viernes, 10 de febrero de 2017

La Sobrevaloración


En estos tiempos en los que vivimos, que es resultado de miles de años de evolución, donde el ser humano ha utilizado la única cualidad que lo distingue de otros seres vivos; la capacidad de razonar y usar la mente como medio de supervivencia, ha resultado en una era moderna donde ya no imaginamos nuestras vidas sin la comodidad que nos brindan un sin fin de dispositivos electrónicos que van desde refrigeradores para mantener frescos nuestros alimentos hasta celulares inteligentes que nos dicen si nuestros críos lloran por hambre o por sueño.

Es evidente que vivimos en una época donde la mente con su ingenio para construir y desarrollar ideas juega un rol determinante en nuestra percepción de la realidad y el universo. Todo lo medimos, todo lo pesamos y analizamos hasta el último detalle, buscamos dentro de las células, en las órbitas del átomo y esperamos que una partícula nos revele los misterios y el origen de la materia, teorías, hipótesis y una mente que mientras mas entiende menos comprende.

Tarde o temprano nos daremos cuenta que con la lógica no es suficiente para abarcar todos los aspectos de esta experiencia que llamamos vida. Cuando apreciamos toda la biodiversidad que habita nuestro planeta es inevitable percatarse de la perfección y sincronía de la naturaleza, cada parte necesaria e indispensable para la subsistencia de la vida misma, sin embargo cuando miramos de cerca al ser humano nos topamos de frente con una fuerte contradicción, somos los únicos seres capaces de desarrollar fantásticas obras artísticas que muestran lo más sublime de nuestra consciencia y también bombas nucleares que pueden acabar con toda forma de vida sobre la tierra, una dualidad que vivimos de forma colectiva y de manera individual en nuestra cotidianidad, está impresa en nuestro ADN y es lo que hace tan fascinante transitar por esta experiencia, la aparente “imperfección”.

Es debido a esta complejidad de nuestra consciencia que se vuelve de suma importancia comprendernos no solo como un ente pensante, si no como un ser de múltiples facetas, donde por supuesto el intelecto es una de ellas, pero no la única. Un adulto no es necesariamente una persona que cumple la edad legal para votar o se gana la vida por medio de su trabajo. Según Alejandro Jodorowsky; un verdadero adulto consciente es capaz de separar los cuatro lenguajes que lo comunican con el mundo: el intelectual (con sus palabra e ideas), el emocional (con sus sentimientos), el sexual (con sus deseos) y el corporal (con sus acciones).

Es muy común que aun siendo adultos vivamos como víctimas de carencias que tuvimos en nuestra infancia, confundiendo estos cuatro lenguajes y no logrando una coherencia entre ellos, pensamos una cosa, sentimos otra, deseamos otra y hacemos otra, es similar a un carruaje con cuatro caballos donde cada uno usa su fuerza para ir en direcciones diferentes, el resultado es que ese carruaje (que somos nosotros) se quede inmóvil, se bloquee y no avance, esta inmovilidad nos afecta a nosotros cuando no logramos la coherencia entre lo que pensamos, sentimos, deseamos y hacemos.

La sociedad no es más que el resultado de la suma de todos los individuos que existieron y existen, si a nivel individual la mayoría no estamos desarrollados como adultos conscientes, el reflejo global es el mismo, por eso llenamos salas de cines donde adultos de todas las edades acuden a ver películas de super-héroes o vamos a la lucha libre o llenamos nuestro tiempo de distracciones y entretenimiento porque nuestra sociedad no ha madurado, si pudiera simbolizarlo en una imagen sería la de un niño con traje de oficinista y una cajita feliz.

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