martes, 5 de septiembre de 2017

Opiniones


Los terroristas del ISIS son malos, nadie puede discutir eso. Y culpables de sus actos, tampoco 
admite discusión. Pero eso no quiere decir que todos los demás seamos buenos. Los asesinatos de París son crímenes espeluznantes. Pero eso no quiere decir que no haya otros criminales.

Francia es la cuna de la Ilustración y la capital del laicismo, es cierto, pero también ha sido una potencia colonial. En los países ricos hay democracia, es cierto, pero también han derrocado democracias por la fuerza, desde Chile hasta Irán, para imponer a tipos como Pinochet o el Shá de Persia. ¿Quién controla la industria farmacéutica, responsable de tantas muertes al día? ¿Quién controla la venta de armas, en la que España cada día ocupa un puesto más importante? ¿Es un embargo de alimentos o de medicamentos un acto terrorista? ¿Lo es el control de precio de las materias primas?

España es buena, sin duda, no faltaba más, pero tanto Javier Solana como José María Aznar bombardearon sin mandato de la ONU. Y si a eso vamos, ¿el famoso mandato de la OTAN es una patente de corso?

Y por cierto, ¿quién creó y financió el ISIS? Hubo un tiempo en que Estados Unidos apoyaba a cualquiera que se autoproclamara rebelde al régimen sirio. ¿Qué responsabilidad tienen en la creación y financiación del ISIS la CIA y el Mossad? ¿Era una buena idea engordar a los islamistas para quitarse de en medio a Bachar el Asad? ¿Tan buena como engordar a Saddam Hussein para quitarse de en medio a Jomeini? ¿Tan buena como engordar a Bin Laden para quitarse de en medio a la Unión Soviética en Afganistán? ¿Seguimos? ¿Tenemos más buenas ideas, mejores todavía, a punto de surgir de nuestras cabezas pensantes?

Lo que quiero decir con estas preguntas es: ¿todo el problema se reduce a un grupo de chiflados sedientos de sangre sin más instigación que su ciega fe en Alá? Son efectivamente un grupo de chiflados, etc., pero ver sólo eso es un poco miope. Y por lo tanto, poco efectivo.

Un día antes de los atentados en París, hubo también dos atentados del ISIS en Beirut que causaron 40 muertos y más de 200 heridos. No salió en portada, nadie aseguró cariacontecido que “hoy todos somos libaneses”, en su perfil en redes sociales nadie puso una bandera libanesa con un crespón negro. Si a nosotros, que somos buenos, unos muertos nos importan más que otros, ¿por qué ellos, los malos y terroristas, no iban a proceder igual?

Desde luego que, frente al terrorismo, hace falta una reacción policial, quizá también militar, pero no sólo eso. También tendremos que mirar qué es lo que hemos hecho y hacemos, y qué es lo que vamos a hacer. Para eso, no basta con dejar hablar a los políticos: habrá que preguntarles a las empresas de armas, a las petroleras, a las farmacéuticas, a los bancos, a los servicios secretos. A los que deciden, en otras palabras. Preguntemos a nuestros propios malos. Porque buenas palabras las tienen también los malos (o quien las pronuncie en su lugar).

De momento, Hollande ya ha tirado bombas, ha dicho que esto es la guerra y ha pedido una alianza o cruzada contra el enemigo común. No es venganza, dice nuestro ministro. No ni poc, dirían en Piles.
Rajoy también ha hecho lo mismo, pedir unidad contra el terrorismo, salvo que el terrorismo actúe, por ejemplo, en Beirut, cosa que al parecer tiene mucha menos importancia y no requiere que se una nadie.

Si nosotros tenemos que unirnos en la guerra contra el terrorismo islámico, ¿qué tendrán que hacer las víctimas de los bombardeos de Estados Unidos, como el del hospital de Médicos sin Fronteras en Afganistán, a principios de octubre?

Como dice Marco Aurelio (y repito con demasiada frecuencia): “La mejor manera de defenderte es no parecerte a ellos” (Meditaciones, VI, 6).

Mi pregunta a todos nosotros, los buenos, las víctimas, es: ¿intentamos no parecernos a ellos, los malos, los terroristas, no en las palabras, sino en los hechos? ¿O de nuestros hechos sólo son responsables también unos cuantos chiflados sedientos de sangre, instigados por su ciega fe en el beneficio empresarial, etc.?


Superación


Muchas veces pensamos por cosas que nos pasan de forma repentina e inesperada, que hemos perdido todo y que nada tiene sentido, por lo que caemos en tristeza, falta de superación, depresión y desmotivación, para ello es bueno leer frases de superación personal que nos ayuden en esos momentos un poco difíciles a ver la vida de otro color y vivirla de otra manera.

“Aquello que habita en el pasado y aquello que habita en el futuro es sólo una pequeña cosa comparado con aquello que habita dentro de nosotros”
Autor: Ralph Waldo Emerson

“Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar.”                  
 Autor: Paulo Coelho

“Una persona no puede directamente escoger sus circunstancias, pero si puede escoger sus pensamientos e indirectamente y con seguridad darle forma a sus circunstancias.” 
Autor: James Allen

“La vida es una oportunidad, benefíciate de ella. La vida es belleza, admírala. La vida es un sueño, alcánzalo. La vida es un desafío, enfréntalo, La vida es un  juego,   juégalo.” 
Autor: Madre Teresa

“Los días más perdidos de tu vida son los que no has sonreído.”
 Autor: Cummings

“Para que los cambios tengan un valor verdadero deben ser consistentes y duraderos.” 
Autor: Anthony Robbins

“Si no existiera el invierno, la primavera no sería placentera, y si no pasamos por la adversidad la prosperidad no sería bienvenida.”   
Autor: Anne Bradstreet

“Nunca es demasiado tarde para ser la persona que podrías haber sido”  
Autor: George Eliot  

“Un tulipán no trata de impresionar a nadie. No se esfuerza en ser diferente de una rosa. No tiene que hacerlo. Es diferente. Y hay sitio en el jardín para cada una de las flores” 
Autor: Marianne Williamson

“Cuando una puerta de felicidad se cierra, otra se abre. Pero con frecuencia miramos tanto a la puerta cerrada que no somos capaces de ver la puerta que se ha abierto frente a nosotros” 
Autor: Hellen Keller


Convicciones


Una vez un monje oriental vio cómo un alacrán se estaba ahogando. Decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán le picó. Ante el dolor lo soltó dejándolo caer y nuevamente el animal comenzó a hundirse… entonces intentó sacarlo y otra vez lo volvió a picar. 

La escena se repitió varias veces: Sacarlo del agua, ser picado y soltarlo.

Alguien que observaba, le dijo: “¡Por qué es tan testarudo! ¿No entiende que cada vez que lo saque del agua lo va a picar?”

Entonces el monje le respondió: “La naturaleza del alacrán, es picar… no va a cambiar mi naturaleza, que es ayudar”

Para tener un carácter consolidado hay que vencer los miedos, porque el miedo no permite que asumamos riesgos, y la auténtica manera de vivir es arriesgándose en cada momento y cada vez que tomamos nuestras propias decisiones.

Una persona posee un carácter firme cuando en su vida se mantiene fiel a unos principios personales, cuando está seguro con sus convicciones, y sobre todo cuando es capaz de dominarse y controlar sus impulsos. Una persona con carácter también tiene miedos, la diferencia radica en la forma en que se enfrenta a ellos. No se aleja ni se paraliza, asume las situaciones de riesgo con audacia y firmeza, tratando de resolverlas adecuadamente sin desmoronarse ante la adversidad.

Vivir no es sencillo. El mundo puede ser maravilloso, pero también puede ser cruel.

Mantener fuerte nuestro carácter, nos permite aceptar las cosas como son, no como uno quiere que sean. Nos ayuda a alejarnos de personas débiles que jamás se comprometen, y cuyo ego negocia con todo a su alrededor porque todo tiene precio o valor.

“La meta no es poseer sino dar, no es tener sino ser, no controlar sino compartir, no someter sino estar de acuerdo” Rabino Abraham Joshua Heschel


lunes, 4 de septiembre de 2017

Mente Abierta


Las personas que no poseen apertura mental son poco o nada flexibles y les asusta demasiado el cambio, pues tienen miedo a lo desconocido. No tienen la habilidad para cambiar de opinión y aceptar las ideas de otros. En otras palabras, como popularmente se dice, son muy “cerrados”, o “estructurados”.

“Los hombres no son prisioneros del destino, sino prisioneros de su propia mente.”
-Franklin D. Roosevelt-

Cómo potenciar y conseguir una mente abierta
Si queremos aprovechar al máximo nuestro potencial de éxito en las relaciones personales, en los negocios y en la vida en general, es importante tener una mente abierta, flexible, desestructurada. Lo mejor es no limitarse a sí mismo; hay infinidad de cosas que se pueden hacer y lograr si abrimos nuestros ojos al mundo y a las cosas que están a nuestro alcance.

Es muy común que estemos amoldados a unos hábitos, a una rutina, y solo veamos las cosas en blanco o negro porque estamos “cómodos” con nuestra forma de pensar. Sin embargo, el mundo está lleno de colores, de matices, y las posibilidades son infinitas. Pero claro, abrirnos a un mundo desconocido resulta todo un desafío y a veces genera temor.

Si tenemos apertura mental ante todas las posibilidades, veremos que la vida es mucho más de lo que creemos y que las oportunidades realmente son abundantes en todos los sentidos.

Consejos para alcanzar la apertura mental
Tenemos que aprender a pensar diferente, siguiendo estos consejos:

Cuestionar las cosas un poco más. ¿Quién dijo que hay que aceptar las cosas tal como te las presentan el sistema y los demás? Si algo te confunde o no encaja, no dudes en cuestionarlo.
Aprender a pensar más allá de lo que está delante de uno. Es necesario comprender que todo está conectado y tu poder para anticipar y pensar en el futuro puede ayudarte enormemente.
No tener miedo a equivocarse. Es muy bueno arriesgar de vez en cuando. Si tienes una excesiva autoexigencia o demasiado miedo a cometer errores, nunca harás nada.
Permitir que otras personas nos sirvan de inspiración. La apertura mental está muy relacionada con la humildad, pues quien cree saberlo todo nunca podrá aprender de los demás y no será capaz de replantearse o cuestionar sus ideas o creencias.

En resumen, es necesario pensar diferente para liberarse de las propias limitaciones. Las personas de mente abierta tienen más posibilidades de alcanzar todo su potencial en la vida porque arriesgan, se atreven, exploran, no se quedan con la opción más fácil.

Las personas con apertura mental son buscadores incansables, inconformistas en el buen sentido de la palabra y siempre están dispuestos a aprender de todos y de todo. Recordemos que la mayoría de los avances y logros alcanzados por la humanidad han sido llevados a cabo por personas que tenían la fortaleza de una mente abierta, cuestionadora y sin límites. 
“El fin de tener una mente abierta, como el de una boca abierta, es llenarla con algo valioso.”
-Gilbert Keith Chesterton-

domingo, 3 de septiembre de 2017

Los “Otros” Que Siempre Están Cerca



todo el mundo le gusta que le reconozcan por su trabajo, que lo respeten, que lo traten ‘como gente’.
Y sin embargo, no todos tratan como personas a quienes desempeñan trabajos humildes como tales. Un simple test a los lectores: ¿Saludan ustedes con cortesía (similar a la que emplean con los profesionales con los que interactúan) a los empleados de limpieza o vigilantes en su trabajo? Yo he comprobado que, al menos para algunos, estas personas son de facto invisibles para muchos…

Más aún, ¿saludan igual a los que les cuidan o limpian su vehículo, o les piden una limosna en la calle? ¿Tiene entre sus amigos a alguien de una clase social “diferente”?, ¿lo invita a su casa? 

Leo en un artículo de Marco Barboza, citando a J. Cotler, un dato impresionante: En 1966, de 499 entrevistados en seis comunidades indígenas y en una hacienda del departamento del Cusco, el 52 % se encontraba de acuerdo con la afirmación “los indios han nacido para servir y obedecer al misti”. Lo que no nos dice la encuesta es qué porcentaje de los ‘mistis’ pensaban lo mismo. 

Probablemente cerca del 100 %. ¿Y hoy día? Entre los indígenas, probablemente el porcentaje de los que se sienten inferiores a los blancos habrá bajado a niveles insignificantes, pero entre los miembros de los sectores más acomodados, no estoy tan seguro que los porcentajes hayan bajado tanto. Nada más hay que ver las expresiones racistas y clasistas que se escapan a algunas gentes, escudadas tras el anonimato del Twitter o del Facebook, o en inopinadas diatribas callejeras.

“El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan”, decía K. Marx. Efectivamente, si evaluamos las causas profundas de muchos conflictos sociales vemos que no solo se reducen a un tema económico: la falta de consideración y respeto provocan resentimiento, desconfianza y hasta odio, lo que hace muy difícil luego llegar a cualquier negociación y acuerdo.

Creo que un poco más de respeto en nuestras relaciones cotidianas ayudaría sin duda mucho a la paz social y al bienestar de la sociedad.


viernes, 1 de septiembre de 2017

Competencia Solidaria


La persona que desea superarse a sí misma es la que, por ejemplo, quiere obtener calificaciones académicas mejores que las que ha logrado hasta ahora, o desea hacer su trabajo de un modo más eficiente.

Por otra parte, la persona que desea superar a las demás es la que, por ejemplo, quiere obtener mejores calificaciones académicas que su amigo o lograr que se le declare "Trabajador del Año" en su empresa.

Ambos tipos de ambición pueden ser útiles en diferentes contextos. Pero P. Marijn Poortvliet, de la Universidad de Tilburgo en los Países Bajos, y Céline Darnon, de la Universidad de Clermont en Francia, se interesan más por el contexto social de estas ambiciones y por cómo afectan a nuestras relaciones con las personas de nuestro entorno.

Poortvliet y Darnon se han centrado en el intercambio de información, y si la persona con ambiciones es abierta y honesta cuando trabaja en equipo con otras.

Y lo que se ha constatado en este estudio es que quienes buscan superar a los demás tienden a ser más embusteros y más reacios a compartir información con sus compañeros de trabajo, tanto en el laboratorio como en las oficinas del mundo real que Poortvliet ha estudiado. La razón es bastante obvia: cuando el rival comete errores aumentan las probabilidades de vencerle. 

Las relaciones personales de esta clase de gente, empeñada en competir siempre con los demás, tenderán por tanto a deteriorarse.

Por otro lado, las personas que intentan autosuperarse son bastante abiertas y dispuestas a ayudar a la gente de su entorno, ya que buscan superarse a sí mismas, no a los demás. Y por otra parte, dependiendo del contexto en que traten de autosuperarse, puede que ello pase por ser más cooperativas con sus semejantes. Esto puede ayudar a mejorar el ambiente de trabajo. Por todo ello, las relaciones personales de quienes quieren autosuperarse tendrán más probabilidades de ser buenas. 

Un ejemplo de esto último, desvelado por estudios anteriores, es que la gente con estas metas de autosuperación están más dispuestas a escuchar las opiniones, valoraciones y propuestas de los demás, mientras que las personas que quieren superar a las demás optan mayormente por asumir que siempre tienen la razón y que son los otros quienes se equivocan.

Pese a todo, no siempre es malo ser competitivo. Por ejemplo, para quien aspira a ser campeón olímpico, es bueno querer autosuperarse, pero sobre todo tiene que superar a los demás.


Estar Siempre Bien Dispuestos


De pronto, y sin que sepas muy bien cómo, el universo entero parece hilar sus dedos artesanos para traerte cosas buenas, aquello que esperabas, aquello que sin duda mereces y que tu propia esperanza había dado por perdida.

¿Por qué no? Algunos lo llaman suerte, otros designios, unos pocos hablan de ley de la atracción, pero en realidad… ¿Quién puede negarte que tu esfuerzo, dedicación y voluntad haya tejido su propia cuerda para que al final de la misma se hallara aquello que esperabas?

“Las cosas buenas llegan a quien sabe esperar y a quien disfruta por fin de esa suerte que se ha ocupado en forjar jornada tras jornada. Es el destino, es la oportunidad y la fuerza interior de uno mismo conjugadas para traernos las cosas maravillosas que dan vida a nuestro corazón”

Si eres una persona que suele ver con gran escepticismo eso “de que las cosas buenas llegan de improviso si uno sabe esperar”, merece la pena que reflexiones con nosotros sobre estos sencillos aspectos. La magia, la suerte, la providencia y  las cosas hermosas de la vida están a la vuelta de muchas de nuestras esquinas. Solo hay que sabe doblarlas, saber recorrer el camino con la mente abierta y el corazón dispuesto.

Como puedes intuir hay muy poco de magia en estos conceptos. Tampoco es una idea sacada a la fuerza de los manuales de autoayuda con los cuales, vender un slogan vacío.

La creencia en uno mismo mueve montañas y es nuestra auténtica fuerza vital. ¿La tienes tú? Te invitamos a poner en práctica estos sencillos consejos para permitir que las cosas buenas, lleguen a tu vida con la sutileza de quien por fin, ve el amanecer en su vida.