas las otras formas de estar en el mundo o nos puede llevar a utilizarla para comprender el mundo y decidir cómo actuar para vivir satisfactoriamente en él.

Los seres humanos tenemos  a diferencia de otros seres vivos la habilidad de pensar, planear,  discernir. Esto se debe a que nuestro cerebro ha desarrollado la  corteza cerebral, zona en la que se dan los procesos de pensamiento superior exclusivos de los humanos.