Ventilando
la historia, una brisa de aire fresco.
Nadie en su sano juicio puede aceptar algo semejante, es evidente
de que los escribas de Moisés han tergiversado los roles, han adulterado a los
personajes, quién estaba preso del furor y ciego de venganza, quién quería
destruirlo todo, no fue el Dios de mi padre
Abraham, ni el de Isaac, ni el de Jacob, ni el de ninguno de nosotros
los mortales, quién no podía contener su pasional carácter no era otro que el
propio Moisés.
Esto que les estoy exponiendo, lo hago con la intención de que al
escucharme, si es vuestro deseo y
voluntad, podáis abrir vuestro entendimiento, y dejar que la luz de la
verdad ilumine vuestra mente.
Los sentimientos de Moisés no tardaron en aflorar, toda su ira,
toda su frustración, pronto se pondrán en evidencia al bajar del monte y
enfrentarse a su pueblo.
No voy a detenerme a dar ningún juicio de valor sobre la actitud
del hermano de Moisés, me refiero a Aarón, no es mi intención deslizar algún
tipo de censura, pero frente a la gravedad de los hechos que se han de producir
al regreso de Moisés del monte, si hay alguien que debe responder por sus
actos, ciertamente Aarón no debería pasar desapercibido.
Leamos los siguientes pasajes:
“ Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro
y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las
quebró al pie del monte.
Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo
molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y le dio a beber a
los hijos de Israel.
Y dijo Moisés a Aarón: ¿ Qué te ha hecho este pueblo, que has
traído sobre él tan gran pecado ?
Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que
es inclinado al mal.
Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros;
porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos
que le haya acontecido.
Y yo les respondí: ¿ Quién tiene oro ? Apartadlo. Y me lo dieron,
y lo eché en el fuego, y salió este becerro.
Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo
había permitido, para vergüenza entre sus enemigos, se puso Moisés a la puerta
del campamento, y dijo:
¿Quién está por Jehová ? Júntese conmigo. Y se juntaron con él
todos los hijos de Leví.”
Éxodo
32: 19 – 26
Hago una pausa en el relato, para darles la posibilidad de
recapacitar, cada uno para sí, sobre todas las alternativas que describe el
relato que hemos leído, la lectura contenida en los próximos versículos nos
mostrarán una terrible escena de salvajismo y barbarie, continuemos:
Continúa
Hugo W Arostegui
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