Desconcertante
Adjetivo
Que produce desconcierto.
"escuchaba mis palabras con una desconcertante
indiferencia, como si supiera de antemano que nada de lo que fuera a oír podía
inmutarle ni sorprenderle"
“Vivimos en comunidades atravesadas por fracturas
múltiples, en Estados Unidos concretamente, entre
las ciudades de la costa y el interior del país, entre la
población blanca y las minorías, la ética protestante del trabajo y una cultura
de la abundancia y la diversión… Al mismo tiempo, los medios, los tradicionales
y las redes sociales, han acelerado esta fragmentación de las identidades
culturales y políticas; especialmente las redes sociales permiten la creación
de comunidades abstractas y homogéneas en unos enclaves de opinión donde se
refleja la autosegregación psíquica de las comunidades ideológicas”
“Una de las consecuencias de
esta ruptura es la incapacidad de entenderse unos a otros, no solamente desde
el punto de vista de compartir objetivos comunes, sino también desde el
meramente cognitivo: hacerse cargo de lo que les pasa a los otros, de las
razones de su malestar, antes de denigrar el hecho de que no tengan soluciones
verdaderas a ese malestar o se dejen
seducir por ofertas políticas que no representan ninguna solución.
Por un lado, ese grupo de
americanos blancos, mayores, salidos de las clases medias superiores y movidos
por un espíritu de resentimiento
racial contra la América de las minorías que Barack Obama encarnaba, que se
sienten irritados con la inmigración y el comercio internacional.
Por otro, la
secesión de una minoría civilizada que se distancia de las pulsiones populistas no
tanto porque tiene una idea superior de democracia como porque no sufre las
amenazas de precariedad a los más golpeados por la crisis ni comprende los
temores de los de abajo.
Las élites dirigentes no están entendiendo bien lo que
ocurre en el seno de nuestras sociedades, probablemente porque ellos se
encuentran en unos entornos cerrados que les impiden entender otras
situaciones.
No hay experiencias compartidas
ni visión de conjunto; tan solo la comodidad privada, de una parte, y el
sufrimiento invisible, de la otra. Quienes se han turnado en la dirección de
los asuntos públicos no han entendido lo corrosivo que está resultando para la
democracia una persistente desigualdad y la diferencia de oportunidades.
Las
múltiples convulsiones experimentadas por la sociedad americana (con sus
equivalentes en otros lugares del mundo), desde el Tea Party hasta Trump o, en
el extremo contrario, los movimientos Occupy Wall Street y el éxito inesperado
de Bernie Sanders, son los síntomas de una desafección de los americanos por
una modernidad forzada,
mientras que la élite y su formidable aparato de propaganda repite una y otra
vez que no hay otro horizonte posible.
Así las cosas que recogemos
provenientes de un mundo, nuestro mundo, donde se hace cada vez más necesario dar
cabida a todas las manifestaciones del pensamiento humano, evitar las
exclusiones y a todos aquellos a quienes el desconcierto imperante les impulsa
a la búsqueda un tanto desesperada de su propia automarginación.
Una forma de pretender que no
ocurra lo que irremediablemente puede ocurrir, un grito desesperanzador de: “Paren
este maldito mundo que me quiero bajar”
Hugo W Arostegui
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