sábado, 25 de julio de 2020

Donde Cabemos Todos

Del hecho histórico de la diversidad, emana el valor del respeto a la alteridad, y la negación de la violencia hacia el otro, no su exclusión del plexo socio-natural de la vida, esto es, del bien común originario que enlaza a todos los seres humanos.
En la propuesta de “tratar igualitariamente a los desiguales y de modo diverso a los diversos” (Bobbio, 2001: 148) como vía para evitar la discriminación y la persecución, además de mostrar el lazo que une a los seres humanos, se advierte lo que es excluido en las sociedades inclusivas: tratar igual lo diverso, o diverso lo igual.
Expresado en términos de la norma zapatista, esto significa que, una sociedad en la que quepan todos los seres humanos es, precisa e ineludiblemente, la misma sociedad en la que no todo quepa: una sociedad limitada. Para empezar, no puede caber, precisamente, aquello que impida que todos quepan (relaciones de discriminación, exclusión y dominio, por ejemplo). Este límite constituyente del plexo valorativo, será por lo tanto, el conjunto de condiciones que tornan posible la sociedad en la que todos quepan, es decir, en la que inicialmente ninguno sea exterminado, luego acogido y finalmente incorporado: el fundamento de las sociedades inclusivas que establece el límite de lo excluido.
Obsérvese que el criterio reside en que todos y todas quepan, no en que quepa de todo. No se establece, evidentemente, que todas las instituciones tienen cabida sino todo lo contrario. Si el criterio es que “quepan todos”, consecuentemente, ahí mismo está establecido que no todas las instituciones tendrán cabida como legítimas. A partir de este mismo criterio, la licitud de cada institución será juzgada a partir de su capacidad para producir humanidad. Sólo tendrán cabida las instituciones que incluyen a los otros como seres humanos de manera tal que todos sean sujetos. La pretensión zapatista es por dar cabida, por incluir a “todos” los seres humanos. Esto significa una sociedad cuyas relaciones sociales -cualesquiera que sean- sólo tiene establecido como requisito que debe cimentarse sobre relaciones que den cabida a todos los seres humanos, esto es, universalmente.
 Del hecho histórico de la diversidad, emana el valor del respeto a la alteridad, y la negación de la violencia hacia el otro, no su exclusión del plexo socio-natural de la vida, esto es, del bien común originario que enlaza a todos los seres humanos.
En la propuesta de “tratar igualitariamente a los desiguales y de modo diverso a los diversos” (Bobbio, 2001: 148) como vía para evitar la discriminación y la persecución, además de mostrar el lazo que une a los seres humanos, se advierte lo que es excluido en las sociedades inclusivas: tratar igual lo diverso, o diverso lo igual.
Expresado en términos de la norma zapatista, esto significa que, una sociedad en la que quepan todos los seres humanos es, precisa e ineludiblemente, la misma sociedad en la que no todo quepa: una sociedad limitada. Para empezar, no puede caber, precisamente, aquello que impida que todos quepan (relaciones de discriminación, exclusión y dominio, por ejemplo). Este límite constituyente del plexo valorativo, será por lo tanto, el conjunto de condiciones que tornan posible la sociedad en la que todos quepan, es decir, en la que inicialmente ninguno sea exterminado, luego acogido y finalmente incorporado: el fundamento de las sociedades inclusivas que establece el límite de lo excluido.
Obsérvese que el criterio reside en que todos y todas quepan, no en que quepa de todo. No se establece, evidentemente, que todas las instituciones tienen cabida sino todo lo contrario. Si el criterio es que “quepan todos”, consecuentemente, ahí mismo está establecido que no todas las instituciones tendrán cabida como legítimas. A partir de este mismo criterio, la licitud de cada institución será juzgada a partir de su capacidad para producir humanidad. Sólo tendrán cabida las instituciones que incluyen a los otros como seres humanos de manera tal que todos sean sujetos. La pretensión zapatista es por dar cabida, por incluir a “todos” los seres humanos. Esto significa una sociedad cuyas relaciones sociales -cualesquiera que sean- sólo tiene establecido como requisito que debe cimentarse sobre relaciones que den cabida a todos los seres humanos, esto es, universalmente.



Encontrar El Libro Adecuado


Me he dado cuenta de que existen muchas personas que dicen que no les gusta leer, pero llenan sus redes sociales de frases, las comparten, les dan like en instagram, las convierten en su nuevo tatuaje, o las ponen como mensaje en todas sus fotografías. Y además están las personas que leen cadenas, estados largos de confesiones de otros usuarios y miles y miles de tweets.
Si eres de esas personas, te hago esta pregunta:

¿De verdad no te gusta leer, o solo no te estás dando la oportunidad de encontrar algo que te gusta?
Entiendo que nuestro sistema educativo le ha quitado todo el romance a la lectura, y ha hecho que se vuelva una obligación de mal gusto, a pesar de que sus beneficios son hasta transformadores; pero si a ti te encanta leer frases, quizá hay en ti un lector reprimido que está esperando por algo que lo inspire
.
Te aconsejo que hagas la prueba: si te gusta una frase, busca quién es el autor, en qué libro dijo lo que tanto te gustó y leas ese libro. ¿Quién sabe? En una de esas hasta termina siendo tu libro favorito.
Que no te importe si la portada no se ve muy bonita, o si el libro tiene más de 100 páginas. Inténtalo, que tu vida está ahí para que hagas algo nuevo cada día, y para que todo eso que hagas te ayude a seguir creciendo.


viernes, 24 de julio de 2020

Lo Que Nos Dice El Tiempo

Cómplice del destino o, tal vez, enemigo irreconciliable, el tiempo nos muestra que la naturaleza humana tiene un designio fatal: perecer. Perecer en el tiempo y a través del tiempo, pero no con él. No con él que no responde a nuestros parámetros. No con él que nos transciende, que nos gobierna, hasta agotarnos.

Desde un tiempo sin tiempo, el tiempo amenaza con ser agujero negro de la existencia: y resulta sospechoso adivinar que en la edad biológica se plasma su acecho, ese del que jamás nos veremos libres hasta que el cuerpo mismo se convierta en ultimátum del tiempo. Nacemos en el seno del tiempo. Y nos hacemos a través del tiempo, transcurrimos en él, hasta escurrirnos en él… y perecer.
Tal vez porque no nos es develado su secreto estamos destinados a querer descifrarlo. A querer ser como el tiempo sabiendo existente un reloj biológico que da por tierra instantáneamente con semejante superchería. Temerarios por naturaleza, pretendemos violar las leyes del tiempo, desafiarlo. No sólo persistir a través de él en una sucesión indefinida de unidades temporales (eternidad creo que la llaman) proyectando una falsa juventud hacia un futuro impreciso, viviendo más años de los que el cuerpo soporta a cuestas, sino además viajar en el tiempo retrocediendo y avanzando según le plazca al chofer, infringir los paradigmas que conectan tiempo y espacio acortando
la ruta que comunica dos lugares, o estando en ambos sitios a un solo tiempo. Esto y más se nos antojaría pese a que, no hace falta mencionarlo, es todo en vano.
El cuerpo es un dibujo que va trazando el tiempo a lo largo de los años y que nos identifica. Si el tiempo se materializa en nosotros de alguna manera, creo que no es otra sino a través del cuerpo. Cuerpos que cambian con el tiempo que los gobierna y que inútilmente intentamos disfrazar gracias a los avances tecnológicos de la cirugía plástica y la cosmética. Es que el tiempo nos oxida. ¿Coquetería? A veces, sí… y preferiblemente sí, porque si algo le está vedado a nuestro libre albedrío es escaparle al tiempo, esquivarlo, vencerlo. Aún así, la realidad es tiempo y el tiempo se nos esfuma.
Para empezar, el mito. Qué mejor, cuando de tiempo se trata, que comenzar por esa instancia de límites difusos, de principios inciertos, borrosos y oscuros como es el mito. Ese relato de nadie y de todos, como el tiempo, es a la vez que el tiempo algo existente desde el principio (o, al menos, algo que podría tomarse como dado). Y, como el tiempo, el mito también tiene algo de misterioso. No es menester que la analogía respalde mi alusión al mito, pero sí, a lo mejor, nuestro propio recorrido a través de los pedregosos senderos del tiempo.
Desde que habitamos el tiempo (es decir, desde un primerísimo principio) estamos condenados a elegir. Elegir implica una fuga, un salto en el camino de ramas que se bifurcan. Somos algo, porque no somos otra cosa. Optar: esta es la máxima, una emperatriz cruel en la linealidad del tiempo. Nos está vedado hacer dos cosas a la vez, que coexistan p y ~p en un mismo segundo es siempre imposible. Tomar decisiones, descartar, recorrer una sola de las ramificaciones en las encrucijadas
donde el tiempo se escinde. Los nórdicos supieron plasmar nuestra condena temporal en la sencilla pero mística figura de un árbol: el fresno Yggdrasill.
Según el mito, este árbol no sólo conecta todas las cosas y todos los mundos, sino que a sus pies se encuentran el Pasado, el Presente y el Futuro. Sus ramas, que se extienden a través de todos los países y de todos los tiempos, representan, cada una de ellas, una elección. Es decir, eso que está ausente en nosotros porque estamos obligados a optar
Es gracias a la literatura que podemos degustar un tiempo gourmet. Ella sabe meter el tiempo en la licuadora y procesarlo a varias velocidades caprichosamente. La hoja es el tiempo del cuento. La hoja reúne, aglomera, aquello que nuestro tiempo no nos dejaría concebir paralelamente. Es posible infringir los límites, desdoblarnos, hacer un collage de presente y pasado en un plano único, gracias a la hoja que permite insertar dos momentos en un mismo lugar, hacer de dos tiempos uno solo y acomodarlos en un torbellino para nada lineal, para nada real… si es que nuestra realidad es tiempo.
He aquí nuestra anhelada revancha: sudor de tinta sobre la hoja desierta.
Tal vez el tiempo sea tiempo porque, en nuestra enferma necesidad de ponerle a todo un nombre, la eternidad hubo de ser nombrada y la llamamos «tiempo». Tal vez, por esa sed de significantes, tuvo que hacerse palabra para poder ser desafiado verbalmente. Tal vez porque no podemos ser eternos en la vida, en esta agónica batalla contra los límites de nuestra biología sólo podemos alcanzar el botín de eternidad a través de la literatura y, quizá, la mitología. Y tal vez, y sólo tal vez, en esta breve victoria literaria la palabra tenga algo que ver en el asunto. (Ahora, qué paradoja que sea algo breve, en cuanto finito, lo que nos haga eternos).


Confianza


Tener la capacidad de confiar en los demás es una parte muy importante de nuestra vida. Incluso, no tan solo es necesario confiar en los demás, sino también en uno mismo. Pero, para algunas personas confiar en los demás es todo un reto.
Especialmente cuando se conoce a una nueva persona, ya que surge una crisis de confianza. Ahí es exactamente cuando surge el miedo a confiar en los demás. Pero eso quiere decir que al mismo tiempo existe un problema de confianza en uno mismo que es importante resolver.
“Tienes que confiar en los demás aunque a veces traicionen tu confianza, pues de lo contrario la vida sería imposible”.
-Orson Scott Card-.
Ante todo, reconoce la necesidad de confiar de nuevo, ya que algunas personas se engañan al creer que no necesitan tener relaciones estrechas en su vida, y eso no es cierto, los seres humanos se necesitan mutuamente y requieren socializarse, ya que de otra forma, su vida estará vacía.
Muévete en ambientes donde veas que hay confianza entre las personas, siempre hay alguien en quien puedas confiar; sólo necesitas encontrar la persona adecuada.
Hay que entender que una persona no tiene que satisfacer todas tus necesidades, lo que importa es que todas tus necesidades sean satisfechas, y lo puedes lograr confiando en distintas personas con diferentes necesidades.
Busca personas  dignas de confianza, que traten bien a sus semejantes; si es aficionada a contar los detalles íntimos de la vida de otras personas, es probable que traicione también tu confianza, pero si no habla mal de otras personas, es poco probable que hable mal de ti a los demás.
Encuentra personas, fomentando la confianza con lentitud; comparte pequeñas confidencias y espera a ver qué pasa; si habla de ellas  a los demás, no confíes en él, pero si la persona demuestra que es fiel en las cosas pequeñas, puedes sentirte  seguro de confiar en él.
“Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama sino en sus propias alas”.
-Proverbio-.
Pero, sobre todo, aprende a confiar en ti mismo, ya que en muchas ocasiones el miedo a confiar en otra persona se debe al miedo a uno mismo, a no ser capaz de manejar una traición. No tengas prisa, ten paciencia, ya que después de haber sido traicionado, puede ser un reto,  aprender a confiar de nuevo. Date el tiempo y el espacio que necesitas.
Es el momento de empezar a confiar en ti mismo. Porque la falta de confianza en los demás no es más que un reflejo de la falta de confianza que tienes en ti.
No es necesario que asumas riesgos para demostrar que confías en ti mismo, pero puedes realizar actividades que te enseñan cosas sobre ti mismo. No es necesario que asumas riesgos para demostrar que confías en ti mismo, pero puedes realizar actividades que te enseñan cosas sobre ti mismo.
 Empieza a confiar en los demás y, sobre todo, en ti mismo.


La Moderación


Cuando observamos los acontecimientos que a diario nos sobresaltan y nos hacen pensar en la inseguridad que nos rodea y que se manifiesta como si fuesen fieras en acecho dispuestas a dar su sorpresivo zarpazo golpeándonos donde más nos duela  destruyendo familias, parientes, amigos, tan cercanos como lo pueda ser nuestra propia casa o la casa del vecino.

En realidad esas temidas fieras que mencionamos, esa inseguridad que tanto nos alarma provienen de una misma fuente, la absoluta falta de moderación que  ha tomado cuenta de casi todas las manifestaciones sociales, nos estamos acostumbrando a caminar por el borde de la cornisa, ahora las normas básicas de convivencia social forman parte del “patrimonio arcaico” que alguna vez nos han regido, ahora son  piezas de un museo como lo pueden ser las señales de tránsito, los signos de pare en las esquinas, la autorización a menores a los locales nocturnos o la prohibición de venta de bebidas alcohólicas.

“La persona que vive con excesos difícilmente triunfe en aquello que se propone porque el exceso siempre desvía, paraliza, y no le permite al individuo actuar con claridad y en orden a cumplir sus propósitos.

Los excesos siempre serán malos y por ello es que hay que evitarlos de plano.

Pensemos en un individuo que bebe alcohol en exceso, esa tendencia no solamente le complicará su vida laboral, ya que a la persona alcohólica le cuesta cumplir con horarios, suele perder la noción del tiempo, la atención, entre otros, sino que también le traerá serios problemas en su vida personal, no pudiendo por ejemplo mantener una relación sentimental duradera, será propenso a caer en peleas y discusiones, y ni hablar de los problemas de salud que puede acarrearle una dependencia excesiva al alcohol.

Entre las enfermedades más comunes vinculadas al alcoholismo se cuentan: cirrosis, anemia, cáncer, dolencias cardiovasculares y hasta demencia porque el mismo causa una progresiva pérdida de las facultades mentales, obviamente cuando se bebe con mucho exceso.”
..

Preocupaciones Humanas

“La vida cotidiana de la mayoría de los humanos está constituida de quejas, de luchas, de tormentas y de rencores. ¿Por qué? Porque su campo de conciencia es tan estrecho y limitado, que nada les parece más importante que sus preocupaciones, sus ambiciones, sus codicias y sus querellas.

No ven la inmensidad del cielo sobre ellos, todo este espacio infinito… Si se dignaran a alzar los ojos, se liberarían de esas limitaciones y respirarían libres finalmente. Simplemente se trata de una dirección de la mirada: no tanto dirigirla hacia abajo, sino hacia arriba.


Aquél que piensa en el infinito, en la eternidad, comienza a sentir que planea por encima de todo, que ya nada podrá dañarle, ninguna vejación, ninguna ofensa, ninguna pérdida, porque otra conciencia se está despertando en él.
"Este sentimiento que a veces experimentamos de que la inmensidad, lo ilimitado es la verdadera patria de nuestra alma, no es una ilusión, tiene su origen en nuestra estructura psíquica. Por esto, aquellos que rehúsan tener en cuenta estas necesidades de su alma, sentirán siempre en el fondo de sí mismos una especie de insatisfacción. Aunque tengan fortuna, reciban honores, tengan éxito, alcancen la gloria, siempre tendrán la sensación de que les falta algo. Es inútil tratar de negar o de rechazar esta sensación por los medios que sean; porque está ahí para obligarles a caminar por el camino que les conducirá hasta la Fuente de la luz.

Dios no puede ser visto, ni oído, ni tocado, ni explicado, ni alcanzado. Sin embargo, sentimos la necesidad irresistible de ir en su búsqueda. Y es Dios mismo quien ha puesto esta necesidad en nosotros para que nunca dejemos de avanzar. Lo esencial es no detenerse nunca."

jueves, 23 de julio de 2020

Autoconfianza

Para sentirnos bien y ser felices debemos poder realizarnos en muchas facetas, tanto personales como sociales: Tener unas buenas relaciones afectivas, un trabajo o actividad creadora, salud física y psíquica, un entorno social y ambiental positivo… Y no es necesario vivir bien todas esas facetas a la vez, pero sí que es importante que haya esperanza de que se pueda cambiar en lo que esté mal en ese momento.

Esta esperanza se basa en la experiencia real de que podemos hacer cambios. Y si en el presente no es posible, la esperanza se basará en que en algún momento de nuestra vida lo pudimos también conseguir. Para así poder seguir por el túnel a pesar de no ver la luz.
La esperanza se puede cultivar, sobre todo viviendo experiencias que nos hagan salir de la impotencia: desde afrontando conflictos que vamos posponiendo con colegas, amigos, o instituciones; o pidiendo ayuda para situaciones en las que solos no podemos, hasta comprometiéndonos más con el cambio social en áreas que nos atañen.

Y este tema es importante, pues no podemos permanecer con los ojos y oídos cerrados a temas como el calentamiento global, o los miles de muertos por hambre cada año en el mundo, las violaciones de derechos humanos, la violencia de género, o la homofobia, que sigue matando a gays, en algunos países, por el simple hecho de serlo.

Vivir con la sensación de que “no puedo hacer nada”, genera impotencia, sensación de alienación, y de que la vida no está bajo nuestro control. Y podemos cambiar eso asumiendo que podemos controlar más nuestras vidas, y a través de cambios en nuestras actitudes, cambiarnos a nosotros y al mundo, aunque solo sea aportando un grano de arena.

Todos podemos ser más conscientes de nuestro derroche energético y cambiar el uso del transporte, o de la iluminación en casa, y buscar formas de ahorro, para no contribuir tanto a la producción de CO2. O podemos reciclar nuestras basuras, o consumir menos y reutilizar más. O podemos no hacer oídos sordos a situaciones de maltrato de las que somos testigos. O podemos participar en campañas, como las de Pobreza Cero, Amnistía Internacional, o colaborar en grupos pro derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Tanto como voluntarios como colaborando con una firma o algo de dinero.

La solidaridad o la generosidad y la actuación social comprometida favorecen el desarrollo tanto físico como psicológico de las personas, así como el de las sociedades. Y nos hacen sentirnos más felices y mejores personas. Generan una sensación de que un mundo distinto es posible y que yo puedo hacer algo por conseguirlo.

Que mi vida, no solo tiene sentido para mí mismo, para mi desarrollo personal o para mi placer, sino que tiene una proyección social ineludible y por tanto necesaria, de la que no podemos evadirnos sin hacernos daño a la larga. Aunque solo sea porque las catástrofes naturales debidas al calentamiento global, o por una involución en los derechos humanos, nos afecte directamente.

Demos un sentido complementario a nuestra vida que vaya más allá de nuestro pequeño ombligo, que nos haga sentirnos partícipes de nuestro destino común de frágiles seres humanos en un planeta limitado y vulnerable. ¡Y actuemos ya.

miércoles, 22 de julio de 2020

El Valor De La Sensibilidad

Puede parecer extraño, pero en cierta forma somos insensibles con nosotros mismos, pues generalmente no advertimos el rumbo que le estamos dando a nuestra vida: pensamos poco en cambiar nuestros hábitos para bien; casi nunca hacemos propósitos de mejora personal o profesional; fácilmente nos dejamos llevar por el ambiente de los amigos o del trabajo sin poner objeción alguna; trabajamos sin orden y desmedidamente; dedicamos mucho tiempo a la diversión personal. Dejarse llevar por lo más fácil y cómodo es la muestra más clara de insensibilidad hacia todo lo que afecta nuestra vida. Actúe con sensibilidad, preocúpese también por usted.
En todas partes se habla de los problemas sociales, corrupción, inseguridad, vicios, etc. y es algo tan cotidiano que ya forma parte de nuestra vida, dejamos que sean otros quienes piensen, tomen decisiones y actúen para solucionarlos. La sensibilidad nos hace ser más previsores y participativos, pues no es correcto contemplar el mal creyendo que somos inmunes. Lo que pasa en cualquier espacio del mundo debe ser objeto de preocupación para cualquiera. Siempre debemos vernos en el espejo de los otros.
La sensibilidad nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social nuestro y de los demás.


martes, 21 de julio de 2020

El Equilibrio


Creo que en mi vida, sin saberlo, siempre ha estado presente el equilibrio. Lo he cultivado, cuidado, buscado, mimado, defendido, y se ha hecho con un lugar privilegiado en mi vida, el de un valor vital prioritario.
Es posible que no me haya dado cuenta de todo ello hasta que en un momento de mi vida sentí que lo perdía, que se ausentaba, que se alejaba, que me dejaba. Esos momentos en los que sabes que pasa algo pero no sabes qué, que no te encuentras en ti.
Es posible también que al ver a otros perderlo, mi necesidad de aferrarme a él se haya hecho cada vez más presente e intensa, siendo cada día más consciente de la necesidad de cultivarlo. Mi trabajo como coach me pone en frente de personas que buscan restablecer el equilibrio en sus vidas. Un equilibrio que se ha visto quebrado por un sistema de vida sobre acelerado, despersonalizado, y desconectado.
Tengo la sensación de que vivimos en los extremos, en los límites, y que forzamos tanto la oposición para reforzar nuestra identidad frente a los otros, que al final acabamos perdiendo el norte y el equilibrio. Comentarios de que “mi trabajo es mi pasión y por eso no necesito vacaciones”, o “el deporte es mi vida”, “la familia es mi vida”, y todo empieza a girar en torno a ella, olvidando todo lo demás, abren las puertas al desequilibrio. Esa tendencia casi compulsiva a vivir en las redes sociales, y digo literalmente vivir, cada minuto de tu vida, incluso la más íntima. Esa insistencia por mostrar, por contar, por compartir como si fuera un instinto básico y esencial del ser humano. ¿Dónde queda la necesidad de preservar, de callar, de conservar parcelas reservadas, de intimidad?
La pasión desmedida y concentrada en un sólo foco puede acabar en obsesión y locura. Mi trabajo me gusta, hago deporte, frecuento las redes sociales, escribo y me involucro en muy distintas actividades y proyectos, pero ninguno desata mi pasión por entero, ni son mi vida. Lo que verdaderamente me apasiona es mi vida, la vida. Y la vida son muchas cosas, en ella hay espacio para muchas pasiones que pueden vivir en armonía y equilibrio. Una vida plena y rica es una vida que cultiva el equilibrio de muchas pasiones. Una vida en la que hay lugar para lo intelectual, lo emocional, lo físico, lo espiritual… El equilibrio puede que sea el mejor indicador de la inteligencia emocional.
Una vida holística en la que experimentamos una pasión armónica, y no una pasión obsesiva, que acaba generando unos apegos que se convierten en dependencias (deporte, trabajo, redes sociales, amor, emociones fuertes…), que nos subyugan, nos limitan, nos van minando hasta lograr que nos perdamos. Dependencias y apegos que pueden ser tan devastadoras como las drogas, pero mucho más lentas y silenciosas.
El equilibrio es un suave balanceo, que se desplaza de un lugar a otro de forma constante, pero que siempre vuelve a un punto central para iniciar el cambio de desplazamiento.
Todo el movimiento gira en torno a un eje que se mantiene firme, y a la vez nos permite flexibilidad y movilidad.  Ese punto central es nuestro eje vital, en el que se alinean todas las dimensiones esenciales de la persona (social, espiritual, emocional, intelectual, física..). Viviendo en el eje sabemos, en cada momento, qué dimensión de nuestra vida necesita más atención, más cuidado, y nos moveremos suavemente hacia ella en busca del equilibrio.
Somos un sistema vivo compuesto de muchas partes y elementos, en constante proceso de flujo y reorganización, que pasa por momentos de caos, pero que siempre tiende al equilibrio. Olvidarnos del equilibrio es tanto como olvidarnos de la vida.
Desatender nuestro equilibrio vital es matar lentamente nuestra vida.
Piensa en una familia, que también es un sistema. Una familia con dos progenitores y tres hijos. Imagina que algunos de los miembros de esa familia estuvieran desatendidos, o no recibiera la misma atención que el resto de forma permanente. ¿Qué crees que pasaría? Lo mismo que nos pasa a cada uno de nosotros cuando alguna de nuestras dimensiones vitales está desatendida o abandonada. El sistema se quiebra, la persona se resiente, se resquebraja.

El problema es que vivimos dopados por estímulos constantes, por la velocidad de la vida, porque vamos con el piloto automático, y no nos damos cuenta del desequilibrio.

De repente ocurre algo que nos saca de nuestra vorágine (un despido, una pérdida, una enfermedad, una separación, un accidente…) y comienzan a aparecer las grietas, y las heridas supuran, se escapa el dolor, que es el llanto de esas partes desatendidas de nuestra vida. Empiezan a aparecer los dolores físicos, los cambios de humor, los cambios físicos, los bajones y subidones de energía. Tras ellos surge la desmotivación, la desorientación, la desazón, la pérdida de sentido, las dudas sobre nuestra identidad, sobre nuestro lugar en el mundo.

El desequilibrio comienza a tomar posesión y nos invade una sensación de estar al borde del abismo, a punto de caer, de romper. Estos son los casos extremos, pero cada vez más frecuentes. Sin embargo, el desequilibrio está continuamente presente a nuestro alrededor y en nuestro día a día. Nos rodea de mil formas aparentemente inofensivas, alejándonos del eje central y llevándonos a los extremos: los abanderados de lo emocional frente a lo racional y viceversa, los defensores de los femenino frente a lo masculino, los partidarios de la apertura en canal frente a los reservados a ultranza, los que viven conectados de forma permanente y los que practican la desconexión total, los pesimistas frente a los optimistas, los prácticos frente a los utópicos, los creativos frente a los analíticos, etc., etc., etc. 

Cada minuto se libra una batalla por defender algún extremo, como si con ello estuviéramos defendiendo nuestra vida.


Expresiones De Violencia


Todas las expresiones de violencia generan daños en las personas de una u otra manera. La severidad de estos daños dependerá de la magnitud y del tipo de violencia que se cometa (emocional, física, sexual o económica) y de las características de la persona que es violentada. Como ya se ha mencionado, en los casos de violencia familiar los niños, las mujeres, los discapacitados y las personas mayores son los más vulnerables.

Cuando la violencia ocurre durante la infancia, los daños que se generan en la personalidad del niño o de la niña pueden ser para toda la vida. Si el niño no recibió el afecto y el cuidado que necesitaba y en su lugar recibió maltrato emocional o físico lo más probable es que desarrolle una personalidad con baja autoestima, sentimientos de minusvalía, culpabilidad, gran inseguridad y termine por no darle importancia ni valor a sus necesidades afectivas.

Durante su etapa escolar, en el mejor de los casos experimentará bajo rendimiento y aislamiento social y en el peor se refugiará en las drogas, el alcohol o la delincuencia.

Más adelante, en su edad adulta, formará relaciones interpersonales que podrán ser insatisfactorias y conflictivas o podrán llegar a ser claramente destructivas, con altos grados de violencia, porque eso fue lo que aprendió en casa.


Cuando el maltrato es por parte del hombre hacia la mujer, la familia entera se verá afectada. La mujer, además de sentirse devaluada, culpable y temerosa experimentará “estrés emocional” afectando de manera importante su desempeño laboral o su trabajo en el hogar. Difícilmente logrará cuidar adecuadamente a sus hijos y brindarles el amor que ellos necesitan, en el peor de los casos se desquitará con ellos replicando la violencia ejercida por la pareja.

El abuso sexual, también provoca daños importantes en la personalidad del que la padece, además de los sentimientos de minusvalía e inseguridad que ya hemos mencionado, se añaden los trastornos que los psiquiatras catalogan como “estrés postraumático”, es decir, la persona empieza a experimentar un gran temor, culpabilidad, frustración, enojo soledad, desesperanza, miedo intenso y una gran sensación de falta de ayuda y de horror. Este “estrés postraumático” se puede experimentar también cuando el maltrato físico es de grandes magnitudes.

Por último, habría que señalar que en el maltrato físico y en ocasiones en el abuso sexual, además de ocasionar grandes daños psicológicos en la persona, se provocan lesiones en el cuerpo como llagas, heridas, traumatismos, hematomas, cortaduras, quemaduras, o fracturas. Se puede llegar incluso a la invalidez o al asesinato de la víctima.


Pensemos:


Historias Para Pensar
“Uno de los secretos profundos de la vida es que lo único que merece la pena hacer es lo que hacemos por los demás.”
"Lewis Carroll"
Historias de debajo de la luna
Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:
—Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme a tu espalda…
—¿Que te lleve a mi espalda? —contestó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.
—No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?
Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma:
—Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo.
Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo:
—Mira, escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río.
El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.

Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle:
—No entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir.
Y entonces, el escorpión la miró y le respondió:
—Lo siento ranita. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.
Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.
Nosotros, los humanos, tal como el camaleón, solemos impregnarnos con los matices de nuestro entorno, quizás sea por esta causa que se nos haga necesario estar atentos a los dictados de nuestra conciencia, la cual nos susurrará en nuestro interior la verdadera constitución de nuestra naturaleza.
“No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.”   Mateo 7:6



lunes, 20 de julio de 2020

Sin Atajos


Sin Atajos
Comenzar, Continuar, Terminar
Perseverancia
Mantengo correspondencia con muchas personas que diariamente se enfrentan a una enormidad de dificultades, para poder, de esta manera, dar cumplimiento con sus compromisos asumidos y de esta manera avanzar hacia la alta cima donde han puesto con gran decisión sus horizontes.
Lograr nuestros objetivos requiere de una gran dedicación y persistencia en el esfuerzo continuado sin claudicaciones.
La persistencia en el rumbo trazado no se distrae en tentaciones superfluas y deja de lado las distracciones momentáneas, considera que no hay tiempo para perder, todo puede esperar para más adelante cuando tenemos bien claras nuestras prioridades.
El presente es hoy engarzado con un diamante de muy alto costo que se podrá exhibir con orgullo y autoestima cuando se crucen los umbrales del futuro cuando el horizonte se conjugue con las metas que trazamos en este hoy que nos pertenece en pleno.
Ejemplos De Perseverancia
“La perseverancia es la capacidad para seguir adelante a pesar de los obstáculos, dificultades, desánimo, aburrimiento, frustración, o los propios deseos de rendirse. La persona perseverante termina lo que ha empezado, vuelve a intentarlo tras un fracaso inicial, persigue sus objetivos y se mantiene concentrada y trabajando en su tarea.
Por el contrario, si nos vamos al extremo opuesto de la perseverancia, nos encontramos con personas perezosas y vagas, que se rinden demasiado pronto o que ni siquiera lo intentan, que buscan lo fácil y toman atajos siempre que pueden, pierden el interés con facilidad y abandonan ante la más mínima dificultad.”
Hugo W Arostegui

Radicales

La pirámide de la radicalización es un modelo teórico que nos ayuda a interpretar y comprender por qué las personas se radicalizan. Según esta teoría, la radicalización es el resultado de la extremización de creencias, sentimientos y comportamientos en apoyo de un conflicto intergrupal y de la violencia. 

Y es que la radicalización puede ocurrir desde diferentes ideologías, desde creencias religiosas hasta políticas.

Según la pirámide de la radicalización, existen dos formas de radicalización. Una sería la radicalización de la narrativa o de la ideología y, la otra, la radicalización de la acción. Además, los procesos de radicalización podrían darse a tres niveles diferentes. Esto es, a nivel individual, cuando se radicaliza una persona por su cuenta; a nivel grupal, cuando se radicaliza un conjunto de personas, un grupo; y a nivel de masa, cuando es un conjunto más grande de personas el que se radicaliza.

Mientras que la radicalización de las acciones es un fenómeno individual o de grupos pequeños, la radicalización de la narrativa es un fenómeno de masas. 
Un país entero puede llegar a radicalizar su narrativa y pensar que están en guerra y tienen que derrotar a un enemigo, mientras que aquellos que van a luchar será solo una pequeña parte de esta población
.
Las pirámides que usan como metáfora para explicar la radicalización son como las pirámides demográficas, donde la mayoría de la gente se encuentra en la base de la pirámide. Por contra, en la cúspide solo habría unas pocas personas en comparación con el total de la población. A su vez, las pirámides cuentan con cuatro niveles.

En el caso de la pirámide del artículo, el primer nivel está constituido por los neutrales. En este grupo entrarían las personas que no siguen una ideología radical y constituirían la base de la pirámide. Si subimos un nivel, nos encontramos con los simpatizantes, los cuales aceptan algunas ideas radicales, como que existe un conflicto del cual son las víctimas.

A continuación estarían los justificadores, los que creen que las acciones de los radicales están justificadas moralmente y por su ideología. Finalmente, en la cúspide de la pirámide, se sitúan quienes creen que es un deber individual apoyar y participar en las acciones radicales, aquellos que tienen una obligación moral personal. Estos últimos piensan que la amenaza bajo la que viven justifica una obligación individual de actuar.

Sin embargo, lo general es que la escalada en las dos pirámides se dé a la vez. Que lo que alguien piensa vaya acode con lo que haga. Además, el participar en un grupo radical hace que se aprenda la narrativa e ideología radical, aunque esta no sea necesaria para iniciar una acción radical.

El escalar en una pirámide no implica que se escale en la otra. Una persona puede justificar un conflicto sin llegar a actuar. Encontramos muchos ejemplos en instituciones que promueven ideas radicales, pero que no llevan a cabo acciones. El polo opuesto, el de personas que se convierten en terroristas sin tener una ideología radical es más complicado, pero no imposible. Realizar acciones radicales y llegar a convertirse en terroristas requiere de una justificación que evite la disonancia cognitiva.


Por último, nos encontramos con otra peculiaridad y es que para escalar en la pirámide se pueden saltar escalones. Es posible que alguien inerte, que no realiza ningún tipo de acción en defensa de su grupo, pase a realizar acciones radicales. Por ello hay que tener en cuenta los peligros que una radicalización tan rápida puede presentar.



Ente Bueyes...



Frase hecha, bien de campo, que nos anticipa que entre personas allegadas, colegas, familiares, compañeros o que presenten algún tipo de afinidad, no debería haber malas acciones ni actitudes perjudiciales.

La expresión señala que entre amigos no cabe la traición, cosa que bien sabemos no es aplicable a todos los casos. Deriva de la tarea que realizan los bueyes juntos, especialmente cuando tiran de carros, pues nunca usan sus cuernos para lastimarse entre ellos.

Dice este que entre los que son iguales no se producen ataques y que los que se dedican al mismo oficio.

Especialmente memorable en el uso de este refrán es aquella viñeta de Mafalda en la que esta lea Manolito “Decime Manolito ¿vos que pensas de la guerra atómica?”, a lo que este contestaba “Pues que no habrá.

La guerra es un negocio y los que la hacen son buenos comerciantes. Mi papá también es un buen comerciante. Así que los otros no van a tirar bombas para romper el almacén a mi papá. Podes estar tranquila.

Entre bueyes no hay cornadas.”



domingo, 19 de julio de 2020

El Bien Común

El paradigma del Bien Común de la Humanidad significa vivir en armonía con la naturaleza, en una sociedad que sea justa y que incluya una infinidad de expresiones culturales. Pero si queremos que no sea solo una ilusión, tenemos que traducir ese concepto en términos prácticos. Las orientaciones teóricas tienen que guiar nuestra vida cotidiana, pero es necesario actualizarlas continuamente con la experiencia de las luchas de los pueblos.

Ahora es el momento de presentar, para la discusión de todo el mundo, una base para el tipo de pensamiento que pueda guiar nuestra acción, dar coherencia a nuestras ideas y servir como base para una convergencia de los movimientos para cambiar la orientación de la vida común de la humanidad en el planeta. Es un trabajo a largo plazo, pero es necesario un compromiso inmediato. El siguiente paso será identificar a los actores y formular estrategias; no reinventar lo que ya existe, sino dar nueva fuerza a las luchas e iniciativas que están trabajando hacia la consecución del Bien Común de la Humanidad. 

Esto es lo que queremos lograr.

El Valor De Lo Que Sabes

.El conocimiento, es el valor de descubrir cosas nuevas, de aprender lo que necesitas saber.

En nuestra vida, siempre hay muchos sueños de todo tipo, y nos pasamos mucho tiempo anhelando cumplirlos… Hasta los plasmamos en un cartel para verlo todos los días.

El problema, es que pasamos tanto tiempo anhelando, que nos olvidamos del conocimiento que debemos adquirir para justamente lograr lo que soñamos.

Es decir, por más que sueñes tocar el violín, necesitarás la habilidad y el conocimiento para hacerlo bien, de lo contrario, es muy difícil que te caiga el don del cielo para hacerlo.


Cuando conoces el camino que debes transitar, no hay manera de que te pierdas, porque ya todo lo tendrás claro. Y es justo eso, lo que necesitas para llegar al éxito.

sábado, 18 de julio de 2020

¿Es Usted Un Escritor?

Llega un día en el cual alguien, al dirigirse a tu persona, te formula esta pregunta y uno se encuentra totalmente fuera de foco sin saber que responder, en mi caso sólo sé que escribo y formulo mis pensamientos en un lenguaje escrito, ahora, si eso está bien o está mal, si poseo la calidad expresiva con la cual dotarle de contenido a lo que intento comunicar, eso, mi amigo, es otra cosa.

Hace años que comencé a publicar artículos abarcando una amplia gama de temas y claro al intentar ordenarlos los fui clasificando según entendía que les pudiese corresponder, nadie me proclamo escritor, ni siquiera tengo un diploma que me acredite como tal, pienso que la vida misma y los años que llevo transitando en ella, me han dotado de cierta facilidad en la comunicación del pensamiento y el resto de las exigencias propias de quien se pudiese considerar un escritor me lo he incorporado de puro tozudo que soy.
Lo cierto es que tal pregunta: ¿es usted un escritor? Me ha llevado a reflexionar al respecto y me considero lo suficientemente responsable como para ir incorporando a los temas que publico algunas definiciones sobre qué es lo que se supone que debe ser un escritor.
He aquí algunas de ellas:
“Un escritor es una persona que utiliza palabras escritas en varios estilos y técnicas para comunicar ideas. Los escritores producen diversas formas de arte literario y escritura creativa, tales como novelascuentospoesíaobras de teatroartículos periodísticos, guiones o ensayos. Los escritores expertos pueden utilizar el lenguaje para expresar ideas y su trabajo contribuye de manera significativa al contenido cultural de una sociedad. La palabra también se utiliza en las artes en otro lugar, como compositor, sin embargo el término "escritor" normalmente se refiere a la creación de lenguaje escrito.
Los escritores pueden producir material a través de una serie de géneros, de ficción o no ficción. Otros escritores utilizan múltiples medios de comunicación - por ejemplo, los gráficos o ilustración - para mejorar la comunicación de sus ideas.. Algunos escritores pueden usar imágenes (dibujo, pintura, gráficos) o multimedia para aumentar su escritura. Además de producir sus propias obras escritas, los escritores escriben a menudo sobre cómo escriben (es decir, el proceso que utilizan); por qué escriben (es decir, su motivación ); y también comentarios sobre la obra de otros escritores (la crítica). Los escritores pueden trabajar de una forma profesional o no profesional.
El término escritor se utiliza a menudo como sinónimo del autor , aunque el último término tenga un significado algo más amplio y se utiliza para transmitir la responsabilidad legal de una pieza de escritura , aunque su composición sea anónima , desconocida o colaborativa. En sentido estricto, el término designa a los profesionales de la literatura.
Según el género y tipo de composiciones literarias a las que se dedica un escritor en sentido estricto, recibirá otras denominaciones más específicas: poeta (quien escribe poesía), novelista (autor de novelas), ensayista (autor de ensayos), cuentista (escritor de cuentos),dramaturgo (autor de obras de teatro), etc.
Aun así, es también escritor profesional el que redacta artículos periodísticos, reseñas, reportajes etc., siempre y cuando sea un profesional de la escritura. En un sentido más amplio, el término no solo se refiere a los creadores de textos literarios. No se trata en este caso del objeto, sino de la formación de la persona como escritor profesional.”

Compasión Humana



La fuerza de la compasión: ese tejido invisible que sostiene el mundo
La compasión es una predisposición natural que, si se potencia, protege de las emociones destructivas y aporta serenidad a la vida.
Cada día, en todo momento, en todo el mundo, se producen millones de actos espontáneos de bondad. En el ser humano hay una tendencia instintiva hacia la bondad y la compasión que a menudo no percibimos, porque la damos por supuesta y porque los medios de comunicación tienden a dirigir nuestra atención hacia acontecimientos violentos y estridentes.
Un tejido invisible de bondad sostiene la cohesión de la sociedad, de las familias, de las amistades, de los amores. Es invisible, pero ante las turbulencias del mundo de hoy conviene recordar que está ahí.
Compasión y bondad, por naturaleza
La psicología y la neurología nos muestran, como explica el psicólogo Daniel Goleman, que el cerebro tiene una predisposición hacia la bondad. Según el ejemplo que ponía hace un siglo el científico finlandés Edvard Westermarck, al igual que no podemos evitar sentir dolor si el fuego nos quema, tampoco podemos evitar sentir compasión por nuestros semejantes.
El sabio chino Mencio lo ilustraba con la angustia y la compasión que cualquier persona en su sano juicio sentiría si ve a un niño a punto de caer en un pozo. Nuestra tendencia espontánea es sentirnos mal con el sufrimiento de los otros e intentar aliviarlo.
De esa fuerza natural nace el poder del amor. La empatía es la capacidad de resonar con lo que siente otro ser. Y puede acabar resultando agotadora (como a veces experimentan, entre otros, médicos, enfermeras y activistas dedicados al bien común) si no está infundida de amor compasivo y de una profunda confianza en la bondad última de la naturaleza humana.



Conocimiento Empírico


Muchas personas sin tener títulos profesionales o contar con algún tipo de formación académica son expertos en hacer algo, tienen una gran habilidad en ciertos aspectos, pueden dominar a la perfección una técnica o un arte, o tienen determinada competencia.

Cuando le preguntamos en dónde han adquirido este conocimiento, la respuesta es que no han ido a ninguna universidad o colegio, simplemente lo ha adquirido con la práctica, de forma empírica.

Es aquel que se adquiere a través del saber cotidiano y se adquiere a través de la evolución y vida cotidiana del individuo.

El conocimiento Empírico, es todo aquel que: El hombre adquiere debido a las diversas necesidades que se le presentan en la vida, por instinto y no por el pensamiento fundamentado que se aprende sin ciencia y sin leyes. Así también es trasmitido por medio de las relaciones con la sociedad de tu alrededor a diario.

En la escuela de la vida.
Es todo lo que se basa en la experiencia sin teoría ni razonamiento.
Es aquel que se va adquiriendo a través de las experiencias vividas. Con la escuela de la vida.
El conocimiento empírico es el que surge de la propia experiencia, llegando a un conocimiento concreto.
El conocimiento empírico es que se va adquiriendo mediante la vivencias y experiencias, así también es trasmitido por medio de las relaciones con la sociedad de tu alrededor.

A través del tiempo se ha querido dar paso al conocimiento empírico ahora podemos definir que es el conocimiento que en la vida se adquiere y se aprende sin ciencia y leyes.

Es todo aquel que se adquiere por instinto y no pensamiento fundamentado, los animales actúan por este conocimiento que podemos llamarle también por instinto.

El conocimiento Empírico, es todo aquel que el hombre adquiere debido a las diversas necesidades que se le presentan en la vida. Es constantemente evolutivo, porque se mueve en torno a los cambios sufridos por cada individuo y está basado en el querer y la experiencia.