domingo, 5 de junio de 2016

Hablemos De Inspiración




Quienes recurrimos al esfuerzo diario de exponer nuestro pensamiento por escrito y conste que  cuando decimos esfuerzo lo que debe interpretarse es eso mismo, esfuerzo en el entendido de que intentamos superarnos en nuestra preparación individual.

Para ser más precisos en nuestra apreciación, lo que entendemos como que hemos alcanzado ciertos niveles de inspiración, es el corolario que nos compensa el esfuerzo realizado en la sintonía de nuestro espíritu con todo aquello que se nos exige en cada desafío enfrentado.

Digamos que es algo similar al que realiza un agricultor en la preparación de la tierra, el sudor que corre por su rostro se compensa con creces en la esperanza de una buena cosecha.
  
La búsqueda de la inspiración para darle impulso a nuevas ideas o generar cambios profundos en nuestras vidas es un tema presente desde los inicios del hombre.

En nuestros tiempos pareciera que tenemos una gran ventaja en esta exploración tan trascendental, ya que hoy las fuentes de inspiración son prácticamente inagotables.

De esta forma, como nunca en la historia, hoy llegan a nuestras manos experiencias transformadoras de diversas personas que han buscado en la inspiración su fuente para la realización personal.

Si bien para muchos la inspiración es algo abstracto y lejano, reservado para unos pocos, difícil de moldear o incorporar a nuestra manera de ser, lo cierto es que está muy vinculada con una búsqueda consciente y voluntaria que nos permita generar un cambio en algún ámbito de nuestra vida.

Para Pablo Picasso, creador del cubismo y una de las almas más descriptivas del siglo XX, “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.

Algo similar opinaba el genial novelista Jack London, quien decía que “no se puede esperar a la inspiración, hay que ir a buscarla de manera consciente”. Ciertamente no podemos esperar pasivamente su llegada, debemos ser protagonistas del cambio y perseguirlo.

La inspiración es la mayoría de las veces la causa del emprendimiento y debería tener un espacio privilegiado en nuestra agenda cotidiana, tan importante como la reflexión y la meditación.
No importa si la encontramos en un libro, en una serie de televisión, en un fenómeno de la naturaleza o simplemente en nuestro inconsciente, inspirarnos para hacer algo importante en nuestra vida se parece más a un ejercicio que a un don divino.

Digamos que “al don divino” al que hacemos referencia, sólo nos asiste cuando nuestro intelecto siente la necesidad de calmar su sed absorbiendo el “agua viva” de la inspiración.

Hugo W Arostegui


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