Si realmente es nuestro deseo trascender, tenemos que primero que nada
analizar nuestro alrededor y ver que nuestros problemas pueden ser enormes,
pero tal vez ni se comparen con los de otros, que realmente viven una situación
compleja.
Amemos nuestro trabajo; aportemos lo mejor de nosotros mismos para que nuestra pasión por la profesión que tenemos, nos permita aportar éxitos al logro de los objetivos de la empresa en la que laboramos.
Disfrutemos el tiempo con nuestra familia; vivamos cada instante con ellos, que de eso dependerá la unión, confianza y respeto con el que se pueda actuar después.
Seamos vecinos, compañeros y ciudadanos cordiales; fomentemos una sana convivencia que se traduzca en armonía.
Escuchemos a los demás, demos buenos consejos y estemos dispuestos a recibirlos.
Inculquemos en nuestras familias el valor de compartir algo con los demás; formemos niños sensibles y atentos a la problemática actual.
Pero, nunca por favor nunca, olvidemos la gran importancia de la labor social, la gran necesidad de aportar algo a la sociedad, algo de lo mucho que hemos recibido; seamos generosos y procuremos trascender con nuestros hechos, ya que ello deja una marca imborrable en muchas familias.
Sólo recuerde esa sonrisa que puede regalarle un niño huérfano, cuando compartimos unos minutos con él haciéndolo sentir importante, valorado.
Sólo imagine que “alguien” que no nos conoce bien pueda recordarlo con cariño y le esté mucho más agradecido que cualquier otra persona.
Trascender, debe ser un deseo de todos los seremos humanos… trascender en todos los sentidos, trascender a pesar de todo.
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