sábado, 13 de mayo de 2017

Lo Que Percibimos


Todos los días, cuando abrimos los ojos en la mañana, nos invade una gran cantidad de estímulos visuales. Los colores y las luces fluyen desde nuestra retina hasta el cerebro, donde los decodificamos. Así podemos saber si hay un día soleado, vemos el color de las cortinas y encontramos la puerta. Sin embargo, dentro de este inmenso cúmulo de información, hay muchos detalles que ignoramos, detalles que no nos resultan significativos.
De hecho, ¿en alguna ocasión te has preguntado cuántas cosas ve tu cerebro que pasan desapercibidas para tu conciencia?

Esta pregunta se la plantearon investigadores de la Universidad de Arizona, quienes monitorizaron las ondas cerebrales de una serie de personas mientras procesaban unas siluetas que se mostraban en el centro de una pantalla y otra serie de formas paralelas que eran perceptibles solo para la visión periférica.

Los investigadores pudieron apreciar que, tal y como afirmaba la teoría, las personas se focalizaban en lo que veían en el centro de la pantalla haciendo caso omiso a las imágenes paralelas. Sin embargo, la actividad cerebral indicó que en realidad sus cerebros estaban procesando esas imágenes paralelas para buscarles un significado, incluso desde el punto de vista semántico.

¿Qué implica esto?

Nuestra visión central abarca poco más de 30 grados mientras que la visión periférica abarca casi unos 180 grados. Por ejemplo, cuando estamos ante un paisaje, barremos rápidamente con la vista toda la zona y buscamos los puntos más importantes para centrarnos en estos. Sin embargo, en realidad estamos viendo mucho más ya que nuestra visión periférica está abarcando un radio más amplio y nuestro cerebro lo está procesando, por debajo del nivel de conciencia. De esta manera, si se detecta algún estímulo que puede llegar a ser peligroso para nuestra integridad, esta información salta a nuestra conciencia y nos da la voz de alarma.
La percepción es no solo nuestro proceso de “asimilar” los estímulos sino es además la manera cómo reaccionamos ante ellos, cómo cada uno de nosotros nos manejamos o conducimos en el entorno que nos rodea y, además, es el mecanismo a través del cual realmente convivimos en sociedad. Entonces, más específicamente, debemos hablar sobre  la semiótica de la percepción.

Todos estamos expuestos a una inmensa cantidad de estímulos a cada momento del día, partiendo por cosas cotidianas y domésticas como el sonido de un despertador o el “ringtone” que asignamos a una persona específica y significativa de nuestra libreta de contactos, las luces de un semáforo, el aroma del primer café de la mañana, el sabor de un postre, el contacto con la textura de una superficie y hasta los más complejos sistemas de signos, por ejemplo, un mapa, un manual constructivo, las letras de un libro, los diagramas informáticos, los datos que refleja un equipo médico para controlar los valores de la respiración durante una cirugía, etc. No podríamos reaccionar ante toda esta avalancha de sensaciones sin la herramienta de la percepción.

Hay que recordar o aclarar que percibir no es sinónimo de “ver”; vemos con los ojos y a través de un mecanismo también maravilloso que es la vista, pero no es suficiente. Percibimos a través de los cinco sentidos y por medio de estímulos que pueden ser visuales, auditivos, gustativos, olfativos y táctiles, y que tienen muchas más categorías dentro de sí mismos, volviendo el proceso de percibir algo muy complejo, específico y detallado.

Estos signos estímulos generan en nosotros sensaciones, las cuales duran únicamente fracciones de segundos para que, al ser asimiladas, nuestro cerebro las convierta en percepciones, involucrando  procesos cognitivos y otorgándoles  significados.

Este proceso continuo e ilimitado es la “semiosis”: la capacidad humana de asignar significado a todo lo que le rodea. De esta manera es como realmente nos comunicamos y es así como la fragancia de un perfume significa para nosotros el recuerdo de una persona en particular, la música y la letra de una canción nos remonta a un momento importante de nuestra vida… un color nos puede hacer pensar en una marca específica y un símbolo nos puede comunicar un concepto.

No podemos hablar de semiosis sin aclarar que la semiótica es el estudio de los signos dentro de un contexto social, por lo tanto ese proceso perceptivo estará siempre condicionado por las características y particularidades de cada uno de nosotros.

Percibimos de acuerdo a quienes somos, a nuestra sensibilidad,  carácter y temperamento,  a nuestro nivel de estudios, nuestra identidad cultural, creencias religiosas, ideologías políticas, tendencias sexuales, género, edad, status social y capacidad adquisitiva, a nuestras experiencias de vida, sean éstas agradables o no.

Es por eso que un diseño no funcionará de la misma manera para un público oriental que para Latinoamérica, tenemos un simbolismo diferente para ciertos colores, palabras y lugares… percibimos diferente.

Podríamos escribir muchísimo más acerca de la maravilla de la percepción pero quizás el punto medular sea que es parte de nuestra esencia, que está directamente relacionada a nuestro ser individual y que constantemente está siendo modificada por todos los acontecimientos, pequeños o grandes, afortunados o no, que marcan nuestra vida. Que con cada nueva experiencia o cambio al que nos enfrentamos modificamos nuestra manera de percibir y que, como dije al principio, la percepción es una herramienta evolutiva que nos ayuda a seguir viviendo y nos permite adaptarnos a nuestro entorno actual, sin duda no es igual al de ayer y será totalmente distinto al de mañana.

La vida cambia y con ella nuestra situación laboral, familiar y emocional, por lo tanto, percibimos siempre de acuerdo a nuestra propia historia.


Hugo W Arostegui

Concentración



La concentración de carácter mental, por otra parte, es el proceso de la mente que consiste en centrar voluntariamente la atención sobre un objetivo. A través de la concentración, la persona deja momentáneamente de lado todo aquello que puede interferir en su capacidad de atención.

En este caso, por ejemplo, hay que decir que muchos son los profesionales que requieren desarrollar la concentración para poder llevar a cabo su trabajo. Así, en el caso del mundo de espectáculo hay artistas como magos, mentalistas o trapecistas que necesitan de la citada concentración para realizar sus números y de esta manera conseguir que ellos salgan tal y como desean, lo que hará que el público asistente quede gratamente sorprendido.

Cabe resaltar que la concentración resulta vital para el aprendizaje (la adquisición de nuevos conocimientos), la precisión en la ejecución de movimiento y la puesta en marcha de una estrategia. Los deportistas, por ejemplo, deben estar concentrados para enfocarse en sus acciones.

Nos encontramos rodeados de información y nuestros recursos son limitados, por lo que debemos seleccionar aquellos estímulos considerados relevantes. Para ello, está especialmente diseñado el mecanismo cognitivo de la atención (atención y concentración). Esta capacidad de selección permite la adaptación a un entorno complejo y cambiante, al mismo tiempo que posibilita la interacción con el mismo.

La concentración está muy relacionada con otros procesos psicológicos en los que influye o por los que se ve afectada (percepción, aprendizaje, memoria, emoción, etc.). De forma general, la concentración tiende a conceptualizarse de dos maneras:

Como un estado de concentración o focalización de la conciencia. Es decir, entendida como habilidad compuesta por estrategias para la optimización del funcionamiento del sistema cognitivo.

Como capacidad de procesamiento. Es decir, la concentración entendida como mecanismo de activación de procesos.

Ambas perspectivas pueden considerarse complementarias.

Otra de las funciones de la concentración, una vez procesada la información, es la de garantizar una respuesta, reducir el tiempo de la misma o mantener el estado de alerta durante la ejecución de una tarea. Aunque el control de la atención depende, en gran medida, de nuestra voluntad, en ocasiones, escapa a nuestro control. Esto depende de las características de los estímulos o del estado motivacional. Incluso la dirección o intensidad de la concentración puede cambiar rápidamente.

Hugo W Arostegui


viernes, 12 de mayo de 2017

La Superación


La superación puede ser entendida como el vencimiento de un obstáculo o dificultad, o también como la mejora que haya tenido lugar en la actividad que cada persona desarrolla, esto en cuanto a lo profesional y metiéndonos más en el plano personal, la superación, también, es la mejora que una persona puede experimentar en sus cualidades personales.

Como se puede vislumbrar a través de las definiciones, la superación es una parte de la vida interna de un ser humano que tiene que ver con aquellas situaciones o cuestiones que este vaya sorteando, para bien claro está, en lo que respecta a sus aspiraciones, o las metas que se haya propuesto en la vida.

Muchas veces se entiende o se concibe a las cosas materiales como la superación a la cual puede llegar una persona; sin embargo, los que crean esto incurren en un error de interpretación, ya que las buenas rachas económicas, que permiten que se cambie de auto por un modelo un poco mejor, de casa, por una más grande, sólo se deberán a las buenas estrategias o los planes que una persona haya trazado en su negocio y que luego al tiempo dieron excelentes resultados que se traducen en todas estas cosas materiales que les comentaba. 

Vale destacar que el concepto de superación discurre en muchas ocasiones sobre fenómenos que no son materiales; así, uno de los ejemplos históricos que se refieren al tema tienen que ver con la independencia de la India, la caída del muro de Berlín en Alemania o con el fin del apartheid en Sudáfrica, casos en los cuales grandes barreras en la historia de una nación han sido vencidas en virtud de la superación.

Asimismo, decíamos más arriba, que la superación también es vencer un obstáculo, en este caso, por ejemplo, podríamos ubicar a aquellas personas que a pesar de observar una discapacidad física no se quedan en su casa sentados en una silla de ruedas, sino que por el contrario, siguen su vida, a pesar de este obstáculo que es la falta de movilidad y lo superan estudiando, recibiéndose y luego peleando por un lugar laboral. 

En este aspecto, la superación consiste en la capacidad de explotar todo el potencial de una persona, que suele en ocasiones verse limitados por prejuicios y obstáculos psicosociales. Así, el mayor acceso de las personas con capacidades diferentes a los ámbitos académicos y laborales representa uno de los mejores ejemplos de superación que pueden describirse en la actualidad. 

Se reconoce que la legislación vigente ha favorecido esta posibilidad, lo que no reduce méritos a la excelente tarea de los individuos afectados y su gran crecimiento en la esfera del trabajo, la educación y el desempeño físico, social, afectivo y cultural.


Genialidades


En la historia de la ciencia hay algunas ideas geniales que impresionan por su sencillez y su estructura perfectamente límpida, que permitieron conseguir resultados que todavía hoy nos sorprenden. Por ejemplo, la medición de la circunferencia de la Tierra por Eratóstenes (276-174 a.C.), en el siglo III antes de nuestra era. 

Eratóstenes, que era bibliotecario del Museo y Biblioteca de Alejandría, se enteró de que en la ciudad de Siena, al sur de Egipto, durante el solsticio de verano, una varilla clavada en el cielo no proyectaba sombra alguna, mientras que en su ciudad sí lo hacía. Inmediatamente atribuyó esta diferencia a la curvatura de la Tierra y, mediante un ingenioso sistema, midió la distancia entre Alejandría y Siena, y teniendo en cuenta que la sombra de la varilla en Alejandría formaba un ángulo de siete grados, 

calculó a qué longitud debía corresponder un ángulo de 360 grados: el resultado le dio unos cuarenta mil kilómetros, cifra muy aproximada a la actual, obtenida mediante sofisticados satélites. 

Justamente lo que impresiona de Eratóstenes es lo simple de su razonamiento, y lo simple, también, de los elementos que usó: una varilla clavada en el suelo, un instrumento para medir el ángulo de la sombra y una caravana de camellos que le sirvieron para calcular la distancia desde Alejandría a Siena. 

El resultado muestra, de paso, que no sólo la esfericidad de la Tierra era conocida desde la Antigüedad sino que se tenía una idea aproximada de su tamaño (aunque la medición de Eratóstenes fue modificada por Tolomeo, que obtuvo un valor más bajo y más apartado del real). La leyenda, pues, de que Colón defendía la esfericidad de la Tierra ante un puñado de ignorantes que pensaban que era plana es absolutamente falsa: quienes se opusieron a Colón no discutían la forma de la Tierra sino su tamaño. Otra idea sensacional, en la misma cuerda, fue la de que por primera vez permitió medir la velocidad de la luz. 




Convicciones


Dentro de lo que sería la psicología es frecuente hablar de la convicción. En concreto, de ella se dice que es fundamental para encontrar la motivación a la hora de llevar a cabo determinadas acciones, para ser positivo y confiar en que las cosas que vamos a realizar se van a conseguir e incluso para convencerse de que uno mismo está y estará bien.

Pero en ese mismo campo también se hace referencia a todas esas personas que tienen convicción pero sobre aspectos pesimistas y negativos en todo momento. Son individuos que creen a pies juntillas que no valen nada, que no son capaces de afrontar el reto que tienen por delante o que la persona a la que aman no les va a corresponder porque no poseen nada para ofrecerle a esta.

Convicción también es una idea política, ética o religiosa a la que una persona se encuentra fuertemente adherida. Lo habitual es que el término se utilice en plural (convicciones): “Les aseguro que nunca traicionaré mis convicciones”, “Agradezco tu propuesta, pero va en contra de mis convicciones”, “Sin convicciones, es imposible triunfar en un mundo tan competitivo”.

La noción de convicción suele confundirse con la idea de creencia. Puede decirse que una convicción es una creencia de la que un sujeto considera que tiene evidencias suficientes para considerarla cierta. 

No importa si dichas evidencias son científicas, racionales o subjetivas: la persona cree que son suficientes para sostener su idea. La creencia, en cambio, es más bien una suposición o una cuestión de fe, ya que el individuo no puede justificar su veracidad.

Muchos sostienen que tanto la razón como la fe son distintas formas de convicción que pueden co-existir con distintos grados de conflicto. La fe es una convicción que no está basada en el raciocinio, mientras que la razón sí está fundada en la lógica.




jueves, 11 de mayo de 2017

Tu Puedes Conducirte


En ocasiones, la vida no está yendo por el sendero más positivo. Nos sentimos frustrados, desalentados, nada está bien y no sabemos cómo lograr que esta situación cambie.

Cuando nos sentimos tan perdidos, cuando la depresión o problemas peores nos abordan, acudir a un psicólogo es una opción. Pero, ¿qué nos garantiza que nos solucionará el problema?

Ir al psicólogo se convierte en nuestra vía de escape. Incluso a veces, acudimos porque pensamos que somos incapaces de lograr una solución por nosotros mismos. Pero, ¿estás seguro de ello?

Hoy descubrirás que en muchas ocasiones, acudimos al psicólogo por mera comodidad. 

Realmente, la solución está en nuestro interior. ¡Descúbrela! Conoce al psicólogo que llevas en tu interior.
Cuando acudimos a un psicólogo, este tiene que conocernos primero. A menos que sea una persona conocida o alguien de nuestra propia familia, el psicólogo no sabe absolutamente nada de nosotros.
A pesar de esta primera sensación incómoda por tener que contarle todo a la persona desconocida que tenemos delante, esto puede ser terapéutico.

Hablar de nosotros nos hará reflexionar sobre nuestra vida y recordar momentos que creíamos olvidados.

Todo esto será importante para solucionar los problemas que nos acaecen en este momento. Pero, a pesar de esto el psicólogo nunca llegará a conocerte tanto como te conoces tú mismo.
Es más, quizás te resistas a que esto suceda así. Son muy pocas las personas que lo saben absolutamente todo de nosotros. Y seguramente, ¡se nos escape algo!

Sentimientos, pensamientos, sueños… Es algo que nosotros vivimos solos y que no compartimos con nadie. Si estás pasando por un mal momento, tú mejor que nadie conocerás tus reacciones y los motivos.

“El que sabe conocerse a sí mismo es dueño de sí”
-Pierre de Ronsard-

Existen cosas que no queremos que nadie conozca. Quizás el problema que tenemos en este momento esté relacionado con alguna especie de culpabilidad que nos avergüenza. Tal vez, no le quieras contar esto a tu psicólogo. Un punto muy importante que afectará al éxito de la terapia.

Hay que ser totalmente sinceros, pero no hay mejor sinceridad que la que nos profesamos a nosotros mismos.
¿Quién dijo que podría ser fácil? Todo lo que merece la pena, ¡cuesta! Lo primero que debemos pensar es siempre en positivo.

Hay una situación negativa que nos está haciendo la vida muy difícil y complicada. Algo inesperado, que se escapa de nuestro control. ¿Qué hacer ante una situación como esta?

Nuestra vida ha cambiado y con positivismo debemos intentar superar y cambiar esta situación por la que estamos pasando. Para ello, es necesario que seamos conscientes de lo que nos está pasando.
Solo la persona que tiene el problema deberá sacar las fuerzas necesarias para salir de su problema.
Pues nadie más que ella tomará la iniciativa de poder cambiar.

“Un poco más de persistencia, un poco más de esfuerzo
y lo que parecía un fracaso sin esperanza puede convertirse en un glorioso éxito”
-Elbert Hubbard-

Como has podido ver, tú puedes llegar a ser tu mejor psicólogo. Estos pueden orientarnos, abrirnos los ojos, ayudarnos… Pero no harán ningún milagro. La fuerza del cambio, el esfuerzo, recae solo en nosotros.


Ser Considerado


La palabra considerado es habitual que la usemos en nuestro idioma para dar cuenta de aquel individuo que presenta un comportamiento eminentemente respetuoso para con los otros y asimismo en su desenvolvimiento en diversas situaciones.
Entre los sinónimos que más usamos para esta referencia se destacan sin dudas los de respetuoso y cortés. El concepto opuesto a considerado en esta referencia es el de descortés, que implica la ausencia de cortesía y de amabilidad en el trato y en el comportamiento.

Cabe destacarse que el respeto resulta ser una condición intrínseca del individuo considerado. En tanto, en nuestra cultura, al respeto se lo considera como un valor que es el que le permite a la persona considerar las situaciones y a las personas en particular y actuar en consecuencia de ello.
Por ejemplo, el considerado, al ver a una persona mayor en la fila de un transporte público la dejará pasar primero, y si asiste a una boda, luego de la ceremonia se acercará a saludar a los novios y les manifestará su agrado de participar en la celebración y les deseará muchas felicidades.

Por otra parte, la palabra considerado también la usamos para hablar de aquel que recurrentemente recibe por parte de los demás congratulaciones por sus acciones y asimismo respeto por aquello que hace o dice.

También es frecuente que a la persona considerada se la denomine como apreciado o estimado. En tanto, el concepto que se opone a este sentido de la palabra es el de despreciado porque refiere la poca estima y aprecio que se le dispensa a alguien que demuestre en su accionar la ausencia absoluta de estos valores.

Hugo W Arostegui