Parece que existe una necesidad de
sentirse como “una parte activa” en los aconteceres del día a día, cada vez que
algún suceso sacude la monotonía dentro de la cual nos sentimos inmersos, sumadas,
a la vez, a que las consabidas noticias que recibimos, nos
alertan de que “algo trascendente está ocurriendo”.
Este sacudón producto de lo
inesperado, nos pone en situación de alerta, e impulsados por la oportunidad de
“aparecer en escena” y si podemos, aprovechar la ocasión de marcar con nuestra
presencia mostrando en el escenario de los hechos, toda nuestra capacidad de
accionar de acuerdo a las circunstancias.
Así nos comportamos siempre que sentimos,
en una actitud similar a la asumida por
aquel “aficionado a la pesca” que estando horas y horas mirando el mar impasible,
cuando siente el tirón propio del pez que ha “picado el anzuelo” comienza una
inusitada actividad procurando atraer hacia la orilla al asombrado pez que
intenta vanamente liberarse.
Pasamos horas y horas dejando
deslizar los toques que van surgiendo en nuestros muros, algunos respondemos y
otros quedarán para después, pero he aquí que de repente, surge de súbito, en
nuestros visores, “la noticia” la cual como si fuese un pez “picando el anzuelo”
nos hace sonrojar por la emoción.
Hugo W Arostegui
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