La mente se comporta como receptora de todas las inquietudes que
de alguna forma repercuten en el interior de un intelecto tan ocupado como el
mío que intenta inútilmente no dejar pasar sus reclamos, Y digo inútilmente, pues la estridencia
de su constante insistencia ya ha despertado al bucólico adormecer de la
conciencia.
Es entonces que percibimos que lo que sucede hoy es parte de
nuestro presente, y que tal condición, no admite postergaciones, es por eso que
la mente insiste y repercute como si fuese un instrumento de percusión con tal
insistencia que al despertar de nuestra conciencia nos conmina a no dejar
escondidos, a la espera de otro tiempo, esos reclamos que nuestra mente se
empeña tanto en rememorar.
Está bien, ocupemos al pensamiento para que active a los
sentimientos y que éstos, los sentimientos, describan en nuestra mente su
sentir, para que ella, nuestra mente, en su amplitud y generosidad, le susurre suavemente al
intelecto cuales han de ser las acciones a realizar para describir sobre una
página en blanco, como ésta que está a nuestro frente, de tal forma, que lo que perciba en la lectura de lo que se expone, conduzca lo que está impreso directamente
a su corazón.
Hugo W Arostegui
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