viernes, 24 de junio de 2016

Sacar Los Conejos De La Galera



Para comprender mejor el encabezado de este artículo habría que remontarse en el tiempo a la época en que siendo niños concurríamos a los parques de diversiones que se organizaban durante las vacaciones escolares.

Nos encantaba sentarnos alrededor de una pequeña mesa cubierta con un colorido mantel frente a la cual se situaba un mítico personaje, que con su accionar, blandiendo en sus manos enguantadas su inefable “varita mágica”, extraía desde una galera situada en el centro de la mesa, delante de nuestros impávidos ojos, desbordantes de asombro, sendos conejillos blancos plenos de vivacidad.

Desde entonces esta expresión “sacar conejos de la galera” se ha utilizado muchísimo al referirse a personas que poseían mucho talento y se las consideraba capaces de hacer cosas increíbles debido a su habilidad, como podrían ser, jugadores de fútbol, artistas, vendedores, o cualquier otro tipo de actividad que requiriese mucha capacidad de improvisación.

Parece que quienes escribimos con cierta asiduidad también hemos caído en estos calificativos, la verdad es que no sé a ciencia cierta si tal definición corresponde o no, lo que parece es que a algunas personas que leen nuestros artículos les ha parecido que debido a la abundancia de artículos publicados, en una forma de alago, han manifestado que para ellos esta habilidad tiene cierto parecido con “sacar conejos de la galera”.

Lo cierto es que pensándolo bien, que tal habilidad se parece, parece, pero, siempre tenemos un pero, creo que no hay que confundir improvisación con inspiración, quizás la tan mentada “varita mágica” tenga mucho de “acumulación de vivencias” y nos permita recurrir a la galera que cubre nuestras memorias para extraer de ellas algún tema que entendamos corresponda a nuestras expresiones escritas.


Hugo W Arostegui


jueves, 23 de junio de 2016

Utopía


“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar” Eduardo Galeano  1940-2015. Escritor y periodista uruguayo.

Bueno, aquí estamos otra vez, resulta que aún subsisten en las mentes de algunos que suelen hacer conjeturas sobre la vida de otras personas, entre las cuales me incluyo, manifestando que les gustaría saber algo más sobre ciertos aspectos que hacen al tema de lo que suelen llamar “realización personal” entendemos que para no dejarlas al margen de sus inquietudes al respecto.

Decimos:

En lo personal desde siempre, o por lo menos desde que tenemos cierta conciencia y nos reconocemos como “personas,” hemos puesto la proa” de nuestras vidas en el rumbo de intentar alcanzar nuestras utopías, lo que al decir de Eduardo Galeano, la utopía suele vislumbrarse allá lejos, muy cercana con el horizonte, con la cualidad de que cuando pretendemos avanzar hacia ella notamos que por más que intentemos alcanzarla siempre estará mucho más adelante de donde nos encontremos nosotros.

Pues bien, esto que mencionamos, es lo que ha sido una constante en nuestra vida, lo que pasa es que lo que notamos que nos ha acompañado desde entonces ha sido la coherencia y la persistencia de nuestro rumbo, tomando como referencia, el tiempo transcurrido, nos permite observar, de que aunque no lo hayamos notado, hace bastante tiempo que hemos traspasado los límites de los confines de la utopía.

La utopía y el horizonte caminan tomadas de la mano, de manera que podemos afirmar que mientras persista nuestro intento y nos mantengamos aferrados a la vida, la utopía seguirá delante nuestro y si algún día llegáramos a alcanzarla ese mismo día estaremos coronando el final de nuestra existencia.

Por lo tanto aprovechamos el valioso tiempo que aún contamos para continuar por esta senda e ir puliendo de alguna manera las aristas negativas que aún persistan en nosotros.
Tal nuestra respuesta

Hugo W Arostegui



miércoles, 22 de junio de 2016

Valores Humanos


Ahora bien, reflexionemos, ¿qué significa para nosotros nuestra propia vida? 

Hemos dicho que la existencia es un desafío individual indelegable, sin duda no existe un emprendimiento más importante, una empresa de mayor trascendencia, que la de construir con los elementos que estén a nuestro alcance, una vida digna que nos identifique con los valores inherentes a nuestra condición de pertenencia a la raza humana.

Sin duda alguna, la vida es un desafío, y un desafío significa enfrentar la adversidad, correr riesgos, esforzarse por vencer y luchar hasta alcanzar la victoria, esto es la vida.

Si alguien puede creer que esto que digo es fácil de realizar, entonces nunca se ha tenido que enfrentar seriamente con la adversidad, y si nunca se ha tenido que enfrentar seriamente con la adversidad, no conoce nada de los valores humanos, porque los valores humanos sólo crecen en medio de la adversidad.

Podría hablar horas y horas sobre este tema, pero dejémoslo aquí, les he sembrado unas cuantas semillas de inquietud, el resto es tarea individual de cada uno.

 Hugo W. Arostegui


martes, 21 de junio de 2016

Imaginación La Fuente Inagotable


En el desarrollo de un tema tratado con anterioridad relacionado con la posibilidad latente que tenemos de “ser creadores” de nuestro propio “microclima” o sea, la facultad de poder recrear en nuestra mente instancias independientes del entorno que nos rodea y de esta manera poder “ser y estar” en los más recónditos lugares imaginables.

Una facultad inherente a nuestra naturaleza, que nos posibilita, la transportación en la inmediatez del pensamiento, de la recreación de experiencias compartidas que anidan atesoradas en nuestro corazón y vuelven a la vida a través de nuestro intelecto.

Es por esta causa que nos tomamos un tiempo para mencionar a uno de los dones más relevantes de nuestra capacidad cognitiva, nos referimos al invalorable recurso de:

La Imaginación

“La imaginación es la capacidad que tiene la mente humana para representar en el pensamiento las imágenes de cosas o hechos reales o ideales.

A través de la percepción tomamos conciencia del mundo que nos rodea, pero además de esto, tenemos también la capacidad de volver nuevamente a representar en nuestro pensamiento estas vivencias, aunque ya no tengamos ante nosotros el objeto o escena percibidos. 

Para ello, lógicamente juega un papel esencial la memoria o facultad de recordar.

Mediante la imaginación podemos «ver sin ver», es decir, somos capaces de reproducir en imágenes todo cuanto queramos, ya sea real o falso. 

Lo mismo podemos repasar en nuestra mente la configuración de nuestra casa, aunque no estemos en ella, como si contemplásemos una fotografía, que inventarnos algo fantástico, como un elefante sin orejas y de color azul.

En la imaginación existen varios grados de claridad, desde imágenes borrosas hasta reproducciones nítidas y exactas a la realidad.

Naturalmente esta función variará mucho de unas personas a otras y depende de su potencia intelectual.

Tal vez lo más importante de esta facultad mental sea el aspecto creativo de la misma. 

Podemos imaginar e inventar sin límite alguno, sabiendo que no tiene por qué ser algo real. Aquí radica uno de los más grandes legados del género humano: el arte. 

Sin imaginación no existiría la expresión artística en cualquiera de sus modalidades (pintura, música, literatura, etc.). 

Tampoco existiría el progreso, pues no habría inventores ni investigadores, que fundamentan su trabajo en la imaginación. La imagen inventada se crea en la mente y luego, si es factible, se elabora en la realidad.

Hay dos tipos de imágenes del pensamiento que, por su peculiaridad, merecen ser destacadas:

La imaginación eidética. Es una facultad bastante desarrollada en los niños, pero que se tiende a perder con el crecimiento, aunque algunas personas son capaces de conservarla. Consiste en la capacidad de percibir en la mente una imagen con toda nitidez y exactitud aunque ya no esté presente en la realidad. 

No sólo se recuerda, sino que se puede ver como si estuviera proyectada en una diapositiva sobre una pared, con gran realismo e incluso corporalidad. Estas personas, así dotadas, son capaces de relatarnos y ennumerarnos un sinfín de objetos distintos que previamente les hemos enseñado en una fotografía o un dibujo, todos ellos en posición exacta y con todo detalle. 

Debe distinguirse la imagen eidética de la alucinación.

Mientras que la primera es totalmente voluntaria y el sujeto la distingue de la realidad, la segunda aparece involuntariamente y confunde al que la padece, pues no sabe con seguridad si es real o imaginaria.

La imaginación onírica. Es la que tiene lugar cuando soñamos dormidos. 

El mundo de los sueños tiene un capítulo aparte y ahora los mencionamos solamente como producto de la imaginación. 

Durante el sueño no hay un control voluntario de la capacidad creadora de la mente, aunque algunas personas digan que pueden soñar lo que quieren o dirigir sus sueños hacia los derroteros deseados. 

También deben diferenciarse de las alucinaciones porque éstas ocurren cuando el individuo está despierto.

En el plano afectivo y sentimental de la persona, la imaginación ejerce una función importante. 

Primero como causante de variaciones en el estado de ánimo: mediante la imaginación podemos provocarnos sentimientos de tristeza o alegría a través de la creación de situaciones o imágenes conflictivas o placenteras. Y en segundo lugar podemos utilizarla en sentido inverso: para atenuar o reforzar una sensación. 

Cuando nos sentimos deprimidos o «bajos» de ánimo podemos compensar nuestro estado con la fantasía y la ilusión del ensueño («soñar despierto»).

Percepciones, vivencias, conceptos y pensamientos pueden ser combinados, en definitiva, constituyendo uno de los fenómenos psíquicos más enriquecedores de la esencia humana.”



      Hugo W. Arostegui

Nuestro Micro Clima


Cuando nos encontramos con un día como el de hoy, propio de finales del otoño, muy frío y nublado, sin sol y sobre todo gris, muy gris, todo parece indicar que no es nada agradable y que mejor sería pasarlo por alto y esperar pacientemente a que aparezcan en el horizonte los días más cálidos y mejores.

Y es así que sucede con el ánimo de la mayoría de las personas, se dice que los días fríos y nublados son tan deprimentes que solemos caer víctimas de la depresión, el desinterés y por supuesto, es inevitable una alta dosis de malhumor en las tareas que realizamos.

Ahora, cuando mencionamos los días fríos y nublados vemos que son propios del calendario y corresponden al clima que impera en lo que podríamos llamar, latitud sur de nuestro continente, es algo natural y por lo tanto no depende de nosotros cambiarlo por más estufas y calefactores que utilicemos.

Como vemos esto es una consecuencia del clima externo que impone sus condiciones a todos sus moradores, eso está muy claro, como dijimos, no depende de nosotros, pero existe algo que sí depende de nosotros y nos referimos a lo que llamaremos “nuestro microclima interno”

Nadie, absolutamente nadie, puede evitar que en nuestra intimidad tengamos el sol brillante que ilumina y nos reconforta con su calidez, brindándonos, desde nuestro interior, la fuerza vital que nos permita realizar positivamente ese nuevo encuentro con la vida que late conjuntamente con nuestra capacidad creativa y que no se detiene por más inhóspitas que puedan parecer las circunstancias externas.

Es por eso que tomamos el teclado de nuestros ordenadores y vamos dando forma legible a los dictados de nuestro intelecto que continúa enviándonos su luz sobre el horizonte.


Hugo W Arostegui


   

lunes, 20 de junio de 2016

Un Dios En La Manga


De acuerdo a lo que es posible observar en las publicaciones que recibimos a diario en nuestros muros pareciera que se ha producido un cambio radical en todo lo atinente a nuestra idea de “Dios” todo parece indicar que cuando invocamos el nombre del Creador lo hacemos con un grado de afinidad que ubica nuestro concepto de veneración a su magnificencia y bondad para con sus hijos terrenales en una “apropiación doméstica” que lo representa como si fuese un especie de “comodín” apto para ser utilizado a nuestro deseo y voluntad.

Todo indica que nuestra demostración de fe está íntimamente ligada a todo lo que le confiamos que Él haga por nosotros lo que equivale a decir: “Dios mío, estas son las tareas que debes hacer por mi” nos estamos acostumbrando a banalizar nuestro vínculo sagrado con el Creador Del Universo, cualquiera que sea la religión que profesemos, a un punto tal, que corremos el riesgo de llegar a la imprudencia y falta de decoro en el contenido de nuestras expresiones.

Es bueno recordar que uno de los principios básicos a tener en cuenta en nuestra relación es el hecho de que siendo un Padre amoroso y solícito en atender nuestros reclamos, de ninguna manera nos sustituirá en el cumplimiento de nuestras responsabilidades, es decir, tal como lo hacen o harían nuestros padres terrenales jamás nos realizaría cualquier tarea que podamos efectuar por nosotros mismos.

De manera que si decimos que tenemos amor y compasión para con nuestros semejantes, que nos preocupa la situación que puedan estar atravesando en el orden que sea, salud, trabajo, necesidades básicas insatisfechas, etc. lo que deberíamos manifestar en nuestras oraciones diarias sería algo así como: “Amado Padre, te suplico tu asistencia para ser digno de tu apoyo y me permitas contar con la fuerza y la capacidad necesaria como para poder extender mi ayuda y solidaridad a todos aquellos que me necesiten” y conste que en el concepto de “semejantes” incluimos también a nuestros abuelos, padres, hermanos, y todos aquellos que sufren dificultades de todo orden como también a quienes, a nuestro entender ,“sufren las consecuencias que sus pecados”

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mt. 22:39): estas palabras de Jesús confieren al hombre el derecho de pensar en sí mismo; por otro lado, el Señor coloca límites claros al egoísmo y exhorta a tratar con amor a todos nuestros semejantes.



Hugo W Arostegui

sábado, 18 de junio de 2016

El Escenario De La Vida


Al comenzar nuestra mañana de trabajo asociamos el nuevo día que no conocemos con la vida que transitamos, que sí conocemos, hasta ayer, cuando todavía eran parte de nuestro presente.

El nuevo día es también una nueva vida, la que fue y la que es, indisolublemente asociados lo uno con lo otro, ambos constituyen nuestro presente, un regalo de los cielos, una creación que no existía antes y que se reviste de la gran oportunidad de “ser y estar” transitando por ese escenario siempre cambiante que denominamos creación.

Esa es nuestra realidad, somos “la puesta en escena” la única e irrepetible obra que se representa a sí misma y cuyo argumento lo vamos construyendo en nuestra indelegable condición de actores.


Hugo W Arostegui