El cumplir con lo que se dice, es una de las cosas
que normalmente pasamos por alto en nuestra vida diaria, y esta es quizás una
de las cosas más importantes para empezar a desarrollar voluntad, para ser
capaz de decir la verdad a otros, y muchas otras virtudes que solo vienen con
ser alguien que cumple su palabra.
Por supuesto para alguien que es un líder, es
indispensable. Además dentro de los procesos de Coaching debería ser
un ingrediente a incluir.
¿Qué pensarías de una persona que te dice que para el lunes te va a
pagar una plata, o que se reunirá contigo el lunes a las 2, o que te va a
ayudar a terminar cierto trabajo, y finalmente no cumple nada de lo que dice?,
pues seguramente pensarás que es poco confiable. Una persona que no cumple lo
que dice ante los demás, tampoco lo cumple para sí mismo, y si se propone algo
seguramente no lo logra, sus palabras dejan de tener valor.
Lo importante de tener palabra es que si lo dijo, se debe obligar a sí mismo
a hacerlo, y una persona que cumple lo que dijo, es más fácil que logre lo que
se propone, y por tanto puede llegar muy lejos. Cada vez que pronuncia algo, su
acción está sometida a sus palabras y por tanto debe de hacerlo de alguna
manera.
Qué diremos de alguien que maneja el liderazgo en una empresa, si no es
capaz de cumplir lo que promete, entonces no es un líder confiable, ya
que es alguien del que se puede esperar cualquier cosa, y nadie le hará
caso.
Al igual que muchos otros talentos, un potencial es
la suma y el resultado de muchas otras, y por tanto el cumplir lo que se dice
requiere desarrollar otros potenciales
El acostumbrarse a decir mentiras es una clara muestra de falta de
carácter, ya que no se puede mostrar tal y como es, y por tanto teme que
descubran su realidad. En la mentira hay poca fuerza para asumir la
realidad.
Quien dice la verdad y asume sus consecuencias es fuerte. Se necesita
demasiada valentía para admitir que se cometió un error, para decir que no
pudo, y la razón de esto es que se siente tan seguro, tiene tanta confianza en
sí mismo, que sabe que el decir la verdad no lo va a afectar, no lo va a
derrumbar. El que dice mentiras, tiene miedo de perderlo todo, de que no lo
quieran, y esto necesariamente lo hace débil de carácter.
Por supuesto todo tiene un momento, un lugar, y una mejor forma de
hacerse, y en esto también se debe ser cuidado, porque hay verdades que son
demasiado fuertes para soportar, que pueden destruir, y por tanto es mejor no
decirlas, hay pesos que no estamos preparados para soportar.
Uno de los principales problemas de nuestra sociedad es que nos
acostumbramos a decir mentiras, no solo a los demás, sino a nosotros mismos.