“El sentimiento de gratitud no corresponde a una de las
emociones básicas. Todo lo contrario.
Para experimentarla se requieren una serie de procesos
complejos en la mente. No todo el mundo puede experimentar
gratitud.
Es una virtud reservada para los espíritus más elevados y
para las inteligencias mejor desarrolladas.
A diferencia de otros sentimientos, el de la gratitud no
aparece como un impulso simplemente.
La gratitud exige que haya un sistema de valores éticos, en
donde estén resueltos los conceptos de dar y recibir, además de una renuncia a
la visión egocéntrica de la vida”
“Cuando la gratitud
es tan absoluta las palabras sobran.”
Álvaro Mutis
“Las personas que no son capaces de experimentar gratitud
tienen un elevado narcisismo.
No solamente tienen problemas de memoria,
sino que también dan por sentado que merecen toda la ayuda que reciben.
De
hecho, muchos de ellos se atribuyen por completo los beneficios que obtienen y
omiten por completo lo que los demás aportaron para poder lograrlos.
La ingratitud es propia de personas que han sido criadas con
exceso de gratificaciones. No se les enseña a valorar lo que otros les dan. Sus
padres le inculcan la idea de que lo merece todo, por ser quien es.
Quien ha pasado por dificultades y las ha resuelto, sabe el
inmenso valor que tiene la ayuda de otros.
Nada como sentirse impedido para algo, o atrapado, o
vencido, para entender que la mano que otro tiende es un verdadero regalo
del cielo.” “La gratitud no solo es la
más grande de las virtudes, sino que engendra todas las demás”-Cicerón-
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