La verdad es, que
toda la vida, incluso ahora un poco, sigo pensando que todos somos especiales,
todos tenemos algo que ofrecer a este mundo, que sin nosotros y nuestras
"genialidades", estaría vacío.
Recientes
acontecimientos, me han demostrado que en el fondo, o no tanto, no somos
especiales, somos uno más. Nuestras historias son muy parecidas, nos pasan
cosas similares a gente muy similar, aunque no igual.
No eres especial.
No eres un bonito y único copo de nieve, eres la misma materia orgánica en
descomposición que todo lo demás [que es realmente lo que somos]. Todos somos
parte del mismo montón de estiércol...
Todos somos
especiales, no? Y por qué casi nadie acaba haciendo cosas especiales? Todo el
mundo espera conocer a alguien de su sexo opuesto, o no, y formar una familia,
cada una a su manera, ninguna es igual, aunque la mayoría se parecen. Todos
queremos acabar haciendo eso al fin y al cabo. Pero en algún lugar de ese
tránsito desde la juventud hasta que formas tu familia has de perder tu ser
especial; ese que clama por luchar, por revelarse contra la sociedad, por
sobresalir ante el rebaño y por cambiar el jodido mundo. Y si perdemos ese
espíritu, estamos embromados.
La única forma que yo
conozco de vivir es ser diferente al resto, no parecerme a la manada. Si fuera
uno más, no lo consideraría vida. No hay nada peor que ser vulgar, común. En el
fondo seguro que me parezco a mucha gente, pero bueno, al fin y al cabo soy muy
diferente al resto.
Sólo se puede vivir
intentando cambiarlo todo, aunque no se consiga nada, porque es difícil hacerlo
está claro, pero nadie dijo que fuera a ser fácil la vida, ni es fácil hacer
cambiar algo que lleva mucho tiempo siendo algo homogéneo, sin mucha gente que
despunte, sin mucho "raro" que sobresalga, y a ese grupo, es al que
humildemente, me quiero parecer. Quiero ser marginal...
Quiero ser especial
y cada día me doy cuenta que eso es más difícil. Cada día me doy cuenta que no
somos especiales, somos uno más, cada uno con nuestras cosas, pero al fin y al
cabo...
Sol y Luna. Mis dos
personalidades. Mi cara optimista y mi cara pesimista. Siempre enfrentadas.
Hoy es un día más.
Cada día me doy cuenta de que las celebraciones no valen de mucho. Aunque mi
otra parte piensa que es importante seguir viviendo y es importante celebrarlo.
Pero al fin y al cabo me quedo con que no me vale de mucho en la vida.
Y sólo cuando
no lo tenga, como todo en la vida, me daré cuenta de lo que significaba y lo
empezaré a valorar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario