domingo, 2 de agosto de 2020

Falsas Valoraciones

No es fácil trazar un semblante certero, incluso superficial, de una persona. Hay quienes comparten sus vidas durante años y no llegan a conocerse más allá de la cocina.

El conocimiento personal requiere de grandes dosis de atención. A pesar de que el refranero nos hable de que no hay hombre ni flor que no cobre a la tarde su color, hay maestros en el arte del disimulo capaces de llevar a error al observador más perspicaz.

Nos advierte de ello la escritora Mercedes Salisachs cuando al discurrir sobre la precariedad de las relaciones amistosas destaca hasta qué punto el ser humano puede disfrazar sus sentimientos aparentemente honestos mientras bordea el crimen. Por ello si enfatizando el adjetivo simpático, por poner un ejemplo, se pretende con ello una calificación global en positivo de alguien, siempre me digo, buen comienzo, pero según para qué no obviemos nunca indagar si tras la encantadora flor se oculta la aviesa espina.

Aparte de la gente que aparenta a conciencia lo que no es, está aquella que carente de criterio es como la veleta que dirige el viento. Ni a los unos ni a los otros hay que darles valor alguno, y cuanto más lejos los tengamos mejor. Aunque los de la primera especie son sin duda los peores, ojo con los de la segunda.

Con razón me confesaba hace años un agricultor de mi pueblo que nada quería con los que cada vez le venían de una distinta forma. Entre los carentes de criterio, aunque excepcionalmente pueda haberlos inteligentes, predominan los de mente confusa o insuficiente, aquellos de los que solemos decir que no tienen dos dedos de frente. Y por supuesto, de sentido común. De lo que dicen, lo dicho, ni caso.

Pero si traspasan el umbral de las palabras, de lo que hacen o puedan hacer, ¡ojo!, que tampoco para ellos hay vacuna contra la maldad. Cuando ésta y la locura se dan la mano, la mezcla puede ser explosiva. No hay más que pensar, por poner casos extremos, en algunos tiranos y asesinos en serie, monstruos de ayer y de hoy que están en el imaginario colectivo como paradigma de la maldad humana.

Volviendo al ámbito de las apariencias habremos de convenir que el mismo comparte espacio con el de la mentira, pues igual miente quien niega la verdad que quien la disfraza. Una variante muy en boga de lo que hablamos consiste en solemnizar lo trivial para hacerlo pasar, así revestido, por sustancial, estrategia de excelentes resultados que sitúa en los primeros puestos de la escala de valores de algunos toda una sarta de banalidades, dimes y diretes y prosaicos intereses.

Hay políticos que con uno u otro grado o matiz recurren con frecuencia a esta práctica. Un ejemplo de ello sería la adopción de la misma actitud solemne al tratar públicamente los asuntos de interés general que los de índole particular propios de la lucha política partidista. Tanto en este supuesto como en el anterior la conclusión que cabe sacar es la siguiente: o sus protagonistas mienten o en el fondo les importa un bledo aquello de que hablan. En definitiva, pose, teatro y pantomima.

Llegados a este punto cualquiera podría cuestionarnos sobre la dificultad de conocer a los demás si apenas nos conocemos a nosotros mismos.

Esto es en parte cierto, pero es también una excusa para evitar complicarnos la cabeza porque no nos gusta lo que vemos y no tenemos fuerza o no queremos luchar por lo que podríamos o nos gustaría ser.

Si realmente queremos saber, además de prestar atención a los hechos y a las palabras, debemos dedicar, aunque sólo sea de vez en cuando, media horita a pensar.

Por último, y teniendo en cuenta que podemos equivocarnos, salvo con la falsedad perversa e inmisericorde, seamos siempre prudentes y tolerantes en nuestras valoraciones de los demás.

Comunicación

La comunicación como modo específico en las relaciones humanas, puede consistir en relaciones de participación recíproca o de comprensión, de interacción humana con los otros o el conjunto de formas que puede adoptar la convivencia.

Los hombres para formar una comunidad tienen que comunicarse, porque participan unos con otros sus modos de ser y de esa manera adquieren nuevos significados; pero es preciso tener en cuenta elementos adversos que atentan contra la comunicación: el rumor y el ruido, y factores que intervienen en una satisfactoria comunicación: la empatía y la retroalimentación.

A pesar de las limitaciones participativas, los medios de difusión masiva han favorecido un innegable enriquecimiento cultural a nuestros pueblos ampliando la acción formadora de las escuelas y otras instituciones, y ofreciendo un esparcimiento accesible para las grandes mayorías.

En las situaciones más opresivas en que la historia latinoamericana se ha visto comprometida en esta última década, pueden encontrarse rasgos de una comunicación liberadora: Apoyo mutuo de los sectores marginados económica y socialmente, defensa ante medidas arbitrarias de represión, ayuda internacional de emergencia, etc., aunque los dones creados para el progreso y la comunicación no los eximimos de un discernimiento crítico de abismales murallas de incomunicación que aún existen en Latinoamérica.

La formación de un comunicador está situada en su forma de elevarse digno e interviniendo con rasgos profundos de convivencia fraterna abierta y sin límites.

Sería bueno señalar cómo el hombre moderno, tan sofisticado en su tecnología y tan abierto al progreso ha descuidado su capacidad comunicativa para sostener relaciones más profundas y fraternas.

sábado, 1 de agosto de 2020

Cómo Nos Ven?

La imagen personal es nuestra carta de presentación.

Refleja la manera en que queremos relacionarnos con el mundo y con los demás.
 Decimos más con el cuerpo que con las palabras y somos más sinceros.
 El cuerpo es un elemento magnífico de comunicación y es la tarjeta de presentación de una persona, que debe ir acompañado del control del lenguaje verbal y no verbal.

Cuando hablamos de Imagen personal, no nos referimos solo a la vestimenta sino a algo mucho mas amplio que incluye también la postura, los movimientos, los rasgos físicos, la manera de caminar, la mirada, la risa, el tono de voz, la higiene, la cortesía, la educación, etc.  Es decir, es un estilo de vida, una forma de ser y actuar y cada persona tiene la suya.

Es muy importante cuidar nuestra imagen personal porque es lo primero que los demás ven de nosotros y, aún sin pronunciar palabra, podemos transmitir datos y proyectamos nuestra personalidad a través de la imagen que ofrecemos al exterior.

Es necesario mantener una coherencia entre cuatro canales de información que se utilizan al transmitir cualquier mensaje: apariencia exterior, tono y modulación de la voz, gestos e indumentaria. 

Cuando alguno de los elementos no armonizan con el resto coloca al oyente en la disyuntiva de creer lo que escucha o lo que ve.

“La primera impresión es la que cuenta”
Según los psicólogos sociales, cuando se produce el encuentro con una persona, el período crítico son los primeros 5 minutos y las impresiones que se formen durante ese tiempo persisten y se refuerzan.  Como dicen las frases populares: “La primera impresión es la que cuenta” y “No existe una segunda oportunidad para causar una primera impresión”.

La imagen personal es como una foto, lo que los demás ven de nosotros en una mirada rápida.

Por otro lado, la buena presencia, ser y sentirse agradable a la vista de los demás, hace a las personas más seguras de sí mismas, lo cual mejora su desarrollo personal, profesional y social.

La regla de oro para transmitir una buena imagen es: “estar a gusto y seguro con uno mismo”.

Introspección


“Encontrar momentos para dedicarse al pensamiento contemplativo siempre ha sido un reto, ya que siempre hemos estamos sujetos a la distracción”, afirma Nicholas Carr, autor de The Shallows, de acuerdo a la nota de Teddy Wayne para el New York Times.

“Pero ahora que llevamos con nosotros estos dispositivos multimedia todo el día, esas oportunidades se vuelven aún menos frecuentes por la sencilla razón de que tenemos esta capacidad de distraernos constantemente”.

La neuroplasticidad (esto es, la capacidad que tiene el cerebro de cambiar y adaptarse a nuevas situaciones constantemente), estimulada por la tecnología, es un arma de doble filo.

Si bien, por ejemplo, los videojuegos ayudan a mejorar la memoria y la concentración en personas de avanzada edad, e incluso aumentan la materia gris, estas habilidades no están relacionadas con los procesos reflexivos. 

Estrictamente hablando, son capacidades relacionadas exclusivamente con la planificación y la navegación espacial.

Escribe Wayne: “en un mundo donde un teléfono o un ordenador casi nunca están fuera de nuestro alcance, ¿estamos eliminando la introspección en momentos que podrían haber estado dedicados a eso? ¿Acaso la profundidad de esa reflexión está en peligro porque nos hemos acostumbrado a buscar la gratificación inmediata de los estímulos externos?”.

Los números no son del todo alentadores: un grupo de participantes en un estudio calculó que utilizaban sus dispositivos electrónicos al menos 37 veces a lo largo del día (incluyendo todas las ocasiones en las que se enciende una pantalla, sea por la razón que sea). Para su sorpresa (o su decepción), el número real estaba más cerca de  85.

En 2010, investigadores del Wellcome Trust Center for Neuroimaging del University College en Londres, dirigidos por el médico Stephen Fleming, publicaron un artículo en el que establecieron la correlación entre la habilidad introspectiva (entendiendo esta como la capacidad de medir el propio desempeño en una tarea de percepción visual, o como la capacidad de “pensar acerca de pensar”), y la cantidad de materia gris en la corteza prefrontal.

Utilizando esta información, Brian Maniscalco y Hawkwan Lau publicaron, a su vez, otro artículo que medía la habilidad introspectiva mientras los sujetos del estudio podían concentrarse en una tarea o se distraían con una segunda tarea difícil.

Distraerse con la segunda tarea no afectó el desempeño real de la primera tarea, pero sí impidió que los sujetos tuvieran la habilidad de ser introspectivos.

El hallazgo respalda estudios anteriores que indican que hacer varias cosas al mismo tiempo disminuye el desempeño cognitivo.

Por lo tanto, de acuerdo con el doctor Fleming, es una “conjetura razonable” que si pensamos en que navegar el mundo es una primera tarea (físicamente, como cuando caminamos sin rumbo determinado o, mentalmente, cuando sopesamos algo) y revisar el teléfono es una segunda tarea, esta última dificulta nuestra capacidad de reflexionar.


“La corteza prefrontal es buena para hacer una sola cosa a la vez”, dijo el especialista. “Si sometes a las personas a un contexto donde hay dos tareas, parte de la razón por la que las cosas se dificultan es que la tarea secundaria interfiere con las funciones involucradas en la introspección”.



Seres Libres


Filosofía
El Ser Libre
Ser libre significa soltar, dejar ir, desapegarse, no esforzarse en contra de lo dado, porque los apegos no son reales, son ilusorios, es creer que producirán felicidad, sin embargo es lo que produce sufrimiento.

Lo único que queda después de la liberación, es lo real, lo verdadero, Dios, si creemos en Él.

Las personas pueden estar dispuestas a dejar ir lo que les hace mal, como por ejemplo, cónyuges abusadores, familias codiciosas, trabajos mal remunerados, drogas que los están matando; sin embargo, estos acosos permanecen como pegados a sus vidas y les resulta difícil deshacerse de ellos, aunque los hagan iracundos, temerosos y violentos.

Estos obstáculos para vivir son difíciles de erradicar porque de algún modo sirven de pretexto para liberarse de la energía reprimida.

Dejar ir a la ira y al temor, que son las más comunes de las emociones reprimidas, constituye un proceso que exige estar alerta, o sea prestar atención a los sentimientos que emergen de la interioridad, y darse cuenta de qué es lo que hace sentir enojo y ansiedad; porque cuanto más atención se ponga en estos sentimientos más fácil será dejarlos ir.

Es necesario ser objetivo y ver la ira solamente como la energía que se relaciona con las cosas negativas, por ejemplo, con la injusticia, con los abusos y con las cosas que producen temor, o sea con todo aquello que parezca peligroso o inseguro.

Estas energías se adhieren a ciertas circunstancias específicas ligadas con las emociones, como una pelea con la pareja, un choque con el auto, un disgusto serio en el trabajo, una pérdida, etc.

El proceso exige desligar la ira o el temor de la situación que la produce y dejarla ir.

Desde el punto de vista espiritual, no importa quién es el que está equivocado en una discusión, porque la energía es la de uno y lo importante es liberarse de ella; y el camino de la libertad depende nada más que de nosotros mismos.

Lo importante es que si uno es responsable de sus actos ya no será manejado por las circunstancias; porque no podemos esperar que los demás se ocupen de nosotros; nos tenemos a nosotros mismos y la ayuda divina si creemos en ella.

Despojarnos de las energías negativas ligadas a situaciones que nos han hecho infelices requiere de la participación de la mente y del cuerpo.

Hay que dejar que el cuerpo haga lo que quiera hacer, o sea que tenga las reacciones naturales que le sirvan, mientras no afecten a otras personas.

La mayoría no vive sus propias vidas porque está influenciada por los demás, porque está esclavizada por el pasado y porque solamente conoce lo que ha aprendido y jamás se atrevió a escuchar su voz interior.

Cuando nos conformamos a una situación lamentable, estamos demostrando que tenemos miedo a ser libres.

La libertad es el valor supremo para desarrollarnos y crecer, que no significa libertad de nuestros compromisos y de nuestras responsabilidades.

Por ejemplo, deseamos hacer algo, sin embargo decidimos hacer otra cosa porque tenemos miedo.

Uno puede ser lo que desea ser y hacer cualquier cosa que le guste desde el Ser y no desde el ego o desde lo que quieren o hacen los demás; porque solamente los impulsos genuinos nos llevan en la dirección correcta.

La mayoría depende de las experiencias pasadas, que son las que la obliga a continuar siendo como era antes, una persona temerosa, insegura y carenciada de afectos; y esa dependencia la lleva a un futuro falso.

El que se libera a sí mismo está ayudando a la humanidad a hacer lo mismo.

Hábitos Y Pertenencias

“Tanto nuestras pertenencias, como nuestros hábitos de compra, nos pueden dar información acerca de creencias distorsionadas acerca de nosotros mismos. Al observarnos, podemos detectar áreas de nuestra vida abandonadas o desequilibradas.”

Nuestras pertenencias y adquisiciones nos permiten caer en cuenta de algunos extremos malsanos en los que nos podemos estar moviendo.

Si tenemos muchas cosas nuevas que no hemos usado, podemos ser compradores compulsivos.

Si compramos cosas que nunca usaremos o no sabemos para qué sirven simplemente porque nos atrajo el precio, probablemente somos compradores compulsivos.

Si la mayoría de nuestras posesiones son de segunda mano, o conservamos utensilios dañados o ropas raídas, probablemente vivimos en la privación. Eso trae consigo una serie de creencias negativas acerca del mundo y de uno mismo, tales como: “No hay suficiente”, “No voy a poder proveer en el futuro”, “Hay escasez” o “No me lo merezco”.

Si pedimos a otros que hagan las compras por nosotros porque no tenemos tiempo para comprar, probablemente somos trabajadores compulsivos.

Si compramos mucha comida, probablemente somos comedores compulsivos.
Si nos toma mucho tiempo o invertimos mucho dinero en conseguir alimentos saludables, podríamos tener un problema de ortorexia.

¿Cuál es tu tendencia?
¿Compras mucha comida?
¿Compras mucho alcohol?
¿Compras cosas que no necesitas?
¿Siempre compras en promoción?
¿Siempre buscas en los canastos de ofertas, saldos y segundas?
¿No compras nada para ti y muchas cosas para los demás?
¿No compras nada? ¿No te das gustos? ¿Vives en la privación?

¿A pesar de tener el dinero, no tienes tiempo para comprar y pides a otros que hagan las compras por ti?

La Mente Estructurada

Las Estructuras mentales son impresiones en el cerebro de actitudes, comportamientos, costumbres que se van acumulando a través del tiempo en los seres humanos aprendidas en la familia, en la escuela, en los colegios, en las universidades, en sus relaciones con los demás individuos y con las organizaciones, por ejemplo: temores, saberes, comportamientos, protocolos.

Dentro de las estructuras mentales del ser humano se encuentran 3 áreas de conciencia, en su primera tópica, las cuales están denominadas:
Inconsciente: El lugar donde soñamos, donde se manifiestan nuestros impulsos y nuestra búsqueda de placer.

Pre-consciente: Es el lugar situado entre el inconsciente y el consciente, y es separado del primero por la censura.

Consciente: Es el lugar en el cual razonamos cotidianamente y discriminamos nuestros impulsos, no permitiéndonos ser instintivos porque hay una colectividad que puede sorprenderse u ofenderse por afectar las reglas sociales.

La comprensión de las estructuras mentales facilitan el desarrollo de los procesos genéticos, procesos de pensamiento y procesos cognitivos desde la acción de la metacognición, para aprender a aprender, organizar el conocimiento, desarrollar capacidades y modos de pensamiento que permitan al ser individual y colectivo, el acceso a los contenidos y la posibilidad de conocer, valorar y transformar las estructuras mentales a partir de procesos de aprendizaje y enseñanza

Formación

La estructura se va creando a medida que crecemos por medio del entendimiento sobre cómo funciona nuestro entorno. Aunque durante la niñez el ser humano no es consciente de que, por ley de atracción, el entendimiento de ese entorno termina creándolo. De esta manera se transforma en un circuito retro-alimentado que sólo necesita un pequeño indicio de cómo debería ser el entorno para que sea así. Dependiendo de la personalidad y creatividad del individuo ese entorno será feliz o triste, simple o intrincado. Con respecto a la complejidad del entorno tiene mucho que ver la inteligencia de la persona en el sentido que pueda manejar mayor o menor cantidad de variables a las cuales les pueda aplicar la creatividad para que se terminen manifestando en su vida.

· El coheficiente intelectual en primera instancia. La personalidad misma influye ya que de acuerdo a ella y la educación se forma una estructura mental determinada que te permite entender de manera más fácil una u otra materia (fíjate por ejemplo en la personalidad misma de un matemático contra la de un filósofo, o la de un medico contra la de un contador)

· La capacidad de manejo de stress es otro factor que sin duda influye en tu capacidad de aprendizaje.

· La cognición espacial es el elemento clave para los procesos de formación de conceptos durante los primeros meses de vida. Los bebés pueden atender a movimientos y a otras relaciones espaciales que, más tarde, dan lugar a conceptualizaciones más complejas, como el tiempo o las emociones. 

Los niños son capaces de contextualizar cosas más complejas y todo está basado en las relaciones espaciales. Durante los 6-12 meses los niños son muy buenos cuando se trata de atender historias espaciales con contenedores. Se fijan mucho en la acción, en si una cosa entra o sale. Estos hábitos adquiridos durante los primeros meses de vida influyen muchísimo en los aspectos posteriores más complejos del lenguaje. Es por eso que si de pequeño se tienen problemas durante la adquisición de estos hábitos, esto puede repercutir en el desarrollo posterior del lenguaje. el razonamiento del niño tiende a organizar la información que recoge del ambiente en estructuras o esquemas, lo cual le permite asimilar mejor un conocimiento, logrando un adecuado aprendizaje ya que su pensamiento es concreto.

· Las estructuras o esquemas mentales permiten al niño diferenciar, comparar, categorizar, secuenciar, agrupar y organizar sus conocimientos pudiendo así dar un significado preciso a las cosas. Entonces podemos decir que las estructuras mentales son estrategias que ayudan al niño a representar gráficamente sus ideas y aprendizajes, construyendo de forma esquemática nuevos conocimientos, dándoles un significado que le permita entenderlos y relacionarlos con conocimientos previos.

Pendientes De La Apariencia


 Un Audi en la puerta, subidas a esquiar o viajes al Caribe y los dividendos de la casa y las cuotas del colegio impagas.


Aunque algunos consideren esta realidad como inexistente, varios viven en la clásica bicicleta bancaria tratando de mantener un estándar de vida que no es acorde a sus ingresos. El trasfondo: la inseguridad que da paso a una vida basada en las apariencias. El fenómeno no sólo se remite a las pertenencias materiales, sino que también se hace visible en las relaciones humanas que se establecen con el entorno, donde el verdadero ser es ocultado por una personalidad maquillada.

Una de las explicaciones para entender esta actitud se debe a la imperiosa necesidad de “ser aceptado, amado y sentir que uno es importante para los demás”, postula la psicóloga Paulina Alfaro. Ante esta necesidad surgirían máscaras o personajes que encubren la verdadera personalidad de un individuo.

“Desde pequeños descubrimos que no todo lo que uno dice o hace es aceptado por nuestros padres, hermanos, amigos. Entonces, comenzamos a desarrollar una serie de mecanismos de supervivencia para mantener esa respuesta amorosa y afectiva de nuestro entorno”.

Sin embargo, esta respuesta adaptativa al medio en una etapa adulta se puede volver neurótica, porque la persona empieza a identificarse con esa imagen ficticia que ha construido. Es decir, “ya no es una respuesta de supervivencia sino de sobreadaptación y comienzas a actuar preocupada por tener esa aprobación de los demás y te olvidas de ti misma”, agrega la psicóloga transpersonal.

Este descuido implica que no hay un interés por identificar las propias necesidades, los objetivos de vida, las cosas o situaciones con que se disfruta, los intereses y capacidades que hacen que cada persona sea única e irrepetible. 

La emoción que se esconde, según Paulina Alfaro, es el miedo a ser rechazado y perder aceptación, cariño. “Lo que pasa es que somos seres sociales y que vivimos en constante interacción con los demás, pero hay veces que nos quedamos atrapados en esa máscara y respondemos automáticamente sin mayor cuestionamiento por ese terror al abandono”.

Fin a la hipocresía Para Lucía Godoy, psicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello el tema pasa por ser falso e hipócrita. “Son personas que no han desarrollado todos los aspectos de su ser y necesitan aparentar situaciones emocionales, económicas o relaciones de familia que ya no tienen o nunca han tenido para parecer que están bien, pero no tienen conciencia de sí mismas, no han desarrollado su autoestima y dependen emocionalmente de la opinión de terceras personas”.


Mantener ese estatus, imagen de perfección y prestigio no es fácil ni menos cuando dista de la realidad, pero es tal el esfuerzo que se hace por vivir de una apariencia, que tarde o temprano termina por estallar, la verdad se asoma y la persona se libera. “La presión social efectivamente existe, pero no todos respondemos aparentando lo que no somos. 

El tema está en aprender y aceptar sanamente que puede haber un alto porcentaje que no apruebe lo que digo o cómo vivo, pero eso no significa que el valor de mi persona esté en juego”, enfatiza Alfaro. En otras palabras, las personas que viven honestamente son las que saben que son queridas por lo que son y no por lo que tienen o representan. 

En ese momento el miedo al rechazo pasaría a ser parte de la experiencia humana, ya que se toma conciencia que resulta imposible controlar las respuestas de los demás. En ese mismo sentido, resulta determinante desarrollar las posibilidades de inteligencia, autoestima, autovaloración y conocer el sentido más profundo de la vida. 

“La idea es quitarse el peso de encima y salir de este círculo vicioso. Al hacerlo la persona entiende que es mucho más agradable vivir de una manera más auténtica y conectada con sus potenciales que vivir en la superficialidad”, agrega Lucía Godoy. Además, será determinante en este proceso descubrirse las aptitudes, los defectos, “lo que me gusta de mí y lo que no tanto y aceptarlas como parte mía y construir una autoestima, una certeza interna que le dará coherencia y consistencia a lo que soy para desde ahí relacionarme con la sociedad”, aconseja la psicóloga Paulina Alfaro. 


Imaginación Creativa


Visionario es un adjetivo que suele emplearse para calificar a la persona que, gracias a su creatividad, su imaginación o sus conocimientos, logra prever qué ocurrirá en el futuro. El concepto, de este modo, se asocia a una cierta visión de los acontecimientos que están por venir.

Por ejemplo: “Julio Verne era un visionario: en sus novelas anticipó la creación del submarino y de las naves espaciales”“Muchos consideran que Steve Jobs fue un visionario que supo enfocar su negocio al nuevo mercado tecnológico”“No soy un visionario, simplemente analizo la situación actual y saco conclusiones de cara al futuro”.

Por lo general se llama visionario a todo aquel que, de alguna forma, se adelanta a su tiempo. Tomemos el caso del dueño de una estación de radio que, mientras todos sus competidores invertían en antenas, él decidió volcarse a la transmisión vía Internet. Así, su radio fue la primera estación de su ciudad que, a mediados de la década de 1990, empezó a transmitir su programación a través de la Red.

Teniendo en cuenta el desarrollo del sector y que más tarde el resto de las estaciones se sumaron a la tendencia, puede decirse que dicho hombre fue un visionario.

No existe una fórmula mágica para convertirse en visionario, así como tampoco es posible obtener un talento por medio de la voluntad: se trata de algo con lo que se nace, y de hecho muy pocas personas lo tienen. Por otro lado, no basta con tener una determinada habilidad, sino que es necesario trabajar para desarrollarla y poder hacer uso de ella con mayor precisión y efectividad.

Retomando uno de los ejemplos anteriores, Julio Verne es considerado uno de los grandes visionarios de la historia, además de un escritor excepcional, pero los fenómenos y las creaciones que anticipó a través de su arte no surgieron como meros comentarios mientras sorbía su taza de café, sino que reflejan el resultado de su trabajo y su dedicación, de su acercamiento a aquellos temas que lo apasionaban para saber más y volar más allá de lo que había sido inventado hasta su época.

De Steve Jobs también podemos decir que los mejores proyectos en los que colaboró no se produjeron de un día para el otro, sino que surgieron de una mágica combinación de la observación del mercado y de ideas innovadoras para ofrecerle algo que aún no hubiera en circulación.

La visión de algo que no tiene precedentes no siempre conduce a un cambio profundo en la sociedad, pero tampoco es correcto decir que si no lo consigue entonces no se trata de algo verdaderamente valioso.

A lo largo de la historia algunas personas se apresuraron a presentar sus ideas innovadoras al resto de la gente, o bien lo hicieron de la manera equivocada, y esto generó que no triunfaran, e incluso que fueran criticadas con severidad o que se pusiera en duda su talento. Sin embargo, en ciertos casos no hizo falta más que tiempo para que la situación se revirtiese, y esas ideas finalmente encontraran su lugar en el plano de las grandes creaciones.

De esto podemos inferir que los grandes visionarios no solo han tenido ideas brillantes y adelantadas a su época, sino que también han sabido mostrarlas, aunque les haya tomado varios intentos. Como parte de la visión debe existir el contexto social e histórico, el conocimiento de las herramientas que necesita el entorno para comprenderla y aceptarla.

Las personas que se atribuyen poderes adivinatorios, como tarotistas, profetas o adivinos, también pueden llamarse visionarios. Lo mismo ocurre con los artistas que se convierten en precursores de estilos, géneros o movimientos: “Un visionario japonés asegura que el fin del mundo tendrá lugar en 2065”, “Miles Davis fue un músico visionario que revolucionó el jazz”.

Derecho Humano


Un tema de especial interés, porque se relaciona tanto con los procesos de globalización mencionados como con el multiculturalismo, es el de las migraciones.

Da la impresión de que la migración es uno de los aspectos intersticiales entre lo económico y lo cultural, que puede permitir leer en clave de modernidad y multiculturalismo la cuestión de sentido que suponen los procesos de integración comercial. 

Los actuales procesos de globalización económica, tecnológica, política y cultural se producen en situaciones de desigualdad entre las distintas regiones del mundo e incluso al interior de los propios países y se dan en el marco de una tensión entre el desarrollo de una modernización técnica, orientada a la formación de sociedades informacionales, y el desgaste de un proyecto de modernidad cultural, hoy fuertemente cuestionado, basado en valores de progreso humano, igualdad y liberación.

 Los procesos de globalización cultural se evidencian en la extensión de la industria y el mercado culturales que permitieron la llegada de más personas a bienes simbólicos y en una tendencia a la homogeneización y a la segmentación de los gustos, haciéndose notoria la preeminencia de una cultura de consumo.
A pesar de que, también como parte de los procesos de globalización informacionales, hoy se reconoce la existencia de múltiples culturas que compiten de manera desigual, pues su reconocimiento no significa su aceptación.

 Por otra parte, los procesos de globalización mencionados tienen efectos de desterritorialización y reterritorialización culturales, es decir, por un lado, producen cambios culturales en las sociedades periféricas por la transmisión simbólica de la industria cultural internacionalizada, descontextualizando lo cotidianamente vivido, y, por otro, producen nuevos mercados para los emigrantes que necesitan el contacto con su tierra.

Los actuales procesos de globalización tecnológica y económica están configurando un nuevo tipo de sociedad, basada en el desarrollo de las tecnologías de la información, en los cambios en la productividad del capital y en las nuevas condiciones de trabajo como consecuencia de lo anterior.

Estas transformaciones han impulsado el paso de una economía y sociedad mundiales a otras globales. Esto no significa que los procesos económicos y tecnológicos que impulsan las sociedades desarrolladas lleguen a todos los espacios y a todos los individuos; sin embargo, afectan de manera directa o indirecta al conjunto de la humanidad. 

Se trata de un nuevo modelo de desarrollo orientado por el rol de las tecnologías de la información y la comunicación y las consecuencias económicas, sociales y políticas que se desprenden de la nueva situación.

El problema es que son muchos los que quedan fuera de este modelo, aunque las comunicaciones tiendan a integrarnos simbólicamente a todos en la globalización.

Estos procesos enfrentan al menos dos límites duros: uno es el carácter inequitativo del acceso a los mercados globalizados por parte de los distintos países según sea su posición de fuerza en el contexto mundial; el otro, son los obstáculos de carácter político impuestos por los estados nacionales.

La nueva configuración de la economía global plantea cambios también en la división del trabajo construida en torno a cuatro diferentes posiciones en la economía global/informacional: los productores de alta calificación, basados en el trabajo informacional; los productores de grandes volúmenes, basados en el bajo costo del trabajo; los productores de materia prima, basados en recursos naturales; y los productores prescindibles, reducidos al trabajo devaluado.

La ubicación diferenciada de estos diversos tipos de trabajo también determina la fluidez de los mercados, pues la generación de ingresos dependerá de la capacidad de crear valor incorporado en cada segmento de la economía global.

Es muy importante aclarar, como lo hace el Papa en sus discursos, que la globalización es un hecho humano. Por ello, la globalización no es ni buena ni mala. Será lo que la gente quiera que sea.


Es así que la globalización es un hecho humano, los principios que han de orientar la ética en tiempos de la aldea global hay que buscarlos, en la misma persona y en los principios que regulan sus interrelaciones sociales. 

Democrático

El espacio democrático no es materia que se pueda improvisar, por el contrario supone una tarea y un compromiso, en este sentido el estado surge de la decisión y la necesidad de las personas quienes la componen, de aunar esfuerzos dentro de un espacio participativo para alcanzar el bien común. Pero esta no es una búsqueda teórica, en un lugar y un tiempo indefinido, sino una lucha diaria y concreta que se desarrolla en cada uno de los grupos sociales de los que formamos parte. 


Ejemplo de estos grupos o asociaciones intermedias son: los grupos vecinales, los sindicatos, los clubes, las cooperadoras, las sociedades culturales, la asociación de empresarios, los partidos políticos entre otros.

Como se puede ver, son grupos de personas ligadas por el deseo de alcanzar, proteger o perfeccionar algún aspecto de los muchos que comprende el bien común, para esto se organizan, fijan sus objetivos, determinan la forma en que se relacionan con otros grupos y con el Estado, especifican las normas a que deberán ajustarse sus miembros y la forma en que se elegirán y renovarán sus autoridades. La finalidad, entonces de toda asociación intermedia, es el mejoramiento de la vida de las personas; esto supone que no deben existir intereses mezquinos de personas o grupos, sino el bienestar de todos en las diferentes áreas donde las personas despliegan sus acciones; entre ellas, tenemos: el aspecto intelectual, religioso, político, físico, laboral.

Hoy día asistimos a una rápida multiplicación de grupos y asociaciones de los más diversos tipos, en los que las personas manifiestan una creciente necesidad de participación, así lo dejó testificado el memorable papa Juan Pablo II, en el documento Christifideles laici, nº. 5: Indudablemente es éste -la participación- uno de los rasgos característicos de la humanidad actual, un auténtico signo de los tiempos que madura en distintos campos y en diversas direcciones: sobre todo en lo relativo a la mujer y al mundo juvenil, y en la dirección de la vida familiar y escolar, económica, social y política”.

Si tomamos un sector de dicha participación, la política, esto significa: dar ejemplo de sentido de responsabilidad y de servicio al bien común en todas las actividades que se realizan. Adquirir los conocimientos necesarios para opinar, criticar constructivamente y proponer soluciones a situaciones emergentes. Para esto será necesario conocer los derechos civiles y también conocer a fondo la realidad en que se vive. 

Un aspecto importante dentro de este intento de vivir el espacio democrático es la solidaridad, que, sin muchas complicaciones, significa: salirse de sí y ubicarse en el lugar del otro asumiendo su realidad. Este aspecto debe vivenciarse a nivel personal, familiar, comunitario, hasta llegar a la escala internacional. 

Como mencionábamos al inicio, la comprensión y la vivencia de estos aspectos es preciso empezar en la escuela, donde a partir de las pequeñas prácticas o acciones se va configurando el ciudadano que tendrá las destrezas para llevar a cabo -ya en el presente- una democracia solidaridad, con fuerte contenido de respeto, diálogo, colaboración y bienestar.


Instrumento Básico


¿Formamos parte los seres vivos de la Tierra de un macroorganismo que se encuentra en la actualidad en fase reproductiva? ¿Cómo podemos estar seguros de ello y hasta qué punto? La posibilidad de dar respuesta a estas dos cuestiones se encuentra en el lenguaje y desde una perspectiva racional nunca llegaremos más lejos de lo que alcance el tipo de código lingüístico que utilicemos.

El lenguaje es un instrumento básico para los humanos. Del mismo modo que observando una herramienta nos hacemos una idea de sus posibilidades funcionales, igualmente analizando el lenguaje, es posible caer en la cuenta de lo que podemos realizar mediante su empleo e incluso establecer sus límites de eficacia. 

El lenguaje es sin duda un instrumento fabuloso, nos permite utilizar la razón, una capacidad característica nuestra por la que nos calificamos de racionales, sin embargo la irracionalidad también se muestra en el lenguaje humano, más de lo que pudiéramos pensar a priori.

El lenguaje como todo instrumento arrastra un error en su uso, es más, al ser una herramienta dotada de una notable imprecisión y ambigüedad, no es nada desdeñable el factor de distorsión que introduce sobre la realidad que creemos percibir.

Nos tenemos que enfrentar a la vida, y por tanto al conocimiento, con un instrumento limitado en el que la racionalidad se manifiesta, pero también la irracionalidad, en el que la ambigüedad es una propiedad básica del instrumento, y en el que hemos podido comprobar la existencia de unos límites que probablemente nunca podremos atravesar.

Este instrumento nos transmite visiones borrosas de la realidad. Es importante considerar que tener una seguridad total en este tipo de imágenes es un error, por tanto debemos guardar una cierta duda y procurar incrementar nuestro grado de información a partir de otras perspectivas. 

Así hacemos en el acto de mirar un cuadro, donde la proximidad nos puede dar una visión más cercana de las partes, pero la lejanía nos ofrece otra clave en la que veamos una imagen global y más completa, otra dimensión de la información a nuestra disposición.