Haciendo una retrospectiva en los confines de
mi mente, lo que equivale a decir que nos hemos introducido con la intención de
curiosear cómo estaba su interior, digamos que de vez en cuando, no siempre
sino cuando se puede, realizamos lo que puede llamarse una “retroinspeción” (
la verdad es que ni sabemos si está bien escrita esta definición)
Lo que sí podemos comentar es que hemos
quedado impresionados por la vastedad de nuestra mente y sobre todo el orden
que imperaba en todos los rincones, incluyendo por debajo de las alfombras.
Si por mi fuese sería una tarea prácticamente imposible
de realizar pero es más que evidente de que allí he tenido una ayuda que no
puedo dejar pasar inadvertida, pues como digo, asombrosamente todo estaba en su
lugar aún aquellas que podrían considerarse como insignificantes, como pueden ser
pequeños objetos, prendas de vestir, reconocimientos, etc. allí estaban como
también pude apreciar una enorme colección de audiovisuales con la inclusión de
voces y gestos como los de mis abuelos, padres, hijos e inclusive, nietos.
Al percibir el orden imperante es que me vino
a la mente lo que había aprendido sobre la mitología griega, sin duda alguna la
cuna de nuestro pensamiento, dónde siempre ha existido el reconocimiento por la
invalorable labor de las Musas, reconocimiento que persiste en la literatura
que afortunadamente no es transmitido por generaciones.
Siempre hemos tenido una gran consideración
por quienes han sido puestos en nuestras vidas para oficiar como “ángeles de la
guarda” siempre pensamos en la labor de los ángeles varones pero esta vez
queremos mencionar a aquellas personas
del sexo femenino que sin duda alguna han desarrollado y aún desarrollan una
muy importante labor, sin dejar de mencionar a quienes teniendo alguna otra
orientación sexual también realizan esta labor tan importante.
De la Mitología Griega extraemos:
“Las nueve musas
eran hijas de Zeus y de Mnemosine (Memoria, de la estirpe de los Titanes. Eran
consideradas diosas de las artes, de la poesía y de la música, y vivían en el
monte Helicón. Estas eran:
Calíope, musa de la poesía épica, madre de Orfeo.
Clío, musa de la historia.
Euterpe, musa de la música de flauta.
Terpsícore, musa de la danza.
Erato, musa de la poesía lírica.
Melpómene, musa de la tragedia.
Talía, musa de la comedia.
Polimnia, musa de la danza o la geometría.
Urania, musa de la astronomía.”
Hugo W Arostegui
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