Existen algunas personas que en su forma de ver entienden
que nuestra tarea consiste en ocupar un espacio, no muy extenso y de ser
posible de fácil y amena lectura, con la finalidad de brindar una especie de
entretenimiento a los lectores necesitados de ciertos espacios de entretención.
Pues bien, es probable que seamos lo que piensan que somos y
quizás seamos todo eso y mucho más, pero ocurre que en mi caso en particular no
reúno esas condiciones, sencillamente no escribo para entretener y poseo, a
esta altura de la vida, ciertas características que no me tornan muy
recomendable para quien pretenda encontrar en la lectura algún tipo de
entretenimiento.
Es probable que a alguno un tanto desinformado el recurso de
recurrir a la lectura de artículos que suscribo le resulte contraproducente
pues suelen estar impregnados de contenidos un tanto urticantes, pudiendo, en
algunos casos, producir efectos similares a los que podría provocar un “supositorio
de pimienta”
Así las cosas, como bien dice una popular canción: “cada
cual con su cada cuala, el mundo se desliza y la vida se resbala”.
Hugo W Arostegui
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