La comunicación no verbal es un tipo de lenguaje corporal que los
seres humanos utilizan para transmitir mensajes, en la mayoría de casos de
forma inconsciente.
Es sabido desde hace ya mucho tiempo que la información no sólo se
transmite con las palabras, sino también a través de los movimientos corporales
como las posturas, las miradas, las distancias entre unos y otros, la forma de
sentarse o incluso de caminar.
La comunicación no verbal que va más allá de las palabras, y por ese
motivo es la que transmite en mayor medida los verdaderos sentimientos o estado
interior personal. El lenguaje no verbal es el lenguaje corporal que no miente
fácilmente (aunque todo se puede entrenar), a diferencia de la palabra que sí
lo hace más a menudo de lo que pensamos. De hecho, a menudo sucede que las
palabras dicen algo que contradicen los gestos de quien habla.
Aun así, no debemos pensar que podemos saber a ciencia cierta qué está
pensando de verdad una persona sólo con verla. La interpretación de un gesto,
sobre todo si es aislado, puede traernos confusión, puesto que los gestos
obtienen su significado al relacionarse los unos con los otros.
Albert Mehrabian, un prestigioso antropólogo, concluyó que cuando
alguien está hablando solamente se recibe el mensaje de sus palabras en un 7%,
mientras que por el tono de voz y otros detalles vocales nos transmite hasta un
38%, mientras que el máximo del contenido de la comunicación lo transmite el
lenguaje corporal de los gestos, con un 55%.
¿El lenguaje no verbal es el mismo en todas las partes del mundo?
El lenguaje no verbal que expresa sentimientos o estados interno como el
hambre, la tristeza, la alegría, el miedo, la indignación, el enfado, la
sorpresa, etc… es igual en todo el mundo. Los gestos es el “idioma”
internacional de la humanidad.
Pero debemos saber que al igual que se aprende un idioma, también
se aprenden los gestos, imitándolos porque forman parte de la cultura del país
(pensemos en los italianos y su rico vocabulario de gestos, sobre el que se han
hecho numerosos estudios).
No obstante los gestos fundamentales son invariables, por ejemplo, en
los recién nacidos de cualquier lugar del mundo. Si un bebé tiene hambre,
malestar físico o psicológico, llora, y cuando se siente satisfecho sonríe para
comunicar su alegría.
El “dialecto gestual” que altera estas raíces, se adquieren a medida que
crecemos según la cultura de cada país.
Los niños se mueven de una forma más inconsciente, por eso su lenguaje
gestual es más sincero que el de los adultos. Con la edad aparecen las
represiones psicológicas, los complejos, la educación es más notable, etc… por
este motivo, el adulto reprime sus expresiones naturales y tiende a disimular
sus gestos.
Cuanta más edad se tiene, más inexpresiva es una persona, y por lo tanto
más difícil de traducir bien el lenguaje de sus gestos.
Por otro lado, también se ha visto que cuanto más elevado es el status
social, más moderados son los gestos, y cuanto más bajo es dicho status, más
amplia y auténtica es la expresión del lenguaje no verbal.
Quizás la clave de la explicación al por qué ocurre esto, resida en que
a más educación para “saber estar”, más represión hay sobre la autenticidad
personal.
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