Afortunadamente, y al contrario de lo que ocurre con muchas terapias
alternativas, la meditación es compatible con el método
científico, de manera que ya podemos decir que los efectos que ejerce la
práctica de la meditación en nuestro organismo están
científicamente probados.
La meditación estimula la autocuración,
nos proporciona mayor consciencia y creatividad, estimula y refuerza las zonas
del cerebro asignadas a la felicidad y la alegría,
aumenta el cociente intelectual y estimula el sistema inmunológico,
entre otras muchas ventajas.
La meditación consiste principalmente en
alcanzar un estado de relax y tranquilidad en
el que cuerpo, mente y espíritu estén en sintonía y toda la concentración y
energía se focalice en uno mismo, prescindiendo de cualquier estímulo
proveniente del mundo exterior.
Como se suele decir, cada ser humano es un mundo y, en efecto, la meditación permite
descubrir ese mundo interior, tan extenso y diverso como el mundo
exterior, pero a la vez más calmo y personal.
Por lo tanto, uno de los principales beneficios que brinda la meditación
es la posibilidad de conocerse uno mismo, o mejor dicho, conocerse más
profundamente, acceder a sensaciones, tanto físicas como emocionales, que creen
un vínculo mucho más fuerte con el yo interior, obteniendo así una mejor
inteligencia emocional, un equilibrio en el carácter y una mayor comprensión de
los objetivos y motivaciones que nos mueven diariamente.
Durante la meditación, si bien el estado es de relajación absoluta,
hay muchos procesos que siguen funcionando. A nivel psíquico, se registran en
el cerebro ondas alfa, asociadas a la calma y la creatividad, a diferencia de
las ondas beta que son las que se registran normalmente, en estado consciente y
alerta.
Esto produce en primer lugar una reducción del estrés,
vinculado siempre a preocupaciones cotidianas, y al mismo tiempo,
luego de haber meditado, brinda la posibilidad de abordar estas cuestiones con
otra perspectiva, más serena y enfocada.
A nivel físico se observa una disminución del ritmo cardíaco, una
respiración lenta y pausada y un estado de relajación en los músculos y en el
organismo en general, lo que genera beneficios en el funcionamiento del
metabolismo y en el rendimiento físico
.
Los cambios que se producen en la actividad cerebral durante
la meditación también permitirán que los procesos de pensamiento o de solución
de problemas que se deban enfrentar se aborden desde un nuevo lugar más
creativo, así como también alcanzar distintos niveles de consciencia que pueden
desembocar luego, mediante la práctica regular de la meditación, en cambios
positivos en el carácter o menor propensión al estrés, el enojo o la depresión.
Con el correr de los años y las mejoras tecnológicas en las
investigaciones neurológicas, un mejor funcionamiento del cerebro, así como una
mejora en la memoria y en la capacidad de concentración, son beneficios
comprobados de la meditación. A su vez, estos beneficios se suman a la
tranquilidad espiritual y física que se obtienen al meditar, a la mejora de la
calidad de vida que supone liberarse del estrés y estar más enfocado, y a la
experiencia de conocerse uno mismo profundamente.
En conjunto, todo esto hace de la meditación una práctica muy importante
y fundamental en estos tiempos tanto como en la antigüedad.
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