En la región de
Cilento, en el Sur de Italia, a pesar de que varios de sus habitantes tienen
sobrepeso, beben vino e incluso fuman cigarrillos, la mayoría tiene una
longevidad notable: han pasado su cumpleaños 90 o 100, y siguen sumando
velitas.
Convencidos de que
esto debía ser más que una coincidencia, investigadores de la Universidad La
Sapienza de Roma y de la Universidad de California en San Diego (UCSD),
decidieron tratar de descubrir por qué en esta comunidad logran llegar a viejos
y, en general, en buenas condiciones. Y sus resultados aportan nuevos factores.
Una alimentación
equilibrada y la actividad física regular sin duda contribuyen a evitar
enfermedades y favorecen sumar años de buena calidad, reconocen los expertos.
Pero no basta con eso: la clave también está en aspectos psicológicos y la
actitud hacia las circunstancias que nos rodean.
"Se han
realizado muchos estudios en adultos mayores, pero en su mayoría se han
centrado en aspectos genéticos, físicos y de hábitos, más que en la personalidad
y la salud mental", explica el doctor Dilip Jeste, profesor de psiquiatría
y neurociencia de la UCSD y autor principal del trabajo.
Para la
investigación se realizaron encuestas y entrevistas a los habitantes de
Cilento, que tenían entre 90 y 101 años de edad, de ambos sexos. También
hablaron con sus familiares, de 51 a 75 años. Así aislaron cinco rasgos de
personalidad: aquellos que eran optimistas, resilientes, testarudos,
trabajadores y más apegados a la familia, tendían a vivir más tiempo y disfrutaban
de una mejor salud psicológica.
En el estudio
—publicado en la revista International Psychogeriatrics—,
los autores citan algunas respuestas de los centenarios entrevistados. Uno de
ellos había enviudado recientemente tras 70 años de matrimonio, por lo que
estaba muy triste. "Pero gracias a mis hijos me estoy recuperando y
sintiéndome mejor. Creo que los cambios traen vida y te dan la oportunidad de
crecer". Otro de ellos sentencia: "Siempre pienso lo mejor. Siempre
hay una solución. Es lo que me enseñó mi padre: haz frente a las dificultades y
espera lo mejor".
La doctora Anna
Scelzo, del Departamento de Salud Mental de la universidad italiana, explica
que junto a los factores antes mencionados, "también se observó una
relación más fuerte con la religión. Además, el amor del grupo por su tierra es
un tema común y les da un propósito en la vida".
Precisamente, este
es un aspecto que rescata el doctor Homero Gac, presidente de la Sociedad de
Geriatría y Gerontología de Chile. "Cuando uno ve la definición de
envejecimiento exitoso, parten poniendo una baja carga de enfermedad y una alta
funcionalidad, pero también agregan un alto compromiso con la vida, como tercer
factor".
Y aunque más años
no significan necesariamente mejor salud, estos no se contraponen. En promedio,
en el estudio los adultos mayores tenían una salud física menos óptima que la
población más joven, pero pese a ello sí mostraban una mejor salud mental.
"Se ven altos niveles de bienestar y menores niveles de ansiedad y
depresión, que en sus contrapartes más jóvenes", sostiene Jeste.
"Cuestiones como la felicidad o la satisfacción con la vida
aumentaron".
Estos resultados, a
su juicio, muestran que los rasgos psicológicos pueden jugar un papel crítico
en la edad que tengamos y en lo bien que nos sentimos a medida que envejecemos.
Por ello, Jeste habla de una "paradoja del envejecimiento": la idea
de que el bienestar y la sabiduría aumentan con los años, a pesar de que la
salud física esté fallando.
Testigo de ello ha
sido el doctor Gac en su consulta. "Me toca ver a pacientes que tienen
muchas patologías, pero que las saben llevar tan bien y se sienten tan
agradecidos de poder seguir compartiendo con su familia, que logran una gran
calidad de vida".
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