El Concilio Vaticano II declaró lo siguiente acerca de la infalibilidad
papal:
"La infalibilidad, sin embargo, con la que el divino
redentor quiso dotar a su
Iglesia al
definir doctrinas pertenecientes a la fe y la moral, es co-extensiva con el
depósito de revelación, que debe ser religiosamente guardado y lealmente y
valientemente expuesto.
El
Pontífice Romano, cabeza del colegio de obispos, disfruta
de esta infalibilidad en virtud de su oficio, cuando, como supremo
pastor y maestro de todos los fieles -- quien confirma a
sus hermanos en la fe (cf. Lk. 22:32) -- proclama en una decisión
absoluta una doctrina perteneciente a la fe y la moral" (Vol.
1, p. 380).
"Creemos en la infalibilidad de la
que disfruta el Sucesor de Pedro cuando habla ex cátedra como pastor
y maestro de todos los fieles, infalibilidad de
la cual disfruta además todo el Episcopado cuando ejerce con él el supremo
magisterio" (Vol. 2, p. 392).
"Esta leal sumisión de la voluntad y del intelecto debe
rendirse, en manera especial, a la auténtica
autoridad para la enseñanza que tiene el Pontífice Romano, aun cuando él no
hable ex cathedra de
forma tal, de hecho, que su suprema autoridad
magisterial sea
reconocida con respeto, y que uno sinceramente se adhiera a las decisiones
hechas por
él en
conformidad con su manifiesto pensamiento e intención..." (Vol. 1, p.
379).
Para el Católico Roman, declaración "ex cátedra"
(En Latín: desde
el estrado) son tan infalibles como la Biblia. Aunque
son raras, las siguientes son tres aseveraciones "ex cátedra" o
declaraciones "infalibles" del Catolicismo Romano, colocadas
juntamente con la autoridad de la Biblia:
EX CÁTEDRA
"Hay sólo una Iglesia universal de los fieles, fuera
de la cual nadie se puede salvar" (Popa Inocencio III,
Cuarto Concilio Luterano, 1215.)
"Declaramos, decimos, definimos, y pronunciamos que
es absolutamente necesario para la salvación de cada criatura humana sujetarse
al Pontífice Romano" (Papa
Bonifacio VIII, el Toro Unam
Sanctam, 1302.)
"La Santa Iglesia Católica] firmemente cree, profesa y
enseña que los
que no están dentro de la Iglesia Católica, no sólo los Paganos, sino los
Judíos, herejes y cismáticos, ninguno podrá tener vida eterna nunca, pero irán
al fuego eterno 'preparado para el diablo, y sus ángeles' (Mt. xxv. 41), a
menos que antes del fin de sus vidas hayan entrado a esta Iglesia; también
que la unidad del cuerpo Eclesiástico es tal, que los Sacramentos de la
Iglesia, Sacramentos se ofrecen sólo para aquellos pertenecientes a esta
Iglesia, y que los ayunos, dar limosna, y otras obras de piedad que ocupan un
lugar en el combate Cristiano, son sólo productivas para la recompensas eterna
en ella; más aún, que
nadie, no importa los dar limosna que haya hecho, aunque derramara su sangre
por la causa de Cristo, podrá
salvarse, a menos que habite en el seno y la unidad de la Iglesia Católica"
(Mansi, Concilia, xxxi, 1739.) Pope Eugene IV (Popa Eugenio IV), The Bull (El
Toro) Cantate Domino, 1441.
Creer en la infalibilidad papal es creer que SOLO los
Católicos Romanos pueden salvarse, porque sólo ellos se someten al Papa. ¡Es,
por lo tanto, imposible para un Católico informado, salvarse o permanecer salvo,
si conoce las declaraciones Católico Romanas antes mencionadas y todavía
continúa creyendo en la infalibilidad papal!
Esto es así, porque la salvación
se centra alrededor de la exclusiva confianza en la persona y obra redentora de
Jesucristo y sólo en El. En otras palabras, el 100% de nuestra confianza para
la salvación de nuestras almas DEBE depositarse sólo en Jesucristo, en lugar de
confiar en una denominación o en la sumisión a ningún líder espiritual,
¡incluyendo al Papa! Ya que este es el mensaje Bíblico y las afirmaciones
Católicas "ex cátedra" lo contradicen, entonces, ¡la
creencia en la infalibilidad papal debe ser rechazada en aras de nuestra
salvación! De
hecho, las tres declaraciones ex cátedra antes citadas son claramente
"otro evangelio" (Gal. 1:8,9).
A lo largo de las Escrituras, se nos advierte con frecuencia
de los falsos profetas y falsos líderes espirituales (Mt. 7:15; 24:11; Rom.
16:18; 2 Cor. 11:13; Ef. 4:14; 1 Tim. 4:2; 2 Tim. 3:13; 4:3; Tit. 1:10, 2 Jn.
7; 1 Jn. 4:1; etc.). ¿Qué puede uno concluir, excepto que lo que todos esos
Papas han dicho en cuanto a la salvación tiene que ser rotundamente rechazado,
no sólo como un error, sino como un error mortal --
aún "condenable
herejía" (2
Pe. 2:1)!
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