No existe ninguna varita mágica que vaya a traer suerte y éxito a tu
vida, porque este no suele llamar a las puertas sin invitación previa. Si
lo quieres, vas tener que construirlo y darle forma con tus propias manos.
Pero, para ello, tienes que delimitar aquello que quieres conseguir, o dicho de
otra manera, hacia qué dirección el viento te sería favorable. Una vez
identificado, una buena formación y una ilusión desbordante, en
forma de energía, que te den la fuerza suficiente como para enfrentarte a las
primeras dificultades, serán unos buenos señuelos para el éxito
.
Pero no todo será un camino de rosas. El fracaso -o él o su sombra-
estará esperándote en cada esquina para atemorizarte y hacerte dudar sobre si
seguir adelante o dar marcha atrás. Sin embargo, esto será parte de tu escalada
hacia el éxito, parte del aprendizaje.
No te lo tomes como una llamada de atención para que abandones lo que
con tanta ilusión empezaste. Tu esfuerzo siempre tendrá su recompensa si lo
administras con paciencia e inteligencia.
Dar el primer paso es siempre una difícil decisión: es crear una inercia
partiendo de una posición estática. Es como el escritor que se encuentra ante
ese papel en blanco que despierta todos sus miedos. Sin embargo, una vez hemos
pasado esta barrera será más fácil avanzar, llevando de la mano a nuestra
gran aliada: la determinación.
Tenemos miedo a dar el primer paso porque en muchas ocasiones
nuestra mente anticipa sufrimiento o fracaso. Un fracaso que quizás no llegue,
pero al que nos adelantamos. Tal vez porque deseamos la inmediatez de
los resultados, que el camino hacia el éxito sea lo más corto posible. Esto sí
nos trasmitirá una gran frustración, pues todo llega a su tiempo.
Cuanto más lejos esté nuestro objetivo, cuanto más sepamos que
tardaremos en conseguir lo que queremos, más difícil nos resultará tomar la
decisión de dar ese primer paso. Pues las dudas y las preocupaciones nos
abordarán. ¿Y si nos quedamos por el camino? ¿Lograremos superar todos los
fracasos a los que nos tendremos que enfrentar?
Nuestra vida está llena de “no puedo”. Dos palabras que forman parte de
nuestro vocabulario y que las utilizamos más de lo que deberíamos. Como bien
decíamos al principio la magia no existe. El éxito no vendrá a buscarnos, a
menos que nosotros salgamos en su búsqueda. Sin embargo, esto no será posible
si nosotros mismos nos limitamos.
Nuestras palabras tiene un gran poder. Si yo digo “puedo”, así
será. Si yo digo “no puedo”, así será.
En ocasiones, todo lo negativo que nos decimos proviene de nuestro
entorno. De personas que tenemos a nuestro alrededor y no confían en nosotros,
de gente que constantemente insiste en lo descabelladas que son nuestras metas.
Todo esto nos hace replantearnos si vamos a conseguir lo que queremos, si
seremos capaces.
Ante todo esto solo hay una solución. Hacer oídos sordos a todas esas
palabras que los demás nos dirigen y que no hacen más que frenarnos en el
camino hacia nuestro éxito y responderles a todas esas personas con una amplia
sonrisa. Sabemos mejor que nadie lo que somos capaces de conseguir y
hacer. Nadie tiene por qué hacernos dudar de nosotros mismos.