Todo depende de lo que pensemos! Es frecuente decir “estoy
cansado, no puedo aguantar más” e inmediatamente después tener ganas de
echarnos a dormir tres
días seguidos. No olvides
que el cuerpo y el cerebro trabajan para complacerte, y especialmente el
primero tiende a hacerlo a corto plazo.
Sin embargo, también
pueden llegar a ser una especie de genio de la lámpara que obedece sin
protestar los deseos de su amo.
A diferencia de lo que creemos, no es la mente la que
nos dice lo que tenemos que hacer o cómo debemos sentirnos… ¡Sino todo lo
contrario! Somos los responsables de cómo nos sentimos. No podemos echar la
culpa al entorno, a los políticos, a la economía o a nuestro jefe… todo reside
en nuestro interior. Claro que siempre es mucho más fácil buscar el responsable
en el otro o en algo ajeno.
De esta manera no tenemos la posibilidad de aprender, cambiar y mejorar.
Las maratones son una de las pruebas de resistencia que más
demandan de nuestro físico, pero también de nuestra mente.
Además de requerir
una buena preparación física también demandan un entrenamiento mental. ¿Por
qué? Porque en el preciso momento en que el cuerpo no puede más es el
cerebro el que ayuda a seguir adelante… aunque después el dolor sea tan grande
que no haya calmante que pueda atenuarlo.
Sin necesidad de convertirte en maratoniano para probar esta
teoría, piensa en las veces en que estabas a punto de caer vencido por el
sueño, el cansancio o el tedio de la rutina y dijiste “puedo seguir”, “estoy bien” o “lo
terminaré”. Es probable que en ese momento consiguieras un plus de energía -que
no salió de una taza de café- para continuar con tus tareas y luego caer
extenuado en la cama para dormir varias horas seguidas.
Las maratones son una de las pruebas de resistencia que más
demandan de nuestro físico, pero también de nuestra mente. Además de requerir
una buena preparación física también demandan un entrenamiento mental. ¿Por
qué? Porque en el preciso momento en que el cuerpo no puede más es el cerebro
el que ayuda a seguir adelante… aunque después el dolor sea tan grande que no
haya calmante que pueda atenuarlo.
Tampoco se trata de ser la persona más positiva del mundo y
andar por la vida buscando el medio vaso lleno de cada situación, sino de saber
que hay pensamientos que nos ayudan y otros que nos perjudican. Deja
de prestar atención a lo irrelevante y céntrate en lo que realmente importa. Si
las cosas rondan mucho por tu cabeza, tómate el tiempo para resolverlas y pasar
a la siguiente tarea.
Si no puedes dormir porque tu mente es un torbellino de
ideas, ten un pequeño cuaderno en la mesita de noche y aprovecha ese aluvión
de creatividad para solucionar algunos de tus problemas. No malgastes tu energía en “rumiar” las cosas malas que te ocurren. Mejor
aprovecha tu tiempo y tus recursos para encontrar una solución a los problemas.
Recuerda que no todo tiene por qué ser racional… ¡permite un
poco de improvisación en tu vida! Si bien hay cosas basadas en la lógica,
existen otras (muchas) que están más ligadas a las emociones, sensaciones e
intuiciones.
Aprende a vivir con incertidumbre, aunque sea en una mínima dosis. Toma decisiones que
también requieran ciertos riesgos y considera los errores como parte de las reglas del juego. Evita las auto
presiones y acepta que eres imperfecto… eso disminuirá tus niveles de temor y
ansiedad y como consecuencia, tus equivocaciones.
“Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de
ella”
-Marco Aurelio-
No hay comentarios:
Publicar un comentario