El desarrollo personal está de moda y la palabra conciencia es
una de esas que se utilizan sin parar. Escuchamos cosas como: “Tienes que
elevar tu conciencia“, “aprende a vivir más conscientemente“, “una conciencia
clara es necesaria para avanzar en la vida“.
Estas frases quedan muy bonitas pero son poco precisas. ¿Qué
significa, de forma práctica, elevar la conciencia o vivir más conscientemente?
¿Por qué es necesario? ¿Cuál es el camino para llegar a eso?
El primer autor a quien he leído expresar con palabras
sencillas qué es esto de “vivir conscientemente” ha sido Nathaniel
Branden en su libro “Cómo mejorar su autoestima”. En dicho libro, el Sr.
Branden pone abundantes ejemplos de cómo la conciencia facilita o
dificulta la vida de las personas, y por eso su idea resulta fácil de
entender.
En este artículo he querido hacer lo mismo, por eso voy a tratar
este tema fascinante de vivir con más conciencia a través de experiencias
cotidianas en las que la mayoría nos podremos reconocer.
Mi intención final es que tomes conciencia (nunca mejor dicho) de
que vivir con los ojos bien abiertos es la mejor opción posible.
¿Empezamos el recorrido?
Una definición rápida de conciencia
Para mí, una persona vive de forma consciente cuando ve y se da perfecta
cuenta de lo que ocurre en su vida. Es decir, no niega ni maquilla la
realidad, ni tampoco se escapa de ella a través de los viajes o la
literatura. Simplemente ve las cosas como son… con su lado bueno, su
lado malo y su lado regular.
Vivir conscientemente es tomar nota tanto las oportunidades como las
amenazas que nos rodean, de nuestros aciertos y nuestros errores.
Y sobre todo: vivir con conciencia es escapar de la tiranía de las
acciones y los pensamientos automáticos, esos que “nos salen sin querer y
sin que podamos evitarlo”.
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