Por mi parte sostengo que esta forma de saber la diseñó mucho antes un
fraile español en el siglo XVI. El fraile en cuestión fue el franciscano
Bernardino de Sahagún, nacido en 1499 en la villa leonesa de la que derivó su
apellido. Murió él en México en 1590.
Como otros frailes misioneros, se afanó por convertir al cristianismo a
los indígenas del país. Pero declaró que no podía cumplir su misión si ignoraba
quiénes eran ellos, desconociendo su lengua y su cultura.
Concibió entonces un proyecto de investigación. Implicó éste dialogar con ancianos y sabios de lengua náhuatl o mexicana. Su diálogo, sostenido en numerosas sesiones y lugares, no se desarrolló al azar. Había preparado con esmero una "minuta o cuestionario". Le interesaba inquirir "acerca de las cosas naturales, humanas y divinas" en ese ámbito de cultura. Y en su búsqueda debía adaptarse a las formas de comunicación tradicionales entre esos indios.
El diálogo siempre fue en la lengua de ellos. Sus palabras las
transcribieron jóvenes nativos, discípulos del fraile. Asimismo solicitó de los
ancianos y los sabios que le mostraran sus libros de pinturas y caracteres
glíficos, los que hoy llamamos sus "códices". Sahagún había llegado a
México en 1529.
Sus investigaciones se efectuaron a lo largo de mucho tiempo en medio de
contrariedades y aun acusaciones de estar contribuyendo a la perduración de las
idolatrías. Se le requisaron sus papeles con los frutos de sus pesquisas.
Todo estuvo a punto de perderse, centenares de folios en náhuatl y en
español, con más de un millar de pinturas. Allí estaba reflejado el universo de
la antigua cultura indígena, tal como los propios nativos la revelaron al
fraile. Se dirá que el interés de Sahagún era cristianizar a los indios. Es
ello verdad, pues para eso había viajado a México.
Pero también es cierto que en su empeño llegó a apreciar tanto la
cultura indígena que, en comentarios que añadió a los testimonios indígenas,
ponderó y reconoció el valor de las creaciones de los indios, su pensamiento
moral, su sabiduría, su arte. Diríamos que en su comprensión avanzó hasta donde
le fue dado salvaguardando su condición de evangelizador cristiano.
Hoy, a cerca de cuatro siglos y medio de la investigación que realizó, varias veces él ha sido llamado fundador de la antropología en el Nuevo Mundo.
Hoy, a cerca de cuatro siglos y medio de la investigación que realizó, varias veces él ha sido llamado fundador de la antropología en el Nuevo Mundo.
Su obra continúa siendo analizada y valorada por estudiosos de muchos
países.
No es sólo fuente informativa de primera mano y modelo de investigación
antropológica, es también portadora de un mensaje perdurable: comprender al
otro es el camino de acercamiento.
Hace bastantes años, se colocaron en el claustro bajo de la Universidad
de Salamanca -donde estudió Sahagún- una placa en la que se evocan sus
merecimientos y se dice de él que fue padre de la antropología. El patrocinio
de esa placa corrió a cargo del Instituto Indigenista Interamericano con sede
en México.
En fecha reciente, en el pueblo de San Francisco Tepeapulco, en el Estado de Hidalgo, donde este fraile inició sus investigaciones, se ha creado la Fundación Bernardino de Sahagún. Tiene ella programada la edificación de un museo biblioteca y un centro de trabajos -docencia e investigación antropológicas- que den nueva vida a los ideales por los que se afanó este franciscano leonés.
En fecha reciente, en el pueblo de San Francisco Tepeapulco, en el Estado de Hidalgo, donde este fraile inició sus investigaciones, se ha creado la Fundación Bernardino de Sahagún. Tiene ella programada la edificación de un museo biblioteca y un centro de trabajos -docencia e investigación antropológicas- que den nueva vida a los ideales por los que se afanó este franciscano leonés.
Muy
requeridos estamos de ahondar en el conocimiento de la cultura indígena y en el
mensaje que nos dejó: el reconocimiento de la humana necesidad de comprender al
otro para poder convivir en paz.
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