sábado, 11 de junio de 2016

Conferencia de Madián, hijo de Abraham Parte IV

Ventilando la historia, una brisa de aire fresco.

Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.

Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él enmudeció.

Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Porque muchos son llamados y pocos escogidos.
                                                                                                                      Mateo  22: 1 – 14

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.”
                                                                                                                      Mateo  25:  31 – 32

Me agradaría hablarles un poco, sobre mi hermano, Ismael,  hijo de la egipcia,   Agar, la concubina de mi padre.

Abraham, que en ese entonces tendría unos cuarenta años, se sintió sumamente atraído por una de sus hermanas, me refiero a Sarai, la cual era hija de Taré, su padre, y a la cual tomó por mujer.

“ Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre,    y la tomé por mujer.”
                                                                                                                      Génesis 20: 12

Sarai, era una hermosa mujer, cosa que puso en aprietos a mi padre en mas de una oportunidad, los monarcas de distintas naciones, se interesaban tanto en ella, que Abraham, se vio obligado, en forma reiterada, a recurrir a la mentira, por temor a perder su vida, diciéndoles la media verdad, de que Sarai, no era su mujer sino que era su hermana.

Esto que les menciono, lo pueden corroborar, realizando una simple consulta a vuestras escrituras, en realidad, sólo lo comento como un simple agregado, el punto al cual me quiero referir, está relacionado con la influencia que Sara ejercía sobre las decisiones de mi padre, especialmente en el triste episodio de Agar e Ismael.

No obstante su hermosura, Sarai, o Sara, como ha sido llamada después, no podía tener hijos, y eso ha sido causa de frustración y recelo, durante toda su vida.

Tal como era costumbre en la época, Sara, creyendo que Jehová la había hecho estéril, le solicitó a su marido, que se allegase a su sierva Agar, para que pudiese darle hijos a través de ella, de esa manera, su sierva concibió un hijo, al cual pusieron por nombre, Ismael.
  
El nacimiento de Ismael, la felicidad de Agar por ser madre, causaron una gran amargura en Sara, su carácter, de por sí muy difícil y altanero, se tornó irascible y agrio, y por esta circunstancia, atormentaba constantemente a su sierva, Agar.

Dejemos que los escribas, son su forma tan particular, de relatar ciertos hechos, nos lo cuenten:

“ Entonces Sarai dijo a Abraham: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; Juzgue Jehová entre tú y yo.

Y respondió Abraham a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca.  Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia.

Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Sur.

Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿ de dónde vienes tú, y a dónde vas ? Y ella respondió: Huyo delante de Sarai mi señora.

Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano.

Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud.

Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción.

Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará.

Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿ No he visto también aquí al que me ve ?

Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered.

Y Agar dio a luz un hijo a Abraham, y llamó Abraham el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael.”
                                                                                                                      Génesis 16: 5 – 15

Muchas veces me he preguntado: ¿ cuántas mujeres, a lo largo de toda la historia de la humanidad, han tenido el privilegio de hablar con los ángeles y con el propio Jehová ? por mas que los escribas pretendan ignorarla, Agar nos ha demostrado que fue una magnífica mujer, una digna madre del primogénito de Abraham.
  
Las promesas que Agar recibe, de que a través de su hijo, sería madre de multitudes que no podrían ser contadas, nos revelan que en los planes de Jehová, tanto ella como su hijo, tenían una gran importancia y consideración, en el diálogo que se mantiene entre ellos, podemos intuir un gran amor y consideración.

Lo que no deja lugar a dudas, es que Jehová Dios, reconoce los suplicios y humillaciones a la que era sometida Agar, por parte de su señora, la introvertida y envidiosa, Sara.

Ismael, mi hermano mayor, fue tal como le describió el ángel a su madre Agar, un hombre fuerte y poderoso, imagen y semejanza, de su padre, Abraham.

Cuando yo era niño, mi padre estaba muy anciano, de manera que puede decirse de que no le conocí, crecí sabiendo de la importancia de mi progenitor, aunque no pude integrar el grupo de personas que solían estar a su lado, mi madre le cuidaba y estaba junto a él, pero a nosotros, los que éramos muy jóvenes, por orden de Isaac, no se nos permitía acercarnos a su tienda.

La razón por la cual, he querido contarles algo sobre Ismael, ha sido la impresión que causó en mí el día en que le conocí.

El estado de salud de Abraham, se había agravado y se esperaba su muerte en forma inminente, de manera que Isaac, decidió enviar aviso a sus hermanos, los hijos de las concubinas, los cuales, por disposición de Abraham, tenían sus heredades bastante lejos de donde habitaba Isaac.

Recuerdo el día en que vi llegar a Ismael, acompañado de sus hijos, al frente de una caravana custodiada por unos cincuenta hombres fuertemente armados, montados en sus camellos.

Ismael, con sus hombres, acamparon cerca de donde teníamos instaladas nuestras tiendas, razón por la cual, tuve la oportunidad de acercarme a él, nosotros, los menores, habíamos oído muchas historias sobre Ismael, el comentario general de quienes le conocían, era que no había entre los hijos de Abraham, otro hijo tan parecido con él, que su primogénito, Ismael, el hijo de la egipcia Agar.

Estar junto a este hombre de aspecto formidable, significó para mí como el poder estar junto a mi padre, del cual había oído innumerables historias, pero con el cual me había visto impedido de convivir, fueron encuentros esporádicos los que mantuve con mi hermano Ismael, pero los he vivido intensamente, su imagen permanece en mis retinas desde entonces, su tierna mirada y su sonrisa anidaron para siempre en mi corazón.

Debo pedirles disculpas por dejarme dominar por la emoción, no obstante haber preparado este encuentro con la debida antelación, y haberme prometido a mi mismo de que no les dejaría ver mi lado mas sensible, cada vez que evoco estos momentos vividos en mi juventud, no puedo evitar un nudo en la garganta, que me nubla la vista y me hace carraspear, otra vez les digo, disculpen.


Continúa

Hugo W Arostegui

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