martes, 22 de noviembre de 2016

No Tirar La Toalla


Utilizamos este término de no tirar la toalla recurriendo a una expresión típicamente latina, para referirnos a un comentario que por notoria actualidad se refiere a las muy probables dificultades que se agregarían a las muchas ya padecidas  por todos aquellos que han debido tomar la penosa decisión de buscar nuevos horizontes fuera de sus países de origen.

Los  cambios sustanciales anunciados en las últimas elecciones realizadas en nuestro todopoderoso vecino del norte del Río Grande, donde no han faltado el uso de los más duros epítetos para todas aquellas personas que producen la mayor riqueza jamás vista en tiempos de crisis( no obstante ser groseramente discriminados por realizar sus tareas carentes de documentación y garantías ciudadanas situación que es extensiva a los miembros de sus propias familias), hacen que cunda el pánico entre ellos como asimismo una muy genuina preocupación sobre sus posibilidades de sobrevivencia en el futuro.

“Tirar la toalla” es una expresión que usualmente se aplica a una situación en la que nos rendimos y dejamos de intentar conseguir aquello por lo que estamos luchando ya que no salimos airosos, abandonamos, nos damos por vencidos.
Tiene su origen en el mundo pugilístico. Cuando el entrenador o preparador de un boxeador ve que éste está al límite de su resistencia y no se encuentra en condiciones físicas de continuar tiene la opción de arrojar una toalla al aire (que debe caer dentro del cuadrilátero) como símbolo de rendición y finalización del combate para evitar daños mayores o irreparables.

Algunas fuentes señalan que en un principio se arrojaba la esponja con la que se refrescaba al boxeador, pero más tarde se optó por la toalla al ser ésta más fácilmente visible.”

Es ahora más que nunca donde debe aflorar la voluntad combativa del emigrante, con la fuerza y dignidad de su trabajo calificado, donde no se vislumbran, ni en el corto ni mucho menos en el largo plazo, etnias blancas ni de ningún otro color capaces de satisfacer la demanda agregada que pudiesen brindarles el confort y bienestar que tanto anhelan y necesitan.

Los tiempos han cambiado y ya no queda espacio, y si lo hubiera, sin lugar a dudas no hay cabida, civilizadamente hablando, para que turbas xenófobas, culturalmente anquilosadas, pretendan, con su nacionalismo exacerbado,  someter a sus semejantes a un trato discriminatorio o despectivo, entiendo que será  nuestra propia evolución quien se encargará a su debido tiempo de poner las cosas en su lugar.

La altivez, el discurso agresivo y retumbante tendrán que cederle el paso a una realidad circundante que nos envuelve y globaliza, somos ciudadanos de un mundo que se manifiesta e impone sus condiciones y en donde las posturas fósiles y arcaicas solo se podrán exhibir en los museos ni siquiera tendrán lugar en cárceles u hospicios.

Hugo W Arostegui  


Estar Atentos



A instancias de la Psicología, la atención es una cualidad que ostenta la percepción y que hace las veces de filtro de los estímulos ambientales, evaluando cuáles resultan ser los más relevantes e importantes, atribuyéndoles en este sentido la prioridad para luego recibir un procesamiento más profundo.

Además, la atención, es entendida como un mecanismo que se ocupa de controlar y regular los procesos cognitivos, en muchas ocasiones hasta actúa de manera inconsciente.

Determinantes de la atención

Los expertos determinan dos tipos de determinantes de la atención, por un lado los internos, aquellos propios del individuo y que dependen de él; y por otras parte los externos, que son aquellos que resultan del medio.

Entre los internos nos encontramos con el estado orgánico (las pulsiones que sufre el sujeto cuando recibe estimulación), los intereses (aquello que se encuentra íntimamente vinculado con lo que atrae a la persona en cuestión, por ejemplo, si le gusta muchísimo la moda, prestará especial atención a aquellos contenidos vinculados al tópico), la sugestión social (atraer la atención de otras personas por invitación) y los cursos de pensamiento (cuando el pensamiento sigue una idea y justo se presenta un estímulo, este captará de inmediato la atención).

Y respecto de los externos, nos encontramos con la potencia del estímulo (aquellos sonidos fuertes), el cambio (las alteraciones en el campo de la percepción), tamaño (cuando la imagen es realmente imponente), repetición (un estímulo débil pero que por su constante repetición gana fuerza y entidad), el movimiento (un desplazamiento que genera una reacción), contraste (estímulo que se contrapone al entorno) y organización estructural (los estímulos se organizan y jerarquizan para recibir correctamente la información).

El interés aumenta la atención

Todas estas cuestiones recién mencionadas están comprobadas que aumentan la atención de una persona. Sabemos que cuando algo nos interesa especialmente no hará falta que nos digan que prestemos atención, la misma surgirá de manera espontánea ante la percepción de aquello que nos interesa demasiado.

Y el proceso contrario sucede con aquello que no nos despierta ni el más mínimo interés, solemos despreciar en materia de atención a lo que no nos importa o no forma parte de nuestros intereses. Una de las maneras más comunes es no escuchando cuando se habla de algo que no nos reporta ningún tipo de interés o beneficio.

A la persona que no se la encuentra atenta se la llamará distraída porque su pensamiento no está focalizado en aquello que se demanda.

La atención es una condición sine quanom a la hora de aprender cualquier cosa, desde una materia en la facultad hasta alguna tarea.
Los centros educativos y asimismo algunos cursos se esfuerzan en este sentido y entonces desarrollan técnicas que se proponen justamente aumentar la atención.

Pero la atención también es sumamente importante para no incurrir en equivocaciones en el trabajo, en el estudio o para no sufrir algún tipo de accidente. Entonces, la atención es importante en muchas áreas de nuestra vida y no solamente para aprender conocimientos.

Por otro lado, cuando se quiere dar cuenta de la urbanidad, cortesía y la demostración de respeto de la que se es objeto por parte de alguien se suele emplear el término atención para referirla. “Mientras duró mi visita, la atención de mis primos fue excepcional”.
La atención en este sentido es sinónimo de buenos modales. Cuando las personas disponen de buenos modos suelen ser muy atentas y están al tanto de las necesidades y demandas del otro, especialmente si les toca ser anfitriones.

Mientras tanto, cuando la persona carece de buenos modales no será para nada atenta ni se preocupará por lo que necesita el otro, si la está pasando bien o qué puede hacer para que disfrute.

A la persona que se muestra concentrado ante determinado estímulo y entonces se preocupa por escuchar, leer, oír, observar se lo denominará atento y de la misma manera se llamará a aquella persona que se muestra amable en su trato para con los demás.





lunes, 21 de noviembre de 2016

Convergencia


En el vastísimo espacio de nuestras redes sociales donde suelen surcar muy variadas expresiones como si fuesen consecuencia de una eclosión intempestiva y esporádica de una fuerza ingobernable e inconsulta que surge de la impresión interior de cada uno para cursar el firmamento donde suelen orbitar en las esferas de influencia de cada individuo dejando verdaderas estelas de energía que se pierden inútilmente en el espacio.

Cada uno dentro de sí mismo, envuelto en su propia caparazón, acorazando con uñas y dientes apretados aquello a lo que ha definido como “su postura” como si para emitir lo que considera su interpretación personal de un determinado asunto, implicase un enfrentamiento contra todo y todos en un “caiga quien caiga” dispuestos de salvaguardar hasta el “último límite” aquello que consideramos una realidad ineludible.

Lo cierto es que demostramos, en las expresiones de nuestro intelecto, ser partícipes de una gran libertad expresiva, pero también, en esa misma actitud,puede observarse un fuerte contenido de individualismo que “impregna” a cuánto decimos de cierta fragancia que nos caracteriza como si fuésemos “machos alfa” que marcamos nuestro territorio para dejar constancia de cuáles son los límites de “nuestro territorio”.

Es por eso que señalamos la necesidad de la convergencia, la de encontrar posturas que nos sean comunes dentro de las cuales podamos enriquecer y fortalecer nuestras inquietudes.

“Cuando dos cosas o varias tienen un punto de unión se produce una convergencia, es decir, una confluencia, concurrencia o concentración. Lo contrario supone una divergencia o separación.

Convergencia de ideas y proyectos

Si dos personas tienen planteamientos similares están convergiendo, pues hay una semejanza entre sus posturas.

En el contexto de un debate se produce una lógica discrepancia de opiniones y visiones. Ante ello, cabe la posibilidad de que alguien proponga un acercamiento de las posiciones y cuando esto sucede se produce una convergencia.

Imaginemos que dos empresas competidoras deciden fusionarse para un proyecto concreto con el fin de obtener una mayor rentabilidad. 

En este caso, ambas entidades tendrán que converger, lo cual implica establecer estrategias conjuntas.

Así, el concepto supone un cierto acuerdo o pacto para que las diferencias iniciales se traduzcan en coincidencias.

A eso seguramente todos aspiramos

Hugo W Arostegui



Qué hacer Con Lo que Se Sabe


Muchas veces escuchamos, y es muy bueno que esto suceda, sobre la importancia del conocimiento en todos los emprendimientos que proyectemos a lo largo de nuestra vida.

Ahora bien, es bueno tener en cuenta, a la hora de recurrir al conocimiento que hayamos adquirido, que este, el conocimiento, no es la mera suma de los distintos cursos, incluyendo los de nivel universitario, o de tercer nivel como nos resulte mejor llamarlos, sino que lo que realmente importa es que este conocimiento que hemos adquirido sea el específico que necesitamos para sentirnos habilitados en la aplicación en todo lo que pretendemos realizar.

Existen personas, seguramente muchas más que las que pensamos, que tienen una idea que cuántos diplomas podamos exhibir, sin importar mucho ni cómo ni dónde los hayamos adquirido, nos serán de gran utilidad como una demostración elocuente del grado de preparación obtenida, es por esta razón que suelen haber “curriculum vitae” ostensiblemente voluminosos, cuyo contenido se suele comparar con los “arbolitos de navidad” cargados de diplomas que acreditan cursos que en nada contribuyen a las exigencias de una especialización específica para lo cual se pretende calificar.

Es por eso lo del título de este artículo, es muy importante el saber pero que no nos resulte como una anécdota muy contada en una zona rural del interior de mi país:

“dice la anécdota en cuestión que un señor cargado de títulos tuvo la necesidad de cruzar un río que en aquel entonces estaba bastante más crecido de su cauce normal situación por la cual tuvo que requerir a los servicios de un nativo del lugar que contaba con una embarcación para realizar este cruce, una vez embarcado, siendo la distancia a recorrer bastante considerable, para amenizar el recorrido este señor cargado de títulos comenzó a vanagloriarse de todo lo que había hecho y para marcar diferencias con el nativo que remaba en silencio le solía preguntar si éste, el nativo, sabía sobre tal o cual cosa y ante la respuesta negativa del remero, agregaba, cuánto lo siento que usted no lo sepa, repitiendo esto varias veces, entonces, cuando se encontraban en medio del río, la embarcación comenzó a oscilarse peligrosamente de un lado al otro a un punto en que el nativo le menciona a su pasajero que tendrían que abandonar la embarcación y cruzar a nado para llegar al otro lado, demás está decir, que este señor, el cargado de títulos, se alarmó y le dijo al remero de La embarcación de que no sabía nadar, el nativo sin perder la calma le contestó: no sabe cuánto lo siento que usted no lo sepa”  .

Así las cosas.


Hugo W Arostegui

sábado, 19 de noviembre de 2016

Persistir


Cuando llegamos a un punto desde el cual entendemos que hemos agotado todas las variables posibles de una situación dada, todo parece indicar que no nos vale la pena continuar con el esfuerzo y que lo mejor, lo que nos viene en mente, es dejar de lado lo que intentamos realizar abandonando nuestras aspiraciones de alcanzar nuestros objetivos.

Es entonces, cuando todo parece conspirar en contra de nuestras expectativas, en que surge nuestra capacidad de resiliencia sacando de lo recóndito de nuestro ser esa fuerza adicional que nos induce a continuar, a no dejarnos doblegar ante la adversidad, es decir, extraemos de nosotros mismos el aliento vital que nos impulsa a persistir con mayor intensidad.

Persistir:

“Esta palabra proviene del latín persistere y su significado es “mantenerse firmemente parado”. Se forma con los siguientes componentes léxicos, el sufijo per que es a través de, por completo y sistere que es establecer, estar fijo.
El verbo persistir tiene dos significados, el primero es aquel que se encuentra ligado a la idea de que algo se mantenga a lo largo del tiempo o que tenga una continuidad en su duración. El segundo significado de esta palabra es mantenerse firme y ser constante en la manera en la que se actúa o en la que se plantean planificar determinadas acciones en la vida de una persona”.

Todo esfuerzo que se realiza requiere poner a prueba nuestra voluntad de alcanzar los objetivos propuestos, seguramente habrán innúmeros obstáculos, algunos previsibles y otros que puedan surgir durante la marcha, la magnitud del éxito o el fracaso siempre estará proporcionalmente ligado a cuánto estemos dispuestos a realizar en la dedicación constante que seguramente nos requerirá lo que nos hayamos propuesto.

Hugo W Arostegui




viernes, 18 de noviembre de 2016

Descalificar


La descalificación de alguna persona por la sencilla razón de que no contamos con los elementos de juicio medianamente razonables como para rechazar sus opiniones generalmente contrarias a nuestro modo de ver las cosas, suele ser un recurso, o un golpe bajo o, como se dice vulgarmente, “una puñalada trapera” que “escondida debajo del poncho” le ensartamos con el ánimo de eliminar de alguna manera su pensamiento adverso a los nuestros.

Todos contamos con “con cierto morbo” que nos hace proclives a “a degustar” ese sabor especial que suele emitir el “condimento” que casi siempre, por no decir siempre, acompaña a este procedimiento de deslizar subrepticiamente alguna referencia tendiente a descalificar el concepto, generalmente buen concepto, que alguna persona ha sabido ganarse a lo largo de su trayectoria.

Como alguien entendido en el asunto ha dicho: “cuánto más alto crece el árbol mayor es el ruido que produce al caer”.

 “Descalificar se utiliza también en aquellas situaciones en las que alguien es desacreditado. Así, si una persona hace una afirmación inadecuada es muy probable que alguno de sus interlocutores rechace su idea y la descalifique.

El concepto de descalificar se emplea en contextos de agresividad verbal. De hecho, si alguien dice "no voy a consentir ningún tipo de descalificaciones personales" está indicando que se opone a los insultos y a las críticas.”

Lo cierto es que cuando se recurre sin argumentos válidos, por el hecho de que de alguna forma cierta envidia nos corroe, o nos sentimos impotentes de ante la argumentación esgrimida por nuestro ocasional contendor, en el ámbito que fuere, lamentablemente el daño que se produce suele salir mucho más caro que la enfermedad que nos aqueja y moleste.

Generalmente la desacreditación suele dejar sus víctimas tanto en el lado de quien las formula como en el de aquel a quien se le formulen tales acusaciones, lamentablemente su accionar tiene el “efecto boomerang”  suele golpear por detrás a quien lo arroje.

Hugo  W Arostegui



jueves, 17 de noviembre de 2016

La Procrastinación: Dejar Para Mañana


El origen etimológico del término Procrastinar proviene del latín: "Pro" que significa adelante y "Crastinus" que hace referencia al futuro y, aunque esta palabra la podemos encontrar en textos antiguos de los egipcios, los griegos y los romanos, no se añade como definición en el Oxford English Dictionary hasta el año 1548.
Resulta que esta tendencia tan marcada que muchos suelen padecer y que tanto sacan de la paciencia a los ilusos que esperan confiados en que las cosas se realicen un mañana tan prometido como esquivo, es una antigua conocida que ha estado presente desde los albores  de nuestra civilización y continúa vigente en todas las promesas incumplidas.
La procrastinación es una epidemia en nuestros días que afecta a todo el mundo en mayor o menor medida.
Es la que nos lleva a postergar de manera sistemática las tareas que debemos hacer y a reemplazarlas por otras más irrelevantes pero placenteras. En la mayoría de los casos la confundimos con la pereza.
La traducción más correcta sería dejar para mañana aunque también la encontramos traducida como aplazar, diferir, posponer, postergar o relegar.
Las definiciones de postergar, posponer o relegar implican dar menos importancia a la cuestión o persona que espera y además “dejar para después” y son palabras que conllevan costumbre o rutina. En cambio diferir o aplazar significa dejar para otra fecha por definir pero no implica necesariamente un hábito personal.
La procrastinación se trata de un desorden del comportamiento que tiene su origen en la asociación del hecho a realizar con el cambio o la incomodidad que produce dicha acción que puede ser psíquica, física o intelectual.
Normalmente suele aplicarse al sentido de ansiedad que se produce ante una tarea pendiente de concluir, el acto que se pospone puede ser percibido como pesado, angustioso, abrumador, peligroso, difícil, tedioso, aburrido…  y nos produce cierto estrés así que queda justificado el posponerlo para un futuro sin determinar “sine die”.
Las personas que lo padecen son aquellas que suelen llegar a las tiendas o establecimientos en el momento en el que están a punto de cerrarlos, o los que pagan los recibos en el último minuto, o los que realizan las tareas escolares o universitarias la noche antes, o los que reservan hoteles, restaurantes... en el último instante
Pienso que todos, de una manera u otra ,hemos compartido, por no decir padecido, estas actitudes que tanto nos desagradan por mayor que sea la educación y los modales de quienes utilizan este recurso disuasivo como una forma de dilatar hasta quien sabe cuándo lo que ansiosamente esperamos recibir.
Hugo W Arostegui