Cuando nos minimizamos o nos ponemos por debajo de los
demás, lo único que hacemos es desviarnos de nuestra plenitud como personas.
Cuando te elogian y no te lo crees, cuando no tienes criterio propio y
antepones las frases de otros delante de tu discurso, cuando crees que los
demás siempre hablan o se ríen de ti, cuando tu lenguaje interno te lleva por los caminos de la
desvalorización, o cuando te dejas de lado y respondes a las necesidades de
otros primero, déjame decirte que vas justo por el camino de la subestimación.
Ahora bien, si el juego es a la inversa, si ocurre que en
vez de subestimarte, subestimas a los demás, sin menospreciar la opinión, actos
y decisiones de otros te parece algo normal, si crees que tu experiencia de
vida está por encima de lo que otros han tenido que enfrentar, creo que el
problema aquí se agudiza mucho más y la salida a este comportamiento es difícil
de vislumbrar.
Cuando la dificultad es a lo interno es mucho más fácil de
resolver, lo único que necesitas es tomar conciencia de este fallo que haces
contra ti y modificarlo, observando los pensamientos que utilizas en tu contra
para cambiar el enfoque de tu mente y abriéndote a las posibilidades de la vida
para hacer de la estima parte de tu amor propio. Pero si juzgar a los demás y criticar lo
conviertes en un lugar común, al mismo tiempo te vas convirtiendo en una
persona tóxica, de esas con las que nadie quiere conversar y de las que se suele
huir porque siempre desprecian lo que otros dicen o hacen.
Puede que tu perfeccionismo excesivo te haya llevado a la
desestimación como una actitud recurrente, puede que haberte criado en un hogar
donde la crítica fue la constante te haya conducido hacia el menosprecio y a
criticar como algo totalmente normal, puede que sentirte superior sea la
otra cara de la misma moneda de la baja autoestima que no reconoces, y
colocándote en el pedestal de superioridad solo le pongas una cortina de humo
al poco amor que te tienes y haces del autoengaño una salida fácil para no
asumir tus falencias y carencias.
Subestimarte o subestimar a los demás es una actitud que
siempre hablará de tu poco amor, y por supuesto será más fácil reivindicarte
contigo mismo que hacerlo con el resto, porque aunque la reconciliación
personal pareciera un camino difícil de transitar, mejorar tu relación contigo
siempre será la vía más indicada y fértil para reconciliarte con la vida
entera.
Las personas que están trabajando en sí mismas no están
pendientes si los demás lo hacen mejor, no mides tu crecimiento propio con
alguien más, no verificas si tu espiritualidad es mejor que la de otros, comprendes
que ese crecimiento es algo muy personal y que cada quien lo vive a su manera, no
subestimas la forma cómo la gente ve la vida por muy distinta que sea a tu
perspectiva, no alardeas de lo que has logrado ni te pones por debajo de las
personas que han hecho un largo caminar hasta alcanzar la plenitud.
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