lunes, 11 de julio de 2016

Desde La Costa


Todo indica que es muy fácil comprender que cuando nos sentamos  al frente de nuestro ordenador y comenzamos a teclearlo nos es imposible despojarnos de quienes somos por lo que resulta que lo que podamos expresar indefectiblemente saldrá impregnado con nuestra impronta la cual será el fiel reflejo de todo aquello que, con el paso enriquecedor de los años, como pasa con las rocas adheridas a las costas de una playa se va cubriendo de una costra muy espesa de todo lo que constantemente las aguas del mar le van depositando.

Alguna Vez Dijimos:

“Todos los días, por una razón u otra, o mejor dicho, por ninguna razón la mayoría de las veces, me extiendo en comentarios sobre diferentes asuntos que de acuerdo con mi humilde opinión merecen ser considerados y sobre todo, comentados.

Creo, a esta altura de mi vida, que esta condición debe estar firmemente arraigada a una realidad que pasa por las diferentes etapas etarias que he tenido la fortuna de transitar, desde los amores de la juventud a nuestros hijos y de nuestros hijos a la actual condición de abuelos.
 Si a todo esto le agregamos una innata inclinación a, de alguna forma, “meter la cuchara” en asuntos relacionados con nuestra condición de humanos, más una actividad intelectual acorde con esta inclinación que mencionamos, utilizando términos bien actuales, diríamos que obtenemos “un combo” lo suficientemente explosivo como para no intentar detenerlo.

En resumen, la cosa es que “soy lo que soy” eso es algo inevitable e irreversible, hace tiempo que he hecho las paces conmigo mismo y ¿saben qué? Para evitar conflictos mayores y por ende no terminar internado en un hospicio, he decidido aceptarme tal cual soy y disfrutar de esta condición contra todo viento y marea.”

Todo esto surge porque últimamente tengo la impresión de que nuestros lectores, posiblemente urgidos por el vértigo de las comunicaciones, donde las noticias se suceden unas a otras, con extrema rapidez, ellos o ellas, me refiero a nuestros amigos/as, que acceden regularmente a la lectura de lo que expresamos, prefieren que los textos a leer sean más bien breves y por esta causa aludida es que nos inclinamos a ser un tanto breves y concisos en todo lo que decimos.

Es posible que como suele pasar en nuestras apreciaciones no logremos alcanzar plenamente nuestro objetivo, si le sumamos a lo expuesto el hecho de que no siempre lo que pretendemos comunicar resulte de “fácil lectura” es comprensible que tengamos algunos problemas de apreciación en cuánto a lo que decimos y a lo que pretendemos decir, resulta además muy claro que nuestra intención es no crear un conflicto entre cantidad y calidad.

Elevo mis sentidas excusas por lo que también puede ser un “empuje de vejentud”

Hugo W Arostegui




domingo, 10 de julio de 2016

La Magia De Los Recuerdos


Resulta ser algo muy gratificante la oportunidad que nos ofrece nuestra memoria de poder recorrer por los caminos de nuestros recuerdos y, de esta manera, como quien recurre a valiosos archivos celosamente guardados, acceder nuevamente al repaso de los acontecimientos que en algún momento percibimos como portadores de una información que no deberíamos permitir su extravío en algún rincón desordenado o simplemente convertido en  uno más de esos “apuntes amasados y corrugados” por nuestros dedos, de esos que solemos dejar caer en la “papelera del olvido”.

Es  así que nos encontramos con un apunte nuestro, escrito con nuestro puño y letra, similares a tantos garabatos indescifrables de los que solíamos registrar en nuestros tiempos de estudiantes, en este improvisado registro, decíamos:

“De hecho, la historia universal registra a lo largo de los siglos el invalorable aporte de diversos personajes, que han dejado una huella muy profunda, verdaderos paradigmas, moldeadores de conductas, ejemplo de virtudes que han sobrepujado la propia trascendencia de sus creadores, personajes idealizados por la pluma de los magos de las palabras que les han dado vida, figuras épicas, homéricas, dioses y semi dioses, santos y mártires, ángeles y demonios, que desafían el tiempo y permanecen para siempre, inmortales, en la conciencia colectiva de la humanidad.”

Seguramente esto que registramos en aquel momento ha sido parte de una de las tantas disertaciones ofrecidas por nuestros magistrales profesores, de los cuales tuvimos el privilegio de escuchar y atesorar sus enseñanzas.

Así es como funciona la magia de los recuerdos, donde residen “los inmortales” aquellos seres que permanecen en el tiempo a través de su siembra en el surco de nuestra conciencia.

Hugo W Arostegui


sábado, 9 de julio de 2016

Nuestra Identidad


Ser o no ser, he aquí la cuestión,  ¿cuál es el ser o el no ser del hombre? ,recuerdo una experiencia vivida con mi hija mayor en su época de estudiante universitaria, estábamos observando el comportamiento de nuestro perro y evaluando sus múltiples habilidades y en un momento dado le expresé a mi hija con admiración, cómo era posible que el animal supiese hacer tantas cosas y ella con naturalidad me contestó: Papá el sabe, pero no sabe que sabe.

Esa era la cuestión el noble animal podía realizar muchas cosas pero no sabía que sabía, él era un perro, se comportaba como un perro pero no sabía que era un perro.

Esa conciencia de ser, es condición exclusiva de los seres humanos, el hombre tiene conciencia de ser, lo que no quiere decir que todos los humanos coincidamos en una misma definición de lo que realmente sentimos que somos, digamos que el gran drama de nuestra condición humana es la búsqueda constante de una respuesta que satisfaga los interrogantes que nos acicatean como dardos punzantes, al sentir, pensar, razonar y actuar.

Aún no hemos podido respondernos preguntas tales como: ¿de dónde vengo?, ¿quién soy?, ¿a dónde voy? preguntas relativas al ser, somos solamente carne y huesos que indefectiblemente se ha de consumir y desaparecer, y que del espíritu, el alma, los valores, los sentimientos, como dice el poeta:

“El eterno ensueño nació sobre las alas de la luz sempiterna que rasga el velo de lo informe y atraviesa el tiempo urdiendo incesantes modelos de Ser”.

Mudo permanece el misterio, el sentido de éste peregrinar, infinita aventura de la existencia, cuyo correr a lo largo del cielo enciende innumerables círculos de senderos, hasta que al fin de la tiniebla brota el conocimiento en lo infinito del humano espíritu; y en ese alborear indeciso, sin romper su mudez, por entre el claro de la bruma contempla la visión de la Vida y el Amor, surgiendo del tumulto de penas y alegrías profundas. ”  Rabindranath Tagore

En la actualidad tenemos innumerables definiciones de “ser”  el ser biológico, el ser social, el consumidor, el agente económico, etc. etc. hemos montado toda una industria de lo humano, hemos incursionado hasta lo más recóndito de la conciencia individual y colectiva a fin de descubrir o crear necesidades insatisfechas que abran nuevos nichos en el mercado del consumo, motive la competencia y mantenga la inversión y la rentabilidad del capital.

La economía es una creación del hombre y por más que la consideremos “la reina de las ciencias sociales” no permitamos que el invento someta y esclavice al inventor”

Hugo W Arostegui



Hablemos De Cultura


El conocimiento que adquirimos nos va enriqueciendo en lo referente a la percepción que tengamos de nuestra propia herencia cultural y al grado de gratitud que debemos a todos aquellos que nos han precedido en la transmisión de todo aquello que hoy conocemos.
Lo que hoy constituye nuestro saber es el fruto de cultivadores que han sembrado la semilla en lo que nada había, posiblemente hablemos de una tierra rústica e inculta (por ausencia de cultivo) pero con la cualidad de ser sumamente apta y fértil como para multiplicar por cientos el valor de todo lo sembrado.
Culturalmente hablando esa es la gran deuda que hemos contraído y la necesidad imperiosa de retribuir por todo lo que ha germinado en nuestras entrañas, a las nuevas generaciones que vienen por delante de nosotros.
“Las representaciones culturales como el arte, la literatura, el lenguaje y la religión, junto con los valores y creencias de una comunidad, forman su esencia y se manifiestan a través del estilo de vida de quienes pertenecen a ella. Cada cultura es especial, distinta y es esa diversidad lo que más nos enriquece.

La cultura se relaciona con el desarrollo de nuestra actitud pues nuestros valores influyen en la forma en que vivimos. De acuerdo con la definición conductista, ésta es el último sistema de control social donde la gente tiene el dominio de sus propias normas y conductas. Los valores son nuestros principios fundamentales, dan forma a lo que pensamos, a cómo procedemos y a nuestra manera de ser.”


Hugo W  Arostegui

Entusiasmo Por La Vida



Sin embargo, Jesús le responde: "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ven y sígueme.” (Mt 8:21,22; Lc 9:59,60).


“La palabra entusiasmo proviene del griego y significa tener un Dios dentro de sí.

La persona entusiasta o entusiasmada era aquella que era tomada por uno de los dioses, guiada por su fuerza y sabiduría, y por ese motivo podría transformar la naturaleza que lo rodea y hacer que ocurrieran cosas.

Sólo las personas entusiastas eran capaces de vencer los desafíos de lo cotidiano.  Era necesario por lo tanto entusiasmarse para resolver los problemas que se presentaban y pasar a una nueva y mejor situación.

El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla. Es un estado de fe, de afirmación de sí mismo.”      

Hugo W Arostegui

“En el arduo aprendizaje del vivir aprendemos a manifestar la esencia, a través de las diferentes expresiones de nuestro accionar, de nuestros pensamientos, sentimientos, y de los hechos en que tomamos parte.

Nos movemos entre el odio y el amor, entre el bien y el mal.

Las circunstancias adversas siempre nos enseñan algo. Y debemos preguntarnos:
¿Qué debo aprender de esto que me pasa? para no repetir otra vez la misma historia.

Pero siempre cambiamos después de atravesar una crisis.

Nunca somos los mismos luego de una situación límite y a veces esa situación nos hace tocar fondo.

Está en nosotros el saber levantarnos, en la adversidad para ser mejores y más fuertes o caernos sin saber levantarnos del abismo de la desesperación y la angustia.

Hay un dicho: Santos no son los que nunca cayeron, sino los que siempre se levantaron.

Y a veces ¡qué largos, estrechos y difíciles caminos tenemos que recorrer para llegar a la paz y la felicidad dentro de nosotros!”

               Elsa Bianco – Aprendiendo a Vivir,  páginas 38 – 40


Hugo W Arostegui

viernes, 8 de julio de 2016

Nuestro Intelecto



“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez.”
Gabriel  García Márquez (1927-2014) Escritor colombiano.

Estas palabras de Gabriel García Márquez nos resultan muy explícitas al describirnos el camino a recorrer del hombre una vez que adquiere la noción de que el simple hecho de haber nacido de la madre que nos trajo al mundo no es suficiente para que podamos  alcanzar la verdadera dimensión potencial de nuestra especie.
Los desafíos que vamos encontrando en el camino de la vida nos obligan a ser paridos por nosotros mismos, esta vez intelectualmente hablando, tantas veces como sintamos la necesidad de abrir la matriz que sirve de guarida a la comodidad de la ignorancia.
Vale decir que cuando percibimos las limitaciones que mantienen a oscuras la claridad mental que necesitamos, la razón y la fuerza de nuestro raciocinio nos obliga, una y otra vez, a parir, seguramente con mucho dolor, a la persona humana y creativa que llevamos dentro.
“Nos encontramos en una sociedad donde existe la competitividad, el factor que determina al individuo para sobresalir ante los demás, mostrando así sus capacidades.
Esta competitividad obliga día a día a la población a exigirse y a rendir cada vez más, para obtener lo que necesita evitando de igual manera el fracaso en cualquier ámbito.
Sin embargo, existen hombres que presentan mayor facilidad en el desarrollo de actividades determinadas y en la asimilación de conceptos específicos del conocimiento; mientras que otros tienen grandes vacíos conceptuales y profundas dificultades en el desarrollo normal de sus capacidades a pesar de desenvolverse en el mismo contexto.
El problema surgió a partir del interés en los diversos factores que intervienen en el desarrollo continuo del individuo (fundamentalmente el desarrollo cognoscitivo) que de una u otra forma determinan las diferencias intelectuales.
Esto permitirá establecer la influencia del contexto, la herencia, educación, y múltiples factores que intervendrán directamente en el proceso de formación y desarrollo de la persona como tal. De igual manera se tendrá presente el importante papel de la familia como principal educador y formador puesto que esta influye de forma determinante en los diversos comportamientos de la persona.
Así mismo se dará gran atención al desarrollo emocional del hombre, ya que este es un armonioso conjunto entre la razón y el sentimiento los cuales se encuentran estrechamente ligados, y por lo tanto, cualquier desequilibrio emocional o tendencia especifica repercutirá directamente en el proceso racional; esto será relacionado directamente con el ambiente afectivo en el que se desenvuelva el individuo, ya que este afecta continua y permanentemente el desarrollo intelectual normal.
Por tales razones es posible afirmar que: “El hombre es un ser racional y afectivo, y en consecuencia posee una inteligencia racional y emocional estrechamente ligadas”.
“He pasado la mayor parte de mi vida en el campo de la educación. Cuando era joven, pensaba que el adquirir una educación significaba ir a la escuela, hacer exámenes y sacar buenas notas, pero al ir madurando, empecé a darme cuenta de la diferencia que existía entre sacar buenas notas en la escuela y adquirir una educación. Una persona puede salir bien en los exámenes escolares y aun así no tener una educación. La verdadera educación significa saber cómo aprender”

Hugo W Arostegui

Falsas Expectativas: Pedir Peras Al Olmo


Todavía quedan muchas personas que parecen albergar en sus corazones la esperanza de que algunos de sus conocidos puedan, algún día, cambiar de aptitud y revertir los conceptos negativos, que aunque nos resistamos a admitirlo, parecen “adornar” sus perfiles individuales con una demostración que en nada les favorece.
Cuando esto ocurre, y según parece, es mucho más frecuente de lo que desearíamos, parecería ser que les embarga cierta desazón, mezcla de desánimo y frustración y por más que estos incidentes de la vida sean tan reiterativos como francamente previsibles, tales reacciones parecen demostrar que todavía continuamos pidiéndole “peras a los olmos”
Buscando otras opiniones al respecto, encontré un artículo que versa sobre este tema que nos dice lo siguiente:
“En estos tiempos, más que nunca, estamos depositando el cambio en grandes hechos externos. Sean días comunes o días excepcionales, sea que no pase nada más que lo que ya está pasando o que suceda algo extraordinario, la verdad es que siempre la renovación está en las cosas cotidianas, en los pequeños pasos que hacemos para continuar aprendiendo y evolucionando. Sin embargo, nos mudamos de casa y de país; pasamos de un trabajo a otro; de una pareja a otra; tenemos hijos; hacemos cursos; nos movemos afuera frenéticamente…
Esperamos el gran acontecimiento que dará vuelta nuestro mundo sin darnos cuenta de que está siendo movido constantemente por los diminutos eventos que damos por sentado. Es habitual que, cuando nos quejamos de algo, digamos “es una tontería, pero me molesta que…”. Sumemos muchas de esas tonterías, día tras día, y tendremos el cataclismo que estábamos aguardando. 
Por otro lado, esas cosas menudas son indicios de actitudes más grandes y arraigadas, a las que no deseamos ver ni enfrentar. Las evadimos como factores usuales de la existencia, sin querer admitir que son metáforas de aprendizajes esenciales. Por ejemplo, los celos, la envidia, la frustración, la soberbia o el autoritarismo no son “normales”. Son síntomas de nuestra inseguridad, falta de confianza o insatisfacción y deberíamos realizar una labor interna para aceptarlo y transformarlo. No obstante, continuamos exigiendo que el otro haga las reformas pertinentes para que nosotros seamos felices.
Me asombra la ceguera con que muchas personas siguen pidiendo “peras al olmo” a sus vínculos o a sus actividades durante años y años, aferrados a la fantasía de que algún día cambiarán y serán lo que tanto desean. Charlando con una paciente, me dice lo que le cuesta sobreponerse al rompimiento con una pareja. Le pregunto qué es lo que más le provoca pesar y me contesta algunas cosas obvias hasta que finalmente admite que son las ilusiones que se había hecho con él lo que más le duele soltar. 
Este es el meollo. Invariablemente, atraemos individuos y situaciones que provocarán el aprendizaje que nos hemos propuesto. ¿Cómo funciona? Al principio, parece que hemos encontrado a “la” persona que tiene todo lo que precisamos, que compensará el sufrimiento acumulado. Estamos en el paraíso. Poco a poco, la ilusión comienza a resquebrajarse y notamos que no es tan maravillosa, que tiene fallas, que justamente las fallas están en esos lugares que creíamos que encajaban perfectos para cubrir nuestra necesidad. Sin embargo, no queremos rendirnos a la evidencia y comenzamos el lento y doloroso desgaste de demandarle al otro lo que nos había “prometido”. Está demás decir que jamás lo cumplirá… no puede hacerlo, en realidad.
Nosotros “contratamos” a esas personas para que funcionen de co-protagonistas de nuestra novela, para que hagan de espejos en donde mirarnos. Necesidad es la clave. Nadie nos dará lo que necesitamos porque tramamos el argumento para que NOSOTROS nos proporcionemos lo que pedimos afuera. En el momento en que comprendemos esto y nos dedicamos a dárnoslo, el conflicto termina. Fin de la novela. Ahora, somos libres. Hemos resuelto el aprendizaje del alma.
¿Cómo comenzó? Tus padres plantaron la semilla de esta creación en tu infancia. Por eso, te resulta tan difícil soltar la ilusión. Es tu Niño Interno el que sigue pidiendo lo que necesita. Y no se calmará hasta que lo obtenga. Está en tus manos el hacerlo. ¿Quieres evitarlo? ¿Sigues esperando “la” persona, “el” trabajo, “la” decisión, “la” luz directamente venida del Cielo? Pierdes el tiempo y acumulas sufrimiento. 
Puedes verlo en acción en cada día de tu vida, en cada encuentro. Despierta. Cámbialo en el mismo momento en que te das cuenta. No preguntes cómo ni te atormentes inútilmente con que es difícil. Simplemente, respira, acepta que es tuyo, libéralo, date amor y comprensión. Sí, es un tiempo excepcional. El tiempo de despejar la oscuridad para encontrarte con el poder que tienes, con la luz que ya eres.
Autora: Laura Foletto
Espero que esta opinión sobre el tema pueda sernos de gran utilidad

Hugo W Arostegui