sábado, 13 de junio de 2020

HISTORIA DEL APELLIDO AROSTEGUI


HISTORIA DEL APELLIDO AROSTEGUI
Noble y antiguo linaje de Vizcaya, extendido por Guipúzcoa, Navarra y otras provincias.
Aróstegui se escribe en vascuence "Arotz-tegui" y significa "sitio de carpinteros".
Sus armas primitivas, como luego se verá, hacen alusión a ese significado.
Antiguos cronistas dicen que el apellido Aróstegui viene del linaje "Asoaga",
sin que se den noticias acerca de sus primeros varones.
Lope de Haro y otros tratadistas añaden que la casa solar de Aróstegui, de mucha
antigüedad, estaba sita en Bermeo ( partido judicial de Guernica),"sobre los dos puertos
de aquella villa".
Era casa infanzona, de pariente mayor,Cabo de Armería y cabeza de bando y
parcialidad del apellido Aróstegui.
Tenía su entierro en la iglesia de Santa Eufemia,en la citada villa de Bermeo " y
permisión para hacer pasadizo desde la torre y solar de Aróstegui a la dicha iglesia,
cosa de mucha estimación en aquella tierra".
También afirman autorizados tratadistas que los Señores del solar y torre de Aróstegui
sirvieron continamente a los reyes de Castilla y de León en sus guerras de reconquista, y
que se distinguieron en la batalla de las Navas de Tolosa, acompañando a don Diego
López de Haro, Señor de Vizcaya, que llevó con su gente, la vanguardia del eJército
cristiano.
Descendientes de la casa de Bermeo pasaron a otros puntos de Vizcaya, creando nuevos
solares en la merindad de Busturia, del mismo partido judicial de Guernica, en la villa
de Marquina y en la anteiglesia de San Andrés de Echevarría, del partido judicial de
Marquina.
En el año de 1446, Pedro Ruiz de Aróstegui se halló con Martín Ruiz de Arteaga y Pedro
de Avendaño con quienes convino formar una alianza que agrupara a sus familias.
Domingo de Aróstegui, segundo del nombre, de su esposa, doña María de Azcoitia, tuvo
los siguientes hijos: Pedro de Aróstegui - Domingo de Aróstegui - Juan de Aróstegui - y
Mateo de Aróstegui.



Estos cuatro hermanos, que fueron vecinos de Marquina y de Bilbao, presentaron en la
Real Chancillería de Valladolid una certificación de armas de su apellido, dada por el
Rey de armas Diego de Urbina en 9 de Noviembre de 1619,
Ante el Corregidor y Diputados de Vizcaya hicieron información de Hidalguía y
limpieza de sangre, en los años que se indican, estos otros Aróstegui:
Juan Aróstegui (1660) - Ignacio Aróstegui ( 1753) - Antonio Aróstegui Hormaeche( 1777)
Antonio Aróstegui ( 1829).
Sus pruebas se conservan en el Archivo General de la Casa de Juntas de Guernica.
En la Chancillería de Valladolid probaron su hidalguía, en 1772, Antonio y Santiago de
Aróstegui, vecinos de la anteiglesia de San Esteban.
Los Aróstegui de Vizcaya pasaron, desde muy antiguo, por casamientos, a las provincias
de Guipúzcoa, Alava y Navarra.
En Guipúzcoa fundó una rama casa muy principal en la villa de Vergara, y algunas de sus
líneas radicaron en Guetaria, Elgoibar, Gaviria y otras villas de la misma provincia.
En Alava tuvo asiento una línea de Aróstegui en el lugar de Ozaeta, del partido judicial
de Vitoria.
En Navarra hubo casas de este linaje en las villas de Vera de Bidasoa y de Aranaz, del
partido judicial de Pamplona.
De la rama de Aróstegui, de tuvo casa en la merindad de San Juan dePie de Puerto, fue
I. Martín de Aróstegui, que casó con doña Margarita Condaiza, según algunos autores, y
con doña María de Lizárraga, según otros. Tuvo por hijo a II. Pedro de Aróstegui, que se
avecindó en Zaragoza y obtuvo sentencia confirmatoria de su nobleza, dada por la Real
Audiencia de aquella capital el 16 de marzo de 1591.
En el Timbre del escudo originario de Aróstegui, figura este lema:
Corona merece fuerte
el que la fama derrama,
para hacer fuerza a la fama
sin que le impida la muerte.


Saber Quién Eres


 Filosofía
¿Quién eres tú realmente?
Una pregunta bastante profunda… y difícil de responder. Pero no es difícil porque no se pueda llegar a descubrir quién eres tú realmente, sino porque es difícil expresarlo con palabras.

Es relativamente fácil que cualquier persona conecte con su identidad profunda y que la vea por sí misma. Al fin y al cabo, estamos hablando de nosotros mismos. 

No tenemos que ir demasiado lejos para encontrarnos.
Lo que no es tan fácil es ponerle palabras. Lo que somos se encuentra más allá de las palabras.

Por esta razón, normalmente no hablo mucho de este tema. Ya sea aquí en el blog, o en charlas y cursos, me gusta mucho más hablar del sentido de nuestra vida: el motivo por el cual estamos aquí. 

Este tema sí tiene una respuesta clara y concreta, y se puede expresar con palabras.

La cuestión de quién somos realmente, en cambio, es mucho más escurridiza.

Siempre teniendo en cuenta que no hay ninguna palabra que pueda describir quién eres tú. 

Tú eres mucho más grande que cualquier palabra.


Cuando Acertamos

Porque, deberíamos tener más confianza en nosotros, dando por buena, “la respuesta que nos surge espontáneamente”, sin haber pasado previamente, por un proceso más o menos largo de reflexión. Ya que, por descontado, nuestra” supuesta infalible cabeza”, también se equivoca.

Si lo recapacitamos, pronto nos daremos cuenta de que está “demasiado intervenida” por los “principios que vamos guardando” a medida que crecemos. Que son los que de verdad, “rigen nuestra vida”.

Cuando nacemos, salimos a “un mundo ya construido”, con sus verdades y sus mentiras, como, “grabadas a fuego” en los que ” nos tienen que adiestrar y esculpir los primeros cimientos”, conformándose así, nuestra “futura forma de ser”. O sea, “nuestros educadores”, que, lo que realmente hacen “es tan solo, transmitirnos SU PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD“, “no tal y como es”.

Cada ser humano, tendremos que “ir descubriendo la realidad particular para cada uno”. A su vez, iremos creando un “conjunto de convicciones”, que hará que cada individuo advierta las “veracidades o falsedades” según su peculiar punto de vista. E, irá construyendo un “modelo único” que será el causante de la “forma de sentir y actuar”.
Por otra parte, como ya sabemos, el pensamiento siempre va “acompañado de imágenes mentales”, surgidas inevitablemente, del mero hecho de pensar y como nuestro cerebro, no distingue entre verdad o ficción “se generarán idénticas emociones”. Estas nos llevarán a “sentir estados de sufrimiento o de gozo”, ya se trate de “una figuración mental o una realidad vivida”.

Pero a medida que crecemos lo suficiente, podemos reparar en la necesidad de “renovar o actualizar” nuestros “habituales condicionamientos internos”. En los que hemos basado toda nuestra vida, por lo que, aunque no deja de ser una labor muy aconsejable, sin embargo, también, es una ardua tarea. Porque, evidentemente esos condicionamientos, son “los auténticos directores de nuestra vida” y dependiendo de ellos tomaremos “diferentes decisiones”, que “harán que obtengamos uno u otro resultado”.

Por lo que, además son “los responsables de los éxitos o fracasos que logremos” de acuerdo con las opciones elegidas.


Personalmente considero, que “el proponerse a reformar la base de datos original”, es fundamental en el caso de las creencias limitantes, en que tenemos que “reemplazar cuantas más de ellas, mejor”. Ya que nos restringen nuestras “posibilidades de hasta dónde podemos llegar”, además de coartar nuestra libertad.

Los Ideales


Los ideales que persigue el ser humano no resisten una simplificación. Sin embargo, hay por lo menos una manera de visualizarlos como si fueran ríos en los que confluyen las conductas de los seres humanos y que, a ma­nera de afluentes, los alimentan.

Como el mar que los recibe, el fin de todas y cada una de estas grandes corrientes o ideales es la autorrealización o la búsqueda de la felicidad.

Cada persona le dará mayor o menor importancia a uno u otro río en distintas circunstancias de su vida y de acuerdo con su marco de valores.

• El primer río es el Ser
La búsqueda de la esencia, de la razón final para estar en este mundo, es una gran fuente de motivación en los seres humanos. La indagación sobre el ser ilumina la vida de muchos hombres, y es el estímulo que los lleva al descubrimiento espiritual y a una vida interior que los conecta con su naturaleza y la del mundo que los rodea. Las personas empeñadas en este hallazgo seguramente orientan la mayoría de sus actividades hacia una gran meta: ser lo que son.

• El otro gran río es el Saber
Para muchos individuos el dominio intelectual de alguna materia o ciencia se convierte en un ancla vital de su actividad. Por obvias razones este asunto es muy relevante en intelectuales y hombres de ciencia en general, pero el común de los mortales también dirigimos nuestra atención hacia el perfeccionamiento profesional, la actualización, la curiosidad por los temas generales.

• El siguiente conjunto de motivaciones tiene relación con el Hacer
Transformar el mundo mediante la ejecución de obras, llevando a cabo actividades concretas y poniendo las capacidades propias en un proyecto, son la inspiración de mu­chos. De hecho, es una fuente de motivación crucial para los líderes ejecutores públicos y privados, y naturalmente es un atributo de los gerentes y de muchas otras personas dedicadas a causas de todo tipo en el mundo: ambientalistas, humanitarias, comunitarias y de servicio social.

 • Y por último, hablemos del Tener
No cabe discutir sobre el valor de este concepto. El tener es fuente de seguridad, mejora el estatus de las personas y de los países, y constituye un indicador importante de la calidad de vida tanto personal como colectiva. 

Los indivi­duos que se motivan a tener y disfrutar bienes y servicios dedican a ello gran parte de su vida, con una tenacidad dig­na de mejor causa. En cuanto el tener satisface necesidades primarias, su relevancia es manifiesta para todo el mundo.

Estos cuatro grandes ideales humanos —ser, saber, hacer y tener— se logran con ayuda del querer, vale decir, la fuerza que arrastra el agua de esos ríos hacia la meta de la felicidad o la autorrealización del ser humano. Pueden estar dadas todas las condiciones, pero si en el interior de una persona no aparece la chispa del querer, de nada sirve la creación de oportunidades; le falta la voluntad y, por tanto, la automotivación.

Estos ríos, formados por arroyos, constituyen la esencia de los seres humanos, la mayor parte de nuestras acciones están dirigidas, como flechas, hacia la conquista de una totalidad: ¿Quién soy? ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo conocer? ¿Qué necesito? ¿Para qué estoy en este mundo? ¿Cuál es mi aquí y mí ahora?


Evasores


 Muchas veces somos conscientes de nuestra realidad, reconocemos cuáles son esas cosas que nos hacen infelices y las personas que no suman en nuestras vidas. Sin embargo, preferimos quedarnos de brazos cruzados y seguir hundiéndonos en la tristeza.

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, pero eso no es cierto. El peor ciego es aquel que aun siendo consciente de su realidad, decide volver a cerrar los ojos. Ser Mejor publicó un artículo que te hará reflexionar sobre esta situación. Aquí lo compartimos contigo:

“En más de alguna ocasión somos personas tontas a propósito, vaya, nos aferramos a ocultar la realidad cuando no llena nuestras expectativas, cuando no se ajusta a nuestras fantasías y sueños, cuando es más fácil negar que aceptar. Nos convertimos en seres intransigentes, sordos, ciegos, y nos encerramos en un mundo virtual en el que solo podemos encajar nosotros mismos, todo para beneficiar una relación que desde hace mucho ya terminó.

Muchas personas relacionamos el amor con las estrellas del cielo, y de hecho es muy acertado hacerlo, ya que hay muchas estrellas en el cielo que tiene muchos años luz que dejaron de existir y sin embargo nosotros aún podemos verlas brillar, esto es porque se encuentran a una distancia tan grande de nosotros que los rayos de luz que alguna vez emitieron aún siguen en camino hacia nosotros, pero la realidad es que puede que ya hayan pasado muchos años que dejaron de existir, es un fenómeno extraño y hermoso, y lo mismo pasa con las relaciones amorosas, hay ocasiones que podríamos jurar que las seguimos viviendo, pero la realidad es que tienen mucho tiempo que murieron, desgraciadamente en el último ejemplo no son nuestros sentidos los que nos engañan, somos nosotros mismos los que lo hacemos.

Quien Busca encuentra


Muchas personas no creen en la casualidad, sino en la causa y el efecto.
A pesar de eso, otros tantos, al observar fenómenos que quedan fuera de su lógica racional, exclaman: “¡Ha sido casualidad!”, “Ha tenido suerte”…

Esa explicación, sin embargo, no explica lo ocurrido.
Cuando un recolector de hongos sale al campo, sabe que aunque regrese con uno o dos hongos, encontrará alguno.

Si un científico está investigando una hipótesis, sabe que encontrará un resultado. Refutará o no su cálculo, pero sabe que llegará a una conclusión.

A nuestro alrededor, existen múltiples efectos con una o varias causas, aunque no queramos verlo así.

Todo tiene un por qué… Incluso a lo que aún, no se le ha dado una explicación científica o racional.

Si existe aquello que se persigue, se halla.
Tan solo, en algún momento, después de buscar, lo encontrarás.

Algunas personas tardan años en toparse con lo que escudriñan. Otras semanas y otras unos pocos minutos.

A los que parece que no les cuesta conseguir las cosas que desean o que buscan, les llamamos afortunados y pensamos que tienen mucha suerte.

Pero… ¿Tienen suerte o realmente han aprendido a buscar?

La suerte la creas tú mismo. A cada paso que das, una pequeña chispa de tus deseos, van generando energía a tu alrededor, que atrae lo que finalmente estabas buscando.

Si mantienes una actitud mental positiva ante los acontecimientos de tu vida, es más probable que consigas lo que deseas.

Por el contrario, si enfocas tu energía en pensar que nunca conseguirás nada, eso que no deseas, llegará a ti… Como por arte de magia aquello negativo en lo que te centras, terminará encontrándote.

Al igual que un explorador experto, sé tú el que maneja tus búsquedas. No dejes que lo que no quieres, te atrape. 

Recuerda: Si existe aquello que persigues, lo hallarás.

Cree en ello.

Y no lo olvides: Quién busca, encuentra.


viernes, 12 de junio de 2020

Lenguaje Y Cultura


Es que el lenguaje oral o escrito expresa nuestra forma de ser y pensar. No solamente muestra la preparación intelectual, sino todo lo que llevamos adentro, la propia esencia.

El ser humano es el único que cuenta con este maravilloso recurso para comunicarse con sus semejantes. Con la letra o con la palabra, llega a los demás; por eso es importante cuidar el lenguaje como un tesoro valioso.

Décadas atrás, los profesores de castellano se esforzaban para que sus alumnos tengan un perfecto dominio del idioma. Hoy día, ya no se profundiza en el arte del lenguaje. Lastimosamente, los niños y jóvenes cada vez leen menos y esto se refleja en su forma de hablar.

En los mensajes de celulares y redes sociales nos damos cuenta de la pésima redacción y el modo de expresarse muy vulgar de la gente.

¿Cómo se puede enriquecer el vocabulario? Leyendo muchos libros y todos los materiales al alcance. Hay que crear Colegios y Universidades, Academias Literarias, Círculos de lectores, Concursos de poesías, cuentos y novelas. En las plazas, los sábados se podrían organizar ferias de libros, abaratando los precios y acompañando con música, teatro y danza.

También los padres y abuelos deberían ayudar leyendo a hijos y nietos divertidos cuentos como lo hacían antes, es un hábito que se perdió tal vez por la tecnología que avanza a ritmo vertiginoso.

Los docentes cuentan con el aula, que es el sitio donde se producen los cambios. Los padres en la biblioteca pueden realizar la tarea de formar el hábito de la lectura, es un trabajo que vale la pena porque parte del éxito de la vida depende del lenguaje y del relacionamiento con los demás. 

Por eso, hay que cuidar las palabras que utilizamos. El lenguaje no solo muestra nuestra cultura, sino lo que pensamos y sentimos. Expresa nuestra esencia, lo que llevamos adentro. No en vano en la Biblia dice que de la “Abundancia del corazón habla la boca”.


La Sensatez


“Aquellos que están llenos de vanidad con la codicia penetran en una corriente que les atrapa como la tela que la araña ha tejido de sí misma. Por esta razón, el sabio corta con todo ello y se aleja abandonando toda tribulación”

Hay días en que uno se levanta y si no tiene bien puestas las orejeras puede ocurrir que caiga fulminado por el torrente de noticias envueltas en crisis.

Más o menos, casi todos nos hemos dado cuenta de que el origen de muchos desajustes actuales que afectan a nuestras circunstancias materiales cotidianas está en males anteriores, y que esos males tienen mucho que ver con la falta de valores éticos.

Caramba, qué coincidencia.
Los que creemos en la filosofía siempre hemos pensado que son los valores éticos los que conforman nuestra identidad como seres humanos y en su cultivo está la raíz de las soluciones que se manifestarán, igual que su ausencia fue la raíz de los problemas que afloran ahora a la superficie. Puede la filosofía, también, servir para encontrar una buena brújula para navegar en las procelosas aguas de la vida.

Esto, que suena tan rimbombante, no es ni más ni menos que lo que todo ser humano ansía interiormente por naturaleza, porque todos necesitamos saber para qué hemos venido a la vida, y si no queremos declararlo así, por lo menos nos gustaría tener un pequeño manual práctico de cómo ir capeando aquellas situaciones que nos provocan inquietud, esa inquietud que no es material, y que nos demanda insistentemente una meta que nos impulse hacia adelante y nos anime a no dejarnos aplastar por las olas cotidianas que ofuscan nuestra visión del horizonte.

Hemos conocido tiempos llenos de palabras. El mundo ya ha visto a dónde nos conducen. Es el tiempo de pasar a las acciones, pero no a las que son fruto del miedo, la inquietud, la desesperanza o el resentimiento. 

Es tiempo de reflexionar por un momento qué es lo verdaderamente importante, y sobre todo, qué es lo que depende de nosotros mismos, algo en lo que insistieron tanto los estoicos. Tal vez podamos evitar el sentido trágico de nuestro momento e interpretar nuestro papel lo mejor posible, tal como nos sugirió el gran Epicteto.

Lo pasado ya pasó. Hemos de aprender a diferenciar las situaciones que no dependen de nosotros de aquellas otras en las que sí podemos ser protagonistas activos. Todo ello redundará en una mejor vida para todos. Tal vez no seamos más ricos, o no tengamos tantas comodidades materiales, pero sabremos qué camino hemos de tomar ante las adversidades. 

Curiosamente, en la filosofía de los textos clásicos hay recetas que todavía no han caducado. ¿Qué tal si las echamos un vistazo?


“Mejor que mil disertaciones, mejor que un mero revoltijo de palabras sin significado, es una frase sensata, al escuchar la cual uno se calma”  

Siempre Avanzar


La vida es un camino. Visualizarla así es una metáfora usada desde siempre, tanto en  literatura como en psicología. Y todos sabemos que no es precisamente un camino recto y fácil: hay subidas, bajadas, desvíos, y muchos muros que superar. Sin embargo, tenemos que seguir caminando hacia delante.

El problema viene cuando nos apartamos de ese camino, no para dar un rodeo, sino para entrar en una calle sin salida. Sucede sin apenas darnos cuenta, pensamos que es un atajo, una forma de seguir nuestro viaje y, sin esperarlo, acabamos delante de un muro.


Y lo que ocurre es que a veces nos quedamos quietos al final de esa calle, mirando fijamente ese muro, sin entender por qué no hay salida, o esperando a que mágicamente se abra una puerta. Sufrimos porque no podemos seguir caminando, pero no volvemos atrás: Nos quedamos frente al muro, tristes, o golpeándolo con desesperación.

El éxito en la vida no se mide por lo que logras sino por los obstáculos que superas.

Salgamos de la metáfora y volvamos a nuestra vida cotidiana. Hay situaciones y personas que no nos llevan a ninguna parte, que nos dejan en esa calle sin salida.

Hay relaciones de pareja o amistad que no nos hacen ningún bien ni tienen futuro, pero aún así nos aferramos a ellas desesperadamente. Y existen proyectos o trabajos que nos angustian, que no nos aportan nada, pero a los que no logramos renunciar.

Cuando estemos en una situación que nos hace daño y que nos produce infelicidad, hay que detenerse a reflexionar: ¿estoy superando un obstáculo o estoy paralizado en un callejón sin salida?

Si estás intentado saltar esos muros, debes seguir luchando. Pero si estás paralizado, es fundamental reconocerlo para cerrar puertas y soltar todo aquello que te impide seguir tu camino.

En la metáfora consiste en respirar hondo, darse la vuelta, y abandonar la calle sin salida. Sin mirar al muro que hemos dejado atrás. Volver al camino principal, con sus cuestas empinadas, sus rodeos y sus piedras con las que tropezar.., pero al fin y al cabo, con sus avances y con todas sus oportunidades y posibilidades de futuro.

Sin embargo, en la vida consiste en alejarnos de las situaciones o personas que nos paralizan y hacer algo bueno por nosotros mismos. Creemos que duele soltar. 

Pensamos que no seremos capaces, repasamos mentalmente todo lo que puede salir mal si lo hacemos.
Chocar una y otra vez con esos muros no nos hace fuertes. Nos produce ansiedad, frustración, mal humor, tristeza. Y lo que es peor, desesperanza y conformismo. 

Ese pensamiento de “no puedo hacer nada” o “jamás saldré de esta situación”.

Vamos a darnos la vuelta, a dar la espalda a los muros. Sin culpabilidad por dejar atrás a las personas tóxicas, a los trabajos que no compensan, a las cosas que odiábamos hacer. Sin miedo a lo desconocido y a lo que está por venir.


Meditemos


Sabes, si miras los beneficios que la meditación le aporta a tu vida, nos damos cuenta que es más relevante, y más necesaria. En tiempos antiguos, la meditación era usada para iluminarse, para encontrar el Ser.

Y la meditación es una forma de deshacerse de la miseria, de superar los problemas. 

La meditación ha sido la forma de mejorar nuestras habilidades. Si contar la iluminación, te das cuenta que esas que nombre, son las enfermedades actuales. El estrés y la tensión llaman a meditar.

Mientras más responsabilidades tenés en la vida, mayor es la necesidad de meditar. Si no tenés nada que hacer, tal vez no necesites demasiado meditar, porque no has realizado ninguna actividad. 

Mientras más ocupado estas, menos tiempo tenés, más trabajo, más deseos, más ambiciones, con más razón necesitas estar en estado meditativo. Porque la meditación no solo te libera del estrés,  también mejora tu capacidad para enfrentar los desafíos.


La meditación mejora la salud. Meditar es la comida del alma. Es un energizante para la mente. Mantiene a tu cuerpo en forma, ayuda a tu sistema nervioso, ayuda a la mente, estar alerta y en foco, mejora tu percepción y te ayuda a expresarte correctamente.

Papel De La Cultura


En los últimos tiempos la cultura ha comenzado a redefinir paulatinamente su papel frente a la economía y al desarrollo.

 Poco se duda ya acerca de su importancia como inductora de desarrollo y cohesión social, de su relevante papel ante la cuestión de la diversidad cultural, la integración de comunidades minoritarias, los procesos de igualdad de género y la problemática de las comunidades urbanas y rurales marginadas.

Los sectores políticos están comenzando a percibir y reconocer que la cultura juega un papel mucho más importante de lo que suponían y constatado que las decisiones políticas, las iniciativas económicas y financieras y las reformas sociales, tienen muchas más posibilidades de avanzar con éxito se si simultáneamente se tiene en cuenta la perspectiva cultural para atender las aspiraciones e inquietudes de la sociedad.

Se realza además de forma especial la contribución de la cultura como factor de cohesión ante los procesos de profundización de desigualdades económicas y de tensiones de convivencia social.


Esta tendencia se percibe particularmente, en la dimensión que las mismas representan en el plano de los intercambios de bienes y servicios culturales entre las economías de las naciones.
En los últimos tiempos la cultura ha comenzado a redefinir paulatinamente su papel frente a la economía y al desarrollo.

 Poco se duda ya acerca de su importancia como inductora de desarrollo y cohesión social, de su relevante papel ante la cuestión de la diversidad cultural, la integración de comunidades minoritarias, los procesos de igualdad de género y la problemática de las comunidades urbanas y rurales marginadas.

Los sectores políticos están comenzando a percibir y reconocer que la cultura juega un papel mucho más importante de lo que suponían y constatado que las decisiones políticas, las iniciativas económicas y financieras y las reformas sociales, tienen muchas más posibilidades de avanzar con éxito se si simultáneamente se tiene en cuenta la perspectiva cultural para atender las aspiraciones e inquietudes de la sociedad.

Se realza además de forma especial la contribución de la cultura como factor de cohesión ante los procesos de profundización de desigualdades económicas y de tensiones de convivencia social.


Esta tendencia se percibe particularmente, en la dimensión que las mismas representan en el plano de los intercambios de bienes y servicios culturales entre las economías de las naciones.
En los últimos tiempos la cultura ha comenzado a redefinir paulatinamente su papel frente a la economía y al desarrollo.

 Poco se duda ya acerca de su importancia como inductora de desarrollo y cohesión social, de su relevante papel ante la cuestión de la diversidad cultural, la integración de comunidades minoritarias, los procesos de igualdad de género y la problemática de las comunidades urbanas y rurales marginadas.

Los sectores políticos están comenzando a percibir y reconocer que la cultura juega un papel mucho más importante de lo que suponían y constatado que las decisiones políticas, las iniciativas económicas y financieras y las reformas sociales, tienen muchas más posibilidades de avanzar con éxito se si simultáneamente se tiene en cuenta la perspectiva cultural para atender las aspiraciones e inquietudes de la sociedad.

Se realza además de forma especial la contribución de la cultura como factor de cohesión ante los procesos de profundización de desigualdades económicas y de tensiones de convivencia social.


Esta tendencia se percibe particularmente, en la dimensión que las mismas representan en el plano de los intercambios de bienes y servicios culturales entre las economías de las naciones.