miércoles, 1 de julio de 2020

El Ser Constante

El célebre dramaturgo William Shakespeare aseguraba que "si el hombre fuera constante, sería perfecto". No creo en la perfección, pero sí en la excelencia en todos los aspectos de nuestra vida. Y, en este caso, coincido con el escritor británico en que la perseverancia es una de las claves para el éxito. 

Tras la ardua tarea para fijar un objetivo, es imposible llegar a alcanzarlo sin la constancia.

En más de una ocasión he recordado mi fórmula de las 3P. La pasión nos impulsa, la paciencia nos regula y la perseverancia nos brinda fortaleza para seguir adelante, a pesar, incluso, de los aparentes fracasos.

Los problemas en el camino a veces nos incitan a abandonar nuestros objetivos, a dejar de luchar por nuestros sueños. Sin embargo, las personas exitosas no se permiten ceder ante los supuestos fracasos, que no son más que pruebas y experimentos.

Thomas Edison ensayó con más de 6.000 sustancias antes de encontrar el elemento con el que crearía el filamento de la bombilla eléctrica. Abraham Lincoln, quien padecía del síndrome de Marfan, perdió varias elecciones antes de convertirse en uno de los presidentes más recordados de Estados Unidos. Walt Disney dijo que "la diferencia entre ganar y perder a menudo consiste en no abandonar". Curiosamente, el productor cinematográfico fue rechazado en varias ocasiones como caricaturista de prensa, bajo la excusa de que no tenía imaginación. Qué ironía.

La constancia es fundamental en el desarrollo de nuestra vida. Ese ha sido mi enfoque. 

Es cierto que no garantizamos el éxito solo con la constancia, pero la meta es casi imposible sin perseverar.

Las personas perseverantes son optimistas, no se frenan ante los resultados negativos, tienen gran conocimiento de sus emociones y persiguen sus metas hasta conseguirlas.

Ser constante no significa pecar de perfeccionista, pues a veces tendremos que abandonar la ruta para aprender de los errores y comenzar una nueva. Por ello, debemos desarrollar nuevas técnicas que nos ayuden a potenciar las habilidades para convertirnos en personas efectivas que consiguen lo que desean.

Como defendía el escritor francés Víctor Hugo: "la mayoría de los hombres no carecen de fuerza, sino de constancia".




Continuar Sin Desfallecer


Cuando uno quiere cambiar el mundo, uno se encontrará con el hecho de que hay barreras, y muchas personas se desmoralizan y abandonan.  ¿Cómo saber si lo que se hace es una causa perdida o si vale la pena seguir? 

Seguramente te enseñaron que eras insignificante y que no podrías cambiar nada en el mundo, en la escuela, en el colegio, en la universidad, en el trabajo.  Te sientes parte de una gran colectividad en la que no eres nada más que un punto.  Esa sensación de insignificancia es paralizante.  Y si tú no te mueves, las cosas definitivamente no van a cambiar.  Y como no cambian porque no te moviste, te convences de que en efecto nada va a cambiar y que tú no podías.  Es una visión autorreforzante.

Te dicen que tu papel es ir a votar, trabajar e ir a comprar, porque así votas por los productos buenos para el mundo y echas abajo los malos, mientras la publicidad te manipula para que creas que todos son buenos.  

Es una pose pasiva, de esclavo que se siente libre, y que no se complica, al menos en teoría, porque cuando viene una crisis te das cuenta de que sufres lo que otro causó, y las herramientas que te dieron ni te alcanzan para salir de la crisis, ni tampoco te sirven para leer los signos del futuro o corregir la situación.
  
Sí, yo también me cansé de padecer crisis en el pasado, que yo no causé.

Bueno, te voy a contar que las cosas no tienen por qué ser así. ¿Se ocupa ser rico, famoso y poderoso para hacer la diferencia?  Pues no.

Lo primero es tener un objetivo claro, tener una visión general de cómo podría ser el futuro.  

Cabe agregar que la vida tiene la facultad de no ser como uno la imagina, así que uno debe pensar en el QUÉ y no en el CÓMO.  Puedes imaginar un problema de tu comunidad o de tu país o del mundo.  Es apenas un sueño, una fantasía que parece inalcanzable, lo que tú quieres que sea.

"¿Puedo cambiar el mundo?" te preguntas.  Y encontrarás miles de razones para decir que no.  La primera de ellas es que uno se ha acostumbrado a ser perezoso, a esperar que el maná caiga del cielo y que la economía multiplique los panes y los peces.  El mundo se mueve, pero tú no.  Así nunca vas a conseguir lo que quieres.  Te dices una cosa y haces otra, y encima te quejas.

La mente humana usa muchos trucos para autoengañarse.  "Es que ya estoy casado, tengo niños, y no tengo tiempo" es una buena excusa para decir "no me interesa".  Si tienes niños, más vale que les prepares un mundo mejor.  ¿No tienes tiempo para eso?  "No me alcanza el dinero para cambiar el mundo" dirás.  

Te sorprendería saber lo que se puede hacer sin dinero: Una enorme porción del software libre está hecho por gente que no tenía mucho dinero, pero usaron su tiempo (time is money, ¿recuerdas?).  El mayor costo de muchos proyectos viene de contratar personal, pero tu tiempo libre nadie te lo cobra, así que puedes dedicarlo al activismo.  

El activismo es como donar dinero a una causa, pero en lugar de hacer un desembolso de un dinero que no tienes, usas el tiempo que sí tienes y que nadie te puede robar.

Sí que puedes cambiar el mundo, lo que pasa es que todavía no lo sabes, aunque yo te lo diga.  Es algo que se aprende viviendo, es la misma diferencia entre estudiar la física de una pelota en un pizarrón, o jugar baloncesto y tratar de meter la pelota en una canasta en vivo. 

De nada te sirve el sueño si te autosaboteas con la idea de que algo es imposible.  Cuando uno es un niño, parece imposible conseguir una novia; cuando creces, parece imposible cambiar el mundo; es lo mismo,  todos los días cambias el mundo.  

Si abres una puerta ya cambiaste el mundo.  Si sacas la basura ya cambiaste el mundo.  Hay otras formas de cambiar el mundo.  Lo único que varía es la escala y el nivel de tiempo y esfuerzo requerido.


Incertidumbre


Esa duda sobre un futuro incierto (que siempre lo es) crea ese desasosiego, esa extraña e incómoda sensación. Hoy mismo me desperté sin saber bien la razón con esa incertidumbre. 

Indagando en las emociones que en mi cuerpo se reflejaban pude intuir que era debido a recientes cambios que aún no se acaban de asentar, y también a futuras decisiones que he de tomar.

Me libera y ayuda ver la salida del sol. Siempre que he necesitado esa “conexión” con algo más grande, algo que trasciende todo ese pequeño mundo que con nuestra mente creamos y llenamos de preocupación, lo he encontrado en esos momentos de plena atención, de observación sin más de la naturaleza, de un bello amanecer o una puesta de sol.

Es la conciencia plena del Ser, de darse cuenta de que no estamos separados sino que formamos parte de ese milagro llamado vida, y de esa vida que existe ahora en nosotros única e irrepetible, en esta forma física de la cual a veces ni nos acordamos, a la que a veces maltratamos, tal vez buscando un alivio o evasión a ese miedo existencial o a esa incertidumbre ante lo que la vida nos depara.

Lo que es cierto que preocuparse, angustiarse antes de que suceda solo hace que además de perder el momento presente en el que aún brilla el sol perdamos la capacidad de reacción o previsión para estar listos ante esa tormenta que se avecina.

 Vivimos sujetos a unas leyes naturales, irrefutables, tales como la gravedad, que seguro comprendemos bien, pero en cambio otras como la impermanencia y la naturaleza cambiante de las cosas no las asimilamos o aceptamos tan abiertamente.


Y ahí radica ese sufrimiento y angustia que crea la incertidumbre. 


Nuestra Diversidad



Acaso pocos conceptos sean tan difusos y abarcativos como la diversidad, entendida en sí misma como una abstracción que hace referencia a la abundancia de las diferencias. En efecto, la variedad y la falta de semejanza parecen implícitas en todo aquello que nos rodean y en nosotros mismos, quizás haciendo énfasis en la importancia de la diversidad.

En términos más específicos, las ideas de diversidad se han aplicado a diferentes ramas del conocimiento humano. Las ciencias biológicas son un terreno en el cual la diversidad se percibe de un modo contundente. Así, la importancia de la diversidad biológica y ecológica se pone de manifiesto en los cincos reinos de los seres vivos (vegetales, animales, protistas, hongos y móneras) y en sus múltiples interacciones que permiten la gran variedad de ecosistemas y biomas que integran la biosfera.

En el ámbito de las ciencias sociales, la aplicación del concepto de diversidad y su aceptación se conoce desde antaño, pero se ha difundido y aplicado en especial en los últimos dos siglos. La diversidad cultural se reconoce en la actualidad como uno de los valores más importantes del género humano.

En este sentido, numerosos estados nacionales y distintas organizaciones no gubernamentales contemplan a la diversidad cultural como un auténtico patrimonio común de la humanidad, por lo cual son cada vez más las normativas y los tratados en los cuales se tiende a su fomento y a la promoción de las culturas minoritarias.

Del mismo modo, la importancia de la diversidad lingüística se advierte en los modernos fenómenos de la comunicación y la diseminación de la información.

También en el ámbito de las ciencias sociales y con una mayor intensidad en las ciencias políticas, la diversidad funcional se admite como una forma de expresar las diferencias presentes entre distintos individuos con discapacidades físicas o intelectual. Aunque para algunos autores se trata de una distinción en realidad ideológica, esta perspectiva de la diversidad se considera un verdadero motor para realzar la posibilidad de una vida independiente de las personas con capacidades diferentes en variados aspectos de la vida diaria.

Por lo tanto, a la hora de referirse a la diversidad, se manifiesta la necesidad de extender esta idea a distintas áreas de actividad humana, dada la importancia que resulta de comprender que las diferencias forman parte de la realidad, al tiempo que parecen enriquecerla.

Nuestra Hora


Nuestra época está marcada por el auge de la tecnología: Lo que a comienzos del siglo XX era ciencia ficción (Verne, Orwell,…), hoy es una realidad evidente. 

En el pasado, el aumento de los puestos de trabajo iba parejo con el aumento de la productividad, pero hoy los robots, la automatización y el software son capaces de sustituir a muchos-as trabajadores, lo que provoca, como consecuencia, un aumento del paro, sin que descienda la productividad (Brynjolfsson y McAfee, 2013).

Sin embargo, este desarrollo tecnológico es desigual de unos territorios a otros (Dutta, Geiger y Lanvin, 2015): de los diez primeros países con mayor desarrollo tecnológico, siete son europeos. Esto nos lleva a concluir que la tecnología puede contribuir, al desarrollo y bienestar de unos territorios y a la marginación de otros, al no expandirse su desarrollo por igual. 

Así, por ejemplo, en el continente africano nos encontrarnos los diez países más pobres del mundo, pobreza que va asociada, entre otros indicadores, a un desarrollo tecnológico deficiente. Del mismo modo, hay territorios en los países desarrollados, como son las zonas rurales menos pobladas, donde el acceso a internet aún hoy sigue presentando muchas deficiencias.

Dentro de este desarrollo tecnológico, las TIC han pasado a ser un importante potencial transformador, al permitir traspasar grandes cantidades de información a cualquier persona. En este sentido, por ejemplo, conviene recordar la profunda transformación que están aportando las TICs al ámbito de la educación, las cuales son un rico elemento metodológico para la innovación y renovación pedagógica para muchos-as docente (Sola y Murillo, 2011), al tiempo que permite compartir dichas experiencias (Bona, 2016). 

Algo parecido podríamos decir también de las TICs respecto al campo de la sanidad, donde el acceso a diversa información relacionada con su salud ha supuesto un empoderamiento de los-as pacientes (Yáñez, 2017).

Sin embargo, la tecnología nos ha evidenciado una vulnerabilidad de la que nos creíamos exentos con su uso, como lo prueban varios ciberataques a escala mundial sufridos en los últimos meses y que han afectado a decenas de empresas.

Además, como consecuencia del uso desmedido de las nuevas tecnologías, como es el caso del teléfono móvil en los-as adolescentes, han aparecido nuevas adicciones, que ya están siendo tratadas terapéuticamente (Villanueva, 2017).

No deberíamos olvidar que somos interdependientes, lo que debería llevarnos a un replanteamiento ético que desembocara en una ética de la compasión universal que promueva que todos los seres humanos puedan vivir con dignidad, cuidando a los más débiles como si de nosotros mismos se tratara.

La segunda amenaza del cambio climático se encuentra en el futuro, y afectará a toda la humanidad. La noción de “bien común” incorpora también a las generaciones futuras (Carrera y Puig, 2017).


En cuanto a los compromisos para abordar los problemas sistémicos respecto al cambio climático que ya detectaron en 2010, se observan avances desiguales hacia los objetivos para 2020, y serán necesarios nuevos esfuerzos en pos de la visión y las metas para 2050 (AEMA, 2015). Por todo ello, es urgente abordar el problema ecológico como un problema de justicia planetaria.


Dar Siempre Lo Mejor


No siempre damos lo mejor de nosotros mismos. En demasiadas ocasiones, tú y yo sabemos que no estamos al 100%, que nos dejamos energía en la recámara, y cuando eso ocurre, no aprovechamos todo nuestro potencial. Las razones para no hacerlo son muchas, y el hecho sólo de no estar dándolo todo ya es un indicador de nuestra falta de motivación en algún sentido. Lo que te falta para dar lo mejor de ti mismo es ese plus, esa milla extra que tienes que correr…

Si algo sale a medias, sino funciona como tú querías, no culpes a nadie, ni siquiera a ti mismo/a. En su lugar, responsabilízate, hazte cargo de que las cosas salgan bien. Si no están saliendo bien es porque estás a medio impulso.

Merece la pena poner toda nuestra energía en lo que hacemos, ya que, desde ese lugar de entrega es más fácil que todo ocurra, que todo suceda.

Está más que demostrado que podemos conseguir resultados extraordinarios, está más que probado que nuestra mente no tiene los límites que creíamos hasta ahora. Y sin embargo, seguimos pensando que ya no podemos más, que ya ha llegado nuestro límite.

Uno tiene que caminar por la vida sabiendo tomar decisiones, las mejores decisiones. El inmovilismo y el exceso de análisis nos paralizan frente a la toma de decisiones. Si algo no funciona como hasta ahora esperabas, puedes hacer dos cosas: o te esfuerzas más porque funcione o cambias de tema.

Quedarte quieto sin hacer nada no es una solución.


Conozco personas que han dejado pasar sus vidas esperando que algo se arreglara, que todo funcionara mejor. 

Las cosas no van a funcionar mejor, eres tú quien hará que funcionen mejor.


La Autenticidad

La autenticidad es un valor que hace referencia a la persona que dice la verdad, acepta la responsabilidad de sus sentimientos y conductas, es sincera y coherente consigo misma y con los demás.

“Solo sé tú mismo”, tal vez hemos escuchado esta frase en múltiples ocasiones, la misma suele ser una recomendación a actuar según nuestra convicción, cuando emprendemos nuevos caminos o retos. Esta frase la decimos muchas veces sin pensar en las implicaciones de la misma, pero con ella instamos al otro a ser fiel a sí mismo y a actuar acorde a lo que piensa y siente, conduciéndolo hacia el valor de la autenticidad.

Desarrollar este valor permite que una persona, con sus palabras y su comportamiento, exprese fielmente cómo es y cómo piensa, ante la persona idónea, en el lugar y momento adecuados. Ser auténtico es pensar con convicción, actuar coherentemente con la realidad objetiva, con el pensamiento, la palabra y la acción.

Una autoestima sana promueve que seamos los mismos, tanto internamente como externamente; por lo tanto, si tengo unos valores en los que creo firmemente y estoy convencido de ellos, externamente los respetaré y promoveré, alejándome de la falsedad.

De igual manera, en el plano profesional, una persona que es libre de expresar su autenticidad en el trabajo muestra un nivel más alto de compromiso con la organización, un mayor rendimiento individual y se inclina más a ayudar a los demás. 

La persona auténtica, en su entorno de trabajo, suele ser entre otras cosas:
Más productiva y proactiva, deja que sus ideas fluyan y ofrece ideas y perspectivas innovadoras, que pueden ser de éxito para la empresa en el desarrollo de sus proyectos y procesos.
Deja fluir sus conocimientos, ayudando y permitiendo el crecimiento y el desarrollo del talento en los demás.
Destaca sus fortalezas y reconoce sus debilidades.
Lucha por ser mejor y se mantiene en crecimiento.
Promueve el trabajo en equipo.
Es honesto y celoso con los activos de la empresa.
Contribuye a que la empresa fomente y crezca en valores personales y organizacionales.

Estas competencias son de gran relevancia en todos los ámbitos laborales, sobre todo en aquellas áreas o ambientes en que se requiere de un alto nivel de confidencialidad, de efectividad y productividad en las operaciones, preparación personal y académica, innovación y relación interpersonal, entre otras.


Para ser auténtico, la primera regla es ser uno mismo. Lo que haces dice mucho más de lo que hablas o de lo que buscas transmitir. Debemos aceptarnos como somos, para tener la felicidad de hacer lo que queremos. Identifica tus talentos, aquello que haces mejor que nadie, lo que ejecutando disfrutas y serás mejor persona y mejor profesional.



martes, 30 de junio de 2020

Descubrir


Es una de las mayores preocupaciones de padres y madres hoy en día: utilizar las nuevas tecnologías en beneficio de la educación de nuestros hijos y prevenir problemas como las adicciones, el ciberacoso, la sobreexposición en redes sociales… Reflexionamos sobre este tema de la mano de expertos.

El mundo digital ha llegado aquí para quedarse y nuestros hijos lo disfrutan desde muy pequeños. El entretenimiento, la apertura de horizontes nuevos, el acceso a información y conocimiento de una manera fácil, la posibilidad de comunicarse con personas que están lejos y de compartir fotos y textos con nuestros contactos… Los beneficios de las nuevas tecnologías son numerosos y notables. 

Pero, como afirma Álvaro Bilbaoneuropsicólogo “el niño, el adolescente no tiene suficiente capacidad de autocontrol frente a estímulos tan bien diseñados para atrapar su atención. 

Por lo tanto necesita control externo, límites y normas claras que no solo pueden evitar la pérdida de autocontrol, sino ayudar al niño a desarrollar autocontrol”. 

Para Álvaro Bilbao, una regla importante es que “hasta los seis años de edad, los niños deberían desarrollar su cerebro lejos de las pantallas (tablets, smartphones, PCs). Existen estudios que ligan la exposición a estos dispositivos, durante los primeros años de vida, con mayores problemas de conducta y desarrollo de déficit de atención.  Al cerebro del niño no le hacen falta más estímulos que la vida real”.

Sin duda, las nuevas tecnologías plantean un nuevo reto educativo a los padres y madres y afrontar este desafío de la mejor manera posible es muy beneficioso para nuestros hijos. Que no los dejemos solos ante las pantallas es el principal reclamo de los expertos, como la organización Padres 2.0, que ha publicado una serie de “Pasos para ser un padre o madre 2.0”. 

Entre estos pasos, destaca activar el control parental en los dispositivos, limitar el tiempo de uso, seleccionar los juegos en función de la edad o enseñar qué fotos se pueden compartir. En caso de problemas, Padres 2.0 dispone de una línea de ayuda.

Álvaro Varona, del blog Generación Apps, con muchas ideas para aplicaciones infantiles, insiste en que los padres y madres deben tomar el control para seleccionar las apps para sus hijos: “lo mismo que harías cuando vas a una librería a comprar un libro, que te fijas en el rango de edad y le preguntas al librero”. Los padres y madres “deben ser responsables a la hora de instalarla en su dispositivo y conseguir el máximo de información posible en blogs, en sitios especializados…, y con total tranquilidad se lo podrán poner a su hijo”.

Hacer Lo Que Se Dice


El cumplir con lo que se dice, es una de las cosas que normalmente pasamos por alto en nuestra vida diaria, y esta es quizás una de las cosas más importantes para empezar a desarrollar voluntad, para ser capaz de decir la verdad a otros, y muchas otras virtudes que solo vienen con ser alguien que cumple su palabra.

Por supuesto para alguien que es un líder, es indispensable. Además dentro de los procesos de Coaching debería ser un ingrediente a incluir.

¿Qué pensarías de una persona que te dice que para el lunes te va a pagar una plata, o que se reunirá contigo el lunes a las 2, o que te va a ayudar a terminar cierto trabajo, y finalmente no cumple nada de lo que dice?, pues seguramente pensarás que es poco confiable. Una persona que no cumple lo que dice ante los demás, tampoco lo cumple para sí mismo, y si se propone algo seguramente no lo logra, sus palabras dejan de tener valor.

Lo importante de tener palabra es que si lo dijo, se debe obligar a sí mismo a hacerlo, y una persona que cumple lo que dijo, es más fácil que logre lo que se propone, y por tanto puede llegar muy lejos. Cada vez que pronuncia algo, su acción está sometida a sus palabras y por tanto debe de hacerlo de alguna manera.

Qué diremos de alguien que maneja el liderazgo en una empresa, si no es capaz de cumplir lo que promete, entonces no es un líder confiable, ya  que es alguien del que se puede esperar cualquier cosa, y nadie le hará caso.

Al igual que muchos otros talentos, un potencial es la suma y el resultado de muchas otras, y por tanto el cumplir lo que se dice requiere desarrollar otros potenciales

El acostumbrarse a decir mentiras es una clara muestra de falta de carácter, ya que no se puede mostrar tal y como es, y por tanto teme que descubran su realidad. En la mentira hay poca fuerza para asumir la realidad. 

Quien dice la verdad y asume sus consecuencias es fuerte. Se necesita demasiada valentía para admitir que se cometió un error, para decir que no pudo, y la razón de esto es que se siente tan seguro, tiene tanta confianza en sí mismo, que sabe que el decir la verdad no lo va a afectar, no lo va a derrumbar. El que dice mentiras, tiene miedo de perderlo todo, de que no lo quieran, y esto necesariamente lo hace débil de carácter.

Por supuesto todo tiene un momento, un lugar, y una mejor forma de hacerse, y en esto también se debe ser cuidado, porque hay verdades que son demasiado fuertes para soportar, que pueden destruir, y por tanto es mejor no decirlas, hay pesos que no estamos preparados para soportar.

Uno de los principales problemas de nuestra sociedad es que nos acostumbramos a decir mentiras, no solo a los demás, sino a nosotros mismos.

lunes, 29 de junio de 2020

longevos

En la región de Cilento, en el Sur de Italia, a pesar de que varios de sus habitantes tienen sobrepeso, beben vino e incluso fuman cigarrillos, la mayoría tiene una longevidad notable: han pasado su cumpleaños 90 o 100, y siguen sumando velitas.
Convencidos de que esto debía ser más que una coincidencia, investigadores de la Universidad La Sapienza de Roma y de la Universidad de California en San Diego (UCSD), decidieron tratar de descubrir por qué en esta comunidad logran llegar a viejos y, en general, en buenas condiciones. Y sus resultados aportan nuevos factores.
Una alimentación equilibrada y la actividad física regular sin duda contribuyen a evitar enfermedades y favorecen sumar años de buena calidad, reconocen los expertos. Pero no basta con eso: la clave también está en aspectos psicológicos y la actitud hacia las circunstancias que nos rodean.
"Se han realizado muchos estudios en adultos mayores, pero en su mayoría se han centrado en aspectos genéticos, físicos y de hábitos, más que en la personalidad y la salud mental", explica el doctor Dilip Jeste, profesor de psiquiatría y neurociencia de la UCSD y autor principal del trabajo.
Para la investigación se realizaron encuestas y entrevistas a los habitantes de Cilento, que tenían entre 90 y 101 años de edad, de ambos sexos. También hablaron con sus familiares, de 51 a 75 años. Así aislaron cinco rasgos de personalidad: aquellos que eran optimistas, resilientes, testarudos, trabajadores y más apegados a la familia, tendían a vivir más tiempo y disfrutaban de una mejor salud psicológica.
En el estudio —publicado en la revista International Psychogeriatrics—, los autores citan algunas respuestas de los centenarios entrevistados. Uno de ellos había enviudado recientemente tras 70 años de matrimonio, por lo que estaba muy triste. "Pero gracias a mis hijos me estoy recuperando y sintiéndome mejor. Creo que los cambios traen vida y te dan la oportunidad de crecer". Otro de ellos sentencia: "Siempre pienso lo mejor. Siempre hay una solución. Es lo que me enseñó mi padre: haz frente a las dificultades y espera lo mejor".
La doctora Anna Scelzo, del Departamento de Salud Mental de la universidad italiana, explica que junto a los factores antes mencionados, "también se observó una relación más fuerte con la religión. Además, el amor del grupo por su tierra es un tema común y les da un propósito en la vida".
Precisamente, este es un aspecto que rescata el doctor Homero Gac, presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile. "Cuando uno ve la definición de envejecimiento exitoso, parten poniendo una baja carga de enfermedad y una alta funcionalidad, pero también agregan un alto compromiso con la vida, como tercer factor".
Y aunque más años no significan necesariamente mejor salud, estos no se contraponen. En promedio, en el estudio los adultos mayores tenían una salud física menos óptima que la población más joven, pero pese a ello sí mostraban una mejor salud mental. "Se ven altos niveles de bienestar y menores niveles de ansiedad y depresión, que en sus contrapartes más jóvenes", sostiene Jeste. "Cuestiones como la felicidad o la satisfacción con la vida aumentaron".
Estos resultados, a su juicio, muestran que los rasgos psicológicos pueden jugar un papel crítico en la edad que tengamos y en lo bien que nos sentimos a medida que envejecemos. Por ello, Jeste habla de una "paradoja del envejecimiento": la idea de que el bienestar y la sabiduría aumentan con los años, a pesar de que la salud física esté fallando.
Testigo de ello ha sido el doctor Gac en su consulta. "Me toca ver a pacientes que tienen muchas patologías, pero que las saben llevar tan bien y se sienten tan agradecidos de poder seguir compartiendo con su familia, que logran una gran calidad de vida". 





domingo, 28 de junio de 2020

Intuitivos

Todos llevamos una brújula interior que, aunque no sepamos cómo funciona, está dispuesta a guiarnos para navegar por nuestra propia vida. Aprovechémosla.


Puede que la llames ‘corazonada’ o bien que pienses en ella como un ‘sexto sentido’. Pero, la llamemos como la llamemos, nadie ignora el valor de la intuición, esa alerta interna que nos ayuda a evitar algunos peligros o a dar con soluciones difíciles de encontrar.

La intuición no es un don de pocos, ni un asunto de dotados ni menos aún, un asunto de género. Quiero decir que, en mayor o menor medida, todos somos intuitivos. Todos llevamos una brújula interior que, aunque no comprendamos del todo cómo funciona, está dispuesta a guiarnos en el difícil arte de navegar por nuestra propia vida.

Los que tenemos hijos o hermanos pequeños nunca olvidaremos la desarrollada percepción de la que gozan todos los bebés: es sorprendente comprobar cómo saben de inmediato quienes los aman bien y mucho, o en qué vínculos de su entorno abundan los conflictos y la tensión.

Cuando la razón se impone
El intelecto de las personas tiene, por definición, un único recurso para intentar comprender la realidad externa: la razón. Por ello repite, una y otra vez, los mismos mecanismos. La razón fija creencias, saca conclusiones, compara y sopesa para, en el mejor de los casos, discutir la realidad, reemplazando lo percibido por una versión mejorada, por una interpretación.

Esta, a su vez, nos lleva a sustituir lo viejo por otras nuevas afirmaciones hasta llegar a algún concepto satisfactorio, aunque sea transitoriamente, de lo externo.
Dicho de otro modo, la lógica y la razón son, por definiciónmétodos “indirectos” que dan vueltas y más vueltas alrededor de la realidad, sumando miles o millones de percepciones e interpretaciones hasta lograr una imagen interna compatible con el propio y vigente sistema de creencias.

Dicen que un día la memoria y el orgullo discutían acaloradamente:
–Fue así́ –decía la memoria.
–No puede haber sido así́ –decía el orgullo.
Dicen que midieron sus fuerzas al mirarse... y que la memoria se dio por vencida.

Apoyarse en los sentimientos
A diferencia de la conclusión lógica de la razón, el “darse cuenta” elige un método casi opuesto: el de apoyarse en lo vivencial, en los sentimientos o en lo imaginario. Intenta relacionarse con las cosas, con las personas o con las situaciones súbitas, global y espontáneamente.

Si la consecuencia de lo racional es entender un problema y evaluar posibles soluciones, la consecuencia del “darse cuenta” es, en cambio, intuir la esencia de lo que está sucediendo y visualizar una salida o una comprensión diferente de la realidad.

Hay distintos tipos de intuición. Para algunos autores, es incluso distinta en cada persona. Para la mayoría de nosotros, es una experiencia sensible en la que una sola mirada parece bastarnos para percibir por completo una situación o en la que una sola palabra nos deja captar las características de una persona que no conocíamos.

Por definiciónla intuición es el conocimiento inexplicable, instintivo y artístico de la realidad en un momento puntual que nos permite llegar a decisiones o a conclusiones sin necesidad de transitar los procesos explícitos o conscientes del pensamiento formal. Muchas veces, este proceso está asociado a la capacidad para presentir algún acontecimiento, para anticiparse a lo que seguirá́ o, por lo menos, para percibir lo que no todos perciben.

Por supuesto que también en esta área aparecen los incrédulos, quienes sostienen que estas intuiciones de futuro son el mero resultado de la casualidad.

Cuando se argumenta a estos cientificistas acerca de la frecuencia de estos episodios, sugieren, no sin razón, que dicha estadística está siempre viciada por el hecho de que lo imaginado toma valor y es recordado cuando resulta coincidente, pero es olvidado por completo cuando no lo es.

El escritor Mark Twain ironizaba diciendo que “un hombre con una idea nueva es siempre un loco hasta que la idea triunfa. Entonces, se vuelve un genio”.

Para nosotros, y sin ánimo de ser conciliatorios, la intuición es una herramienta más de nuestra lista de recursos. No es ni la única ni la más importante, pero es una herramienta al fin y al cabo.

Se trata de un recurso que todos tenemos y cuyo mérito no deberíamos despreciar. De hecho, es un potencial que, como todos, podemos desarrollar y ejercitar.


sábado, 27 de junio de 2020

El Bien De Todos




Por Bien común se entiende, en filosofía en general, aquello que es compartido por y de beneficio para todos los miembros de una comunidad; en sentido general, no solo físico o económico.

El bien común abarca al conjunto de aquellas condiciones de la vida social, con las cuales los seres humanos, las familias y los colectivos pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección.

En esta concepción el bien común no es la suma de los bienes de cada uno de los miembros de la sociedad ya que ese bien es indivisible y solo con la colaboración de todos puede ser alcanzado, aumentado y protegido. Afecta a la vida de todos.

Exige la prudencia por parte de cada uno, y más aún por la de aquellos que ejercen la autoridad. Posiciones fuertemente influidas por este punto de vista han sido incorporadas en las constituciones y legislaciones de numerosos países y es estandarte en la posición de la iglesia católica, por ejemplo, en la Doctrina Social de la Iglesia, a partir de la encíclica Rerum Novarum. En las encíclicas posteriores se ha seguido profundizando en su concepto.

Esta percepción deriva de los clásicos griegos (principalmente Platón y Aristóteles) a través de la tradición escolástica, especialmente del trabajo de quien es considerado su más grande representante: Tomás de Aquino, quien re introduce el tema en su Suma teológica -cuestión 98- cuando al hablar sobre la esencia de la ley afirma que esta:
"no es más que una prescripción de la razón, en orden al bien común, promulgada por aquel que tiene el cuidado de la comunidad"

Así el bien común es también fin común. Algo que no necesariamente existente, pero a ser obtenido por esta. En las palabras de Píndaro: llega a ser el que eres

A partir de eso, de Aquino sugiere:
"constituyéndose la ley ante todo por orden al bien común, cualquier otro precepto sobre un objeto particular no tiene razón de ley sino en cuanto se ordena al bien común. Por tanto, toda ley se ordena al bien común"

Parece seguir entonces que sería el deber común o general adecuar la acción de todos y cada uno (por lo menos, dentro de ciertos límites) a la preservación u obtención de ese bien común: “Si toda comunidad humana posee un Bien Común que la configura en cuanto tal, la realización más completa de este Bien Común se verifica en la comunidad política. 

Corresponde al Estado defender y promover el Bien Común de la sociedad civil, de los ciudadanos y de las instituciones intermedias”


No Conformarse Con Menos


Sentimientos de culpa por aspirar a lo mejor, el sentimiento debe ser todo lo contrario.
No Conformarse Con Menos

 Una buena base para triunfar en la vida es aspirar a lo mejor en todo, porque existe suficiente abundancia para que cada persona obtenga aquellas cosas que le satisfacen.

Muchas personas viven limitadas porque aspiran a muy poco:

La expectativa que una persona va construyendo a lo largo de su vida luego se vuelve una profecía hecha realidad, quienes aspiran a muy poco, al final obtendrán poco, porque así trabajaron en su programación mental.

Existen algunas frases e ideas generalizadas que muestran los pensamientos de escasez, por ejemplo los siguientes:
“del lobo un pelo”
“Hay que ser agradecido, otros están mucho peor”
“al morir nadie se lleva nada”
“es pecado aspirar a tanto cuando hay mucha pobreza”
Etc.

 Todas estas ideas negativas son paradigmas que alejan la prosperidad y que no tienen ninguna validez, porque la gente usa esos argumentos basados únicamente en aquello que observan, cuando lo material tiene un origen en el Poder Mental y por ello ninguna persona debe experimentar