Verbo activo transitivo. Este término se refiere
en derrochar, malgastar o desperdiciar los bienes
o del patrimonio propio o también que no le pertenece o ajeno y los que tiene
en su encargo, custodia o de cuidado, ya sea una hacienda o del capital.
El dinero forma parte de nuestro estilo de vida, de
hecho, el trabajo es un medio de estabilidad económica al ganar un sueldo
mensual con el que hacer frente a los gastos necesarios y también, a los
derivados de los planes de ocio.
El ahorro también es un valor que muestra la importancia
de planificar para el futuro.
El ahorro permite poder dar respuesta a posibles gastos
imprevistos de mañana que pueden ser urgentes. Existen acciones vinculadas con
lo económico que son contrarias al ahorro: el despilfarro.
Aquella persona que despilfarra el dinero lo dilapida al
no darle el valor que de verdad tiene. Es decir, la persona cae en la tendencia
de gastar por gastar, sin valorar de verdad la utilidad de una compra y si de
verdad necesita realizar ese gasto.
El despilfarro nunca remite a gastos importantes y necesarios, por ejemplo, no se considera de este modo el gasto que un paciente invierte en su tratamiento psicológico sino que es un despilfarro un gasto excesivo en una compra que es totalmente secundaria e innecesaria. El despilfarro puede tener consecuencias negativas a largo plazo como la ruina económica o la acumulación de deudas.
El despilfarro está acompañado de un estilo de vida caro, incluso, superficial, marcado por los derroches y el exceso.
El despilfarro nunca remite a gastos importantes y necesarios, por ejemplo, no se considera de este modo el gasto que un paciente invierte en su tratamiento psicológico sino que es un despilfarro un gasto excesivo en una compra que es totalmente secundaria e innecesaria. El despilfarro puede tener consecuencias negativas a largo plazo como la ruina económica o la acumulación de deudas.
El despilfarro está acompañado de un estilo de vida caro, incluso, superficial, marcado por los derroches y el exceso.
El despilfarro resulta inútil, es decir, no aporta algo
valioso a largo plazo (cuando este comportamiento es frecuente). No existe un
criterio razonable en el gasto, ni una gestión moderada.
Conviene puntualizar que el concepto de despilfarro
también puede utilizarse en otro contexto en relación con otro factor que
también tiene una economía distinta: el tiempo. La economía del tiempo es una
realidad en nuestra vida marcada por el principio y el final.
Una persona puede considerar un despilfarro de tiempo,
las horas que dedica a un fin que no le llena lo suficiente o que le aleja de
otro objetivo que es más importante.
En relación con el plano económico, lo mismo ocurre en
este contexto que cuando la sensación de pérdida de tiempo se prolonga, queda
un peso de vacío en el interior.
La prolongación de esta “sensación de vacío” es
consecuencia de que sintamos que hemos comprometido un tiempo que no nos
pertenece en el presente y sentirnos con la carga de una pesada hipoteca que
nos insume un coste a futuro “en términos de tiempo” una deuda contraída que
nunca sabremos con certeza si seremos capaces de pagar.
Hugo W Arostegui
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