jueves, 25 de junio de 2020

La Actividad Cerebral


Un cerebro activo no solo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de la respuesta. Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas. La lectura también genera temas de conversación, lo que facilita la interacción y las relaciones sociales, otro aspecto clave para mantener nuestro cerebro ejercitado.

El doctor Guillermo Garcia Ribas, coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN explica que "la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales".

En los últimos años, han sido muchos los estudios que han relacionado el nivel de lectura y escritura con un aumento de la reserva cognitiva. "Desde el punto de vista de la neurología, el concepto de reserva cognitiva ha cobrado una gran importancia, no solo porque se ha visto que existe una relación directa entre la misma y el buen funcionamiento cognitivo y ejecutivo de nuestro cerebro cuando envejecemos, sino porque se ha demostrado que es un factor protector ante los síntomas clínicos de las enfermedades neurodegenerativas", mantiene el doctor Guillermo Garcia Ribas. "Se ha comprobado que cuanto mayor reserva cognitiva posee un individuo, mayor capacidad tiene su cerebro para compensar el daño cerebral generado por ciertas patologías".

Son las demencias las enfermedades neurológicas que más se han ligado al concepto de reserva cognitiva. Caracterizadas por un deterioro persistente y progresivo de las funciones cerebrales superiores: memoria, lenguaje, orientación, cálculo o percepción espacial, la forma de demencia más prevalente es la enfermedad de Alzheimer, que supone entre el 60% y el 80% de los casos de demencia, aunque existen numerosas patologías que también la producen, como por ejemplo, las enfermedades cerebrovasculares.

"Debido al envejecimiento progresivo de la población, en los próximos años, el número de afectados por estas enfermedades crecerá exponencialmente. 

Llevar a cabo actividades preventivas, como por ejemplo fomentar la lectura, puesto que se ha comprobado que leer retarda y previene la pérdida de la memoria, permitiría retrasar la aparición de estas enfermedades y, por lo tanto, reducir el número de casos", asegura el doctor Garcia- Ribas.

Leer contribuye a reducir el estrés

Fomentar la lectura también tiene otras ventajas para nuestra salud. Leer, sobre todo relatos de ficción, puede ayudar a reducir el nivel de estrés, que es origen o factor de empeoramiento de muchas dolencias neurológicas como cefaleas, epilepsias o trastornos del sueño. 

Además, leer un poco antes de irnos a dormir, puede ayudar a desarrollar buenas rutinas de higiene de sueño, sobre todo si acostumbramos a nuestro cerebro a relacionar esta actividad con la hora de dormir.

Especial interés en niños y mayores
Aunque la lectura es buena a cualquier edad, niños y personas mayores son los dos grupos poblacionales en los que se debe insistir más en el fomento de la lectura. En los niños, porque es el mejor momento para inculcarles este hábito y, además, su cerebro y sus funcionalidades están todavía desarrollándose.

Leer libros a los niños y estimular posteriormente el hábito de lectura y de escritura cobra cada vez más importancia, no solo por la interacción social que produce, sino porque incrementa nuestra reserva cognitiva.

En los mayores, para que puedan seguir manteniendo su cerebro activo a pesar de que su actividad sea más reducida, la lectura diaria es un estímulo más para su cerebro. "Algo que se detecta es que hay muchas personas que, aunque tienen el hábito de la lectura, al hacerse mayores dejan de hacerlo, principalmente por perder capacidad visual, lo que les dificulta mucho realizar estas actividades. 

En esos casos, animamos a estas personas a participar en grupos de lectura o a utilizar otro tipo de soportes", señala Garcia-Ribas.




“Libérate y sal de ti mismo. ¡Fuera es primavera!. Sala la luz como una flor. Sal a la naturaleza, a la vida, a las personas”
Phil Bosmans

Decía M. de Montaigne que es malo vivir encerrado en sí mismo y no ver más allá de las propias narices. 

Hay que ser como Sócrates, a quien preguntaron por su patria y no respondió: “Soy de Atenas”, sino: “Soy del Mundo”. Sí, ese mundo nuestro que, pasados los años, olvidará a quienes sólo vivieron para acumular riquezas, poseer grandes fincas y ser dueños de extensos territorios, pero siempre aislados dentro de los estrechos límites de su egoísmo. ¿Cuáles fueron los valores morales de estos poderosos que sólo pensaron en vivir para sí mismos? ¿Qué servicios prestaron a la Humanidad?

 Hay valores que permanecen, que no mueren con la persona, y uno de ellos es la amplitud de miras, de quienes con espíritu noble y corazón generoso se aplican a la práctica del bien, intentan mejorar las condiciones de la sociedad y ponen todo su empeño en promover el bienestar de la raza humana.

Millones de personas, en estos momentos, caminan por la vida sin un fin concreto por el que valga la pena vivir. Van de acá para allá a merced de los vientos que soplan, del capricho de las modas, de los imperativos de la publicidad y del temor al qué dirán. El ideal de la felicidad se limita al tener, exhibir lo que se tiene y aparentar que se posee todavía más.

Los humanos pueden clasificarse en dos categorías
Los que ponen su meta en la acumulación de bienes materiales, honores, fama y riquezas, sin más horizonte que el tener… Son personas sin ideales, de miras muy cortas y mezquinas.
Los que, movidos por elevadas ambiciones y aspiraciones, con entusiasmo, temple, voluntad y esfuerzo perseverante, viven casi exclusivamente para llevar a cabo acciones nobles. Son las personas con ideales, con amplitud de miras, que se han marcado un objetivo elevado en sus vidas, el objetivo de servir y ser útiles a los demás.

Dice E. G. White: “Acordaos de que nunca alcanzaréis meta más elevada que la que vosotros os propongáis”. Importa, pues, no quedarnos cortos. 

Sabemos que no vamos a remediar todos los males que padece la Humanidad, que no vamos a terminar con la injusticia social, ni con la pobreza, ni con la violencia, ni con la droga, la delincuencia juvenil o el fracaso escolar, por poner algunos ejemplos, pero nuestras miras han de ser elevadas, universales, esperanzadoras. 

Poner cuanto esté de nuestra parte y obrar como si de nosotros únicamente dependiera la solución de estos problemas.

Mirando Más Lejos

“Libérate y sal de ti mismo. ¡Fuera es primavera!. Sala la luz como una flor. Sal a la naturaleza, a la vida, a las personas”
Phil Bosmans

Decía M. de Montaigne que es malo vivir encerrado en sí mismo y no ver más allá de las propias narices. 

Hay que ser como Sócrates, a quien preguntaron por su patria y no respondió: “Soy de Atenas”, sino: “Soy del Mundo”. Sí, ese mundo nuestro que, pasados los años, olvidará a quienes sólo vivieron para acumular riquezas, poseer grandes fincas y ser dueños de extensos territorios, pero siempre aislados dentro de los estrechos límites de su egoísmo. ¿Cuáles fueron los valores morales de estos poderosos que sólo pensaron en vivir para sí mismos? ¿Qué servicios prestaron a la Humanidad?

 Hay valores que permanecen, que no mueren con la persona, y uno de ellos es la amplitud de miras, de quienes con espíritu noble y corazón generoso se aplican a la práctica del bien, intentan mejorar las condiciones de la sociedad y ponen todo su empeño en promover el bienestar de la raza humana.

Millones de personas, en estos momentos, caminan por la vida sin un fin concreto por el que valga la pena vivir. Van de acá para allá a merced de los vientos que soplan, del capricho de las modas, de los imperativos de la publicidad y del temor al qué dirán. El ideal de la felicidad se limita al tener, exhibir lo que se tiene y aparentar que se posee todavía más.

Los humanos pueden clasificarse en dos categorías
Los que ponen su meta en la acumulación de bienes materiales, honores, fama y riquezas, sin más horizonte que el tener… Son personas sin ideales, de miras muy cortas y mezquinas.
Los que, movidos por elevadas ambiciones y aspiraciones, con entusiasmo, temple, voluntad y esfuerzo perseverante, viven casi exclusivamente para llevar a cabo acciones nobles. Son las personas con ideales, con amplitud de miras, que se han marcado un objetivo elevado en sus vidas, el objetivo de servir y ser útiles a los demás.

Dice E. G. White: “Acordaos de que nunca alcanzaréis meta más elevada que la que vosotros os propongáis”. Importa, pues, no quedarnos cortos. 

Sabemos que no vamos a remediar todos los males que padece la Humanidad, que no vamos a terminar con la injusticia social, ni con la pobreza, ni con la violencia, ni con la droga, la delincuencia juvenil o el fracaso escolar, por poner algunos ejemplos, pero nuestras miras han de ser elevadas, universales, esperanzadoras. 

Poner cuanto esté de nuestra parte y obrar como si de nosotros únicamente dependiera la solución de estos problemas.

Viejos Mitos


El trepidante y a la vez fascinante siglo XX recién terminado, ha supuesto para Occidente una oportunidad única de enfrentarse a tabúes ancestrales, los cuales estaban basados en una percepción de la realidad condicionada por conceptos religiosos o socioculturales que ejercían una nefasta influencia a la hora de vivir fluidamente tanto las relaciones humanas (el tabú de las razas y el racismo), como las relaciones amorosas (el tabú del sexo) las relaciones sociales (el tabú de las clases sociales superiores o inferiores).

Con la incorporación de la Carta de los Derechos Humanos y su lenta pero progresiva integración en la vida cotidiana, se han ido enfrentando y aboliendo las distintas barreras culturalmente establecidas en torno a las discriminaciones por raza, sexo o religión. Y, aunque queda aún mucho camino por recorrer y existen reductos anquilosados y anclados en ideas del pasado, el conjunto global de la población intenta ir en la buena dirección. 

Pero, sin que seamos muy conscientes de ello y a pesar de todos los grandes logros sociales y culturales de las últimas décadas, sigue existiendo un tabú que a Occidente le cuesta enfrentar. Nos referimos al tabú de la muerte.

La sola mención de la palabra muerte pone nerviosas a la mayoría de las personas. Ello se debe en gran parte, a que nuestra sociedad actual está centrada en unos modelos de éxito y belleza asociados a estereotipos de juventud.

Vivimos de espaldas a la muerte, procuramos vivir como si esa realidad cotidiana no existiera, y tal vez la tememos tanto porque lo ignoramos todo acerca de ella. Lo curioso de este paradigma, es que lo ignoramos todo en torno a la muerte porque el propio miedo que nos provoca pensar en ella, nos lleva a vivir como si no existiera.

Este miedo visceral está anclado en lo más íntimo de la mayoría, debido en parte a la creencia de que, tras la muerte del cuerpo físico ya no hay nada más, acaba todo, no nos espera nada, …negro, …vacío, …punto final. Tan limitativa concepción de la realidad contrasta con los testimonios positivos que nos describen quienes han estado cerca de la muerte y, sobre todo, de la mayor parte de quienes han vivido una experiencia de muerte clínica temporal y han vuelto a la vida.

Pero, antes de ahondar en tales experiencias, conviene investigar en las razones que nos hacen creer que la muerte es el punto final de la vida o de la conciencia. Hay dos factores dominantes en el arraigo de tal creencia. Por un lado tenemos los condicionantes religiosos, empeñados en vendernos unas imágenes de resurrección de los cuerpos en un cielo concebido como un paraíso eterno, o en su opuesto, un infierno también eterno, los cuales nos resultan un tanto folclóricos, trasnochados y poco creíbles por parte de la sociedad actual, más culta y razonadora.

El otro factor de negación, está estrechamente ligado a ese exceso de racionalismo impuesto por una cultura “científica” y cientifista, en la que los dioses de la religión han sido suplantados por los dioses del laboratorio, las ecuaciones matemáticas o la tabla periódica. “Todo lo que no puede ser probado en el laboratorio de forma objetiva y racional, simplemente no existe”.

Por suerte, desde la década de los 70, numerosos investigadores y científicos serios y respetables se atrevieron a abordar la espinosa cuestión de las experiencias cercanas a la muerte que relataban numerosos pacientes de hospitales o personas que habían padecido un accidente o un infarto, el cual les había llevado a permanecer clínicamente muertos durante unos instantes, varios minutos e incluso algunas horas en casos muy espectaculares.

Tras analizar miles de testimonios de experiencias cercanas a la muerte o de muertes clínicas temporales, se constató una serie de patrones comunes, que fueron observados tanto por la conocida doctora en psiquiatría Elisabeth Küblker Ross, como por el popular psicólogo Raymond Moody autor del célebre libro Vida después de la vida y muchos otros investigadores. 

La mayor parte de quienes han tenido el valor de relatar sus experiencias nos cuentan sus cambios de percepción y conciencia que experimentan, siendo frecuente el verse sorprendidos flotando fuera del cuerpo y observando lo que sucede a su alrededor en el preciso momento en que su corazón dejó de latir.

Muchos se descubren deambulando por el quirófano, las salas del hospital o el lugar del accidente, o visitando a sus seres queridos, que en esos momentos están a muchos kilómetros de distancia. 

Son numerosos los casos que hablan de sentir cómo se elevan y se ven atravesando un oscuro túnel, al final del cual aparece una brillante y majestuosa luz que les llena de paz, amor, felicidad y plenitud, o se hallan junto a seres queridos y familiares que han muerto con anterioridad o en el mismo accidente, aunque la persona no lo supiese.

Algunos viven experiencias místicas y trascendentes, notando una comprensión del porqué de todas las cosas y una expansión de conciencia que les resulta muy difícil de explicar una vez regresan de nuevo a la vida física. La mayoría aceptan mal que cuando estaban en la luz les dijeran que tenían que volver, porque su tarea, misión o trabajo en la Tierra no había acabado. Algunos se resisten a volver y se les tiene que recordar lo que aún les queda por hacer aquí. 

Lo más trascendente de estas experiencias, suele acontecer cuando el corazón empieza a latir de nuevo y estas personas recuperan su conciencia unida al cuerpo físico.

A partir de la experiencia, la mayoría tienen una visión de la realidad más amplia, menos condicionada por factores sociales, religiosos o culturales, son más espirituales aunque menos religiosos, les cambia la percepción del tiempo y del espacio, siendo frecuente que abandonen el hábito de llevar reloj. Al parecer encuentran un mayor sentido a sus vidas y empiezan a interesarse más en la ayuda a los demás y en la mejora de la sociedad o del medio ambiente, que en cuestiones personales y egoístas. 

Pero, sobre todo, la experiencia les supone el perder para siempre el miedo a la muerte.

Muchos médicos y científicos reduccionistas insisten en que tales experiencias son provocadas por sustancias alucinógenas que genera el cerebro ante el fuerte choque que supone la parada cardíaca o la muerte clínica o por la falta de riego sanguíneo o de oxígeno en el cerebro. 

Pero la minuciosa investigación llevada a cabo por prestigiosos médicos, como el pediatra clínico americano Melvin Morse o el cardiólogo británico Sam Permia, han constatado que esa hipótesis no puede explicar el conjunto de las experiencias cercanas a la muerte y, a raíz de sus investigaciones, se aventuran a afirmar incluso el haber constatado algo tan trascendente como que: “la conciencia sobrevive a la muerte del cuerpo físico”.




El Cultivo Personal

Cada año parece que necesitamos más la llegada de las vacaciones. Las prisas y la acumulación de tareas es una constante en el hombre y la mujer actual. La acción, el movimiento, el ruido se ha convertido en compañeros de viaje inseparables en nuestro quehacer diario.


Sin embargo, las doctoras Montserrat Noguera y Padma Solanas, autoras de «La fuente de la salud» advierten que hay que cultivar el silencio interior, convertirlo en un hábito y practicarlo a diario. Se puede hacer «cómodamente sentados, por ejemplo, o bien al caminar de una forma consciente. También la contemplación de la belleza y la grandeza de la naturaleza es una forma inmejorable de hacerlo».

Otra forma de cultivar el ser es educar el sentido del asombro «que yace adormecido en nuestro interior ante la predecible tiranía de la cotidianeidad. En cierta manera —matizan— la felicidad del ser humano está íntimamente vinculada a la capacidad de asombro» porque la mirada rutinaria de las cosas nos enferma»
.
En su opinión estamos hiperestimulados, de ahí que se hable del síndrome del agotamiento profesional, «burn out», una patología severa relativamente reciente que está estrechamente relacionada con el ámbito laboral y el estilo de vida que se lleva. «Pagamos un altísimo precio por dicho ritmo trepidante de vida, la salud y nuestra felicidad.

Es preciso que haya una gestión natural del estrés».

Las Diferentes Culturas


Eso empieza en lo cotidiano: ¿Qué se come? En algunas culturas domina la comida vegetariana, en otras se come tres veces al día algo caliente. La cultura también influye en la comunicación; hasta el tono de voz tiene importancia. 

Algunas culturas hablan con voz fuerte, mientras que otras lo interpretan como gritos. La forma de decir algo puede causar malentendidos. De ahí surgen otras preguntas: ¿Cuán importante es la familia de origen para cada uno? ¿Qué papel tienen los amigos? ¿Cómo se reparten las tareas diarias? 

Cada familia es como un pequeño círculo cultural en el cual los hijos crecen según ciertas reglas. Cuando dos personas se encuentran hay un choque de dos círculos culturales, no importa si los dos crecieron en el mismo país o incluso en la misma ciudad. La familia de origen marca los valores de cada uno, la forma de comunicarse y la manera de pelear y discutir.

No se trata de evitar los conflictos o adaptarse al otro. La cuestión es más bien cómo manejar un conflicto. Por ejemplo, no es bueno arreglar un asunto con enojo. Hay que esperar el momento adecuado para hablar sobre el tema con la cabeza fría. Solo así se puede escuchar al otro e intentar ver su punto de vista.

También ayuda analizar sobre qué se discute a menudo. Muchas veces molestan las particularidades y costumbres de la pareja. ¿Vale la pena pelear sobre esto? Es aconsejable asimilar o ignorar algunas cosas cuando no son muy importantes.
Las diferencias pueden complementar. La cultura alemana es un poco distante, una persona no se acerca tan abiertamente a otra. Toma tiempo formar verdaderas amistades. 

En otras culturas, como por ejemplo la latinoamericana, las relaciones se forman fácilmente. La gente es más abierta y más hospitalaria. También son más flexibles en muchas maneras y toman las cosas con más calma. Entre las culturas hay varias posibilidades para poder aprender los unos de los otros y cambiar para mejor.

Hay un gran potencial en un matrimonio intercultural porque hay que manejar las situaciones de manera flexible y decidir incluso sobre cosas cotidianas. 

Al recoger los elementos positivos de cada cultura se puede formar un nuevo círculo cultural. Esto produce tolerancia y respeto, no solamente hacia la pareja, sino hacia su cultura, otros países y personas. La apertura hacia lo desconocido posibilita experiencias que uno ni se imaginaría.

Existen diferencias que nunca se pueden resolver, simplemente porque los dos miembros de la pareja no son iguales. Pero no hay que desesperarse. Primero, es importante aprender a ponerse en los zapatos del otro. Aún si no tiene la misma opinión, se puede intentar entenderle mejor y respetar su punto de vista.

Además, la vida no solo consiste en diferencias. ¿En qué puntos están de acuerdo? ¿Cuáles son algunos pasatiempos en común o proyectos que se pueden realizar con la pareja? Es importante buscar las cosas en común y fomentarlas.

Así las diferencias perderán importancia y se puede superar el matrimonio intercultural por medio de una nueva identidad común.

miércoles, 24 de junio de 2020

El Espacio Persona


En la psicología cognitiva existe una herramienta llamada La Ventana de Johari. 

Es una ventana en donde hay cuatro divisiones, o cuatro habitaciones: La primera habitación (área libre) es la parte de nosotros mismos que los demás también ven. La número dos (área ciega) lo que los otros perciben pero nosotros no. La tercera (área oculta) es el espacio personal privado y la última habitación (área desconocida) es la parte más misteriosa del subconsciente o del inconsciente que ni el sujeto ni su entorno logran percibir.

Voy a dar dos ejemplos uno para hablar de un individuo y otro para referirnos a una organización.

Área pública (libre): Es una persona simpática, habladora, le encanta hacer chistes todo el tiempo, es amigo de todos y tiene una vida social muy agitada. / Es una empresa con éxito comercial, presente publicitariamente, sus productos tienen gran éxito, patrocina equipos deportivos con gran acogida por la comunidad en la cual se mueve.
Área Oculta: No puede soportar estar solo, se deprime cuando lo hace, le es difícil relacionarse de forma cercana a alguien por mucho tiempo y vive inseguro acerca de lo que los demás piensan de él. / Para sus directivos y accionistas la forma de dirigir la empresa es a través del autoritarismo, órdenes directas que deben ser acatadas y no pueden ser cuestionadas, generando incluso maltrato en algunos niveles pero manejados de forma tal que no pueden ser comprobados o expuestos por los empleados hacia afuera de la compañía.
Área ciega: Se cree muy gracioso pero los demás lo consideran un “fantoche”. Sus compañeros lo ven como perezoso y lo invitan a las salidas porque igual saben que si no lo hacen al siguiente día serán blancos de sus chistes e ironías. / La comunidad percibe a la empresa como una aprovechada de los empleados locales pero mantienen su aceptación porque igual genera empleo y compra sus productos porque no hay opciones parecidas en el mercado, pero en la primera oportunidad cambiarían con gusto su decisión de compra.
Área desconocida: A pesar de su aparente sentido del humor algo que nadie, ni él mismo sabe, es que tiene tendencia a sufrir de trastornos psicológicos severos y que de sentirse rechazado en extremo y bajo ciertas circunstancias podría llegar a lastimar severamente a quién originara el rechazo. / Sus directivos desconocen que cuentan entre sus colaboradores, líderes positivos que tienen ideas concretas para comenzar a cambiar el clima laboral existente, pero que prefieren el silencio dado el estilo de liderazgo general imperante.

¿Casos extremos? Podría ser… o podrían ser livianos frente a las realidades que existen. Pero más allá de los ejemplos ¿Para qué nos sirve esto? Para comenzar a concientizarnos de que de la manera como gestionemos estas diferentes áreas, impactamos en la comunicación, la conversación, las emociones y por ende las relaciones con los demás y con nosotros mismos.

Dice Ron Jenson en su libro “Como alcanzar el éxito auténtico” que la mayoría de nosotros somos tremendos artistas del engaño. Simulamos ser alguien que no somos, y acabamos por pasarnos la vida jugando el juego.


“El tema de fondo es que la gente tiene miedo de manifestarse, porque ha llegado a la conclusión que a sus amigos y conocidos no les va a gustar lo que van a ver. 

En esencia la gente tiene temor que su persona interior, incluidos sus pensamientos, actitudes, conductas personales y vulnerabilidades sean rechazadas si los demás los conocieran”



La Cultura Y Su Universo

Es aquélla que es referida a los entendimientos compartidos por los miembros de una sociedad y que permiten adecuadamente predecir y coordinar la actividad social.


Es mediante un proceso de socialización como los individuos aprenden la cultura, el cual se efectúa en la familia (socialización primaria) y durante la participación individual en grupos sociales a los que pertenece.

De acuerdo con Béjar (1979), "se habla de una 'cultura universal' como algo dado, y de la cual es posible derivar patrones aceptables a culturas nacionales.

No obstante, la idea de cultura universal puede ser tan abstracta que signifique cualquier aportación humana, con independencia de tiempo, individuo, geografía, grupo. También puede entenderse en el sentido de aspectos comunes de la cultura, que existe en todos los hombres y que se atribuyen, en parte, a las necesidades biopsíquicas generales."

El mismo Béjar, en otra obra titulada Cultura Nacional y Cultura Popular, sostiene que la cultura como "conjunto sistematizado de respuestas adaptativas que requieren de un esfuerzo social y personal..." en las cuales "...la heterogeneidad de las condiciones ambientales, geográficas e históricas generará un sinnúmero de respuestas..." que servirán de base para la creación de diferentes formas culturales. 

La cultura universal será en tanto ésta sea "un proceso de desenajenación, búsqueda de identidad", y será la cultura diferencial, "en cuanto que cada diferencia nacerá de problemas que exigen solución concreta, a veces única".

Desde esta perspectiva general de la cultura, Schein (1981) la divide en tres niveles que se interrelacionan en forma sucesiva.

1.- SUPUESTOS BÁSICOS Y PREMISAS que incluye la relación del hombre y la naturaleza, la naturaleza de la relación humano a humano, y el concepto humano de espacio y su lugar en él, los cuales son usualmente tomados por conocidos y son "preconscientes".

2.- VALORES E IDEOLOGIAS que indican ideales y metas, así como los caminos para llegar ahí.

3.- ARTEFACTOS Y CREACIONES que incluyen tales cosas como el lenguaje, tecnología y organización social.  

Condición Inherente


La creatividad es una facultad, pero inherente a nuestra naturaleza humana. 

Todo hombre o mujer, por el mero hecho de serlo, son ya de por si creativos. Nuestra naturaleza es creativa, somos seres con capacidad creativa desde que nacemos hasta que morimos.

La creatividad es el resultado de la conjugación de tres aspectos: libertad, inteligencia, y energía. Uno podrá verse privado de libertad por sus semejantes, pero tenderá siempre a la misma desde un punto de vista existencial. Incluso un preso condenado a cadena perpetua anhela su libertad, que sabe negada hasta el final de sus días. Uno podrá verse privado de un coeficiente de inteligencia elevado, pero nunca (excepto casos de enajenación mental completa) de la facultad de pensar, también inherente a nuestra naturaleza humana (pienso, luego existo); y por último, la energía: mientras estamos vivos somos energía pura, somos movimiento, somos vida. Incluso después de muertos, nuestra materia se transformará en algún tipo distinto de energía, aunque sea sólo vegetal.

Libertad, pensamiento y energía son inherentes al ser humano. La creatividad es la confluencia de esas tres facultades humanas. Y por eso la creatividad nos distingue de los animales. Porque la creatividad es la manifestación de los tres rasgos más importantes que definen al ser humano.

Debemos tomar conciencia de nuestra propia capacidad creativa. Creatividad que ya existe, que está ahí, como las notas del arpa de Bécquer, esperando que una mano las arranque, les de vida, por hallarse dormidas.

Nuestra propia estupidez (lo contrario de inteligencia), dependencia (lo contrario de libertad) y pereza (lo contrario de energía) han coartado hasta tal punto nuestra creatividad que la han convertido en un mito, el mito del genio creador, la magia que rodea a la inspiración, la musa inalcanzable, el Olimpo de los dioses vetado a los mortales como nosotros.

Los humanos somos los únicos capaces de ignorar nuestras propias cualidades hasta anularlas por completo. Hemos acabado negando nuestra capacidad creativa.

Por eso es esencial comprender bien a la creatividad no como facultad, sino como dimensión inherente e inseparable de la condición humana. 

Tomar conciencia de que la creatividad es una cualidad humana y universal es recuperar su verdadera identidad.



No Se Terminan Nunca


Más que una carta, esto es algo que se me ocurre al leer la carta titulada La industria o la vida.
Supongamos que el monocultivo de eucaliptus sea saludable para nuestra campaña. Entonces uno se podría preguntar por qué no se hizo anteriormente?

Este fue el plan urdido por los Partidos tradicionales, para lograr sacar réditos facilongos, cuando ya habían saqueado todo, entre ellos y los milicos y nuevamente ellos con el retorno de los gobiernos civiles.

Las plantas pueden funcionar con un daño ambiental mínimo por mucho tiempo o quizás no. Somos parte de un experimento. Por supuesto todo el mundo usa papel.

Sería extremadamente engorroso grabar todo en tabletas de piedra, o pasar al gabinete del fondo con varios pedazos de piedra laja. La humanidad intenta un mundo libre de papel tratando de que todo trámite sea digital, pero cuando queremos conservar algo, como una receta de cocina, una anécdota, la letra de una canción, etc., echamos mano a la impresora y al papel. O no?

Otros trámites, como el de al fondo, a la derecha, no pueden ser digitales. Y sin embargo ni lo que escribo, ni lo que escribió H. Bervejillo, justifica que tengamos, a manera de ejemplo, un país que invierte menos del seis por ciento (6%) de su Producto Bruto Interno en la educación (Uruguay), facilitando que otro país que puede invertir doce por ciento (12%) en su sistema educativo, adquiera un mayor nivel de bienestar, fabrique el papel en su territorio y genere por ende muchas plazas de trabajo bien pagas. 

Supongo que debe tener alguna lógica. Yo no la encuentro. Por eso pienso que la contaminación es política. O sea que tal y cual ha declarado un grupo de frenteamplistas, esta no fue la razón por la que se fundó el FA. Esto no fue lo que soñó la izquierda y es fácil ver porqué lo afirman.

Bastaría que la industria papelera uruguaya lograra el nivel de apoyo que más de un descerebrado otorga a los extranjeros, con préstamos y asesoramientos para la adquisición de la tecnología necesaria, para que se pudiera soñar que un día Uruguay invirtiera 12% en su sistema educativo.

De igual manera, si en lugar de considerar, abrirle un boquete monumental al campo uruguayo, en un lugar donde nacen ríos y arroyos, porque alguna cajera en Pocitos no se le mueve ni un pelo, es una política antisocial, criminal y vende patria. Uruguay necesita de su hierro, para crecer y desarrollarse.

Para ello es necesario invertir en nuestros jóvenes. Proveerles del conocimiento y la conducción necesaria para que dar comienzo a una industria minera y siderúrgica uruguaya.

Algo donde los jóvenes aprendan, crezcan dignamente beneficiando al país. En qué se beneficia Uruguay, si alguien se lleva el hierro sin procesar, en bruto? Zamin Ferrous y China.

Uruguay tendrá que seguir comprando hierro hecho vigas, varillas, clavos, tornillos para seguir creciendo y construir. El mismo hierro que sacarán en bruto, volverá al Uruguay procesado, con la diferencia que tendrás que pagar tres o cuatro veces lo que vale. 

Seguramente a más de uno, le debe parecer una idea brillante. Tal y como dicen por mi pago: “los bobos y los palos torcidos, no se terminan nunca”. De todos modos, esto no es una carta. Es simplemente un comentario.




La Evolución


No podemos evitarlo, experimentamos emociones. Tienen una función educativa y evolutiva en nuestra vida. Pero una emoción intensa puede desencadenar un desequilibrio emocional.

Ante todas las emociones que podemos experimentar, las más intensas y duraderas son las denominadas “negativas”, pero no por denominarse así son malas. Experimentar una emoción negativa es una señal de alarma que nos advierte que algo no va como deseamos.

Un ejemplo es el miedo. Nuestra reacción es rápida, movilizamos una gran cantidad de energía de tal forma que la respuesta puede ser más intensa que en condiciones normales.

Las preocupaciones imaginadas pueden desencadenar emociones muy intensas. La preocupación en equilibrio es buena, es nuestra manera de buscar que puede ir mal y cómo prevenirlo. Pero la preocupación descontrolada puede generar ansiedad, que es desproporcionadamente intensa respecto al estímulo.

La ira es una de las emociones más fuertes e intensas que podemos experimentar. Es una emoción de supervivencia, con ella aprendemos a defendernos ante situaciones que pueden hacer daño, incluso nos anima a luchar ante una injusticia.

El problema viene cuando la ira desencadena acciones de defensa tan fuertes que puede desatar violencia. Por ello, es necesario conocer su origen y saber cómo gestionarlo.

Aprender a gestionar estas emociones es fundamental para poder consolidar una buena salud mental.

La Piñata


Confusiones del diario vivir.

“Porque la vida es así como una sinfonía agridulce, llena de dicha e infortunio, de felicidad y de dolor.No se atormenten por descifrar estos paradigmas, tampoco se vuelvan unos esclavos a las riquezas, eviten conflictos existenciales en lugar de vivir.

Mejor los llevaré abajo, donde las llamas y tinieblas del infierno no les impidan ver lo que arriba niegan.

Ya saben, a ese camino que los llevará a la salida, a la puerta roja, donde todas las venas se reúnen (Sí, no se confundan)”.

Nada cambia, todo sigue igual, aunque sé que puedo cambiar, puedo ser diferente y progresar.

Sin embargo sigo aquí, atorado en mi molde, aquí estancado, condenado a mi supuesto destino. Y aunque puedo fingir un millón de apariencias diferentes cada vez que se me plazca, aun así, no puedo dejar atrás esta pesadez, esta frustración. No, no puedo... no, no, no...

(¿Alguna vez has estado abajo en este infierno?)

En realidad, nunca he hablado con nadie, pero hoy que toco fondo, estoy hasta de rodillas, así es. Necesito alguna señal que me indique que se escuchan arriba y que comprenden todo el dolor .Le hablo con el corazón en la mano, descargo todo lo que traigo dentro para limpiar y sanar mi alma. Me siento liberado, por lo menos por ahora. Pero al parecer las señales son insuficientes, y siento que no hay nadie escuchándome ya.

Esto no sirve de nada, todo sigue sin cambios. Sé que puedo cambiar, que puedo ser diferente, pero sigo aquí esperando, atado a mi molde, aquí aferrado, a mi falta de voluntad de luchar. Y aunque puedo mostrarle al mundo un sin fin de caretas de hipocresía de un día para el otro, aun así, no puedo cambiar mi propia máscara. No, no puedo... no, no, no...

(¿Alguna vez han estado deprimidos, en crisis?)Responde, cómo se puede salir, te lo suplico. Contesta ¿por qué la vida así como da, arrebata?

“Porque así es la vida hijo mío, está compuesta de sus altas y bajas, de alegrías y de tropiezos. No se obsesionen tratando de entender esto, tampoco vivan para el dinero, ganen para vivir, porque entonces sí habrán muerto en plena vida.

Yo sé que tengo el poder de cambiar, el poder de ser diferente, el don de progresar, ¿por qué sigo aquí, cargando mi cruz, aquí clavado, perdiendo mi voluntad de vivir? Si hasta puedo engañar a los demás y aun así no puedo engañarme a mí mismo, no puedo dejar este maldito resentimiento, este encono.

No, no entiendo... no, no, no...”

Un peregrino más…