Al hacer una
profunda revisión de todo aquello que ha significado a nuestro entender una
consecuencia propia de las maniobras utilizadas, digamos de paso burdas
maniobras, con la intensión de someter a sus intereses y voluntad de conquista
a todo aquel que osara siquiera poner en tela de juicio la férrea imposición de
una liturgia con cuyas imágenes se pretendía implantar en el imaginario
colectivo con la finalidad de extirpar
todo vínculo existente con sus raíces ancestrales.
Un iconoclasta,
en su sentido original, es una persona que se opone al culto de imágenes
sagradas.
De allí que, etimológicamente, la palabra,
proveniente del griego εἰκονοκλάστης (eikonoklástes), signifique
‘rompedor de imágenes’.
El primer momento en que se registra una querella iconoclasta en la
historia data del siglo VIII, en el Imperio bizantino, cuando, por
resolución del emperador León III el Isáurico, se prohibió el culto de las
imágenes religiosas de Jesuscristo, la Virgen María y otros santos católicos.
La crisis que esto provocó fue tal,
que los iconoclastas declararon una
suerte de estado de guerra contra las imágenes cristianas, y perseguían a
quienes las veneraban, los llamados iconódulos.
La prohibición, no obstante, se levantó en el
concilio ecuménico de Nicea, en 787.
Otra etapa particularmente significativa de la iconoclasia fue
la que se vivió durante el proceso de la conquista
en América, donde las imágenes que adoraban los aborígenes americanos
fueron destruidas para ser remplazadas por las impuestas por la religión
católica, y los aborígenes obligados a convertirse al cristianismo.
Hoy en día, por su parte, se reconoce como iconoclasta a aquel individuo que rechaza las normas
y las tradiciones, que va a contracorriente de las convenciones sociales
y de los modelos estatuidos.
En este sentido, el iconoclasta es una persona que
reacciona críticamente a su realidad, de actitud controversial y
revolucionaria.
Las vanguardias
artísticas de comienzos del siglo XX, por ejemplo, fueron movimientos iconoclastas en
el sentido de que enfrentaron críticamente el canon artístico que los precedía
y procuraron una profunda transformación, a nivel de formas y procedimientos,
en las prácticas del arte.
Pensamos que considerando la enorme difusión de los
acontecimientos relacionados con nuestra historia universal, no es necesario
abundar con mayores detalles, la evolución de la tecnología en el área de la informática,
entre todas sus posibilidades permite un rápido acceso a todo lo relacionado
con este tema, quien tenga la voluntad de investigar o escudriñar en detalle
sobre un asunto tan controvertido como el expuesto seguramente encontrará las respuestas
que puedan satisfacer sus particulares inquietudes.
Hugo W Arostegui
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