sábado, 11 de junio de 2016

Conferencia de Madián, hijo de Abraham Parte VII

Ventilando la historia, una brisa de aire fresco.

Nadie en su sano juicio puede aceptar algo semejante, es evidente de que los escribas de Moisés han tergiversado los roles, han adulterado a los personajes, quién estaba preso del furor y ciego de venganza, quién quería destruirlo todo, no fue el Dios de mi padre  Abraham, ni el de Isaac, ni el de Jacob, ni el de ninguno de nosotros los mortales, quién no podía contener su pasional carácter no era otro que el propio Moisés.

Esto que les estoy exponiendo, lo hago con la intención de que al escucharme, si es vuestro deseo y  voluntad, podáis abrir vuestro entendimiento, y dejar que la luz de la verdad ilumine vuestra mente.

Los sentimientos de Moisés no tardaron en aflorar, toda su ira, toda su frustración, pronto se pondrán en evidencia al bajar del monte y enfrentarse a su pueblo.

No voy a detenerme a dar ningún juicio de valor sobre la actitud del hermano de Moisés, me refiero a Aarón, no es mi intención deslizar algún tipo de censura, pero frente a la gravedad de los hechos que se han de producir al regreso de Moisés del monte, si hay alguien que debe responder por sus actos, ciertamente Aarón no debería pasar desapercibido.

Leamos los siguientes pasajes:

“ Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte.

Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y le dio a beber a los hijos de Israel.

Y dijo Moisés a Aarón: ¿ Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado ?

Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado al mal.

Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos que le haya acontecido.

Y yo les respondí: ¿ Quién tiene oro ? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.

Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos, se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo:
  
¿Quién está por Jehová ? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.”
                                                                                                                                     Éxodo 32: 19 – 26

Hago una pausa en el relato, para darles la posibilidad de recapacitar, cada uno para sí, sobre todas las alternativas que describe el relato que hemos leído, la lectura contenida en los próximos versículos nos mostrarán una terrible escena de salvajismo y barbarie, continuemos:

Continúa

Hugo W  Arostegui


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