sábado, 25 de febrero de 2017

El Pensamiento Libre


“Solemos defender la libertad de expresión, aunque no tenemos costumbre de pararnos a pensar si tenemos libertad de pensamiento. Entendiendo a esta como la oportunidad de tomar una decisión libre y meditada con la que elijamos nuestros valores sin condicionamiento cultural, político, social ni económico.

Desde que nacemos, lo habitual es que las personas que nos cuidan traten de hacernos partícipes de su manera de pensar. Pueden hacer esto de una manera abierta, manifestándolo directamente, o indirecta, solo permitiéndonos contacto social con las personas que siguen su misma línea de pensamiento y no hablando demasiado bien de las que se oponen”

Es difícil saber si somos libres para pensar. Lo cierto es que estamos condicionados por lo que hemos vivido y habitualmente lo tomamos como punto de partida para construir el resto del mapa que configuran nuestros pensamientos. Así, este condicionante ha penetrado tan hondo en nosotros que puede costarnos una gran cantidad de esfuerzo y tiempo determinar cuánta y cómo ha sido su influencia.

Esto significa que es difícil opinar o pensar de una manera distinta a la que estamos acostumbrados.

Hacerlo probablemente supondría poner en cuestión otros aspectos que van más allá de la parcela que nos ha elicitado ese pensamiento. Sería como arriesgarnos a que ocurriera un pequeño o gran terremoto.

Sin embargo, pensar libremente sería “salirse” de cualquier opinión o forma de vida conocida cuando en realidad, estamos acostumbrados a coincidir y agruparnos en semejanza de opiniones. 

Bien mostrando acuerdo hacia lo que piensan “los nuestros” o bien mostrando desacuerdo hacia lo que piensan “los otros”.

Sin duda, nuestros progenitores fueron un referente -bueno o malo- en algún momento.
Así aunque más tarde, nos desmarquemos de lo que nos enseñaron, siempre quedará en nosotros esa forma particular de ver la vida nuestros padres nos enseñaron
.
Podemos diferenciarnos mucho de ellos respecto a tendencias o matices, pero si buscamos en nosotros mismos, encontraremos valores, opiniones, sentimientos y actitudes, que reconoceremos en ellos también.

Esto también nos condiciona para no ser “libres” pensando. No partimos de “cero”, sino desde una educación y de unas vivencias de la infancia que nos predisponen para enfrentar el resto de acontecimientos que se nos presenten.

Por otro lado, desde la infancia, todo nuestro contexto social, cultural, político y familiar, nos transmite claramente lo que se espera de nosotros. Es decir, nos van indicando cual es nuestro sitio, o lo que es lo mismo, el lugar que la vida espera que nosotros ocupemos.

Si bien, también puede ser que sintamos un gran rechazo y oposición por lo que nos enseñaron y que en contra de esto nuestras decisiones intenten oponerse de manera sistemática a lo que nos intentaron trasmitir. 

A pesar de la muestra de desacuerdo hacia ello, seguimos influenciados por esos mensajes ya que vamos a tomar una predisposición positiva a todo lo que se oponga a ello antes de valorarlo, hasta el punto de ir al extremo opuesto, en algunas ocasiones.

“No existe la libertad, sino la búsqueda de la libertad, y esa búsqueda es la que nos hace libres.”
-Carlos Fuentes-

Por otro lado, crecemos inmersos en una cultura, con sus ideales y formas particulares de vivir.
Sin duda, esto es lo que en gran medida nos aporta cierta seguridad y bienestar, ya que lo hemos hecho así durante muchos años y al final hemos creado una manera particular de identificación.

En muchos casos, no nos atrevemos a romper la “zona de confort” en la que hemos crecido, ya que nos aporta protección y comodidad.

Nos quedamos quietos a pesar, de que a veces no nos sintamos dueños de nuestra vida, sino parte de una tradición o forma de vivir “que siempre fue así”.

Sé creativo, atrévete a inventar tu propia forma de vivir.


Seguir Siempre Adelante

Seguir Siempre Adelante

“Nunca te rindas tratando de hacer lo que realmente deseas hacer. Donde hay amor e inspiración, nada te puede salir mal”- Ella Fitzgerald


“En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida:  Sigue adelante“- Robert Frost


 Yo creo bastante en la suerte. Y he constatado que, cuanto más duro trabajo, más suerte tengo”- Thomas Jefferson


Si te caes siete veces, levántate ocho“- Proverbio japonés


“La diferencia entre ganar y perder, frecuentemente, es no rendirse“- Walt Disney




Dicen Que No Ocupa Lugar


 Se conoce que la etimología del vocablo Saber proviene del latín “sapere” que significa “tener inteligencia o conocimiento sobre algo”.

La acción, hecho o efecto de saber algo no se puede encerrar con un concepto definido, ya que depende la perspectiva de cada quien.

Sin embargo esta palabra es usada cotidianamente para indicar que una persona es notificada o adquirió un conocimiento acerca de un tema en específico, o también para referirse a la sabiduría que posee un individuo sobre algo, por lo tanto el saber algo alude al conocimiento que cada quien tiene con respecto a una materia definida y particular, entonces podemos concluir que saber, sabiduría y conocimientos son sinónimos.

Se puede llegar a saber o conocer sobre un tema o materia bien sea por medios propios y experiencias vividas, o porque alguien más te hace partícipe de sus conocimientos, es decir, por medio de la educación bien sea de manera práctica o teórica que alguien más puede implementar sobre ti. El saber puede tomarse como una representación objetiva de una realidad vivida o que otra persona te cuente.

El saber no puede reducirse únicamente a un tipo de aprendizaje como tal, bien sea que este sea implementado en una escuela o venga desde la educación adquirida en casa, el saber es un conjunto de todo lo que vemos, oímos, sentimos, olemos, estudiamos, practicamos, etc. 

Es decir, es todo lo que permanece en nuestra memoria y tenemos el conocimiento que está en ella.

Depende también del mundo en que nos rodea, la civilización, tradición, autoridad y cultura de la comunidad en la que vivimos, pues el saber evoluciona de persona en persona dependiendo de las experiencias y situaciones que se presentan en su día a día, es decir el saber no se hereda, se adquiere con el tiempo.

El saber engloba entonces toda esa información sobre conocimientos desarrollados y acumulados sobre distintos temas y que dependen del interés de cada individuo, pero que conjuntamente se complementan para explicar el proceso del desarrollo intelectual de cada quien, percibiéndolo además como un instrumento personal de evolución pero particular y único.

Se aduce utilizando una muy trillada frase “que el saber no ocupa lugar” pero cuando nos referimos al grado de conocimiento que una determinada persona ha logrado desarrollar, debemos citar que todo aquello que pudiera haber aprendido le ha demandado un esfuerzo constante donde ha dejado de lado muchas cosas que seguramente ha sabido sacrificar con la finalidad de alcanzar sus objetivos, ese saber, el adquirido, sin duda ocupará siempre un lugar preponderante en su vida, no habiendo nada igual o comparable que pudiese llegar a compensar ni mucho menos sustituir .

Hugo W Arostegui


Nuestra Medida



Meditación-contemplación

“Mándame ir hacia ti… Ven.
El ansia de lo divino es una constante en el ser humano.
Es un anhelo positivo que está puesto ahí por Él.
La trampa es querer conseguirlo por un camino equivocado.
Lo divino forma parte de mí.
Es la parte sustancial y primigenia de mi ser.
Cuando descubro y vivo esa presencia,
despliego todas las posibilidades de ser que ya hay en mí.
El secreto está en la absoluta confianza en Él.
Si pretendo buscarle como un bien más de consumo,
solo me encontraré con seguridades ficticias.
Solo lanzándome sin “paracaídas” conseguiré aterrizar en Él”.
Fray Marcos

Se conoce como pretensión a la acción de pretender. Como tal, la pretensión es la ambición, propósito, o aspiración que posee un sujeto por conseguir algo.
En relación a lo anterior, se puede ver la pretensión de un individuo cuando este se postula para un puesto de trabajo con la intención de lograrlo, para así desarrollar una carrera y progresar junto a la empresa.
Deseos exagerados. Por ejemplo: tiene la pretensión de que le pague el viaje, y la lleve a todos lados. Por otro lado, el término en estudio es visto como vanidad, presunción de ser considerada como Ahora bien, el término pretensión puede ser visto de forma despectiva, como ambiciones o tal, como por ejemplo: enseña pero sin pretensiones de profesora.
Los sinónimos de pretensión son petición, solicitación, reclamación, exigencia, derecho, entre otros.

Uno de los puntos más importantes que trata un individuo a la hora de buscar trabajo es el salario en relación a sus funciones, es por ello la importancia de indicar por parte del aspirante su pretensión salarial o de renta con el fin de que el empleador tenga conocimiento y pueda negociar sobre el asunto.
Debido a la dificultad de responder a esta pregunta, el aspirante debe de ir a la entrevista de trabajo con análisis previo de cuanto se gana en el mercado aproximadamente, así como los beneficios que ofrecen. Con respecto a este punto, es fundamental tomar en cuenta ciertas cuestiones, como el currículo, es decir, si existe experiencia laboral, estudios, entre otros.
Asimismo, es de gran ayuda realizar una lista de gastos fijos para así determinar el mínimo por el cual está dispuesto emplearse.
Por caso es que este sentido de la palabra se asocia con el de ambición.


Cuando una persona presenta un deseo importante y un afán de lograr una mejor posición económica, un mejor empleo, o cualquier otra condición que mejore en algún aspecto su situación, implicará una pretensión. Es una cuestión inherente a los seres humanos la pretensión así que es bastante habitual encontrarnos con ella.

Ahora bien, hay maneras y maneras de manifestarla y buscarla. Hay personas que son capaces de cualquier cosa con tal de conseguir aquello que pretenden, sin importarles si con sus métodos afectan a alguien o cruzan la línea de lo legal. Y por otra parte hay personas que se encaminan a lograr sus pretensiones pero lo hacen de un modo transparente y correcto.


viernes, 24 de febrero de 2017

Prudencia



“Capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, y adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios”

“El concepto de prudencia está vinculado a múltiples valores. Expresarse con un lenguaje claro y adecuado forma parte de la prudencia, sobre todo en la comunicación de hechos trascendentes o malas noticias. Por otra parte, la prudencia implica el respeto por los sentimientos y la vida del prójimo.

Resulta interesante mencionar que el pueblo egipcio solía representar a la prudencia a través de una serpiente con tres cabezas (una con apariencia de león, otra de lobo y la restante, de perro). Es que, para ellos, un individuo es prudente cuando tiene la astucia de las víboras, el vigor de los leones, la agilidad de los lobos y la paciencia propia de los canes.

Como hemos visto, la prudencia es un concepto que puede tocar todos los aspectos de la vida, desde nuestra propia seguridad y la de las personas que nos rodean, hasta nuestras relaciones con los otros, e incluso la economía”

Por eso es fundamental tenerla presente como medio de alcanzar la estabilidad.

“Esta manera reflexiva y cauta que mencionamos puede observarse tanto en el obrar de alguien como en el hablar, por caso, cuando alguien se demuestre de este modo se dirá que habla y actúa con prudencia y se lo denominará como prudente”
... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/social/prudencia.php

La prudencia supone siempre la detención para analizar lo que sucede, las alternativas disponibles frente a una elección crucial, y por tanto permitirse tranquilamente evaluar los efectos antes de tomar una decisión.
O sea, la prudencia supone echar una mirada consciente sobre todas las opciones, tomarse el tiempo para elegir la mejor y ahí recién actuar.

Leer las características de la prudencia es por supuesto más sencillas y simples que llevarlas a la práctica, por eso es que se trata de una cualidad difícil de disponer, porque supone un trabajo consciente y previo, tomarse y darse el tiempo siempre de pensar antes de hablar o de actuar.

Y como sabemos, la vida actual, tan envuelta en un frenesí, muchas veces, nos impide actuar pensativamente.

Dominar los impulsos es sin dudas un trabajo difícil de realizar pero es el camino que desemboca en la prudencia.

Mientras tanto, el concepto de prudencia se encuentra relacionado con diferentes valores y cualidades tales como la moderación, la templanza, la cautela, la moderación, especialmente a instancias de la comunicación interpersonal de hechos trascendentales o de malas noticias.

Quien es prudente actuará de una manera justa y adecuada y jamás atentará contra el respeto de los sentimientos del otro y la vida del prójimo.

Porque pensará antes de decir algo o de hacer algo que perjudique a alguien.





El Despilfarro


Verbo activo transitivo. Este término se refiere en derrochar, malgastar o desperdiciar los bienes o del patrimonio propio o también que no le pertenece o ajeno y los que tiene en su encargo, custodia o de cuidado, ya sea una hacienda o del capital.

El dinero forma parte de nuestro estilo de vida, de hecho, el trabajo es un medio de estabilidad económica al ganar un sueldo mensual con el que hacer frente a los gastos necesarios y también, a los derivados de los planes de ocio.

El ahorro también es un valor que muestra la importancia de planificar para el futuro.

El ahorro permite poder dar respuesta a posibles gastos imprevistos de mañana que pueden ser urgentes. Existen acciones vinculadas con lo económico que son contrarias al ahorro: el despilfarro.

Aquella persona que despilfarra el dinero lo dilapida al no darle el valor que de verdad tiene. Es decir, la persona cae en la tendencia de gastar por gastar, sin valorar de verdad la utilidad de una compra y si de verdad necesita realizar ese gasto.

El despilfarro nunca remite a gastos importantes y necesarios, por ejemplo, no se considera de este modo el gasto que un paciente invierte en su tratamiento psicológico sino que es un despilfarro un gasto excesivo en una compra que es totalmente secundaria e innecesaria. El despilfarro puede tener consecuencias negativas a largo plazo como la ruina económica o la acumulación de deudas.

El despilfarro está acompañado de un estilo de vida caro, incluso, superficial, marcado por los derroches y el exceso.

El despilfarro resulta inútil, es decir, no aporta algo valioso a largo plazo (cuando este comportamiento es frecuente). No existe un criterio razonable en el gasto, ni una gestión moderada.

Conviene puntualizar que el concepto de despilfarro también puede utilizarse en otro contexto en relación con otro factor que también tiene una economía distinta: el tiempo. La economía del tiempo es una realidad en nuestra vida marcada por el principio y el final.

Una persona puede considerar un despilfarro de tiempo, las horas que dedica a un fin que no le llena lo suficiente o que le aleja de otro objetivo que es más importante.

En relación con el plano económico, lo mismo ocurre en este contexto que cuando la sensación de pérdida de tiempo se prolonga, queda un peso de vacío en el interior.

La prolongación de esta “sensación de vacío” es consecuencia de que sintamos que hemos comprometido un tiempo que no nos pertenece en el presente y sentirnos con la carga de una pesada hipoteca que nos insume un coste a futuro “en términos de tiempo” una deuda contraída que nunca sabremos con certeza si seremos capaces de pagar.

Hugo W Arostegui




El Valor De Nuestro Tiempo


Me atrevo a afirmar, sin ninguna duda, que usted siente que tiene menos tiempo libre a su disposición que el que considera que se ha ganado.

No sólo eso, sino que probablemente piensa que en el pasado más o menos inmediato, sus padres o usted mismo podían disfrutar de un mayor tiempo de ocio cuando llegaban al hogar, a pesar de que en muchos casos sus cargas familiares y laborales eran mayores.

No, no son imaginaciones suyas: efectivamente, este es un sentimiento compartido por muchas personas en los países occidentales.

No hay que ser un lince para darse cuenta de que no ha sido así, y no sólo los avances tecnológicos no han reducido la jornada, sino que esta ha desbordado las ocho horas que pasamos en nuestro puesto de trabajo y nos ha obligado a estar continuamente pendientes del teléfono móvil y del correo electrónico.

Son muchas las teorías que ha intentado abordar el problema de esa sensación acuciante de que las 24 horas del día son pocas en las sociedades occidentales.

Paradójica porque tenemos a nuestra disposición muchos más artilugios que nos permiten ahorrar tiempo –de electrodomésticos a aplicaciones informáticas, ¿recuerdan cuánto se tardaba en escribir, enviar y esperar respuesta de una carta?– y porque no es totalmente cierto que el tiempo de ocio del que disponemos se haya reducido.

Un recomendable artículo publicado en The Economist recoge algunas de las teorías más célebres a tal respecto, y señala dos elementos esenciales en la ecuación: la percepción y la distribución.

Si la jornada laboral no ha aumentado y si tenemos muchos más medios tecnológicos a nuestro alcance, ¿por qué nos sentimos como si nunca tuviésemos tiempo? El artículo propone una interesante visión de nuestra percepción del tiempo: lo que ha cambiado no es la cantidad de tiempo de que disponemos, sino cómo lo entendemos.

En el pasado, la relación entre tiempo y dinero no era tan acentuada. Sin embargo, desde el siglo XVIII, cuando empezó a medirse el tiempo con relojes, todo empezó a cambiar, y la hora trabajada empezó a cuantificarse de forma monetaria.

Ello implica que una hora de nuestras vidas tenga un valor económico asociado, y cuando algo de repente resulta tan valioso que podemos cuantificarlo en dinero, nos parece mucho más escaso.

“Paradójico, el tiempo, todo lo da y todo lo quita. Porque el reloj gobierna la rutina de los hombres, nada hay más objetivo que el tiempo, pero también nada hay más subjetivo que él cuando la espera lo paraliza y la emoción lo acelera. Nada más personal, nada más compartido. 

Nada más abundante, nada más escaso. El tiempo está en todas partes y en ninguna. Es la forma de ser y de no ser. El tiempo es puente, pero también abismo. Desechable, inmortal. La vida está hecha de tiempo, pero así mismo es una carrera contra el tiempo.

Alrededor del tiempo surgen los conflictos que tejen la existencia, el conflicto entre el presente y el futuro, origen y fundamento del conflicto entre el orden y la transgresión, la seguridad y el sentido; el conflicto entre un futuro que promete y un pasado que obliga, entre la plenitud del instante y la ubicuidad de lo sido. ¿Cómo pudiera ser de otra manera? Si a medida que somos no somos, si somos responsables de lo que ya no somos y es menester contar con lo que todavía no somos. 

El tiempo es el enigma de la existencia, pero también la clave, la sustancia, el reto”

Hugo W Arostegui