Los que recurrimos
asiduamente a la comunicación escrita para expresar nuestro pensamiento
corremos el serio riesgo de caer en manos de la monotonía, dar vueltas y
vueltas en alrededor de algún tema en cuestión antes de concentrarnos en su
contenido, o lo que puede resultar demasiado frecuente, que nos manejemos con
un bagaje de recursos muy escaso en cuánto al lenguaje que utilicemos o que
tracemos surcos cada vez más profundos en nuestros recorridos expresivos
constituyéndonos en “discos rayados” de tanto intentar decir lo mismo utilizando
las mismas palabras.
Por ejemplo: “Yo intento prestar atención, pero la monotonía de su voz hace que
me duerma”, “Acabo de escuchar el nuevo disco de esta
banda: es pura monotonía, todos los temas parecen iguales”.
De la misma forma,
en el ámbito del lenguaje, tanto escrito como hablado, se suele emplear el
término monotonía para referirse a aquella persona que constantemente utiliza
las mismas palabras, expresiones o giros. Con ello queda claro que el individuo
en cuestión es pobre en cuanto a vocabulario y que no tiene recursos necesarios
para poder utilizar el idioma.
En la esfera de la
vida personal, la monotonía está relacionada a la
regularidad, la rutina, el aburrimiento y el tedio. En una vida
monótona, todos los días transcurren de manera similar, con las mismas
obligaciones, idénticos horarios, etc.: “Me gustaría hacer algo para
cambiar la monotonía de mi vida”, “Me levanto, voy al trabajo y
después a la facultad. Cuando llego a mi casa, me voy a dormir: ya estoy harto
de esa monotonía”.
Esto que
mencionamos bien puede considerarse un hábito o un vicio recurrente, por no
decir que también puede ser un indicador de “pobreza expresiva” agotamiento
mental y por qué no, una flagrante falta de consideración para los potenciales
lectores, fuese lo que fuese, es notorio que todo aquel que pretenda usar un
medio de comunicación tanto oral como escrito, deberá cultivarse sembrando en
su intelecto el conocimiento que le permita recurrir a un lenguaje expresivo
rico en nutrientes idiomáticos.
Hugo W Arostegui
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