La vida en sociedad implica el desarrollo personal, esfuerzos
realizados por defender los derechos de todos quienes no los poseen o
a quienes se les ha negado la posibilidad de ejercerlos en propiedad.
El concepto del deber, no debe inferirse, como concepto de experiencia,
pues aunque muchas acciones suceden de conformidad con lo que el deber ordena,
siempre cabe la duda de si han ocurrido por deber y si tienen
un valor moral.
Desde su aparición sobre la tierra, el ser
humano necesitó para su desarrollo el compartir con otros de su
especie y por tanto convivir en sociedad y en función de ello fue
creando y desarrollando sus derechos y deberes. En este siglo XXI,
independientemente del partido o tendencia política de quien gobierna, con un
rol que cumplir siendo parte de esta tendencia.
El cumplimiento del deber es una decisión privativa del ser humano, se
alcanza con un cierto nivel de conciencia de su existencia y de su lugar en
la escala social, posee una conciencia moral como comprensión y
vivencia del deber.
El ser humano es capaz de decidir respecto a si tiene o no que cumplir
un deber y si tiene o no el deseo de hacerlo, en la medida que participa de una
sociedad organizada, se creará la necesidad de cumplir el deber, determinado
por su lugar en la sociedad, sistema de relaciones, necesidades del
progreso social, condicionadas por: el deber humano, civil, de partido,
militar, trabajador o empleado, familiar, obligado y estando dispuesto a
cumplir.
La conciencia humana conduce a una separación que divide a la humanidad
en clases antagónicas, y el deber se encuentra vinculado a los intereses de
la clase. En la sociedad la base del deber civil está constituido por los
intereses de la lucha en pro de alcanzar una condición de vida
con responsabilidad en la construcción social. El ser
humano es libre para cumplir con su deber, con libertad sobre sus
actos, para controlarlos.
La libertad es la posibilidad de tomar decisiones sin presiones
externas; la alternativa para sentirse valorado, es la propia satisfacción,
experimentando el equilibrio interno entre los deseos, y lo que se
logra al cumplir el deber.
El que cumple el deber puede aparecer como feliz, triste, amargado,
contento, tranquilo y en paz, satisfecho o frustrado, pero el que cumple un
deber que considera noble, siempre estará satisfecho en su interior.
Cumplir el deber no debe ser una meta, ni una obligación, debe ser lo
suficientemente noble, ajustado a la moral y acorde con la ética
y comportamiento social, el deber debe ajustarse a los principios de
respeto a la diversidad, amor, fraternidad y tolerancia, y respeto por el
derecho que deben tener los demás por tener la libertad de expresar sus propias
ideas.
Es de esta manera que cada persona decide sobre el deseo de cumplir el
deber de satisfacer las necesidades propias y las de las personas que lo rodean
inspirado en los principios de dignidad, justicia,
libertad, equidad y solidaridad que caracterizan la
participación de los individuos en la sociedad; para el efecto, cito la
relación que establece George Washington con las calumnias en la siguiente
forma: “Perseverar en el cumplimiento de tu deber y guardar silencio es la
mejor respuesta a la calumnia”.
Es motivo de crítica el saber que muchos funcionarios, productos de la
confianza para desempeñar puestos de importancia, al no cumplir con su deber,
conducen a la inseguridad social, bajo desarrollo económico, y a otras
carencias que conducen a situación de pobreza; es muy cuestionable en este
último aspecto el tratamiento sobre el cumplimiento con el deber.
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