lunes, 5 de febrero de 2018

Frutos Del Conocimiento


Decía Tales de Mileto que la felicidad del cuerpo se funda en la salud y la del entendimiento en el saber y, quizá por eso, los grandes países son los que dedican más recursos a la educación, investigación y al gasto social.
La ciencia moderna es una actividad transitiva y trascendente, que no pertenece al científico aislado de los demás, sino a la sociedad en general, y que pierde todo sentido cuando se encierra en sus límites más reducidos. Se investiga por y para la ciudadanía, para generar conocimiento, que suele acabar transformándose en progreso y en bienestar de todos. Así ha sido a lo largo de toda la edad moderna y la edad contemporánea, en las que muchos de los adelantos más revolucionarios estuvieron precedidos por avances científicos. Como observaba Gregorio Marañón, "la verdadera grandeza de la ciencia, además del conocimiento, acaba valorándose por su utilidad".
Es bien conocido, en efecto, que la revolución científica del siglo XVII allanó el camino para el pensamiento ilustrado del siglo XVIII y para la revolución industrial del siglo XIX. No es casualidad que el Reino Unido, el país donde surgió esa revolución industrial, sea uno de los países con más premios Nobel, porque conocimiento, ciencia y progreso social suelen ir unidos de la mano. Al seguir Louis Pasteur su máxima de "si no conozco una cosa, la investigaré", estaba dando respuesta a las necesidades de los ciudadanos y comprometiéndose socialmente. De esta forma, con sus descubrimientos, provocó avances gigantescos en un buen número de procesos industriales, médicos y farmacológicos. Logró que mejorase desde la fabricación de la cerveza, o la obtención de la seda, hasta la detección de enfermedades contagiosas y el desarrollo de vacunas.
En Europa, nos sentimos justamente orgullosos de nuestra rica tradición artística, de nuestros paisajes y de nuestra arquitectura, pero en Europa, además y sobre todo, se desarrollaron los conocimientos fundamentales de la revolución científica que subyacen al mundo actual: Copérnico, Galileo, Newton, Darwin, Einstein, Watson, Crick... son buenos ejemplos de ese pasado. Estos científicos contribuyeron al desarrollo de nuevas disciplinas como la astronomía, la biología, la física, la biología molecular y el desarrollo tecnológico, promoviendo un nuevo marco de conocimiento que permitió un extraordinario avance en la agricultura, la industria y el comercio, y que dio lugar a una prosperidad que, a su vez, permitió un mayor desarrollo de las artes.
Hoy, la creciente dependencia del desarrollo tecnológico, el efecto de la globalización y la escasez de los recursos, requiere de cambios económicos, políticos y sociales profundos, cambios seguramente tan radicales como los que supusieron la transición de las sociedades agrarias a las industriales hace 500 años, y que, con toda seguridad, también van a requerir del avance del conocimiento. La lucha contra el cambio climático, la crisis energética, el envejecimiento de las sociedades occidentales y los flujos migratorios representan, sin duda, situaciones que requieren nuevas formas de pensar, de vivir, de actuar y cuyas soluciones quizás serán tan relevantes hoy como la revolución industrial lo fue para la superación del Antiguo Régimen.
En contra de lo que postulan algunos profetas apresurados, no hemos llegado todavía al final de la historia; al menos no en ciencia, en donde apenas hemos empezado a levantar el velo de la ignorancia. Seguiremos necesitando, pues, la curiosidad, la creatividad, la inteligencia, el rigor, la constancia y la inagotable sed de conocimiento de los científicos, para seguir haciendo de este planeta un hábitat más amigable para sus miles de millones de habitantes.
En la actualidad, Europa produce el 33% de las publicaciones científicas y el 34% de las más citadas en la literatura, mientras Estados Unidos, con una producción del 24%, contribuye al 43% de las publicaciones más citadas. Solamente dos universidades europeas se encuentran en el ranking de las 20 universidades más prestigiosas.
Con una contribución cada vez mayor de China e India a la generación de conocimiento y con un decreciente número de premios Nobel europeos, es ciertamente preocupante observar que en la actualidad el 80% de los investigadores, el 75% de la investigación y el 70% de las patentes se originan fuera de Europa.
En este contexto, la ciencia española, que ha experimentado un crecimiento extraordinario en los 25 años de democracia y ocupa la novena posición en producción científica mundial (el 3,34%), dista mucho de alcanzar esos niveles en las publicaciones de alto impacto o en las publicaciones de mayor citación, en el ranking de instituciones de excelencia, o en la generación de patentes (el 0,8%).
Es, por tanto, necesaria una actuación de emergencia donde el objetivo, ante este necesario cambio, es que nos veamos a nosotros mismos como lo que somos, un país de talento cultural pero también científico que necesariamente ha de incorporarse a la investigación de excelencia. Caminamos hacia la Gran Ciencia, caracterizada por proyectos con elevado presupuesto, por la interdisciplinariedad y dependientes de la colaboración internacional dentro del marco de la cada vez más creciente globalización. Si se quiere estar en ella, y se debe estar, hay que estimular la ciencia y la tecnología con el calor de todos. Es necesario el apoyo de los Gobiernos, las instituciones, la implicación del sector productivo, de toda la sociedad, especialmente de esa juventud entre la que se encuentran o deberían encontrarse los miembros de la comunidad científica del mañana.
Ante esta nueva situación, donde Europa ha perdido el liderazgo del pasado, una apuesta por la excelencia y la ciencia de frontera parece más necesaria que nunca. Esa ciencia asociada a la protección de los datos y vinculada a la colaboración con la iniciativa privada, que es la directamente responsable de la generación de riqueza (en Europa ésta invierte en I+D+i solamente el 1%, comparado con el 1,69% en Estados Unidos o el 0,47% en España), ha de aportar las bases para dar respuesta a la nueva situación mundial.
Decía Goethe que "el espíritu humano avanza de continuo, pero siempre en espiral". En este siglo XXI, la espiral virtuosa de crecimiento se seguirá generando a partir del saber. Asistiremos a la revolución del conocimiento. Se lograrán nuevos hallazgos y se avanzará socialmente; entonces, la nueva situación permitirá avanzar aún más y crear más riqueza, una actividad fundamentalmente desarrollada por el sector productivo. Éste, sin embargo, tiene clara la necesidad de apostar por la generación de conocimientos con fondos públicos, como expresaban los presidentes de las 25 mayores empresas de EE UU en una carta abierta al Congreso que, entre otras cosas, decía: "Nuestro mensaje es simple. Nuestro sistema educativo y sus programas de investigación juegan un papel crítico y central en el avance de nuestro conocimiento... Sin el apoyo federal la industria americana dejará de tener acceso a tecnologías básicas... Por lo tanto, respetuosamente solicitamos que se mantenga el apoyo a un vibrante programa de investigación...".
Stephan Zweig explicó con enorme sencillez la relevancia de los empresarios en el progreso del mundo. Dijo una vez: "Las invenciones y descubrimientos decisivos se inician siempre con un estímulo intelectual o moral como fuerza motivadora, pero, normalmente, el ímpetu final a la acción humana lo ponen los impulsos materiales... Los mercaderes fueron la fuerza motriz tras los héroes de la edad de los descubrimientos; el primer impulso heroico de conquistar el mundo emanó de fuerzas muy mortales: en el principio, fueron las especias". Quizás, las especias hoy capaces de cambiar el mundo están representadas por el conocimiento.



Esclavos De La Ambición


Lo vemos a menudo a nuestro alrededor y, a veces, hasta lo padecemos nosotros mismos. Personajes que a toda costa, por encima de lo que sea y de quien sea, quieren sobresalir. De ellos ya hablaba Voltaire: «El furor de dominar es la más terrible entre todas las enfermedades del espíritu humano».

La ambición es, en nuestras latitudes, el equivalente a la esclavitud. El ambicioso es un esclavo. «El ambicioso es un esclavo de todo el mundo: -decía fray Benito Feijoo- del príncipe porque conceda empleo, del valido para que interceda, de los demás para que no estorben».

Una esclavitud que hace que el ambicioso prescinda de todo, sea lo que sea, que pase por encima de todo, sea lo que sea, con tal de conseguir asomar, siquiera la cabeza, por encima de los demás. En su obra «Máximas y pensamientos», el francés Chamfort escribió: «Existen individuos que sienten la necesidad de sobresalir y elevarse por encima de los demás a costa de lo que sea. Todo les es indiferente con tal de manifestarse ante sus semejantes: en el tablado del charlatán, en un teatro, en un trono o en un patíbulo, en cualquier parte se darán por satisfechos con tal de atraer las miradas».

Son el vivo retrato de aquella dama que cantaba la malograda cantante Cecilia. Y, en definitiva, nada. Satíricamente lo reflejaba así el escritor italiano Giusti en sus «Cartas»: “¡Cuántos por llegar a mandar han doblado el espinazo! No es ninguna maravilla que acaben corcovados y que el hábito de doblarse les haga inhábiles para realizar cosa derecha”. 

Hay entre nosotros muchos ambiciosos. Y en todos nosotros puede nacer la ambición. Importante será que sepamos limitarnos para llegar a ser alguien.

Porque, por el contrario, quien todo lo desea no quiere nada, en realidad, y nada consigue. Bien cierto es que nada podrá alcanzar quien no alargue el brazo, pero el que lo alarga demasiado se lo disloca.


Laicidad y laicismo

Filosofía
Laicidad y laicismo

Laicidad y laicismo son dos vocablos utilizados indistintamente por la mayoría de los laicos, y comprendidos como la separación de la Iglesia y el Estado. Aunque los dos vocablos tengan en el fondo la misma finalidad, sobre el plan académico cada uno tiene sus propios significados.
Laicidad, en sus comienzos llamada secularización,  representa en la actualidad un movimiento ciudadano que lucha por la separación del Estado de la  Iglesia Católica, en nuestro país. La Iglesia católica continua teniendo una gran influencia en las Instituciones del Estado, en los centros de enseñanza y goza de privilegios que no son compatibles con los principios de un estado democrático.
El Laicismo, o pensamiento laico, es un sistema de ideas que comenzaron a aparecer al mismo tiempo que las ideas del estado democrático. Para la construcción de la democracia era necesaria la laicidad, es decir separar las creencias y lo divino de lo que es lo laico y lo humano. Como la democracia se crea sobre la base de la igualdad de todos los ciudadanos y de sus libertades, es lo mismo que defiende el laicismo.
El laicismo es una ideología que no está en contra de las religiones siempre y cuando que no quieran imponerse a los Estados. La realidad es que la historia de la Iglesia y la de los Papas es una historia de poder terrenal y de influencia en los Estados europeos, y que el laicismo ha tenido que seguir y desarrollarse para la libertad de conciencia y la igualdad de todos los ciudadanos quedase a la voluntad de los altos eclesiásticos. Pero los enfrentamientos no han sido tanto por la doctrina cristiana que por las ambiciones terrenales de la Iglesia lo que ha producido los grandes problemas en las naciones y en las sociedades. Las derivas de la Iglesia católica han sido tan enormes, tan graves y perjudiciales a tantas personas que se puede decir que es la misma Iglesia la que abandonó el camino del cristianismo primitivo para convertirse en una potencia más terrenal entre las potencias terrenales de Europa.  Esto tampoco significa que el laicismo no reconozca a personajes de estos periodos con conductas de humildad y de caridad hacia el prójimo, pero estas personas hacia cada vez la diferencia del lujo, las riquezas, los metales preciosos y el fausto de la corte vaticana y de tantos otros palacios episcopales que llegaban a deslumbrar a los de los reyes y príncipes por su extraordinario fausto.
Para comprender la evolución de la humanidad y del pensamiento humano, es necesario presentar algunas etapas esenciales del desarrollo del hombre y de las sociedades, hasta el momento en el que el humano comienza a separar dos identidades distintas, la de las creencias y religiones y las propias a las posibilidades del hombre, que era de poder crear con toda independencia, sin la asistencia de Dios ni de sus representantes, sus propias normas humanas, políticas y morales.
Los primeros hombres, después de siglos de evolución de las especies simias, nace la especie humana. El hombre nace libre de su conciencia, sin ninguna influencia ni presiones otras que las de la naturaleza.
El pensamiento humano, desde los comienzos evoluciona, se adapta o se transforma según las exigencias de la naturaleza y las necesidades materiales y sus preocupaciones   existenciales. El testimonio de esta primera evolución son los objetos encontrados encontramos  en las búsquedas arqueológicas, armas y utensilios utilizados por estos primeros hombres, que si no hubiesen tenido la capacidad de pensamiento y de imaginación no hubiesen podido fabricarlos.
Henri Laborit, describe a los primeros hombres iguales a las otras especies animales, absorbidos  enteramente por la inmediata supervivencia y el aprovisionamiento de alimentos. Los primeros hombres vivían en “hordas”, pequeños grupos de humanos,  sin otras leyes que las de la naturaleza, y las normas de convivencia que ellos mismos decidieron. 
El pensamiento religioso aparece en la historia de la humanidad en todos los continentes entre los años 800 y 1200 antes de nuestra era según los cálculos de Karl Jaspers, al denomina periodo axial de la humanidad, tiempo en el que según él aparecen todas las ideas fundamentales de las religiones. No hay que considerar que el fenómeno religioso tiene las mismas significaciones en los diversos puntos del mundo. Las religiones son diferentes y adaptadas a las culturas ya existentes en la diversidad de los pueblos.
Las construcciones de las creencias y las religiones parecen ser una etapa necesaria a la evolución de la humanidad. La necesidad de conocer el comienzo del Cosmos y el comienzo del hombre y el significa de su existencia. Como los misterios que encierra el cosmos es imposible de descubrir por falta de conocimientos y medios, no le queda otro remedio que de construirlo con la imaginación.
Si los humanos tenían ya antes sus creencias, lo ignoramos. Algunos científicos creyentes avanzaron la hipótesis que el hombre nació religioso, es decir, que desde el principio tenían la idea de la existencia de Dios en sus conciencias. No existe ninguna prueba científica para afirmarlo, es más la expresión de un deseo que de una realidad. Lo más probable es, que durante siglos el hombre ha vivido sin dioses, y que cuando llegaron vendrían de la imaginación humana sirviendo de respuesta a las interrogaciones sobre misterios imposibles de comprender.
Las religiones, cada una a su manera dará una explicación a los comienzos del cosmos. La gran diferencia entre estas formas de explicación es manifiesta entre el mundo occidental y el Oriente.
Los dioses son el principio del cosmos, antes de ser dioses eran considerados como fuerzas misteriosas sobrenaturales incomprensibles al espíritu humano. Una vez transformadas en dioses y divinidades hacen de estas fuerzas identidades existentes en el mundo de los hombres. Ahora, ya conocidas e identificadas en sus individualidades se les puede respetar y venerarles con ritos y ofrendas para obtener su protección. Su historia quedará presente en el imaginario de cada pueblo y transmitida de una generación a otra oralmente, siglos antes de ser consignadas par escrito que son las que hoy conocemos. Las historias de los dioses, con sus hazañas y aventuras serán relatadas serán relatadas en leyendas y en los mitos. Las mitologías son diversas y las encontramos en muchos de los pueblos prehistóricos. Aunque los contenidos pueden ser diferentes, las estructuras son semejantes como lo atestan los estudios y análisis de una gran cantidad de mitos comparados.
Nuestro camino continuará por el estudio del pueblo griego, pues de la cultura y civilización de este pueblo son los comienzos de nuestra cultura y civilización occidental.
La mitología griega,  comienza por el principio que antes de la creación del Cosmos todo era obscuridad y caos. Del caos, surgen las divinidades creadoras responsables del orden cósmico. Cada elemento del Cosmos, tiene sus leyes y una función, que atribuida por los dioses, aseguran el orden y la armonía del funcionamiento cósmico.
Los dioses y las divinidades son antropomorfos, y también su carácter es igual al de los hombres. Al crear a los dioses semejantes a los hombres, es por utilizar la mejor referencia que conocen, la imagen del hombre. La diferencia que separa al hombre de los dioses griegos, es que son inmortales y poseen poderes sobrenaturales. Los dioses griegos comparados con el dios bíblico, es que el de la biblia es infinito, ya que no tuvo comienzo.
A los dioses se les asigna sus misiones para con los humanos. La misión principal será la de la protección de las ciudades, también habrá otras a las que se les puede implorar para ser ayudados relacionas con necesidades personales de la vida de los ciudadanos, siendo las más frecuentes el amor y la fertilidad.
El orden cósmico, procedente del caos primordial y de la acción de dioses, servirá de modelo en los primeros tiempos a la organización social y política de los gobiernos. La estructura funcional del cosmos en que cada elemento tiene una función indispensable para mantener el orden cósmico, este mismo principio será aplicado a la estructura social de los hombres. Cada individuo que nace, nace en una estructura social determinada para mantener el orden. La estructura de los hombres es piramidal y jerárquica. Unos nacen para mandar y gobernar, esos serán los reyes a los que todos los otros humanos les deben obediencia y respeto. Luego vendrá la casta de los guerreros con sus estructuras militares, su misión es la defensa de las fronteras del reino, la protección de los ciudadanos y la de los reyes. En último lugar, el pueblo llano o la plebe, predestinados al trabajo y la producción para el mantenimiento de todos. Este modelo perduro siglos en los reinos de las civilizaciones de la Antigüedad.
Pero para mantener el orden es necesario un superior o jefe. Esto es lo que ocurrió en el mundo de los dioses. Hesíodo, el poeta, nos relata las luchas entre los dioses por el poder superior divino. Zeus ganando las batallas es el dios superior de todas las divinidades. Dando lugar a una jerarquía divina por orden de importancia en las misiones atribuidas en la corte de los dioses.
Los mitos, son esos relatos de la existencia de los dioses, de sus vidas y pasiones, de sus relaciones con los hombres y de sus poderes sobrenaturales. A los relatos míticos de los dioses a veces se añaden la de algunos héroes por su bravura y valencia en las contiendas contra sus enemigos. Estos héroes pueden también devenir dioses si los hombres lo quieren.
La importancia de los mitos son los símbolos y las interpretaciones que los dan a los acontecimientos. La simbología de estos relatos ha despertado un interés por su estudio y análisis en los círculos universitarios. La simbología perdura en muchos de las situaciones actuales aunque las interpretaciones hayan cambiado.
Entre las personalidades que se han dedicado a su estudio está Freud, para la elaboración de su teoría psicoanalítica. Para Freud, la significación y los símbolos representan las estructuras primarias del pensamiento humano, pues es de los mitos que han comenzado las culturas de los pueblos. De estos estudios Freud percibe los secretos del inconsciente humano. Levi-Strauss vio en la estructura de los mitos el funcionamiento general del pensamiento humano. Tanto Freud como Levi-Strauss vienen a confirmar los mismo, que los mitos son una etapa de la evolución mental de los hombres. Del pensamiento mítico procederá  el pensamiento religioso y que al pensamiento mítico le sucede el pensamiento filosófico.  
Las construcciones mentales de las religiones son muy similares a las construcciones mentales míticas, tienen como  elementos los simbólicos y las significaciones de los rituales. En la misma Iglesia, Filón de Alejandría dijo que las secuencias de la biblia son interpretaciones alegóricas. Para San Agustín, vio en los símbolos un medio para penetrar en el pensamiento divino. Y si se analizan las herejías, son otras interpretaciones diferentes que hacen los hombres de los mismos textos religiosos.
El politeísmo de las primeras religiones, es comparable a la de la Iglesia católica con el número impresionante de vírgenes y de santos. Cada uno su función para cada remedio. A santa Lucio los ojos, a san Cristóbal los conductores y santa Cecilia la música…y así tantos otros para cada necesidad. La religión nos proporciona nuestro santo para cada necesidad terrenal. La protección, de una ciudad o pueblo la dejamos a un santo patrón y se nombra alcalde o alcaldesa a una virgen o santo nombrada por los concejales de un ayuntamiento.
También hay medallas oficiales para una virgen o un santo, cuando este o esta han cumplido  algo de extraordinario, entonces es el gobierno que por ley la designa por méritos en un acto oficial  y en presencia de las altas autoridades civiles y religiosas.
Añadir estos comentarios, es añadir un reflexión a una  situación actual  y hacer comprender que el laicismo es necesario para salir del obscurantismo protegido y mantenido por un gobierno que debería ser civil y laico.
La religión de los griegos, es una religión al servicio del Estado. Las autoridades civiles son los encargados de organizar los cultos, los sacrificios y ofrendas a los dioses. Los sacerdotes al servicio de los cultos son las autoridades del Estado las que las nombran por un periodo determinado según las tradiciones. Estado y religión son Uno pero en las manos del Estado.
Un cambio se producirá en las mentalidades de los griegos, cuando comienzan a dudar de la veracidad de los mitos. El pensamiento se racionaliza y buscan los griegos  las verdades en la observación directa de la naturaleza, sirviéndose de lo que ya conocen las matemáticas y la geometría. El pensamiento filosófico es  remplazado  por el pensamiento filosófico. Pensamiento que no niega la existencia de los dioses pero que los separa de lo que es lo humano y perteneciente al hombre.
El origen del pueblo griego.  En el principio de unos tiempos que se desconocen, grupos de hombres habitaban las islas y parte del continente del á siglos más tarde territorio griego. Del norte,  llegaron unos pueblos de origen indo-europeo que junto con los autóctonos constituirán el pueblo griego, y crearán la primera civilización griega: La civilización Micena.  Civilización que desaparece, sin que conozcamos las causas, en el año 1200 antes de nuestra era. Desde esta fecha se desconoce la historia de este pueblo. Es la llamada: Época obscura del pueblo griego”
El pueblo griego reaparece en la historia en el siglo VII antes de nuestra era. Una etapa de progreso comienza para la Humanidad. Los griegos de estos tiempos no creyendo en la veracidad de los mitos, abandonan ciertas tradiciones del pasado para consagrarse a la construcción del futuro.
Los primeros pueblos de Grecia, que conocemos de esa nueva época se debatían en medio de situaciones conflictivas y caóticas. Las relaciones entre los dirigentes y el pueblo eran una continua confrontación. Al interior mismo de las clases sociales, el entendimiento era imposible, cada uno defendía sus propios intereses y privilegios sin preocuparse del interés general de todos. Los gobiernos se sucedían entre tiranos y las clases aristocráticas. La justicia, dependía de los que la administraban, ya que las leyes escritas no existían.
 “Los mismos ciudadanos son los que quieren destruir nuestra gran ciudad, por su afán de riquezas, y los jefes del pueblo con sus injusticias y privilegios, preparan grandes  con su avaricia y desmesura. No saben frenar su rapacidad…se enriquecen dejándose llevar por actos injustos, sin ni siquiera respetan los bienes del Estado; cada uno por su lado roban y saquean.” Finley-Los primeros pueblos de Grecia.,
La ciudad era ingobernable y las reformas se hacían indispensables. Las reformas vendrán de los sietes sabios de Grecia. Ellos fueron los que trajeron al pueblo griego La Sabiduría”. La sabiduría, concepto utilizado en la Antigüedad, significando “el saber vivir en la felicidad”. La sabiduría del saber vivir engloba el conocimiento de sí mismo y los conocimientos del mundo. Para llegar a la sabiduría que los siete sabios de Grecia trajeron al pueblo eran necesarias la introducción de “Las virtudes cívicas”; principios éticos marcados por la prudencia, el equilibrio y la medida. La sabiduría griega es un concepto civil y laico, que hace referencia al humanismo. La Sabiduría de la Iglesia es la que hace referencia a los divino.
El primer pensamiento laico, racional, dirigido a la organización de la “Cité” es atribuido a los siete sabios de Grecia.” P.Nemo-Hist. de las ideas políticas-Puf.
Las virtudes ciudadanos son las normas que regirán las conductas civiles de los griegos, mientras que “la Piedad”, rigen las conductas para con los dioses. La piedad es el respeto de las leyes divinas y el respeto de las tradiciones. Sócrates fue condenado a muerte por el delito de impiedad, no aceptaba someterse ni a la tradición ni al culto a los dioses oficiales. Él tenía el suyo.
Muchos se han preguntado sobre la religiosidad de los griegos, la respuesta es difícil a dar, lo que sí es diferente entre la religiosidad de los griegos y la de los cristianos en que son conceptos muy diferentes en las mentalidades de entonces y la de nuestros tiempos.
Con las reformas emprendidas para organizar las ciudades, se produce un acontecimiento importante que es la separación de un poder civil y laico, de los conceptos e influencias de lo divino y lo religioso. Esta misma separación la hará siglos más tarde el mismo Jesús: “Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.
La democracia, otro de los grandes acontecimientos en la historia proviene también del pueblo griego, representado una ruptura total con los antiguos conceptos, al proclamar que todos los hombres son iguales contra l sistema de clases por nacimiento. La libertad total para los hombres no era todavía su momento. La igualdad era solo para los hombres libres, excluyendo las mujeres y los esclavos.
En un sistema, donde los hombres son iguales, el poder tenía que residir en el pueblo, haciendo de todos los hombres libres los responsables del gobierno.
La democracia solo duró unos años. Durante siglos, la democracia, fue un recuerdo de la Historia. Los caudillos de la guerra, los reyes y los emperadores retomaron de nuevo el poder y gobernaron. Los dioses continuaron su carrera  en el Imperio Romano y hasta la persona de los Emperadores se hicieron dioses.
La democracia y el laicismo nacieron juntos, y juntos tienen sus caminos, defienden idénticos valores y el mismo destino. Durante siglos quedaran en la penumbra de la historia en la espera que llegara su momento. El momento llegó y la lucha continua hasta conseguir los ideales de la democracia y del laicismo.
La llegada del cristianismo primero, luego fue la Iglesia la que llegó, convertida en una potencia más entre las potencias terrestres. Como el poder espiritual le parecía insuficiente reclama también el poder terrenal, incluyendo como derecho, documentos falsos que le daban la herencia del Imperio. Con la llegada de los Papas, el cristianismo declina en sus valores y en su doctrina. El lujo y la ambición del poder están por encima de los Evangelios. Durante siglos la Iglesia estuvo arraigada a la codicia de sus prelados sin que nada ni nadie pudiera impedirlo.
En el periodo medieval,  La Iglesia domina todo el continente europeo cristiano. El poder del Papado solo rivaliza  con el poder del Imperio. Las luchas y las intrigas entre el Papado y los reinos son frecuentes en los tiempos medievales, el Papa que no renuncia al poder terrenal desea hacerse con los territorios pertenecientes a los monarcas, y estos hacen alianzas para defender sus territorios  de la codicia papal. El Papa, cuando está en litigio con los reyes, en el nombre de Dios les excomulga a los que no se someten. Y, en medio de una  decadencia moral de las altas jerarquías religiosas, el pueblo llano sigue fiel y escucha a los predicadores. Era necesario convencerles de los pecados,  de dar tributos a la Iglesia y de poder comprar la salvación eterna con monedas. Todo era fácil de convencerles cuando los creyentes son analfabetos y supersticiosos. La ignorancia de los hombres siempre ha sido beneficio para las religiones.   
La gran parte de la historia del laicismo, se puede decir que comienza con el fin de la Edad Media y la llegada del Modernismo.
Otro de los problemas actuales es el multiculturalismo, que si se puede decir que es una riqueza cultural, tiene también sus peligros contra la democracia y los principios que la sustentan. Unos no quieren verlo y minimizan y otros lo utilizan y lo exageran. No se puede ignorar en los nuevos movimientos emigratorios han llegado movimientos islámicos radicales y conquistadores.
Estos son los grandes desafíos a los que tendrá que responder el Laicismo. Lo que presupone una preparación y una estrategia para el futuro, sin por tanto olvidar el pasado.


Idiosincrasia


La idiosincrasia es una característica de comportamiento, manera característica de pensar, sentir, actuar, rasgos y carácter propios o culturales, distintivos y peculiares de un individuo o un grupo, y es la palabra de origen griego ἰδιοσυγκρασία, que se define como temperamento particular.

La idiosincrasia identifica, por tanto, las similitudes de comportamiento en los aspectos culturales, en las costumbres sociales y en el desempeño profesional. El término tiene varios sentidos, depende de dónde se utiliza, y también se puede aplicar a los símbolos que significan algo para una persona en particular.

La idiosincrasia, en la medicina y en la fisiología, se refiere a cómo los médicos definían la enfermedad en el siglo XIX, es decir, cada enfermedad se relaciona con cada paciente, en lugar de evidencias como lo es actualmente. Era un tecnicismo que indicaba peculiaridad o particularidad individual.

En psiquiatría, el término idiosincrasia es una condición mental específica de un paciente, y en el psicoanálisis se utiliza para referirse a la forma como los individuos reaccionan, perciben y experimentan una situación común.

En economía, la idiosincrasia es parte de la teoría de la cartera o la teoría del portafolio, donde existen riesgos de cambios en los precios debido a circunstancias especiales en determinados casos.

En la religión, la idiosincrasia es el comportamiento extraño o diferente del usual en las personas, diferente de lo común.

La comedia de observación se basa en gran medida de la idiosincrasia, porque algunos detalles de la conducta de determinadas personas pueden ser muy divertidos.



domingo, 4 de febrero de 2018

Los Lugares Ocupados Del Saber


Los Lugares Ocupados Del Saber
Era la frase favorita de los mayores cuando querían convencernos de que aprendiésemos tal o cual cosa: «El saber no ocupa lugar», como si no ocupar lugar fuese sinónimo de algo sencillo de adquirir. Nunca es así: aprender siempre supone un esfuerzo, una ejercitación más o menos compleja, la catalogación de lo asimilado para que pueda volver a ser recuperado en cualquier momento.


Aprender es un camino que solemos emprender en compañía, todo, hasta lo más sencillo, lo más mecánico, lo hemos adquirido a través de un «otro». Un amigo, un padre, un maestro, un libro que alguien ha escrito. Por eso es tan importante acompañar esos aprendizajes de ilusión, y no de hastío, de cansancio o de obligación impuesta.

No, el saber que importa de verdad no ocupa lugar, nos satisface y nos emociona, nos hace comprendernos y conocernos mejor: la historia, las lenguas, las matemáticas, las artes todas, sólo nos enriquecen. No hay peligro de que ninguno de ellos reste, porque los otros saberes, los que no nos interesan, los que nos obligaban a memorizar, ésos se van descolgando sin necesidad de que nos esforcemos.

Uno de los momentos más mágicos del aprendizaje es el de la lectura. 

Personalmente no soy consciente de la emoción que pude sentir cuando por fin conseguí descifrar ese extraño código de los adultos, empeñados en dibujar signos unos junto a otros para contarse cosas, auténticos mensajes en clave, como si de la búsqueda de un tesoro se tratase. 

Y es que así es: leer es uno de los mayores tesoros con que contamos, aunque cada uno hayamos llegado a ello por caminos más o menos tortuosos, según el sistema pedagógico de nuestros enseñantes del momento. 

Y es que yo he tenido la inmensa suerte de revivir en diversas ocasiones esa magia del descubrimiento lector, esa clave misteriosa descifrada ahora para siempre, ese mundo adulto que ya no tiene llaves ni candados. 


No Abandonar La Lectura


Podemos creer que si vivimos en una sociedad lo suficientemente avanzada la cultura nos caerá encima, como una ducha, sin esfuerzo.

Al fin y al cabo, con Internet tenemos al alcance de la mano toda la información del mundo.

Sin embargo, la realidad es otra: no es una cuestión de disponibilidad del conocimiento, sino de capacidad independiente para encontrarlo y ser capaz de entenderlo de manera correcta.

Por eso las campañas de promoción de la lectura siguen siendo igual de importantes que antes, ya que una persona con las correctas habilidades lectoras será capaz, por sí sola, de convertirse en un ciudadano crítico e informado.

Por no mencionar que la leer es muy, pero que muy divertido.

Se anima y se busca a través de las nuevas tecnologías a esos lectores que todavía no lo son, esos potenciales devoradores de libros que bien pueden ser niños, pero también adultos que han dejado de leer o bien nunca han tenido la posibilidad de hacerlo.


¿Qué les parece? La verdad es que no podemos dejar toda la responsabilidad de conseguir nuevos lectores en manos de organizaciones y bibliotecas. El mejor difusor de la cultura es el más cercano, y por eso debemos dar ejemplo fomentando costumbres lectoras entre aquellos que nos rodean.

Entre Extraños


“Viajar es fatal para el prejuicio, la intolerancia y la estrechez de mente.  Una visión más amplia de las cosas no puede ser adquirida vegetando en una pequeña esquina del mundo durante toda la vida”

Teniendo la suerte de poder estar en constante movimiento, me doy cuenta que, debido a nuestra cultura, religión, sociedad, familia, amigos, medios, crecemos inmersos en una serie de ideas o prejuicios del que muchas veces no somos conscientes. Esto conlleva limitaciones en un montón de situaciones y nos estrecha la manera de percibir y vivir la vida. ¿Cuantas veces estamos en desacuerdo con algo simplemente porque así debe ser, porque nos dicen que así tiene que ser, porque todos los piensan o hacen, sin siquiera tomarnos un momento para buscar razones de peso que lo justifiquen?

Viajar nos enseña a abrirnos de corazón y mente si estamos dispuestos a ello. El llevar tanto tiempo fuera de casa me enseña todos los días cosas nuevas, sobre todo cosas sobre otras culturas, países y grupos de personas.

La vida nos va poniendo donde debemos estar, sobre todo cuando quiere que aprendamos cosas. Y así fue conmigo.

Desde que empecé mis viajes empecé a cruzarme con gente que viene de todas partes del mundo. También así empecé a crear ciertos prejuicios para con algunos grupos en particular. Muchas veces esta opinión estaba influenciada por quienes me rodeaban.

La vida me puso una y otra vez enfrente de estos seres y siempre tuve una idea negativa de ellos
.
Sí, también me puso enfrente de otros que hacían honor a mi prejuicio, pero de esos hay en todos lados y no tiene nada que ver con un solo país o cultura. 

Aprendí a primero acercarme, intentar conocer y luego opinar. Aprendí que es importante entender por qué esa persona es cómo es, por qué llegó a lo que llegó, por qué actúa de esa manera frente a la vida, por qué reacciona de cierta manera ante ciertas cosas para ya sea vernos reflejados o adquirir una nueva consciencia.

Sí, me tuve que tragar ese prejuicio y estoy feliz de haberlo hecho. Hoy puedo verlos con otros ojos. Puedo decir que el estar predispuesto a aceptar, conocer y entender nuevas culturas, a salir de la burbuja o de la caja en la que nos encerramos gracias la sociedad en la que vivimos, me dio la ventaja y el regalo de conocer grandes personas.

Como siempre, estoy agradecido a la vida y al universo y toda esa energía positiva que siempre me rodea y me permite crecer y mejorar. Gracias por brindarme la posibilidad de seguir conociendo hermosas personas y de seguir cosechando grandes amistades más allá de las fronteras.


Abramos la mente, terminemos con los prejuicios, conozcamos el mundo y sus diversas culturas, y tal vez podamos llegar a vivir mucho mejor, todos.

Actitud Positiva


La actitud mental positiva es la responsable de la motivación y la ilusión en nuestro día a día. Vivir con ilusión se trata más bien de poner los pies en el suelo y aprender a valorar más todo lo que nos rodea.

Cada persona puede definir a la ilusión según su propia idea y experiencia, pero se puede decir que en general es un comportamiento que abarca varios pasos: creer en los sueños, sentirse capaz para diseñarlos, emprender acciones para convertirlos en realidad, ser perseverante para conseguirlos, tener esperanza y confianza en nosotros mismos para lograrlos a pesar de la incertidumbre y de la adversidad, y todo ello con ganas y alegría.

Una de las formas que tenemos de entender la ilusión es como un propulsor que nos da fuerza, que nos pone en marcha, que nos impulsa, que nos da ánimo para ir hacia adelante, que nos da energía.

¿CÓMO LOGRARLA?
»» Procura una actitud mental positiva, ser optimista.
»» Aprende a centrar la atención en una sola cosa, aquella que te interese más.
»» Empieza por valorar las pequeñas cosas, así aprenderás a valorar la vida.
»» Si encuentras tu vida monótona y aburrida, haz cosas nuevas; quizás te motive conocer nuevas personas fuera de tu círculo de amistades, programar algún viaje, una salida a la montaña, o simplemente cambiar de actitud y plantearte qué tal te iría si empezaras a ver la vida con ojos de niño.

»» Cree en tus sueños, cree que mereces alcanzarlos y enfócate en ellos. Plantéate pequeñas metas y trata de cumplirlas a pesar de miedo, esto te irá motivando a avanzar siempre. Alégrate de cada progreso y esto te hará sentir que te superas y que asumes las riendas de tu vida.

»» Vuelve a sorprenderte de las cosas. En el caso de que nada absolutamente nada te cause sorpresa, intenta sorprender e ilusionar a los demás, al ver la alegría de otros te contagiarás.

»» Cambia la interpretación que haces de las situaciones de tu vida. 

Cuestiónate tu forma de verlas, busca la racionalidad de tu pensamiento. Las situaciones que consideras negativas están ahí para que aprendas algo de ti mismo.



Eres Mucho Más Que Eso

Tantas imágenes en Instagram, Facebook, y en cualquier plataforma social que encontremos, vemos constantemente casos de “éxito” cuando alguna persona logra bajar cinco, once o mil kilos y ahora es un palitroque, un modelo fitness o la tonificación hecha persona.

Muchas veces el “éxito” no tiene absolutamente nada que ver con el número que existe en la balanza, o con la cifra que muestra la cinta de medir, o la pinza del nutricionista que mide los pliegues. Amigos, si así lo piensan entonces no sé si van por el mejor camino.

Lo digo porque estuve mucho tiempo (y aún caigo en ello de vez en cuando) intentando buscar el “éxito” en ese cuerpo que me muestran las fotos, y no hablo exclusivamente de las revistas de moda que muestran a modelos esqueléticas u hombres musculosos, hablo también de los cuerpos de mujeres increíblemente tonificados y musculosos, de hombres delgados, de cuerpos con curvas y así, de todos. Quise ser muy delgado, quise también tener un six pack en mi abdomen, quise tener un trasero parado y pechugas de buen tamaño, quise tener bíceps y trapecios marcados, y también quise “ser eso” (¿qué es eso?). Siempre con la idea en la cabeza de que “si, cuando logre tener este cuerpo o me logre ver de esta forma, voy a estar feliz”.

En la búsqueda por este éxito entendí aquello que creo algunos aún no entienden. Entendí que ese éxito no existe. Al menos no de esa forma superficial. Uno no puede basar su felicidad y satisfacción en algo tan banal como la forma en que se ve nuestro cuerpo. Simplemente no se puede.

El verdadero éxito” lo encontramos cuando logramos hacer algo que antes nos costaba tanto y lo pensábamos imposible, en cualquier ámbito. La verdadera felicidad la encontramos cuando, por ejemplo, la pasamos bien entrenando, cuando logramos levantar un kilo más que antes, cuando logramos terminar alguna tarea o trabajo, cuando podemos lograr llevarle el ritmo a nuestros hijos y no morir en el intento. Entendí que el éxito propio, no dependía de cómo se iba a ver nuestro cuerpo, sino de lo que era capaz de hacer y aguantar, que en este caso la forma no sigue al fin.

Entendí que quizás para alguien, su éxito es lograr que sus piernas no sean tan débiles, independiente de cómo se vean, o quizás sea lograr terminar algo que decidió empezar. Es poder llegar a la casa y saber que no nos falta nada, y así el éxito o felicidad de otras personas probablemente lo logren con otras cosas o sucesos.

¿A qué voy con toda esta cháchara motivacional? A que nos aceptemos por quienes somos y no intentemos cambiarnos, nuestros cuerpos nunca nos van a definir, sino nuestras acciones y actitudes frente a la vida y al día a día. Los pequeños logros diarios son los que hacen que todo sea más entretenido.


Muchas veces eso es algo que se nos olvida constantemente, y casi que tenemos que ponernos un recordatorio en el celular para no caer en lo banal.

El Mundo Sin Nosotros


La verdad es, que toda la vida, incluso ahora un poco, sigo pensando que todos somos especiales, todos tenemos algo que ofrecer a este mundo, que sin nosotros y nuestras "genialidades", estaría vacío.

Recientes acontecimientos, me han demostrado que en el fondo, o no tanto, no somos especiales, somos uno más. Nuestras historias son muy parecidas, nos pasan cosas similares a gente muy similar, aunque no igual.

No eres especial. No eres un bonito y único copo de nieve, eres la misma materia orgánica en descomposición que todo lo demás [que es realmente lo que somos]. Todos somos parte del mismo montón de estiércol...

Todos somos especiales, no? Y por qué casi nadie acaba haciendo cosas especiales? Todo el mundo espera conocer a alguien de su sexo opuesto, o no, y formar una familia, cada una a su manera, ninguna es igual, aunque la mayoría se parecen. Todos queremos acabar haciendo eso al fin y al cabo. Pero en algún lugar de ese tránsito desde la juventud hasta que formas tu familia has de perder tu ser especial; ese que clama por luchar, por revelarse contra la sociedad, por sobresalir ante el rebaño y por cambiar el jodido mundo. Y si perdemos ese espíritu, estamos embromados.

La única forma que yo conozco de vivir es ser diferente al resto, no parecerme a la manada. Si fuera uno más, no lo consideraría vida. No hay nada peor que ser vulgar, común. En el fondo seguro que me parezco a mucha gente, pero bueno, al fin y al cabo soy muy diferente al resto.

Sólo se puede vivir intentando cambiarlo todo, aunque no se consiga nada, porque es difícil hacerlo está claro, pero nadie dijo que fuera a ser fácil la vida, ni es fácil hacer cambiar algo que lleva mucho tiempo siendo algo homogéneo, sin mucha gente que despunte, sin mucho "raro" que sobresalga, y a ese grupo, es al que humildemente, me quiero parecer. Quiero ser marginal...

Quiero ser especial y cada día me doy cuenta que eso es más difícil. Cada día me doy cuenta que no somos especiales, somos uno más, cada uno con nuestras cosas, pero al fin y al cabo...

Sol y Luna. Mis dos personalidades. Mi cara optimista y mi cara pesimista. Siempre enfrentadas.

Hoy es un día más. Cada día me doy cuenta de que las celebraciones no valen de mucho. Aunque mi otra parte piensa que es importante seguir viviendo y es importante celebrarlo. Pero al fin y al cabo me quedo con que no me vale de mucho en la vida. 

Y sólo cuando no lo tenga, como todo en la vida, me daré cuenta de lo que significaba y lo empezaré a valorar...