En términos de conexiones una cosa es desconectarse por
voluntad propia, vale decir, porque se nos dan las ganas de no recurrir a los
servicios de internet, y otra, muy diferente
es que no podamos acceder a la conexión con las diversas redes sociales por la
sencilla razón de que el lugar donde estamos alojados no está en condiciones de
asegurar a los usuarios del sistema informático los medios básicos mínimos que
les permitan acceder a las múltiples posibilidades de una comunicación por
demás rutinaria.
Cuando no podemos utilizar las señales que nos garanticen
la comunicación, en términos de “estar en contacto” es como intentar enviar
“señales de humo desde el limbo” nadie nos capta y nosotros “nos tiramos de los
pelos” ante la eventualidad de permanecer obligatoriamente en un “sepulcral
silencio” intentado obtener alguna señal
aunque siquiera proviniese de “ultratumba”
Esto es literalmente
lo que nos sucede, afortunadamente pude conseguir, por gestiones de una
Guía Turística de Bage, un lugar en la recepción de nuestro hotel donde otros
guías turísticos han colocado una conexión particular desde la cual ha sido
posible “el milagro” de ventilar un poco “las ventanas del limbo” y salir al
mundo real que nos circunda a través de los servicios de una conexión segura a
internet.
Considero que está muy bien y que es necesario olvidarse
tan siquiera un poco de todo lo que
pueda pasar “allá afuera” pero repito, una cosa es una cosa y otra cosa es otra
cosa, las restricciones a los servicios básicos de telecomunicaciones deben ser
opciones voluntarias cuando estas opciones son interrumpidas y nadie sabe los ¿por qué? resultan en algo
intolerable que a esta altura del partido
no se puede ni se debe admitir.
Hugo W Arostegui
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