martes, 7 de febrero de 2017

Lo que Nos Resulta Imperativo


En todas nuestras actividades nos regimos por determinadas normas que hacen a la escala de valores que nos apliquemos a nosotros mismos, que nos definan como personas y sobre todo, que asuman en sí mismas, como una “hoja de ruta” que nos permitan una clara orientación tanto a lo referente a nuestra conducta individual como a la que se espera que asumamos por parte de aquellos que de una manera u otra pudiesen ser los destinatarios de las consecuencias de nuestras reacciones ante la demanda imperativa de aquello que se entiende que debe ser realizado.

“Etimológicamente esta palabra proviene del latín imperativus y está relacionado con alguien o algo que tiene la facultad de mandar o dominar. Así mismo, el término imperativo se vincula con el deber o requerimiento injustificable, es decir que no tiene justificación alguna para no realizarse y si por alguna causa no es obedecido no existirá ninguna justificación que excuse el hecho de no hacerlo.

Por ejemplo cuando un individuo no acude a una cita con algún familiar por motivo de algún imperativo laboral. Por otro lado está el imperativo moral que se refiere a todo aquel compromiso o deber exigido en algunas situaciones relacionadas con la ética. Esto nos lleva al termino imperativo categórico, que es un término fijado por un filósofo alemán llamado Inmanuel Kant el cual vincula al termino imperativo categórico con el deber moral, no robar o no matar son ejemplos de imperativos categóricos validados por las leyes morales universales, establecidas por la mente humana para que sean cumplidas sin ninguna excepción”.

“Por caso cuando decimos de alguien o de algo que es imperativo estaremos diciendo que el mismo impone su voluntad o autoridad por sobre el resto.”

Para la ética Kantiana, el imperativo categórico es un concepto central de su filosofía y lo que sostiene sobre él es que se trata del mandamiento autónomo, es decir, no depende ni de una ideología ni de una religión y autosuficiente que regirá el comportamiento de las personas en sus diferentes manifestaciones en la vida. El mencionado concepto fue empleado por primera vez por el filósofo alemán Immanuel Kant en el año 1785 en la Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres”.

De manera de que siempre debemos asumir nuestra responsabilidad ante todo aquello que nos pudiera resultar imprevisto o impredecible, en el “panel de control” donde se registran nuestras prioridades deberán accionar las señales que nos indiquen con claridad todo aquello que por su transcendencia requiera una definición que predomine imperativamente sobre todas las opciones posibles.

Hugo W Arostegui


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