Para comprender mejor el encabezado de
este artículo habría que remontarse en el tiempo a la época en que siendo niños
concurríamos a los parques de diversiones que se organizaban durante las
vacaciones escolares.
Nos encantaba sentarnos alrededor de una
pequeña mesa cubierta con un colorido mantel frente a la cual se situaba un
mítico personaje, que con su accionar, blandiendo en sus manos enguantadas su
inefable “varita mágica”, extraía desde una galera situada en el centro de la
mesa, delante de nuestros impávidos ojos, desbordantes de asombro, sendos conejillos
blancos plenos de vivacidad.
Desde entonces esta expresión “sacar
conejos de la galera” se ha utilizado muchísimo al referirse a personas que
poseían mucho talento y se las consideraba capaces de hacer cosas increíbles debido
a su habilidad, como podrían ser, jugadores de fútbol, artistas, vendedores, o
cualquier otro tipo de actividad que requiriese mucha capacidad de
improvisación.
Parece que quienes escribimos con cierta
asiduidad también hemos caído en estos calificativos, la verdad es que no sé a
ciencia cierta si tal definición corresponde o no, lo que parece es que a
algunas personas que leen nuestros artículos les ha parecido que debido a la
abundancia de artículos publicados, en una forma de alago, han manifestado que para
ellos esta habilidad tiene cierto parecido con “sacar conejos de la galera”.
Lo cierto es que pensándolo bien, que
tal habilidad se parece, parece, pero, siempre tenemos un pero, creo que no hay
que confundir improvisación con inspiración, quizás la tan mentada “varita
mágica” tenga mucho de “acumulación de vivencias” y nos permita recurrir a la
galera que cubre nuestras memorias para extraer de ellas algún tema que
entendamos corresponda a nuestras expresiones escritas.
Hugo W Arostegui
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